viernes, 20 de julio de 2012

Viernes musical en el Diario de Antonio Moreno.



Nació el 14 de enero de 1920 en el antiguo barrio de La Merced en el centro de la Ciudad de México, en la calle de La Soledad. Se presume que creció enTacuba, la colonia Roma y Santa María la Ribera, aunque también se le ubica en Azcapotzalco y la Unidad Cuitláhuac, lugar en donde vivió hasta 1986, año en que se mudó a Morelia, Michoacán. Su padre murió en 1933, por lo que tuvo que comenzar a trabajar para contribuir al sostenimiento de su familia.

Chava Flores tuvo infinidad de empleos desde su infancia; fue costurero, encargado de almacén, cobrador, vendedor de puerta en puerta, administrador de una ferretería, propietario de una camisería y de una salchichonería e impresor, entre otras cosas. Como es posible apreciar gran parte de estos trabajos implican movilización por toda la ciudad lo que, fue de gran utilidad para su etapa como compositor, pues debido a sus empleos recorrió barrios, calles, colonias y fue testigo de diversas situaciones que posteriormente plasmaría en su obra, la cual ofrece hermosas imágenes de la memoria de nuestro pueblo y merecidamente le otorga a este maravilloso compositor el título de Cronista cantor de la Ciudad de México. Chava Flores fue esencialmente un trabajador incansable, cuando las cosas no funcionaban bien en su empleo inmediatamente buscaba una alternativa que le permitiera continuar trabajando; ese fue el caso 1946 cuando desafortunadamente tuvo que cerrar su camisería, con ello una racha de empleos breves y mal remunerados. Es así como sin saberlo se enfila a lo que será su carrera como compositor; con los amigos que había estado trabajando en la ferretería inicia su labor en una imprenta, en un principio las cosas funcionan de manera regular pero a raíz de una idea de Chava la imprenta empieza a mejorar, se trata nada menos que del Álbum de Oro de la Canción: “Mi amor por las canciones de México y sus compositores fluyó a mi mente. Me sabía miles de ellas aunque no conociera personalmente a ningún autor, y de mi mente desesperada por el infortunio surgió el álbum de oro de la canción. Una revista quincenal que desahogara mis ansias guardadas por ese hermoso arte que tanto amé y que nunca fue mío.” (Flores Rivera Salvador, 1994:26)

Riva Palacio - La derrota de Peña Nieto


El representante del PRI en el IFE, Sebastián Lerdo de Tejada, fue honestamente crudo. Andrés Manuel López Obrador, dijo en una entrevista, va ganando la batalla mediática a Enrique Peña Nieto. Esta disputa lateral a la impugnación presidencial en los tribunales por la opinión pública es fundamental, y en ella se encuentra la respuesta al enigma de qué tan fuerte puede llegar quien ganó el voto de la mayoría de los mexicanos, a la Presidencia.

En términos políticos, al margen de lo que resuelva el Tribunal Electoral, esta batalla por la esfera pública, donde se debaten las ideas y se incuban las percepciones, los definirá durante los próximos años. Para López Obrador es la posibilidad de que sobreviva si se confirma la victoria de Peña Nieto. Y para este, si no logra revertir las derrotas en ese campo de batalla, le significará la ilegitimidad de la opinión pública que no pudo cambiar a su favor pese al significativo voto que logró.

Para efectos de praxis política, a López Obrador le dará la vigencia que necesita para mantenerse activo, y a Peña Nieto lo obligará a tomar acciones radicales para lograr por la fuerza lo que no pudo con las urnas. Lo llevaría a la misma situación política en la que se encontró Carlos Salinas tras su controvertida victoria en la elección presidencial de 1988, que lo llevó a encarcelar a la dirigencia del sindicato petrolero a los 41 días de llegar a la Presidencia, o la de Ernesto Zedillo, que para desviar la atención de la crisis financiera a los 19 días de arrancar su gobierno, inició una persecución contra la familia Salinas para regalarle a la opinión pública un enemigo común.

La situación que describió Lerdo de Tejada no vino natural. Mientras Peña Nieto abandonó el espacio de la opinión pública mexicana, López Obrador lo llenó. Para una campaña tan bien diseñada como la que tuvo el priista, esto fue una sorpresa. López Obrador había sugerido que si perdía la elección, denunciaría el fraude y se lanzaría al conflicto postelectoral. Pese a ello, Peña Nieto se dedicó en los primeros días a buscar la legitimidad internacional -los reconocimientos de los líderes del mundo y las entrevistas sólo a medios extranjeros-, pero la perdió internamente.

