Si de ponerle fecha al lanzamiento de la candidatura presidencial de Margarita Zavala se tratara, no tomaría el 14 de junio, cuando dijo que quería regresar a Los Pinos, pero ya no como Primera Dama. Elegiría este miércoles 28 de octubre, con la circulación de la edición de noviembre de Vanity Fair que presenta como personaje de portada a una mujer elegante que afirma que su esposo Felipe Calderón no estará en su war room 2108, y que haber estado seis años en Los Pinos le da una experiencia que nadie más tiene.
Tomo esta fecha porque a diferencia de entonces, Margarita comienza a marcar definiciones, perfilar un discurso, mostrar empaque para el reto formidable que se dispone a enfrentar: ganar millones de voluntades, convertirse en una contendiente de veras y no en una que terminará dejando la escena sin pena ni gloria.