martes, 3 de marzo de 2015

Voto calificado en México. ¿Vale la pena intentarlo?

     Siempre he dicho que, en México, las personas pobres e incultas no deberían tener derecho a votar. Estoy convencido que la calidad de la democracia es directamente proporcional al nivel educativo de los votantes. Por eso estoy a favor de lo que se conoce como voto calificado (o restricción del voto universal, como quieran verlo). ¿En que basaría yo la restricción del voto? En la educación. ¿Por qué? 

Denise Maerker - El alcalde de San Blas o lo que nos merecemos

N o podemos salir con que fuimos engañados. Los que nos gobiernan, la mayoría, llegó a su puesto por votación de una mayoría. Y en muchos casos, antes de ganar, sus electores se pudieron (nos pudimos) dar cuenta de sus cualidades pero también de sus defectos: Que si les gusta el dinero y los lujos, o que son megalómanos y le ponen a cualquier esquina su nombre o el de la esposa, que les gusta moverse rodeados de lujos o se dedican a la fiesta y el despilfarro. Peor, hay los que ganan o encabezan encuestas luego de que se hace público que en puestos anteriores manejaron indebidamente recursos públicos o aprovecharon descaradamente para enriquecerse. Entonces ¿de quién es la culpa?
Por eso, después de los excesos y el mal gusto que desplegó el alcalde de San Blas este fin de semana durante los festejo de su cumpleaños, más que preguntarle a él por el origen de los recursos con los que pagó su fastuosa fiesta o de cuestionarlo por la forma tan grosera en que humilló a una joven, dan ganas de entrevistar a los 7 mil 500 ciudadanos de San Blas que le dieron el triunfo en las últimas elecciones.






Raymundo Riva Palacio - El amigo del presidente

El presidente Enrique Peña Nieto le tiene mucho cariño a Eduardo Medina Mora. Lo conoció, por iniciativa de Medina Mora, cuando era jefe del Cisen, y él funcionario en el gobierno del Estado de México. Desde entonces se fortaleció la relación y llegó a ser personal. Cuando visitó Londres como presidente electo, Peña Nieto le preguntó en una cena qué quería hacer en su gobierno. Medina Mora, en ese momento embajador en el Reino Unido, respondió que estar cerca de sus hijos, que estudiaban en Estados Unidos. Peña Nieto pensó en la Embajada en Washington, aunque Medina Mora pensaba en la Secretaría de Relaciones Exteriores. Oregon, el estado donde estudiaban sus hijos, está a la misma distancia de Washington que de la ciudad de México, pero el presidente electo no lo sabía.

Medina Mora fue nombrado embajador ante la Casa Blanca, por la mala interpretación que hizo Peña Nieto de su deseo. Por eso, cuando hace unas semanas le planteó el presidente que lo quería en la Suprema Corte de Justicia, Medina Mora trató de persuadirlo. Lo que él deseaba, confió la semana pasada a varios senadores, era buscar la Corte dentro de tres años, no ahora. Pero al presidente no se le dice que no y tuvo que adelantar sus planes. Este lunes habló en comisiones y el martes pasará la terna de candidatos al pleno del Senado para que voten al sustituto del recién fallecido Sergio Valls. Sólo una eventualidad mayúscula desbarrancaría a Medina Mora, que tenía este lunes los votos necesarios para su ratificación.





Ciro Gómez Leyva - Arely Gómez, o la falsa estupidez

Venga, revisemos la proposición:

Arely Gómez llega a la PGR para servir y proteger a Televisa.
Se trata de una proposición categórica. Enuncia sin condición y sin alternativas. Aquí la relación lógica no tiene que ser probada. Es lo que es, punto.

Quienes desperdigan esa proposición son los de costumbre, los que no suelen mostrar gran aprecio por la verificación de sus afirmaciones; los que especialmente desde 2006 convierten los asuntos públicos en una confrontación entre el pueblo bueno (con sus “intelectuales” y periodistas buenos) y la siniestra conspiración de las fuerzas corruptoras (donde encajan todos los que no sean buenos).