En política, se sabe tanto que ya es un lugar común, los espacios vacíos no existen porque rápidamente se llenan. Ante el vacío de Peña Nieto en la primera semana tras la elección, López Obrador navegó solo en un océano. Si tenía o no fundamento su queja de fraude o de irregularidades, se volvió algo irrelevante porque lo que decía sin contraste alguno, era lo que se reproducía en los medios, los afines y los adversarios, que sólo encontraban en él algo fresco para los días postelectorales.

La presencia positiva de Peña Nieto en los medios internacionales se desdibujó rápidamente, y los despachos de loscorresponsales que el domingo de la elección habían hablado de la contundencia de la victoria del priista, se convirtieron en una repetición de dudas e interrogantes, que acompañaban siempre con frases como “una victoria manchada por las denuncias de fraude”. El círculo virtuoso de López Obrador lograba que las denuncias, las acusaciones a empresas, los nombres sacados de las chisteras y las escenografías, las difundía ampliamente la prensa, y lo que aparecía al público regresaba como corroboración del discurso y como una prueba adicional de que las elecciones habían sido fraudulentas.

Peña Nieto corrigió casi 10 días después de la elección y regresó a ocupar un espacio en la opinión pública mexicana. Pero la inercia de la primera semana no la ha podido revertir. El trabajo con la prensa extranjera, que ha golpeado a López Obrador, no ha podido sepultar el discurso de la propaganda negativa. No se sabe si Peña Nieto y su equipo lograrán revertir la incubación de los porqués de su victoria, pero si no construyen y demuestran que todos los dichos por López Obrador y los suyos son mentiras, la ilegitimidad lo acompañará a lo largo de su gobierno, que arrancará, no cabe duda, debilitado.

Imelda García - El nuevo presidente podrá tomar protesta en una sede alterna

La Reforma Política, que ya quedó validada por el Congreso de la Unión, hará prácticamente imposible el boicot a la toma de protesta del próximo presidente de México.

Las modificaciones, declaradas como válidas este miércoles por la Comisión Permanente del Legislativo y que entrarán en vigor luego de que sean publicadas por el Ejecutivo federal, prevén que el acto de traspaso de poder pueda ocurrir en sedes alternas.

Al menos 300 organizaciones han amenazado con impedir la toma de protesta del priista Enrique Peña Nieto, virtual ganador de la elección  como presidente de México.

Pero las modificaciones al artículo 87 de la Constitución incluyen la posibilidad de que el presidente electo rinda protesta en cualquier lugar, si no puede hacerlo en el Congreso de la Unión. La reforma establece que sólo se requerirá la presencia de la Mesa Directiva de las Cámaras legislativas o, en su defecto, ante el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

“Si por cualquier circunstancia el presidente no pudiere rendir la protesta (…) lo hará de inmediato ante las Mesas Directivas de las Cámaras del Congreso de la Unión.

“En caso de que el presidente no pudiere rendir la protesta ante el Congreso de la Unión, ante la Comisión Permanente o ante las Mesas Directivas de las Cámaras del Congreso de la Unión lo hará de inmediato ante el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación”, versan los dos párrafos que se añadieron al artículo 87 de la Carta Magna.

El texto no incluye indicaciones sobre la sede de la toma de protesta, por lo que ésta podría realizarse en cualquier lugar físico, sólo con el requisito de que estén presentes quienes se mencionan.

Agustín Castilla Marroquín, presidente de la Comisión de Gobernación de la Cámara de Diputados, reconoció en entrevista con ADNPolítico.com que este cambio a la Constitución tuvo como motivación lo ocurrido en 2006, cuando Felipe Calderón entró por la parte trasera del Congreso para poder tomar protesta, ante la oposición de legisladores de izquierda.

El panista sostuvo que, en el texto constitucional que estará vigente, no existe ninguna previsión sobre el sitio en que el nuevo presidente pueda asumir el cargo como Ejecutivo federal.

“Puede ser en cualquier lugar; puede ser en un parque o en un restaurante. Desde luego, los tres poderes tendrán que cuidar también la formalidad del acto y buscar un recinto adecuado, buscar alguna sede alterna”, afirmó Castilla Marroquín.

