En el ideal expresado en plataformas legislativas y en programas de gobierno, desde su primera proyección doctrinal en 1939, el PAN colocó a la educación como uno de los mayores bienes espirituales que el Estado debe garantizar a todas las personas. Luego, educación de calidad, para el logro académico.
Concurrimos a la reforma constitucional que en materia educativa presentó el Pacto por México, y en el Congreso mejoramos sustancialmente los contenidos de esa propuesta. Están ahí muchas de nuestras ideas, de nuestros valores y propuestas legislativas; por eso deploramos el manejo exclusivista que el presidente Enrique Peña Nieto hace de estos esfuerzos legislativos con propósitos de propaganda política y lucimiento personal, tratando de restaurar la cultura presidencialista, el otrora país de un sólo hombre, que ahora hasta plazo pretende ponerle a las cámaras para desahogar las reformas.
Ha sido grotesco escuchar, quizá por primera vez en la historia de México, que un titular del Ejecutivo, ayuno de materia propia para informar, informe del estado que guarda el Congreso de la Unión y su actividad.