lunes, 2 de julio de 2012

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Páez Varela - ¡Viva el PRI! (O, muerto el niño, lanzamos tres para ver si flotan)

Tomo un pico y una pala y escarbo en el subconsciente de los mexicanos; voy a sus tradiciones, exploro sus fetiches. Busco una explicación que se acomode. Y las escenas son bizarras: 

Es el barrio completo sentado junto al Robachicos, quien ha prometido no volver a desaparecer niños en su costal de ixtle y ha ofrecido, desde ahora, brindarles protección. 

Es el pueblo lanzando cuetes en una fiesta al Chupacabras. Lo celebra como a un hijo pródigo y para agradecer su regreso, le pone una vaca viva que despedaza y succiona hasta dejarla blanca. 

Es La Llorona leyéndole un cuento lindo a la bebé para inducirle el sueño. 

Es un padre de familia que, orgulloso, le entrega su hija a la Santa Muerte y en lugar de boda, ofrece un funeral adelantado para todo el vecindario. 

Qué pueblo más extraño somos. 

No me extrañará que en la Plaza de las Tres Culturas levantemos un monumento a Gustavo Díaz Ordaz. 

Muerto el niño, empujamos a otros tres para ver si flotan. Y no flotan. Y no tapamos el pozo. 
*** 
Historia de estos días: Que el 1 de diciembre de 2012, el PRI regresa a Los Pinos. Que apaleados por dos gobiernos consecutivos del PAN, los mexicanos –sobre todos los menos informados y (o por lo tanto) los más manipulables– se han lanzado a las manos de un verdugo que, seguro, no recuerdan. Que hay miles de desaparecidos por una guerra de menos de seis años que muchos dijeron (dijimos) que era una estupidez. Que hay 60 mil o más muertos. Que hay decenas de miles de desplazados. Que hay un daño incalculable y pocas esperanzas de que paguen el o los culpables. Que una cantidad importante de mexicanos, asustados como ratoncillos, han brincado al platón del gato pensando que encontrarán refugio. Ahora que lo pienso bien, no dudo que haya sido el PRI, por medio de sus múltiples tentáculos, el que convenció a Felipe Calderón que lanzara la guerra-sin-sentido. La guerra que fue la tumba del PAN; la guerra que fue un suicido colectivo. 
*** 
Buscando el contexto de una socorrida frase de Albert Camus (“la estupidez insiste”), di con otra de Pío Baroja: “A una colectividad se le engaña siempre mejor que a un hombre”. Pinche antisemita, Baroja. Pero tenía razón. 
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A juntar los huesos. Me salta un versículo que viene de uno de los textos más hermosos, en Ezequiel 37: “Huesos secos, oíd la palabra del Señor”. Confío en que de estos huesos secos del 2012 salgan carne y tendones para enfrentar el México que se nos viene. 
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En días pasados tuve que lidiar con los optimistas. “No son tan peores como crees”, decían. Son más insoportables que los pesimistas, y me explico: los optimistas ven la tempestad y no se hincan: piensan en las flores que vendrán después, aunque ellos no las vean. 
*** 
Las televisoras llevaron a Enrique Peña Nieto al poder pero no debe agradecerles, sino pagarles. Ya cobraron una parte y cobrarán otra cuando venga la hora. Pero a quien sí debe agradecer, es a los gobernadores. Chulada de máiz pinto, los virreyes. Su resistencia heroica a la modernización del sistema político mexicano, su perseverancia y tesón devolvió el poder al PRI. Qué proeza. Ya quisiera China darse una lavada de cara tan barata: en doce años, es “el nuevo PRI”. Ya lo quisiera Rusia, que perdió las repúblicas que se anexó a la mala en su proceso de adaptación a la modernidad. Los gobernadores del PRI restauraron el viejo sistema; la propaganda maquilló lo viejo y lo podrido. Y ya están aquí, de regreso. Tampoco me sorprenderá que duren en el poder hasta el día de mi muerte, y que el último grito que escuche sea: ¡Viva el PRI!

Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/02-07-2012/7898. Si está pensando en usarlo, debe considerar que está protegido por la Ley. Si lo cita, diga la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. SINEMBARGO.MX

Lydia C acho - Imposición y revolución

Ver el video del presidente del PRI, Pedro Joaquín Coldwell, colándose en la fila de la casilla especial de la sección 4616 en la que un centenar de personas esperaban de manera ordenada, desató la ira de la mayoría. Los gritos de “Corruptos, corruptos” recibieron la respuesta de una minoría que coreaba “Presidente, presidente”. El argumento de quienes lo defendieron fue que en las casillas especiales se estaban acabando las boletas y que es una persona importante. Varias cosas resultaron notables: que las y los funcionarios de casilla hayan permitido que el político se colara, que a pesar de los gritos él siguiera sonriente posando para las cámaras y al salir dijera que las elecciones funcionaban con normalidad. Y sí para muchos priístas y ex gobernadores que creen ser dueños del país romper las reglas es normal, y siempre habrá quien les justifique. 