Este domingo, organizaciones reunidas en la Convención Nacional contra la Imposición acordaron en San Salvador Atenco, Estado de México, una serie de acciones en protesta por los resultados de la pasada elección presidencial, y entre las que se encuentra, en su caso, impedir que Peña Nieto asuma el cargo como presidente del país.

Entre los grupos que acorrdaron boicotear  la toma de protesta se encuentra la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), y el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra.

Aunque el movimiento #YoSoy132 acordó también llevar a cabo estas acciones, el grupo juvenil se desmarcó de ellas este lunes al indicar que analizará las actividades en su próxima asamblea.

La Reforma Política podría entrar en vigor en agosto o septiembre próximos, luego de que sea publicada por el Ejecutivo federal. Ya fue avalada por las dos Cámaras del Congreso de la Unión, y por 18 congresos estatales, los necesarios para que se concluya el proceso legislativo -la Carta Magna establece que son 17 los estados necesarios para aprobar una reforma constitucional-.

Hasta ahora, las entidades que ya habían aprobado esta reforma son Aguascalientes, Baja California, Campeche, Chihuahua, Colima, Durango, Michoacán, Morelos, Nuevo León, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Veracruz, Yucatán y Zacatecas.

Luego de esta aprobación, la Comisión Permanente del Congreso de la Unión –que se encuentra ahora en funciones- hizo el cómputo de los votos en las legislaturas locales y emitió la declaratoria de su aprobación.

Ésta, junto con las reformas a los artículos constitucionales aprobadas, deben enviarse al presidente Felipe Calderón, quien debe publicarlas en el Diario Oficial de la Federación (DOF) dentro de los 30 días naturales siguientes.

Con esto, la publicación de los cambios a la Constitución en el DOF está garantizada para ocurrir antes del 1 de diciembre, fecha en que el presidente electo debe tomar protesta.

LA REELECCIÓN DEBERÁ ESPERAR

La Reforma Política contempla también la consulta popular, las candidaturas independientes –que deberán ser legisladas por cada estado- y la iniciativa ciudadana, temas que han aplaudido las organizaciones civiles; sin embargo, quedó fuera la reelección de legisladores y alcaldes, figura legal que estas organizaciones impulsaban.

Esta reforma fue promovida, en un inicio, por el presidente Felipe Calderón, quien presentó la iniciativa en diciembre de 2009.

No obstante, tras su aprobación, la reforma final quedó corta, sin algunos cambios que presentó Calderón: las candidaturas independientes a nivel constitucional, la reducción de 100 diputados y 32 senadores del Congreso -tema que ahora impulsa Peña Nieto -, la posibilidad de que el Ejecutivo hiciera observaciones al presupuesto de Egresos, y la segunda vuelta en la elección presidencial, así como la reelección de legisladores y alcaldes.

Leído en: http://www.adnpolitico.com/2012/2012/07/17/nuevo-presidente-tomara-protesta-aunque-traten-de-impedirlo

Woldenberg- El futuro de la izquierda.

Solo de las urnas surge la legitimidad. Ese enunciado sencillo -transparente- es resultado de una auténtica construcción histórica. No apareció por arte de magia. Todavía hace algunas décadas quienes gobernaban al país lo hacían a nombre de una supuesta legitimidad revolucionaria, de origen, que si bien nunca dejó de refrendarse con el ejercicio comicial, suponía que éste era un mero trámite, pero que la fuente original y perpetua de su legitimidad se encontraba en el movimiento armado de inicios del siglo XX. Por su parte, la izquierda (o buena parte de ella) ensoñaba para el futuro una nueva revolución, fundante de una hasta entonces inexistente legitimidad. Podía incluso acudir a las elecciones, pero, postulaba, una especie de momento cero de la historia que se convertiría en la nueva fuente de legitimidad, ahora revolucionaria.

La izquierda mexicana ayudó a construir una germinal democracia y ha sido usufructuaria de esa novedosa realidad. En septiembre será la segunda fuerza en la Cámara de Diputados, tendrá una presencia relevante en la de senadores, gobierna al DF desde 1997 (cuando termine el periodo de Mancera habrán sido 21 años consecutivos), y ha gobernado o gobernará estados como Baja California Sur, Tlaxcala, Zacatecas, Guerrero, Chiapas, Morelos y Tabasco. Además de infinidad de ayuntamientos y de una presencia extendida en los Congresos locales.