Salvador García Soto - ¿Y los ingenios apá?

Han pasado 14 años de que el gobierno federal, bajo la presidencia de Vicente Fox, expropió 27 ingenios para “salvarlos de la quiebra”; aunque se dijo entonces que los ingenios se privatizarían de inmediato, en cuanto fueran saneados, el negocio millonario que reportan al gobierno ha retrasado la privatización. Fox nunca los vendió, Calderón los usufructuó y Enrique Peña Nieto no termina de desincorporarlos, y como administrador de los 9 ingenios que aún tiene la Federación nombró a un incondicional suyo. Carlos Rello Lara, es director de FESA (Fondo de Empresas Expropiadas del sector Azucarero) desde marzo de 2013. Su nombramiento no fue fortuito; además de haber sido el primer jefe de Peña Nieto en la política —le dio su primer trabajo como su secretario particular en 1999 en la Secretaría de Desarrollo Económico del Edomex—, conoce el sector pues fue empresario del azúcar y el refresco: su familia fue dueña de Embotelladoras del Valle de Anáhuac. De hecho, Rello vendió en 1997 tres ingenios al grupo Santos que después se negó a pagárselos, lo que llevó a un litigio legal de 8 años. Con la expropiación de 2001, FESA adquirió ese litigio y en 2005, el mismo Fondo que hoy dirige, le pagó a Rello 20 millones de dólares, ya con recursos públicos, por los ingenios Plan de Ayala, en San Luis, y Cuatotoloapan y San Gabriel, en Veracruz.






Carlos Loret de Mola - ¿Por qué se fue Murillo Karam?

Sus compañeros de gabinete se quejaban mucho de él ante el presidente Peña Nieto. El mandatario les respondía asintiendo con la cabeza, cerrando levemente los ojos, en el gesto de quien quiere expresar resignación. Les explicaba que ya sabía del problema, pero que quería mucho a ‘Chucho’.

Y conforme avanzaron los meses, más y más secretarios de Estado e integrantes de su primer equipo le expresaban que en la Procuraduría General de la República muchas cosas estaban atoradas, y que ‘Chucho’, Jesús Murillo Karam, el procurador, les decía que sí, que ya, que en eso estaba… pero nada.





Roberto Bolaño - Jim

Roberto Bolaño

Jim

Hace muchos años tuve un amigo que se llamaba Jim y desde entonces nunca he vuelto a ver a un norteamericano más triste. Desesperados he visto muchos. Tristes, como Jim, ninguno. Una vez se marchó a Perú, en un viaje que debía durar más de seis meses, pero al cabo de poco tiempo volví a verlo.

¿En qué consiste la poesía, Jim?, le preguntaban los niños mendigos de México. Jim los escuchaba mirando las nubes y luego se ponía a vomitar. Léxico, elocuencia, búsqueda de la verdad. Epifanía. Como cuando se te aparece la Virgen.

En Centroamérica lo asaltaron varias veces, lo que resultaba extraordinario para alguien que había sido marine y antiguo combatiente en Vietnam. No más peleas, decía Jim. Ahora soy poeta y busco lo extraordinario para decirlo con palabras comunes y corrientes. ¿Tú crees que existen palabras comunes y corrientes? Yo creo que sí, decía Jim. Su mujer era una poeta chicana que amenazaba, cada cierto tiempo, con abandonarlo. Me mostró una foto de ella. No era particularmente bonita. Su rostro expresaba sufrimiento y debajo del sufrimiento asomaba la rabia. La imaginé en un apartamento de San Francisco o en una casa de Los Ángeles, con las ventanas cerradas y las cortinas abiertas, sentada a la mesa, comiendo trocitos de pan de molde y un plato de sopa verde.