sábado, 1 de marzo de 2014

Vicente Bello - Cuando se habla de economía con la barriga llena

El gobierno federal a través de la Secretaría de Hacienda presentó eso que dio en llamar Acuerdo de Certidumbre Tributaria.

Excepto si hubiera “eventos macroeconómicos”, dijo el titular Luis Videgaray, no habrá nuevos impuestos en lo que resta del sexenio. 

Y tan pronto lo dijo el hacendario mayor, el Congreso de la Unión se transfiguró en un recipiendario de ecos; unos en favor, otros en contra. 

O lo que es lo mismo: Unos chorreantes de cinismo; otros con el hígado escocido.

Verbigracia: el coordinador de la bancada senatorial priísta Emilio Gamboa Patrón: “Quiero felicitar al Presidente Enrique Peña Nieto y a su secretario de Hacienda de tener la sensibilidad de hacer un pacto económico, que le da garantías a las clases medias, a las clases bajas, que no habrá incremento en su sexenio, y demuestra la preocupación del Presidente, que sus reformas han venido avanzando”.



Jaime Sánchez Susarrey - 3337 kilómetros

Jaime Sánchez Susarrey
1 Mar. 14

La detención de El Chapo es un logro indiscutible del gobierno de Peña Nieto. Guzmán se había convertido en un delincuente emblemático. Lo mismo aparecía en Forbes, con una fortuna de mil millones de dólares, que la ciudad de Chicago lo declaraba "Enemigo Público Número Uno".

Pero además, la fuga de El Chapo en 2001, primer año de la alternancia, y el hecho de que no fue capturado ni por Fox ni por Calderón, le añade una dimensión política. Su detención se efectúa en el segundo año del regreso del PRI a Los Pinos.

Para Peña Nieto, esto representa un plus adicional. Porque durante la campaña por la presidencia de la República se rumoraba, particularmente en círculos estadounidenses, que el PRI pactaría con el crimen organizado.






René Delgado - Política o lotería criminal

Si la aprehensión de Joaquín Guzmán Loera no es el reintegro de la lotería criminal a la nación, el gobierno debería jugar por el premio mayor.


Y el premio mayor no consiste en estampar el sello de "preso" sobre la foto del capo, recibir una estrellita o un helicóptero por parte de la DEA e ir por el siguiente en la lista. No, el premio mayor es hacer de la recaptura oportunidad para ensayar una serie de acciones, estrategias y políticas que, en su combinación, le den un mejor horizonte al país frente al crimen y la corrupción.
Supone, sí, tomar riesgos pero también conjurar peligros. Si en otros campos el gobierno ha mostrado osadía, por qué no también en éste.





Raymundo Riva Palacio - El fracaso de la narrativa

PRIMER TIEMPO: Qué poquito les duró El Chapo. Fugaz fue la celebración nacional por la captura del criminal más buscado en el mundo. Y en esta sociedad acostumbrada a golpes de alto impacto, el gozo fue efímero. No habían pasado 72 horas de la detención de Joaquín El Chapo Guzmán, cuando surgieron dudas si en efecto, a quien se había aprehendido, era quien decían. El gobierno reaccionó. Desde la Oficina de la Presidencia de la Presidencia, que encabeza Aurelio Nuño, donde se maneja el mensaje gubernamental, salió la instrucción de abrir las puertas de la información. Viajestodoarreglado a la última guarida del criminal, y paseos por los narcotúneles. El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, autorizó la difusión de las fotografías de la ficha sinaléctica de Guzmán en el penal de máxima seguridad en el Altiplano, y luego remataron con los videos de él caminando por los pasillos de la cárcel, para que no hubiera duda de que sí estaba preso. Para los que dudaban que El Chapo de 2014 no era El Chapo de 1993 —la primera vez que entró a la cárcel—, el procurador Jesús Murillo Karampidió que se dieran los detalles de la identificación del capo de Sinaloa —comparación de sus huellas digitales y ADN incluido. Pero como también era importante remachar su perfil patológico, revelaron el análisis sicológico sobre su escritura. 






Manuel Espino - El Chapo y el efecto dominó

Sería una mezquindad política regatear el mérito de las autoridades federales por el arresto del narcotraficante Joaquín Guzmán Loera, El Chapo. Se trata de un triunfo del Estado mexicano, encabezado en el terreno por los hombres que visten el uniforme de la patria.

Aunque hay quien con pereza mental se desgañita diciendo que se trata de una “cortina de humo”, los hechos hablan. Se trata de quien hasta hace unos días encabezaba las listas de criminales más buscados en nuestro país y a nivel internacional. Ningún mexicano de bien puede sino sentir alivio y gratitud porque ya está tras las rejas un hombre directamente responsable por miles, literalmente miles de asesinatos. No por nada al Cártel de Sinaloa también se le conoce como la “Alianza de Sangre”.





Martín Moreno - Economía: las cuentas magras

Esa película ya la hemos visto durante los sexenios de López Portillo y de Salinas.


