Apartir del curso que siguen las reformas emprendidas, cabe una reinterpretación del Pacto por México.
Bajo el manto de recuperar para el conjunto de la nación la rectoría del Estado, la élite política la está rescatando para sí y, por lo mismo, se empeña en rehabilitar y fortalecer un solo monopolio: el suyo, sin asumirse como agente preponderante en la política.Tras el fracaso del panismo en el gobierno y varias décadas de echarse por error, debilidad, doblez, necesidad, ambición, interés o voluntad en brazos de los poderes fácticos, el retorno del priismo a la residencia de Los Pinos despertó la ambición de esa fuerza no sólo por ganar elecciones y administrar el país, sino por reconquistar y ejercer el poder sin asfixiantes patrocinios.
Acostumbrado a ejercer el poder sin cortapisas y habiendo sobrevivido a la intemperie política, supuesta en su desplazamiento del poder presidencial, el priismo entendió los nuevos tiempos. Comprendió las condiciones de la coyuntura y la estructura.