jueves, 24 de noviembre de 2011

Lo dijo en Twitter

23 cadáveres semidesnudos y maniatados son dejados en Arcos del Milenio, Guadalajara y el Gobernador de Jalisco anunció en su cuenta en twitter   @EmilioGlezM


Pepe Cárdenas: Hartos de miedo

Los mexicanos no sabemos qué hacer contra el crimen, sólo entendemos lo que el crimen puede hacer con nosotros.



Así lo revela la Novena Encuesta Nacional sobre la Percepción de Inseguridad Ciudadana, realizada por Consulta Mitofsky, por encargo de México Unido Contra la Delincuencia.

Para la mayoría ciudadana (58%), la "guerra" contra el crimen está perdida. Sólo 18% contesta lo contrario.

Los datos son duros.

Sin embargo, el presidente Felipe Calderón se mantiene firme. Insiste en que esta "es una lucha que no tiene atajos ni soluciones mágicas". Es decir, que cruzamos el punto de no retorno. Que no hay reversa.

En la encuesta de Roy Campos se revelan asuntos preocupantes. Quizás el peor es que una tercera parte de los mexicanos demanda negociar con las bandas del crimen organizado. Otro tercio, considera indispensable legalizar las drogas. El resto, piensa que la intervención de agentes extranjeros reduciría la violencia. ¡Hágame favor!

El Ejército ya no es tan mal visto en las calles. Ocho de cada diez encuestados están de acuerdo en aumentar el número de soldados en ciudades del norte del país. Consideran que es una institución confiable y cuenta con el apoyo ciudadano para ejecutar tareas de seguridad pública. Importan poco las denuncias sobre violaciones a los derechos humanos.

En pocas palabras, retirar al Ejército de las calles no sería bien visto.

Además, 66% de los encuestados tiene miedo de ser secuestrado; 74%, de sufrir un robo a mano armada; 55%, de ser víctima de un acto terrorista, como en la tragedia del Casino Royale.

La Novena Encuesta sobre Percepción de Inseguridad es una buena instantánea del alma de los mexicanos. Estremece conocer los números de los sentimientos de la nación.

Pero. como dicen los sicólogos, percepción es realidad. Y, en tal sentido, el principal problema de los mexicanos no es la falta de empleo o la economía gelatinosa.

Es tal la desesperación que la sociedad propone medidas extremas. Algunas, absurdas: 71% exige aplicar la pena de muerte; 24% le pasó cerca la bala, ya que dice conocer a algunos de los muertos caídos en la cruzada contra el delito.

Al ciudadano de a pie le importa muy poco entender el concepto "Estado de derecho". No sabe ni con qué se come.

.Tres de cada diez hasta dicen que se vale hacer justicia por propia mano.

A este paso, acabaremos dando el visto bueno a los"mata-zetas", a los "matamatazetas" y a los "matamatamatazetas". y así hasta agotar existencias.

En el tema de la (in)seguridad, el Estado ha sido rebasado.

-¿Entonces, ahora sí podemos hablar de un Estado fallido?

-Quizás sería exagerado, responde Roy Campos, pero sí podemos hablar de un déficit de gobernabilidad.

MONJE LOCO: Desde que esta guerra empezó, los números rojos arden. Según cifras oficiales, en 2007 hubo dos mil 275 ejecutados; para 2008 sumaron cinco mil 207; en 2009 fueron seis mil 587; en 2010, casi se duplican (11 mil 583) y, en este año, ya van 11 mil 301, contando los 25 más recientes en Sinaloa. Los muertos del miedo criminal, durante el calderonismo, suman 37 mil. ¿Y dónde quedaron los 13 mil que faltan para 50 mil? Nadie sabe, nadie supo.