Pero, en su seno palpitan pulsiones diversas. Hay una izquierda fuerte y con raíces que sabe y trabaja para anudar su futuro con el de la democracia. Sabe que la sociedad mexicana no puede encuadrarse bajo un solo ideario, una sola política, un solo lenguaje. Asume que por necesidad y virtud tiene que vivir y convivir con otras corrientes políticas. Está dispuesta a que los humores públicos cambiantes le otorguen su respaldo o le vuelvan la espalda. Se moviliza por supuesto, pero trabaja para fortalecer las instituciones que hacen posible la convivencia y la competencia de la pluralidad, ve en la democracia una fórmula efectiva y loable de gobierno, y la asume como un fin en sí mismo. Se ha formado bajo los efectos del proceso democratizador y de sus logros en el mundo de la representación, al tiempo que ha realizado un ajuste de cuentas conceptual con varios de sus resortes del pasado.

Pero ese bloque -que me gustaría pensar mayoritario- no está solo en el escenario. Convive con una izquierda que de cuando en cuando, para hacer avanzar sus intereses, no se ha inhibido en erosionar la confianza en las instituciones que sostienen a la incipiente democracia. Se trata de quienes explotando todas las posibilidades de crecimiento que nuestra germinal democracia les otorga, con una frecuencia que entristece, contribuyen a lastimar el poco o mucho aprecio en las reglas, las instituciones y las rutinas que ponen en pie la coexistencia-competencia de la diversidad política. Tienen una relación ambigua con la democracia. Cuando en 2006 se inventaron algoritmos, supuestos votos perdidos y "fraudes hormigas", vulneraron la confianza arduamente construida a lo largo de los años. Hoy, cuando en el ejercicio de sus derechos, pero a sabiendas de que sus pretensiones no prosperarán, solicitan la invalidez de la elección presidencial, derraman combustible para mantener viva la protesta e incrementar el descrédito en las instituciones electorales. Por cierto, esa actitud no es exclusiva de una cierta izquierda. Desde otro flanco del espectro político, las televisoras, cuando vieron que sus intereses eran afectados por la reforma de 2007, desataron una intensa campaña contra las normas, las instituciones electorales y los funcionarios del IFE. Se trata de actitudes convenencieras que creen que sus intereses particulares están por encima del resto.

Hay además una izquierda para la cual, las elecciones, la reproducción de la pluralidad, la vida en los Congresos, vale poco o nada. Se expresa sobre todo a través de movimientos, organizaciones no gubernamentales y asociaciones varias. En ella, se producen y reproducen prejuicios antipolíticos que ven en los políticos un bloque indiferenciado y perverso, en los partidos a las fuentes del mal, y en los Congresos y gobiernos a encarnaciones siniestras. Sus formas de lucha son las marchas, los mítines, los bloqueos, los boicots y desprecian al insípido momento electoral. Asumen un lenguaje radical y fantasean con un cambio taumatúrgico sin día ni vía. Creen que encarnan una superioridad moral y política que les permite declarar ilegítima e intrascendente la voluntad de 50 millones de electores. Ayer, el EZLN desató "la otra campaña" y ahora una asamblea en la que participan desde los hombres y mujeres de Atenco hasta jóvenes del movimiento Yosoy132 proclama que impedirá la "imposición" de Enrique Peña Nieto.

La historia está abierta. Nadie puede pretender conocer el futuro. Pero del fortalecimiento o no de las diferentes corrientes que subsisten en la izquierda dependerá no solo el futuro de ella, sino el de todo el país.



Fuente http://www.reforma.com/editoriales/nacional/665/1329805/default.shtm

Vicente Fernández - Con todo y protestas habrá toma de posesión.

Vicente Fernández
NOTA DEL EDITOR: Vicente Fernández Fernández es doctor en Derecho por la UNAM y profesor e Investigador en el Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad de México.