En medio de la captura de El Chapo Guzmán —golpe mediático que mantiene, no obstante, inalterable la influencia del narco mexicano—, el estancamiento de la economía sigue saqueando el bolsillo de los mexicanos, con desempleo dramático, nulo crecimiento y expectativas pesimistas.
¿De qué sirve que el jefe narco esté tras las rejas si casi tres millones de mexicanos carecen de empleo?
¿De qué sirve que haya caído si al inicio de 2014 se dispararon los precios de la canasta básica?
¿De qué sirve que fuera aprehendido ante un país inmerso en una crisis desalentadora en cuanto a crecimiento y pronósticos financieros?  



Beatriz Pagés - El Chapo sigue en la calle

La moral y la seguridad nacional de un país están rotas cuando sus jóvenes deciden salir a las calles para defender y pedir la liberación de un narcotraficante.
Joaquín Guzmán Loera, alias el Chapo, tiene un expediente judicial integrado con más hojas y tomos que una enciclopedia.
Sin embargo, ni los múltiples asesinatos que él o su gente han ordenado o cometido, ni el ser cabeza de uno de los cárteles de droga más poderosos del planeta, impidió que, el miércoles pasado, un grupo de jóvenes aparecieran en las calles de Culiacán con pancartas exigiendo la liberación del delincuente.
Las imágenes arrojaron sombras sobre el éxito de las autoridades e instituciones mexicanas. ¿Por qué? Porque significa que la aprehensión deEl Chapo no es suficiente para acabar con la cultura de la ilegalidad que él, junto con otros, han logrado sembrar en la conciencia de la sociedad.




Francisco Martín Moreno - ¿Para qué el dinero?

La sed de tener, la avaricia, debe tener un límite y más nos vale encontrarlo pronto antes de que la codicia acabe con lo mejor de nosotros…
Los sudarios no tienen bolsas, sentenció Andrew Melon con toda razón. ¿A dónde nos conduce esta carrera enloquecedora por tener y acaparar, consumir y poseer? 
¿Es posible viajar simultáneamente a diez ciudades en diez diferentes aviones o ponerse tres trajes o usar varios sombreros, relojes, automóviles y camisas al mismo tiempo o comer cinco veces al día comida china, mexicana, francesa, alemana e italiana, bebiendo al unísono whisky, vino, ginebra, cognac y tequila, o pasar la misma noche en cinco camas de cinco mansiones ubicadas en cinco países distintos con cinco o 10 diferentes mujeres? 
La sed de tener, la avaricia, debe tener un límite y más nos vale encontrarlo pronto antes de que la codicia acabe con lo mejor de nosotros…





Julio Cortázar - El perseguidor



El perseguidor 
(Las armas secretas, 1959) 

In memorian Ch. P. 

Sé fiel hasta la muerte 
Apocalipsis, 2,10 

O make me a mask 
Dylan Thomas 

Dédée me ha llamado por la tarde diciéndome que Johnny no estaba bien, y he ido en seguida al hotel. Desde hace unos días Johnny y Dédée viven en un hotel de la rue Lagrange, en una pieza del cuarto piso. Me ha bastado ver la puerta de la pieza para darme cuenta de que Johnny está en la peor de las miserias; la ventana da a un patio casi negro, y a la una de la tarde hay que tener la luz encendida si se quiere leer el diario o verse la cara. No hace frío, pero he encontrado a Johnny envuelto en una frazada, encajado en un roñoso sillón que larga por todos lados pedazos de estopa amarillenta. Dédée está envejecida, y el vestido rojo le queda muy mal; es un vestido para el trabajo, para las luces de la escena; en esa pieza del hotel se convierte en una especie de coágulo repugnante.

—El compañero Bruno es fiel como el mal aliento —ha dicho Johnny a manera de saludo, remontando las rodillas hasta apoyar en ellas el mentón. Dédée me ha alcanzado una silla y yo he sacado un paquete de Gauloises. Traía un frasco de ron en el bolsillo, pero no he querido mostrarlo hasta hacerme una idea de lo que pasa. Creo que lo más irritante era la lamparilla con su ojo arrancado colgando del hilo sucio de moscas. Después de mirarla una o dos veces, y ponerme la mano como pantalla, le he preguntado a Dédée si no podíamos apagar la lamparilla y arreglarnos con la luz de la ventana. Johnny seguía mis palabras y mis gestos con una gran atención distraída, como un gato que mira fijo pero que se ve que está por completo en otra cosa; que es otra cosa. Por fin Dédée se ha levantado y ha apagado la luz. En lo que quedaba, una mezcla de gris y negro, nos hemos reconocido mejor. Johnny ha sacado una de sus largas manos flacas de debajo de la frazada, y yo he sentido la fláccida tibieza de su piel. Entonces Dédée ha dicho que iba a preparar unos nescafés. Me ha alegrado saber que por lo menos tienen una lata de nescafé. Siempre que una persona tiene una lata de nescafé me doy cuenta de que no está en la última miseria; todavía puede resistir un poco.





Cartones