Lo mismo en http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&seccion=opinion&cat=11&id_nota=787507

Carlos Marín: Oficinas que hieden... en Palacio



Según el ex gobernador del escándalo, la falsificación de documentos para que Coahuila obtuviera créditos bancarios por más de cinco mil millones de pesos implica únicamente a funcionarios de tercer o cuarto nivel en las estructuras administrativas del estado, pero también de la Secretaría de Hacienda.
Por primera vez, aquí en MILENIO, Humberto Moreira le entró en detalle al tema que lo colocó en el centro de especulaciones que han ido desde su “inminente” baja como dirigente nacional del PRI, hasta su eventual encarcelamiento.
Anoche se mostró como suele vérsele: tranquilo, sonriente, dicharachero, festivo inclusive, porque su responsabilidad en ese tipo de trámites es la misma que tuvo el actual aspirante a la Presidencia Ernesto Cordero, ya que en Hacienda se colocaron los sellos que hicieron válidas las falsificaciones.
Perturba un dato averiguado por la reportera Blanca Valadez: en el fraudulento palomeo participaron los funcionarios estatal y federal, más los representantes de los bancos… en las oficinas que la secretaría conserva en Palacio Nacional.

Ciro Gómez: Bienvenido el ejemplo que nos deja La Jornada


La Suprema Corte de Justicia de la Nación negó ayer, finalmente, el amparo que solicitó el diario La Jornadacontra una sentencia que había absuelto del delito de daño moral a la revista Letras Libres.
Se trata de un litigio que nace de un artículo sobre ETA escrito en Letras Libres por Fernando García Ramírez, en 2004. La Jornada consideró que dicho texto afectaba el honor y la reputación del diario al asociarlo con el terrorismo, y decidió defenderse en los juzgados.
Carezco de formación para analizar el asunto en detalle jurídico, pero simpatizo, en principio, con la síntesis del ministro instructor del caso Arturo Zaldívar, quien fundamenta que el espíritu de la votación de cuatro a uno descansa en el principio de que los medios deben tolerar un mayor grado de crítica que los individuos, incluso en presuntas cuestiones de honor.
Y aunque me parece excesiva la afirmación de La Jornada de que el fallo legitima la “ley de la selva” y abre la puerta para que se afirme sin probar y se calumnie sin asumir responsabilidad alguna, celebro la forma en que el diario expuso y peleó el caso en su páginas.
Recuerdo haber leído en los años nacientes de La Jornada un artículo de Eduardo Galeano donde rechazaba la moda de la ambigüedad y la niebla, y exaltaba la alegría de tomar partido y elegir. Bienvenidos, pues, la polémica y el riesgo. Bienvenida la confrontación de ideas y puntos de vista. Bienvenida la presión que ejercióLa Jornada sobre un poder institucional. Lo hizo en buena lid, con sus plumas y una carta pública de todo el personal. Inobjetable.
Perdieron el pleito. Dejaron un ejemplo.

Lorenzo Meyer: La izquierda de aquí.



La Izquierda Hoy.

Por razones que no tiene caso ahondar en este espacio y ocasión, resulta que hace tiempo que en México y en muchos otros lugares, la izquierda dejó de ser la de las masas organizadas, en torno a la gran utopía marxista y bajo el liderazgo de profesionales duros que deberían guiarla por la sangrienta vía de la revolución. Hoy la izquierda es más modesta. No olvida a Marx pero ya no ve el triunfo mundial del socialismo como un dictado de la historia, (Erik Hobsbawm, Cómo cambiar el mundo, [Crítica, 2011]). Se trata de una fuerza más heterogénea, desconfiada de los partidos y dispuesta a la desobediencia civil pero ya no a volver a asaltar el Palacio de Invierno, pues los resultados de eso fueron horrendos.

Hoy, una parte de la izquierda ya ni se reconoce como tal sino como “indignados”, “ocupas” o estudiantes que reclaman en la calle una educación pública, gratuita y de calidad. En México, la izquierda son también “Morena”, lo que se mantiene de “El Barzón”, Atenco, la APPO o el neozapatismo. Izquierda son los sindicalistas que se han quedado sin fuente de trabajo y no se resignan, (SME, Mexicana de Aviación), algunas de las ONG, los ecologistas, los que reaccionan contra la política federal de insistir, pese al costo en vidas y presupuesto, en la solución militar al problema del narcotráfico, los “ninis” que no se conforman con su situación y un etcétera que puede llegar a ser largo si hay un liderazgo capaz de agruparla y encausar tanto la suma de reclamos como el deseo de imaginar algo mejor que la grisura y mediocridad del presente, que la mera prolongación de las inercias en el futuro.