El proceso electoral aún no acaba pero ya se anticipa cómo terminará. Realmente ha sido en gran medida predecible. Desde octubre del año pasado –sino es que desde antes-, al iniciar formalmente el proceso electoral, el PRI era el partido que tenía amarrada la candidatura de unidad que había venido construyendo durante los últimos 3 o 4 años; y en los escenarios posibles, siempre aparecía en primer lugar en las encuestas, tal cual arrancó ya en la campaña. La única sorpresa –si es que la hubo- fue que ganara con un margen menor a los diez puntos.
La impugnación de todo el proceso electoral y las muestras de rechazo también eran predecibles y lo es el resultado de las impugnaciones: no se ve cómo pueda el Tribunal Electoral invalidar la elección presidencial. Por ello, es cuestión de tiempo para ver la entrega de la constancia de presidente electo y la toma de posesión el primero de diciembre. Porque con todo y protestas habrá toma de posesión.
El Tribunal Electoral, como cualquier otro tribunal, debe resolver conforme a las reglas previstas en la constitución y las leyes secundarias, así como a las pruebas que las partes aporten para acreditar sus afirmaciones. Como en cualquier juicio y medios de impugnación, se aplicarán las reglas de las pruebas: el que afirma tiene la carga de probar; el que niega, por regla general no, dado que de hecho es imposible hacerlo. La ley considera que no hay forma lógica de demostrar que algo no sucedió. Así, los partidos y coalición que afirman la violación al artículo 41 constitucional y, en consecuencia, que no hubo elecciones libres y auténticas, tienen la carga probatoria de demostrarlo y si sustentan su dicho, sobre todo, en la coacción y compra del voto (casos Soriana y Monex) deberán acreditar, primero, que el PRI, de manera directa o indirecta adquirió y financió las tarjetas o monederos; segundo, que les fueron entregadas a personas determinadas; tercero, que se entregaron con la condición de votar a favor de Peña Nieto y, por último, que efectivamente esa persona receptora de la tarjeta emitió su voto en ese sentido.
Sobre todo el último requisito es casi imposible jurídicamente hablando (como manifestó Arturo Núñez, gobernador electo en Tabasco bajo las siglas del PRD, quien se formó en el PRI bajo la sombra de Gutiérrez Barrios en la Secretaría de Gobernación) bajo la premisa de la secrecía del voto. Aún y cuando se logren demostrar algunos votos, no se ve cómo se demuestre con más de tres millones, que fue la diferencia con la que ganó EPN.
Que no se malinterprete: no estoy diciendo que no se haya actualizado la compra del voto. Todos sabemos que sí. Pero también sabemos que la compra del voto se hace tanto en dinero como en especie y que todos los partidos lo practican, si bien unos más que otros. Lo que afirmo es que jurídicamente hablando, es casi imposible demostrar la compra de más de tres millones de votos. Es casi imposible demostrar que las encuestadoras actuaron todo el tiempo con la intención de favorecer a un candidato, aunque así haya sido.
No solo la entrega de tarjetas y monederos de Soriana y Monex pueden ser ciertos. También se obtiene el voto con la entrega de cemento, varilla, despensas, cubetas, escobas, y un largo etcétera. Todo ello es compra del voto, ya sea en efectivo o en especie. Y todos los partidos políticos lo hacen. Y no estoy justificando estas prácticas. Más bien estoy lamentando que se sigan dando. Y el problema no es de la ley o las instituciones electorales; de hecho, las leyes son en extremo estrictas pero siempre habrá resquicios que alguien aproveche y las instituciones (IFE, Tribunal Electoral) con todo lo criticable que puedan ser, tienen una base sólida y las personas que las integran pueden tener defectos o simpatías pero han estado actuando con sustento en la ley (que, por cierto, ellos no hicieron sino los partidos en el Congreso).
El problema está en nuestra realidad económica y social. Mientras en México haya más de 50 millones de personas en la pobreza y de ellas, más de 10 millones en pobreza extrema (según cifras oficiales); mientras haya personas que por 500 pesos voten por quien le pidan, no habrá ni leyes ni instituciones que garanticen elecciones libres y auténticas.

Alemán - ¡Se busca!


Han pasado 19 días y no aparece.

Los últimos que aseguran haberlo visto son Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Monreal.

Dicen que viste con las ropas de la transa; compra de votos, inequidad, rebase de topes de campaña, encuestas trucadas y apoyo de televisoras.

Aseguran que en los tres meses que duró la contienda presidencial recorrió todo el país, sobre todo las zonas de mexicanos con menos ingresos y, claro, sin faltar las regiones urbanas de las clases medias.

Aun así, a 19 días nadie lo ha visto.