Por distintas razones toda la sociedad añoraba que llegara hoy. El 2 de julio significa el principio del fin de un desgaste social que sólo nos dejan las elecciones y por experiencia de las últimas, desde el fraude de 1988, producto de la “caída del sistema” operada por el PRI, la sociedad se politiza y se involucra más en los procesos electorales y paralelamente se muestra más iracunda, rabiosa, irascible y polarizada. Hubo dos tipos de votantes ayer domingo: quienes votaron de manera informada, responsable y autónoma pese a posibles presiones de algún partido, y quienes votaron para avalar y mantener esa cáustica y persistente corrupción que no ha permitido que el país avance. Sabemos que ningún partido se salvó de las trampas previas, de las triquiñuelas, compras de voto y acarreos; ninguno. 

Leo la consigna que dice “si hay imposición, habrá revolución” y espero que quienes la repiten se refieran a una revolución de ideas, de conciencia cívica, de fortaleza ética; porque dada la forma en que funciona ya el sistema electoral y con los candados y equilibrios al interior del IFE, la única imposición posible del candidato del PRI sería la producida por una mayoría de votos, por menor que esta sea. Todos sabían que un fraude cupular resultaría imposible, que lo que hacía falta era una estrategia puntual para construir durante meses un rosario de corruptas alianzas civiles; un escenario que permitiera que fuese una parte de la sociedad la que se hiciera fraude a sí misma al vender su voto por asegurar un trabajo en las burocracias estatales, aceptar dinero o participar en las pirámides de electores (consigue 10 votantes y te damos un bono). 

Más allá de las connotaciones violentas de esa consigna, que afortunadamente no es más que una potente frase, resulta emocionante darnos cuenta de que una buena parte de la sociedad joven defiende su voto y sus ideas políticas como hace mucho no lo hacía. Porque más allá de las pasiones ideológicas de cada quien, lo que este domingo sucedió fue vital para el país; rompió con la manida frase de que a nadie le importa ya lo que hagan las y los políticos. Nos importa más que nunca. Pero sobre todo la gran lección es que a la sociedad le importa lo que puede hacer unida. Esto fueron sólo elecciones; la democracia la seguiremos construyendo y defendiendo gane quien gane, esa será la verdadera revolución. 


Leído en http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/imposicion-y-revolucion

Camarena - 16 cosas que hay que pedirle a Peña Nieto



Ganó Enrique Peña Nieto, en buena medida por la campaña que hizo, la disciplina en las filas del tricolor, la movilización (que todos los partidos hacen) de votantes, la complicidad de algunos medios de comunicación, la capacidad del candidato y de su equipo para corregir en momentos clave (no sólo de los últimos tres meses) y, sin lugar a dudas, por haberse convertido en el líder-puente entre dos generaciones de priistas, los dinámicos tecnócratas y los lerdos priistas tradicionales. Habrá un festejo. Y quejas. Tras eso, podría atender algunas peticiones. Algunas como éstas.

1) Que en los festejos, pero sobre todo en lo que siga no quepan los Mario Marín, Ulises Ruiz, Humberto Moreira o Arturo Montiel.

2) Que sea promotor efectivo, no retórico, de que se aclaren las irregularidades que sean denunciadas. Pocas, muchas, aisladas, focalizadas, escandalosas, sofisticadas, rupestres, novedosas, vulgares, las que sean. No hay mancha menor. Sobre todo, que busque que se revise lo ocurrido en lugares donde su partido es gobierno, en territorios donde nunca ha habido alternancia.

3) Que a la brevedad ponga una hoja de ruta a su Manifiesto por una presidencia democrática.

4) Que el tono mesurado de Luis Videgaray en debates y entrevistas sea el que se imponga como norma y no el desdeñoso que de vez en vez se escapaba a otros de sus compañeros del CEN del PRI (¿Remember la Ibero?).

5) Que no caiga en la tentación de pensar que no necesitará a la fortalecida izquierda para sacar adelante reformas. Con el PAN no le basta. Y el otro ganador de la jornada es el Movimiento Progresista.

6) Que no olvide que, para bien, México no es su Edomex.

7) Que recuerde todo lo que aprendió en esta campaña de la prensa crítica y de las críticas de la prensa.

8) Que de los cientos de actos de campaña que tuvo, tenga presente la agenda que le planteó el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. La búsqueda de justicia para las víctimas no ha hecho sino comenzar.

9) Que así como disfrutaba de las masas en los mítines, impida que lo aíslen de quienes piensan diferente e incluso de quienes tienen ideas contrarias.

