martes, 29 de mayo de 2018

Carlos Ramírez - Indicador político

2018: candidatos ajenos a la crisis de seguridad y de Estado

Si se revisan en las últimas semanas las primeras planas de los diarios y los arranques de los noticieros de radio y televisión, las notas policiacas opacan los mensajes políticos y sociales de los candidatos. Y lo que es peor, la agresión criminal contra candidatos o ex funcionarios deja el mensaje de que los gobernantes son incapaces de salvarse a sí mismos y por ello menos podrán cuidar a la sociedad.

Políticos y funcionarios son atrapados por sus complicidades con el crimen organizado; por lo menos hay datos de candidatos a alcaldes y legisladores involucrados con cárteles del crimen organizado, además de algunos que ya están incrustados --mejor aún: encamados-- con bandas criminales, como los casos recurrentes de policías municipales al servicio de los delincuentes.
El candidato que más se ha metido en esta agenda es Andrés Manuel López Obrador, pero con mensajes encontrados: combate contra las bandas criminales con bienestar de la sociedad, restauración de la Secretaría de Seguridad Pública, amnistía a criminales y mete como candidatos personales a legisladores a personas involucradas con prácticas criminales.






Raymundo Riva Palacio - La captura de ‘El Abuelo’

La captura de Juan José Farías Álvarez es más que la detención de un presunto operador del Cártel Jalisco Nueva Generación. Es la cara más impura de la fallida estrategia contra la delincuencia organizada del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto. Durante casi cinco años lo arroparon como uno de los primeros líderes de los grupos de autodefensa en Michoacán y lo invitaron a sus reuniones de planeación y estrategia. No les importó que hubiera estado en la cárcel años antes por ser uno de los operadores del Cártel del Pacífico en el trasiego de las metanfetaminas. Lo necesitaban para eliminar a a Los Caballeros Templarios. Farías Álvarez, “El Abuelo”, fue uno de los precursores de los grupos paramilitares equipados y protegidos por el gobierno para aniquilar a un cártel.

La agencia de noticias michoacana Quadratín lo describió como “narcotraficante, homicida, autodefensa, empresario y hasta miembro del quinceavo Cuerpo de Caballería de Defensas Rurales, dependiente de la 43ª Zona Militar”, quien supuestamente era un objetivo prioritario para el gobierno y Michoacán, al ser uno de los incondicionales del jefe del Cártel Jalisco Nueva Generación, Nemesio Oseguera, apodado “El Mencho”. En todos estos últimos años, eso nunca pareció ser relevante. “El Abuelo” se movía por Tepalcatepec, sin mayor problema. Sus antecedentes y redes de protección habían sido expuestas en este espacio el 31 de julio de 2013, cuando se publicó:






Ricardo Alemán - LA CÁRCEL ASUSTA A ANAYA

Los que lo conocen lo ven irritable, lejano y hasta desconocido por su nuevo carácter irascible. Poco queda del Ricardo Anaya amigable del tiempo como presidente del PAN.

Y es que, dicen, no lo calienta ni el sol. ¿Por qué?

Porque la campaña presidencial de Anaya dejó de crecer y empieza a ser notorio que la coalición PAN, PRD y MC no despega. Cada vez son más frecuentes los regaños y gritos en el “cuarto de guerra”, en donde se vive una guerra civil.

Y es que, por ejemplo, nadie fue capaz de capitalizar los votos potenciales de la independiente Margarita Zavala y, en cambio, entre dos y tres puntos de los simpatizantes de la ex primera dama parecen haber caído en la buchaca de “El Bronco”, que se aproxima a los cinco puntos porcentuales.

Con frecuencia, el candidato Anaya reprocha las estrategias que le proponen, los mensajes, spots y hasta mete mano en los guiones de spots que, por tercera vez –y a un mes de la campaña–, han cambiado de objetivo.

Hoy el nuevo spot es de “paz y amor”, una copia del “amor y paz” de López Obrador, una vez que resultó inocuo el mensaje “de frente al futuro”.