Según una encuesta de Consulta, levantada durante el mes de noviembre, los sentimientos generados ante el cambio de gobierno parecían sugerir que las expectativas son moderadas, lo que simplemente refleja que los mexicanos empiezan a entender de qué va la democracia electoral o que han aprendido a tener, como diría Felipe González, unoptimismo escarmentado.
Por ejemplo, al llegar Vicente Fox 57% creía que la economía estaba mal; seis años más tarde, con Calderón, ese porcentaje subió a 65%, y ahora un 78% opina que Peña recibe una economía en peores condiciones. Por su parte, el 50% de los encuestados piensa que la situación política es preocupante (en 2006, 55% decía lo mismo) y 58% considera que el país va por un rumbo equivocado, 9 puntos más que el porcentaje de quienes pensaban idéntico seis años atrás. Finalmente, mientras Fox alcanzaba 80% de aprobación antes de su llegada, en el contexto de una derrota histórica del PRI, Calderón alcanzaba 64% y Peña Nieto ronda el 56%.