miércoles, 5 de diciembre de 2012

Raymundo Riva Palacio - Póker con cartas abiertas


La plática entre Peña Nieto y Gordillo en los próximos días ayudará a entender mejor lo que le depara a la maestra
La parte más ovacionada del primer discurso de Enrique Peña Nieto como presidente en Palacio Nacional, fue cuando habló de la reforma educativa. A 10 metros de él estaba Elba Esther Gordillo, líder del sindicato de maestros, que asentía con la cabeza y que fue la primera en aplaudir cuando terminó Peña Nieto ese capítulo. Las crónicas periodísticas la describieron como muy molesta durante el acto, y que expresaba su indignación porque no creía merecer el lugar que le asignaron. Cuestión de percepciones, y de lo que cada uno quiere creer.
Para quien la tuvo cerca en Palacio Nacional, la maestra no se quejó ahí del lugar donde la habían ubicado, justo en las sillas dispuestas para líderes sindicales. Nunca se le vio con un lenguaje de cuerpo incómodo, y cuando terminó el evento, salió por la puerta junto a todas las personalidades, repartiendo sonrisas, besos y, para aquellos que hablaron con ella en esos momentos, de muy buen humor. La descripción periodística no concuerda con lo que testigos directos y cercanos de lo que sucedía con ella, narraron. 




Lo que es indudable, por lo sonoro y la extensión de los aplausos, es que la reforma educativa se llevó las palmas. Lo que tampoco es cuestionable es que la maestra fue una de las personas menos saludadas en el evento, a veces muy evidente, como cuando la excandidata presidencial del PAN, Josefina Vázquez Mota, muy abrazada y reconocida cuando llegó como invitada especial al evento, saludó a Joaquín Gamboa Pascoe, el líder obrero sentado a su izquierda, pero a ella la ignoró. No hubo las deferencias que le tuvieron Vicente Fox y Felipe Calderón, pero como con ellos, con Peña Nieto también hizo alianza política-electoral durante la campaña presidencial.
El Presidente y la maestra tienen una plática pendiente, que está por concretarse, para revisar las posiciones que, en pago, le dará Peña Nieto a Gordillo. Pero la negociación no partirá de cero. El yerno de la maestra, Fernando González, y el responsable de educación en el equipo de transición, Aurelio Nuño, hoy jefe de la Oficina de la Presidencia, llevaban semanas ajustando los acuerdos. Falta la plática final, pero las bases están consensuadas.
Una de ellas es lo que dijo Peña Nieto en el discurso. No hubo sorpresas para la maestra sino, a contrasentido de la percepción general, todos los puntos del mensaje fueron hablados y en algunos casos, hasta propuestos por ella. Cuestiones de infraestructura, o internet y conectividad en las escuelas, son parte de propuestas del magisterio y llevan casi cuatro años de presentadas. Mejorar la capacitación para formalizar un servicio magisterial, son elementos reiterados en el VI Congreso Nacional Extraordinario que se celebró en octubre pasado. El tema de eliminar las plazas heredadas y que sea el mérito el incentivo, muy controvertido, también fue platicado entre los representantes de los dos.
Si no hubo nada sorprendente, ¿en realidad llegó el tiempo de la maestra para partir? Las señales así lo indican, pero la realidad muestra otra cosa. Previo al Congreso, la maestra habló con Peña Nieto y le ofreció su cabeza. El hoy Presidente, de acuerdo con personas que conocieron de la plática, le respondió: “Quiero que usted me acompañe durante los seis años”. Tras esa conversación, la maestra organizó la creación de un Consejo Superior General encabezado por ella, que sustituiría la presidencia, en su poder.
No le gustó la designación de Emilio Chuayffet como secretario de Gobernación, afirman en su entorno, pero ya no tuvo la fuerza para vetarlo, como hizo con varios candidatos de Fox y Calderón. Tienen un diferendo desde hace una década, que cercanos a Chuayffet dicen que se superó hace un año, cuando conversaron los dos y restauraron su relación política. Gordillo no ha querido comentar sobre el nombramiento, que pese a todo, se le debe hacer un nudo en el estómago. Cuando se pelearon en 2003, le dijo a Chuayffet: “Ya me dirás qué escriba en tu epitafio”. Nadie ha escrito aún nada del otro, pero en la opinión pública eso es lo que se espera. “Los dos son profesionales”, dijo un colaborador de Peña Nieto, al sugerir que no habrá pleito. Ya se verá. La plática entre Peña Nieto y Gordillo en los próximos días, cuando todas las cartas están abiertas, ayudarán a entender mejor lo que le depara a la maestra.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, sean civilizados.