El Liderazgo.
Un problema central de la izquierda mexicana a lo largo del siglo XX fue la ausencia de un liderazgo y de un proyecto que le permitiera enfrentar con éxito los obstáculos enormes que presentó un régimen autoritario que, por provenir de una revolución social, se apoderó del discurso progresista y lo mantuvo pese a desmentirlo en la práctica después del cardenismo. Otro gran problema ha sido una cultura cívica que, por razones históricas y por la influencia de los medios de comunicación dominados por una visión de derecha -una televisión directamente asociada al poder político desde su origen-, ha tendido hacia el conservadurismo (véanse las encuestas en Ronald Inglehart, et al, (eds.), Human beliefs and values, [México: 2004], sección E).

El primer tema, el del liderazgo y organización en la izquierda, es uno de los que hoy se debaten y definen de cara al próximo encuentro de México con las urnas. La semana pasada, y teniendo como trasfondo una larga cadena de conflictos internos, la izquierda partidista mexicana le ganó a los malos augurios. Con un giro de 180° en relación a los procesos que le antecedieron, pudo elegir candidato presidencial sin recurrir a la carnicería fratricida. Las dos cabezas visibles de la contienda interna, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y Marcelo Ebrard, acordaron acudir a una encuesta para determinar quien contaba con más apoyo y plegarse al resultado. Convinieron en cinco preguntas pertinentes -al hacerlo prefiguraron el resultado al dar mayor peso a las posibilidades presentes sobre las de crecimiento futuro, (José Antonio Crespo, El Universal, 21 de noviembre). En tiempo y forma previstos, Ebrard reconoció públicamente un resultado de 3 a 2 a favor de AMLO y con elegancia declinó seguir en la contienda pero preservando (y aumentando) su capital político de cara al futuro.

Así, de entrada y en principio, pareciera que la energía de esa izquierda se concentrará en una lucha contra el verdadero adversario: el retorno del PRI de Enrique Peña Nieto a “Los Pinos”, lucha que se perfila como extraordinariamente difícil de librar. Por ahora, las últimas encuestas disponibles, (El Universal, 22 de noviembre) dan por descontada la restauración priista y la tarea de AMLO va a ser realmente cuesta arriba.

La Naturaleza de la Dicotomía Izquierda-Derecha.
Desde su origen en la Asamblea Nacional francesa de 1789 el laxo agrupamiento de diputados que se sentaba a la izquierda de la presidencia, se identificaba con el cambio no sólo de políticas sino de régimen: la derecha apoyaba la monarquía existente y la izquierda proponía crear la república. Las circunstancias posteriores sufrieron muchos cambios pero la orientación se ha mantenido: la derecha se ha esforzado en la preservación del status quo, de la estructura social y cultural vigentes y de los derechos adquiridos. La derecha más inteligente sabe que el cambio es natural e inevitable, pero busca frenarlo hasta donde le sea posible, adaptándose a las nuevas formas pero manteniendo el corazón de lo viejo según el lema del personaje literario, don Fabrizio Corbera, príncipe de Salina: cambiar para que todo siga igual.

En contraste, la izquierda no sólo demanda el cambio superficial, sino uno real y con sentido moral. Transformación en favor de aquellos a los que el orden existente les ha jugado históricamente con dados cargados -básica pero no únicamente, los económicos- y que siempre les ha exigido lo más y les ha dado lo menos. En el siglo XX, la derecha buscó disminuir hasta negar la validez de la división entre derecha e izquierda, pero esa negativa es irrelevante en tanto esta última se mantenga señalando la existencia y las consecuencias de una contradicción de intereses entre grupos sociales inaceptable moral pero también prácticamente.