10) Que ante las críticas que comenzará a escuchar, erradique esa respuesta automática a la que tantas veces recurría en la campaña, esa que buscaba explicar el cuestionamiento como “una agenda de nuestros contrincantes”.

11) Que recuerde que sí le toca saber, de primera mano, el costo de un kilo de tortillas, por ejemplo. Es decir, los precios que pagan los más que ganan lo menos.

12) Que no juegue al “espejito, espejito” con medios de comunicación.

13) Que sume a su admiración por López Mateos, alguna lectura sobre la presidencia de Lázaro Cárdenas.

14) Que pague lo que le cuesta el PVEM, pero que tenga claro que son, fueron, y serán aliados que traen más pérdida que ganancia.

15) Que repiense su resistencia a la reelección legislativa.

16) Que trabaje para que antes de diciembre su partido, junto con otros, hayan retomado en serio reformas pendientes en el Congreso.

Leído en http://www.razon.com.mx/spip.php?page=columnista&id_article=128586

Riva Palacio - El dilema de la restauración


En la víspera de la elección presidencial, sobre el espejo de la prensa extranjera reflejando las angustias mexicanas, la creencia era que si Enrique Peña Nieto ganaba la Presidencia, vendría la restauración del viejo régimen en su etapa más putrefacta, la del autoritarismo, la corrupción, la impunidad. “La pregunta que se han hecho muchos mexicanos ahora es si una victoria del partido que ganó el sobrenombre de ‘la dictadura perfecta’ sería un paso atrás o adelante en una democracia que ha tenido grandes dolores en sus 12 años de crecimiento”, escribió el corresponsal de The New York Times.

Entre todos los mexicanos que decía, el corresponsal sólo encontró la voz del historiador Enrique Krauze para ilustrar el dilema. Krauze le dijo que dudaba que el PRI hubiera cambiado, y el corresponsal añadía que como otros analistas, creía que la vieja guardia del partido estaba detrás de las nuevas estrellas como Peña Nieto. Las dudas y la autocrítica habían sido compartidas varias veces en el equipo más compacto del entonces candidato. “Tuvimos que hacer campaña dentro y fuera del PRI”, dijo uno de sus colaboradores más cercanos, revelando una de las mayores luchas que enfrentó el cuarto de guerra del mexiquense.

Ese viejo PRI era una amalgama de personalidades, funciones y generaciones. Las más obvias, los líderes sindicales, vistos racional y emocionalmente como una banda de dirigentes corruptos, sin matices ni contemplaciones. Peña Nieto tuvo que hacer control de daños y marginarlos. En los actos con los petroleros, la figura siempre ausente fue el dirigente Carlos Romero Deschamps, a quien entrada la campaña le pidieron no presentarse a los eventos públicos. En los actos con los maestros, hubo una petición expresa para Elba Esther Gordillo de que encontrara algo qué hacer, pues una fotografía del candidato con ella tendría un impacto negativo. No sólo fue cosmético el alejamiento, sino de fondo. El petrolero quedó fuera de las negociaciones importantes en el Senado, a donde aún va como candidato, y cuando la maestra le pidió al candidato la Secretaría de Educación Pública para su yerno, le respondió que sería imposible ante la opinión pública mexicana y la internacional.

México cambió. Krauze señaló al Times neoyorquino que la evolución del país ha sido suficiente para mantener vigilados los abusos y los excesos del PRI, o al menos, de ocurrir, quedarían expuestos a la denuncia. De varias maneras, eso sucedió con los sindicalistas durante la campaña, y con algunos de los otros pilares de esa generación que aún se niega políticamente a morir. Uno de estos casos se dio durante el episodio en la Universidad Iberoamericana, cuando los alumnos increparon fuerte a Peña Nieto y el entorno de la institución jesuita le fue totalmente hostil. El líder del partido, Pedro Joaquín Coldwell, y el candidato a senador Emilio Gamboa, descalificaron rápidamente a los jóvenes, a quienes acusaron de “porros” y de haber sido manipulados. Fue el momento de madurez de una insatisfacción que ahora se ve, estaba latente. De esas declaraciones floreció la indignación, y de ello, el movimiento #YoSoy132.

El nuevo metabolismo que inyectó la protesta juvenil tuvo como víctima colateral, quizás la más importante de todas, Televisa. A partir de aquel momento de mayo, el candidato y la televisora fueron sujetos a un escrutinio obsesivo que llevó a que dentro de la empresa, conciencias inconformes aparentemente, comenzaran a entregar a la prensa documentos sobre los convenios mercantiles con políticos, cuyo emblema fue el que forjó el entonces candidato a gobernador del Estado de México, con el vicepresidente de Ventas y Mercadotecnia de Televisa, Alejandro Quintero. La relación que establecía el ejecutivo con los políticos, que hizo de los infomerciales y el paqueteo de posicionamiento de nombre, estrategia y propaganda disfrazada de información en los noticieros un negocio altamente lucrativo, se convirtió en uno de los grandes temas de la campaña, y su revisión crítica explorada en la prensa internacional, en particular The Guardian, el matutino inglés que disparó las primeras cargas que hundieron el viejo imperio de Rupert Murdoch, y el diario financiero estadunidense The Wall Street Journal, paradójicamente, la joya de la corona del magnate de origen australiano, en medios impresos.

