sábado, 5 de abril de 2014

Purificación Carpinteyro - Otros más tontos

Sofocados por el bióxido de carbono que peatones, pasajeros y conductores intercambian diariamente en los calurosos encuentros de vehículos que transitan por las ciudades; asfixiados por la violencia desatada que si no nos ha descoyuntado el alma, lo ha hecho con la de nuestros vecinos o amigos; impotentes ante el lodazal económico que avanza hacia nosotros sin que encontremos cómo desazolvar la alcantarilla bloqueada; la inmensa mayoría concentra sus baterías en superar exitosamente los retos que se presentan durante ese minuto, en las próximas horas, o hasta que finalice el día.

Los más optan por desconectarse de su entorno usando -o abusando- de los programas radiofónicos o televisivos, que usan como "ruido blanco". Ni los escuchan pero les hacen compañía en sus reflexiones o fijaciones a lo largo del día. Algunos salen de su ensueño cuando escuchan hablar de la violencia de las barras de los equipos de futbol pero pronto regresan a su estado hipnótico; otros cuantos ríen con cinismo del más reciente escándalo político, en el que para variar, se involucra "sexo, drogas y rock & roll".







A ellos, y a muchos más con preocupaciones mayores, muy poco interesan los improperios vertidos por los críticos o la defensa velada presentada por los beneficiados de la dizque iniciativa de "leyes secundarias de telecomunicaciones y radiodifusión".

¿Qué puede importarles lo que el Presidente haya presentado ante el Senado? ¿En qué cambiará sus vidas, haciéndolas más vivibles, más esperanzadoras, menos dolorosas? Más y más leyes que de nada sirven, que todo lo empeoran y que sólo se usan para justificar la existencia de una siempre creciente masa de seudo representantes del pueblo. ¡Ja! Como si lo hubiesen conocido más allá de sus eventuales paseos organizados ante una muchedumbre reunida para aplaudir, a cambio de agua embotellada, tortas, con suerte una ayudadita para las chelas y, quién sabe, hasta la promesa de una silla de ruedas para la mamacita que ya casi no puede caminar.

A otros con sus historias de que las nuevas leyes deberían reconocer como "servicios públicos" a los que así calificó la Constitución: es decir, los de telecomunicaciones y radiodifusión. Y a los tontos que intenten hacerles creer que ahora sí, por todo lo que tienen por santo, los celulares van a funcionar en la ciudad -ya ni pa' qué pedir el territorio nacional-; que no vamos a tener que pagar tres veces por cada llamada porque tuvimos suerte, y apenas tres veces se cayó la señal.

Ah, pero eso sí: afortunadamente las pobrecitas empresas de televisión de paga no van a perder la ventaja que tienen desde hace casi catorce años. Seguirán siendo las únicas que podrán vender su paquete de "triple play", aunque la telefonía y el internet que ofrezcan siga siendo un atraco.

Y ni qué decir de la nueva teoría económica desarrollada en la iniciativa: con eso de que hay un "agente económico preponderante", ahora tenemos que creer que la mejor forma de propiciar que ese agente y sus competidores realicen las inversiones que requiere el país, para garantizar que todos los mexicanos cuenten con servicios de telecomunicaciones de calidad y a precios competitivos, es obligándolo a prestar esa infraestructura "de a gratis". Da vergüenza tener que explicar que si el dueño de la infraestructura no gana ni para cubrir el costo de mantenimiento de la red, obviamente no invertirá nada; pero tampoco lo harán los que pueden usarla sin pagar nada a cambio.

Que les crean los tontos que sin inversiones, cuando nos vendan internet de 200 megas, ahora sí nos van a entregar por lo menos uno; que esos mismos se traguen que no nos van a cobrar por ese "uno", veinte veces más que lo que paga el conocido que tenemos en Chicago. Y eso de la "Política de Inclusión Digital Universal"... esa no importa. Si no se cumple, de eso se quejarán apenas un puñado de desvelados, otros más tontos que piensan que es importante invertir esfuerzos para darle herramientas a sus congéneres que les permitan aspirar a un mejor vivir.


pcarpinteyro@gmail.com


Leído en http://www.elnorte.com/aplicacioneslibre/editoriales/editorial.aspx?id=23751&md5=cf8ce0684663d1aea43c5be7f6c5a876&ta=0dfdbac11765226904c16cb9ad1b2efe

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