Sin embargo, y a pesar de que su búsqueda se difunde todos los días por radio, televisión y la llamada prensa nacional -desde la noche del 1 de julio-, no ha habido suerte.

Para tratar de encontrarlo, aquellos que lo buscan, insisten cotidianamente en exhibir sus características. Se le puede identificar con la horrible compra de votos, con el ilegal uso de tarjetas de despensa de la tienda Soriana, la inmoral transferencia de recursos a través de la empresa Monex y, recientemente, se le identifica con el supuesto lavado de dinero a favor de Enrique Peña Nieto.

Si usted lo ha visto, si se topa con él, si en una de estas noches lo despierta, repórtelo a la casa de campaña del señor López Obrador.

DE RISA

El anterior podría ser un resumen humorístico de la campaña emprendida por Andrés Manuel López Obrador -y por su escudero, Ricardo Monreal-, para denunciar un fraude que sigue perdido, que nadie ha visto y que -según todas las evidencias-, nadie verá.

Sin embargo, en este caso, otra vez la realidad supera a la ficción y al humor.

Y es que, en efecto, han pasado 19 días de la elección presidencial y en cada uno de ellos los señores López Obrador y Monreal han aparecido en los medios para hacer el ridículo, para denunciar supuestos que no son acompañados por las pruebas mínimas que los hagan creíbles. En suma, que en 19 días hemos visto una gran farsa en la búsqueda de un fraude que no aparece.

Sólo falta, claro, que uno de estos días los señores López Obrador y Monreal ofrezcan una recompensa millonaria para quien localice al extraviado fraude electoral. Aun así, el perdido no aparecerá. ¿Por qué?

Por la sencilla razón de que no existe, por lo menos con las características que se le busca.

¿Y LA SENSATEZ?

Ya en serio, empieza a ser preocupante para la clase política en general, no sólo que un político de primer nivel, que aspira por segunda ocasión a la Presidencia de la República, se autoflagele con ridículos como los que hemos visto en los últimos 19 días -al insistir en un fraude que no aparece, porque no existe-, sino que todos o casi todos los comentaristas, analistas, editorialistas y columnistas, sigan -sigamos- en ese juego.

Y ya en el extremo, no pocos empiezan a sugerir que, en lugar de un riguroso análisis político, la búsqueda del supuesto fraude electoral que pregona Andrés Manuel López Obrador debe ser vista a través de la lente del análisis psiquiátrico. Por eso la pregunta ¿no habrá nadie capaz de decirle a López Obrador que empieza a perder la cordura, la sensatez, la seriedad?


Y si tienen dudas, van algunos de los argumentos que confirman que entre las izquierdas no sólo habrá un fraude perdido, sino que también podremos hablar de la sensatez perdida.

Primero. Como todos saben, la primera denuncia de supuestas irregularidades iba dirigida a la presunta alteración del recuento de votos. Ante el señalamiento, el IFE reaccionó rápido y en forma certera, y ordenó el recuento voto por voto y casilla por casilla de casi la mitad del total de sufragios emitidos. ¿Y qué creen?

Que no sólo los votos habían sido bien contados, no sólo se emitieron en absoluta libertad y secrecía, sino que el recuento elevó el número de votos a favor de Peña Nieto y, con ello, subió su porcentaje de triunfo.

Segundo. Luego, las baterías contra el supuesto fraude -que no aparece-, se dirigieron a la presunta compra de votos. Por una razón aún no explicada, a alguno de los genios del equipo de Andrés Manuel López Obrador se le ocurrió que la compra de sufragios se habría llevado a cabo a través de tarjetas de la tienda de autoservicio Soriana.

En un espectáculo grotesco, López Obrador se exhibió en un escenario tapizado de tarjetas Soriana, con las que supuestamente se compró el voto. Sin embargo, días después se comprobó que esa también había sido una farsa. Las tarjetas exhibidas no sirven como “monederos” sino para la recarga de puntos. Más aún, la empresa anunció que demandaría a López Obrador y Ricardo Monreal por difamación y daño industrial.