La restauración del viejo PRI, vista en el contexto superficial como una gran mayoría de los observadores han planteado, se antoja imposible, a menos que esa restauración comenzara por el hundimiento de Peña Nieto o su subordinación a los intereses creados. No es probable que eso suceda. Está el factor biológico, que jubilará en este sexenio a esa generación que comenzó de muy joven con Luis Echeverría en los 60. Pero hay otros aspectos que, si se mantiene el México que vio durante su preparación para ser presidente, probarán que sí es real.

Peña Nieto tenía preparado de llegar al poder, dar varios golpes de legitimidad y demostración de que las cosas no volverán a ser iguales. Los sindicatos se encuentran en lo alto de su agenda. Romero Deschamps ya sintió el Gulag y Gordillo adelantó el final de su ciclo en el magisterio, quizás en busca de una salida con honores y no a patadas. El cambio en la relación comercial con los medios están también en lo alto de la agenda, muy platicado entre Peña Nieto y su coordinador de campaña, Luis Videgaray, quien como secretario de Finanzas en el Estado de México, vio el despilfarro y sufrió la extorsión por cancelación de pautas de publicidad. La experiencia fue buena. Los enfrentaron y no pasó nada. Televisa, que fue un activo de Peña Nieto, se convirtió en esta campaña presidencial en un lastre. Lo sabe él y lo sabe Televisa, que mandó de vacaciones a Quintero mientras se termina de arreglar su salida de la empresa. Después del 1 de julio, los jugadores serán los mismos, pero el terreno será distinto. En vísperas de la elección, al reflexionar sobre todo lo que había pasado, Peña Nieto confió: “Todo cambió. Hay que cambiar”.

Anónimo - El ángel de la muerte y el rey de Israel


El ángel de la Muerte y el rey de Israel
Cuento anónimo de Las mil y una noches

Se cuenta de un rey de Israel que fue un tirano. Cierto día, mientras estaba sentado en el. Trono de su reino, vio que entraba un hombre por la puerta de palacio; tenía la pinta de un pordiosero y un semblante aterrador. Indignado por su aparición, asustado por el aspecto, el Rey se puso en pie de un salto y preguntó:

-¿Quién eres? ¿Quién te ha permitido entrar? ¿Quién te ha mandado venir a mi casa?

-Me lo ha mandado el Dueño de la casa. A mí no me anuncian los chambelanes ni necesito permiso para presentarme ante reyes ni me asusta la autoridad de los sultanes ni sus numerosos soldados. Yo soy aquel que no respeta a los tiranos. Nadie puede escapar a mi abrazo; soy el destructor de las dulzuras, el separador de los amigos.

El rey cayó por el suelo al oír estas palabras y un estremecimiento recorrió todo su cuerpo, quedándose sin sentido. Al volver en sí, dijo:

-¡Tú eres el Ángel de la Muerte!

-Sí.

-¡Te ruego, por Dios, que me concedas el aplazamiento de un día tan sólo para que pueda pedir perdón por mis culpas, buscar la absolución de mi Señor y devolver a sus legítimos dueños las riquezas que encierra mi tesoro; así no tendré que pasar las angustias del juicio ni el dolor del castigo!

-¡Ay! ¡Ay! No tienes medio de hacerlo. ¿Cómo te he de conceder un día si los días de tu vida están contados, si tus respiros están inventariados, si tu plazo de vida está predeterminado y registrado? 

-¡Concédeme una hora!

-La hora también está en la cuenta. Ha transcurrido mientras tú te mantenías en la ignorancia y no te dabas cuenta. Has terminado ya con tus respiros: sólo te queda uno.

-¿Quién estará conmigo mientras sea llevado a la tumba?

-Únicamente tus obras.

-¡No tengo buenas obras!

-Pues entonces, no cabe duda de que tu morada estará en el fuego, de que en el porvenir te espera la cólera del Todopoderoso.

A continuación le arrebató el alma y el rey se cayó del trono al suelo.

Los clamores de sus súbditos se dejaron oír; se elevaron voces, gritos y llantos; si hubieran sabido lo que le preparaba la ira de su Señor, los lamentos y sollozos aún hubiesen sido mayores y más y más fuertes los llantos.

Leído en: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/otras/1001/angel.htm

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