Hay algo parecido a lo que había en los años 70 de parte de un sector, es verdad pequeño, que sintió a partir de 1971 que no existía espacio político, democrático, para que la izquierda desarrollara su programa, me dice Héctor Aguilar Camín sobre los hechos violentos del sábado. “Y es verdad que no lo había, o no había mucho. Esos jóvenes tienen una cosa genuina: rabia. Y eso hay que medirlo y atenderlo”.
Rabia. Revisé el documento del colectivo Tejedor de sueños, con la lista actualizada de los 67 detenidos, más cinco “cuyo paradero se desconoce”. De los detenidos (58 hombres, nueve mujeres), 16 son menores de 20 años, 42 están entre los 20 y 39, y cinco son mayores de 40. Solo se registra la procedencia de 15: seis son de la UNAM, uno de la Universidad del Valle de México, uno de Chapingo, uno de la Escuela Nacional de Música, uno de la ENAH, uno de la UAM, uno de la FES Iztacala, un trabajador de cine y un fotógrafo free lance.
Hay fotografías facebook de algunos. Claudia Trejo, la ciclista profesora adjunta de Economía; Abraham Antonio Alonso, profesor de Religión en el Simón Bolívar del Pedregal; Rodrigo Andrés Nieto, 18 años. Y dos de Uriel: impartiendo un taller a los niños del Cerro del Judío y herido el sábado.
Del muro de Bárbara Enríquez, incluido ahí, tomo este fragmento: “Está de la chingada que se rompan vidrios y se dañen edificios históricos, sí. Pero lo que sí está de la recontrachingada es que, al final del día, los mexicanos seamos tan miopes como para no ver lo que realmente está de la chingada y lo que nos indigne sea que se rompan vidrios y se dañen edificios históricos. He dicho!!”.
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