El reciente estudio comparativo entre los países de la OCDE en relación a la justicia social que acaba de publicar la fundación alemana Bertelsmann -y que ya cité en una columna anterior-, coloca a México en el penúltimo lugar de los 31 países de esa organización y en el último en materia de prevención de la pobreza. Estos indicadores hacen patente la urgencia de encausar a México hacia un camino que lleve a una menor inequidad, es decir, por el de la izquierda.

Es interesante notar que el estudio citado considera que una mejor justicia social -definida como la capacidad de garantizar a todos y cada uno de los miembros de la sociedad, mediante inversiones públicas adecuadas, una oportunidad genuina de desarrollar sus capacidades- es un imperativo no sólo moral sino también práctico, pues de él depende transformar en “socialmente responsables” a las economías de mercado lo que, a su vez, será la garantía de su viabilidad en el largo plazo, algo que finalmente también es un interés de la derecha, de la derecha inteligente, claro está.

Líder Hay ¿Y Partido?
Por su biografía política, AMLO es hoy el líder natural de la izquierda mexicana. Esa biografía se inicio hace 34 años cuando, tras salir de la UNAM, el joven tabasqueño decidió irse a vivir con los chontales como director del INI en Tabasco, siguió cuando perdió la dirección el PRI estatal por intentar cambiarlo, se mantuvo como oficial mayor de su estado en “época de vacas gordas” por un día y renunció. Tras participar en la formación del PRD y encabezar la oposición en Tabasco, AMLO ganó el gobierno del D.F. y luego fue candidato presidencial de oposición para ser derrotado de mala manera, pero persistió en organizar a la oposición al margen de un PRD que ya se había vuelto en su contra, crear a pulso el movimiento social “Morena” y recorrer de punta a rabo todo el país para, finalmente, volver a ser el candidato presidencial de las izquierdas.

AMLO tiene ahora un discurso notablemente diferente del que tenía hasta hace poco. El de ahora es más suave aunque su “Proyecto de Nación” sigue siendo el mismo: enfrentar la vieja y enorme corrupción de la estructura institucional del Estado y usar lo que queda de ese Estado para encausar, dentro del marco inevitable de economía de mercado, los recursos públicos e indirectamente los privados hacia la creación de empleo vía la construcción de infraestructura, la eliminación de privilegios socialmente inaceptables y enfrentar a los monopolios para crear una competencia económica interna que le permita a México enfrentar la muy dura competencia externa.

La historia de éxito de cierta izquierda latinoamericana, en particular la brasileña, está montada en un partido que hoy no tiene contraparte en México. El PRD actual ha mostrado que no está a la altura del enorme reto que significa enfrentar al PRI -Michoacán es el ejemplo más reciente- y, por ahora, ese es el punto más débil de la estrategia encaminada a dar una oportunidad al proceso político mexicano de intentar navegar pegado a la orilla izquierda. ¿Será Morena capaz de dar al proyecto lo que el PRD no le ofrece? Es pregunta.

Leído en http://www.enlacemexico.info/index.php?option=com_content&view=article&id=2609&Itemid=168

Gregorio Molina: Sin reconciliación no hay futuro.





Es momento de que la palabra y el compromiso adquirido recuperen su valor ético, reafirmen la civilidad y el comportamiento honesto, porque México no será Colombia, pues no tiene un movimiento armado revolucionario desde hace más de diez lustros, como en esa nación, pero sí puede convertirse en el vertedero de todo lo que no quiere ser aceptado en Estados Unidos.

Es momento de que quienes aspiran a la Presidencia de la República busquen la reconciliación nacional, desmientan al actual titular del Ejecutivo en funciones, cuyo principal empeño ha sido y es confrontar a los mexicanos en el discurso y en los hechos, en la idea absurda de legitimarse a través de una guerra que no era de él, pero que hizo suya sin ningún argumento que pueda ser atendible, porque otros métodos para combatir a la delincuencia organizada siempre estuvieron a mano, pero se trataba de privilegiar el compromiso diplomático adquirido con la Casa Blanca, por sobre el mandato constitucional que aceptó al asumir el cargo.

