En este asunto de los grupos de autodefensa, policías comunitarias o paramilitares, creo que hay "de chile, dulce y manteca". Están los que legítimamente se han organizado para defender a sus comunidades ante la falta de una policía que lo haga. Están los que más bien trabajan para proteger los intereses del crimen organizado. Incluso están grupos guerrilleros que piensan que México necesita una Revolución maoísta.
Estamos hablando de cosas muy diferentes. Pero todas tienen una característica común: son hijas de la debilidad del Estado.