Tercero. Otro día, los mismos López Obrador y Monreal denunciaron que la transferencia de dinero, a favor de la campaña de Peña Nieto, se había realizado mediante la empresa financiera Monex. A esta acusación se sumó la dirigencia del PAN, y en especial el jefe del partido azul, Gustavo Madero, quien junto con Jesús Zambrano exigió -sin presentar una sola prueba-, que el Tribunal Electoral le entregue la constancia de ganador a Peña Nieto, si y sólo si “después de investigar a fondo los vínculos de Monex y el PRI”. Aquí tampoco encontrarán nada, porque no hay nada.

Cuarto. Apenas hace unas horas, López Obrador denunció el supuesto lavado de dinero de un conjunto de empresas que, según su imaginación, habrían servido para financiar la campaña de Enrique Peña Nieto.

El encargado de dar los detalles ya no fue el desacreditado Ricardo Monreal. No, ahora correspondió hacer el ridículo a Jaime Cárdenas, ex consejero del IFE.

Cárdenas se valió de recursos visuales como el Power Point, para explicar la creación de empresas y la transferencia de recursos ilegales. Todo muy bien, incluso, muy bonito. ¿Pero qué creen?

Que cuando le preguntaron: “¿Dónde están las pruebas que vinculan a esas empresas y sus malos manejos, con la campaña de Peña Nieto y del PRI?”, bajó la cabeza, pensó unos segundos y confesó: “¡No hay ninguna prueba!”.

En otras palabras, que también en ese caso el señor López Obrador y su nuevo escudero hicieron el ridículo.

Y quinto, resulta que a lo largo de los últimos 19 días, el señor López Obrador ha enviado distintas amenazas a todos los poderes y todas las instituciones. Al Tribunal Electoral envió el mensaje de que pedirá juicio político contra sus magistrados, si es que estos no invalidan la elección.

Es decir, que los combatirá si no le niegan el triunfo, como López Obrador lo pide, al ganador de la contienda presidencial, Enrique Peña Nieto.

Al IFE, a la FEPADE y, en general a la PGR, les envió el mensaje de que se las verán con él, con su movimiento y con sus 15 millones de mexicanos, si no es que declaran que, efectivamente -como López Obrador sugiere-, Peña Nieto habría lavado dinero para su campaña.

Como se puede ver, todo el proceso electoral, sus instituciones y la credibilidad en el mismo, penden del humor, las ocurrencias y locuacidades de un político mexicano que se niega a transitar por los básicos de la democracia.

Por eso la pregunta. ¿Hasta cuándo?

¿SE ACUERDA?

Hace seis años, luego de la aplastante derrota en las urnas, el PRI expulsó a la profesora Elba Esther Gordillo. Su salida –dicen- fue la respuesta del partido a su evidente activismo a favor de Felipe Calderón.

El día de hoy, quien espera en el cadalso es Vicente Fox, cuyo proselitismo en apoyo de Enrique Peña levantó ámpula al interior del blanquiazul.

A Gordillo, Calderón le permitió actuar con total libertad y le refrendó sus feudos de poder. ¿Tendrá Vicente Fox la misma suerte?


Fuente: http://www.24-horas.mx/se-busca/

Demanda contra Peña Nieto

Compartimos la demanda de los partidos de izquierda ante el IFE por la financiación del PRI




Denuncia vs Pena Completo

Martin Schmidt - Precisa Pedro

Precisa Pedro (Precise Peter)
2010
País: Alemania
Director: Martin Schmidt
duración 5:35 minutos

En este corto animado se ofrece el retrato de una familia que se dispone a comerse un pescado cocinado en su barbacoa. La familia está dirigida por el padre, quien va marcando militarmente los movimientos que deben hacer. Todos hacen lo mismo que el padre quien, con precisión –Precise Peter- va ordenando los movimientos óptimos y perfectos para moverse, cocinar y servirse en la mesa. Pero no toda la familia obedece.

El hijo pequeño todavía no parece haber aprendido los pasos que hay que seguir ni parece mostrar gran voluntad de imitar a su padre sino más bien manifiesta una natural tendencia a la libre creatividad.

La esposa y el hijo mayor, en cambio, siguen al detalle todos los comportamientos del padre. Hasta tal punto que reproducen los movimientos absurdos que realiza enojado por el libre albedrío del bebé.

Tan alienados están al auténtico cabeza de familia que, cuando éste está en dificultades, son incapaces de ayudarle porque ya sólo saben repetir lo que él les manda hacer. Es un corto crítico con la obediencia ciega y cómo el dominio sobre los demás es insostenible y, como en esta ocasión, incompatible con la vida.