Reitero, es momento de desacreditar, con el valor que les confiere su aspiración a dirigir esta aterida nación, las políticas públicas que criminalizan a las víctimas, que favorecen la desaparición, la trata, la muerte y las fosas clandestinas, que dividen al país en mexicanos buenos y malos, que lo transforman en una sociedad de delatores y confrontan para debilitar ante las necesidades que de los recursos no renovables que poseen los mexicanos tiene Estados Unidos.

Si no se ponen de acuerdo entre ellos -me refiero a los aspirantes a suceder a Felipe Calderón en ese terrible cargo- para llamar a la reconciliación nacional, para verse como contendientes y no como enemigos; si no establecen reglas del juego electoral que unan con criterio y capacidad de crítica, porque no se trata de crear una masa amorfa que todo lo apruebe, el neopanismo habrá ganado la partida e impondrá un gobierno ajeno a los mexicanos, sin necesidad de haber ido a buscarlo a Miramar.

Es el momento de unir criterios y voluntades para conceptuar la transición, proponerla e instrumentarla; para ello se necesita, además de la reconciliación nacional, de una buena dosis de humildad como la que caracterizó a Adolfo Suárez cuando comprendió cuál era su papel una vez que el Caudillo murió y fue enterrado, una vez que hubo convencido a Santiago Carrillo y a Juan Carlos. No creo que los mexicanos necesiten de otra guerra civil para llegar a esa conclusión.

Dado el nivel intelectual y el sesgo doctrinario que tienen los aspirantes del PAN, esta importante, trascendente responsabilidad recae en Andrés Manuel López Obrador y Enrique Peña Nieto. ¿Sabrán qué tan importante es que ellos coincidan y lleguen a acuerdos? Eso espero, pues de otra manera resultaría incongruente la pregunta de Manlio Fabio Beltrones al declinar: “Unidad, ¿para qué?”

Aguilar Camín: Peña Nieto: el proyecto y los aliados



No son los libros, sino los políticos los que hacen la política. Y no son los proyectos los que definen el futuro de un país, sino los hechos de cada día.
Todo el que quiera un 2012 con debate de ideas y programas no puede sino dar la bienvenida al libro que resume el proyecto político de Enrique Peña Nieto: México, la gran esperanza. Un Estado Eficaz para una democracia de resultados.
No es un prontuario, ni una plataforma de postulados ni un folleto, sino un libro, un texto amplio, ordenado, con datos, diagnósticos, propuestas que se pueden pensar, comparar, releer y, mañana, exigir. Ojalá tuviéramos algo equivalente de todos los candidatos.
El libro emite una señal clara de propósitos para el futuro. La política del día con día emite señales menos claras.
El corazón de este proyecto es una reforma fiscal profunda que pague ambiciosos proyectos de políticas públicas en infraestructura, educación, seguridad social universal.
Esa reforma fiscal es políticamente imposible sin lo que el propio libro llama “la moral de pago y la confianza de los contribuyentes” (p. 172).
La moral de pago y la confianza del contribuyente sólo pueden ganarse con transparencia y rendición de cuentas, como el mismo libro apunta. Pero el escándalo público que rodea hoy al PRI es precisamente por falta de rendición de cuentas en deudas contraídas por visibles políticos priistas.
Esas deudas inexplicadas tienen más elocuencia en el día a día que la promesa de rendición de cuentas ofrecida en el libro.
Algo semejante puede decirse de las alianzas electorales recientes del PRI. ¿Puede imaginarse una reforma educativa como la aquí propuesta de la mano de Nueva Alianza, el partido político del sindicato magisterial y de su dirigente? Los dueños de Nueva Alianza han sido hasta ahora más parte del problema que de la solución en el reto educativo de México.
¿Puede esperarse algo en materia de desarrollo sustentable, noción también importante de este libro, de la mano de un Partido Verde del que no sabemos sino escándalos privados y campañas públicas a favor de la pena de muerte?
Cierto, este no es el proyecto del presidente del PRI ni de los partidos aliados, sino del candidato presidencial Enrique Peña Nieto. Pero ya que está en la mesa el proyecto, ya que puede leerse, estudiarse, discutirse, conviene que Peña Nieto convoque a aliados, seguidores y operadores a definirse frente a él, para que lo asuman o lo nieguen, y actúen en consecuencia.
Muchos podrían votar por este proyecto. Muy pocos por esos aliados.

Leo Zuckermann: Peña: Pemex, IVA y destrabar desde adentro


Peña Nieto presentó ayer México: la gran esperanza. Un Estado eficaz para una democracia de resultados. Se trata de un libro serio, bien documentado y argumentado, tomando en cuenta que es un compendio de propuestas de gobierno. Sin embargo, el virtual candidato presidencial del PRI las presenta como "un conjunto de ideas para el futuro del país" y no "una oferta de gobierno" por razones legales de la absurda reforma electoral de 2007.

El libro contiene varias propuestas que espero se debatan durante las campañas. Peña, por lo pronto, manda el mensaje de que sí tiene interés en discutir temas de sustancia. No quiere que la gente se quede con la idea que sólo es un "muñeco televisivo" que dice puras generalidades pueriles, como algunos lo han caracterizado. El priista incluso está dispuesto a entrarle a temas que son tabú dentro de su partido como Pemex y el IVA.

Peña ya lo había adelantado al Financial Times: hay que ser más audaces en el sector energético. En el libro propone "despojarnos de ataduras ideológicas que impiden detonar el potencial de Pemex como gran palanca de desarrollo nacional". Admite que la "empresa se puede beneficiar de asociaciones con el sector privado para dinamizar su producción, así como aumentar su rentabilidad y transparencia". Ayer platicamos con Peña en el programa Es la hora de opinar en FOROtv. Le pedimos que explicara más a fondo esta propuesta. Dijo dos cosas importantes: que consideraría la apertura en toda la cadena de valor de Pemex, desde la exploración y explotación hasta la producción de petroquímicos, y que esto, en definitiva, implicaría una reforma a la Constitución. Fue muy claro, eso sí, en asegurar que la propiedad de los hidrocarburos la mantendría el Estado y que, por lo pronto, no contemplaría colocar capital de Pemex en la Bolsa de Valores tal como lo hizo Petrobras en Brasil.

Sobre el IVA, el libro de Peña es menos claro pero deja ver su intención de reformar este impuesto para recaudar más (hoy la recaudación del IVA equivale a 3.9 puntos porcentuales del PIB). ¿Cómo hacerlo? Ahí es donde el lenguaje se torna más político: "Se deberá encontrar una combinación que permita ampliar la base impositiva y reducir al máximo las exenciones y tratamientos especiales del ISR e IVA". Desde luego que no hay fórmulas mágicas. En el caso del IVA, la combinación es entre los productos que causan el impuesto y la tasa que se les aplica. Lo ideal, para que no haya tratamientos especiales, es fijar la misma tasa a todos los productos (la llamada "generalización"). En Es la hora de opinar le preguntamos a Peña si estaba pensando en eso. Evadió la respuesta. Es lógico: a fin y al cabo está en campaña y no quiere hablar de subir impuestos. Pero creo que el priista, de llegar a la Presidencia, sí revisaría el tema del IVA que hoy es un tabú en su partido.

Lo cual nos lleva a un último punto. En la televisión le preguntamos a Peña cómo pensaba implementar estas reformas teniendo dentro del PRI a muchos de los grupos de interés que hoy se benefician del statu quo y que bloquean los cambios. ¿Reforma energética con el sindicato de Pemex en casa? ¿Reforma educativa aliándose con el partido de la maestra Gordillo? ¿Transparencia en el gasto de los estados con gobernadores priistas opacos, incluido el ex gobernador de Coahuila, Humberto Moreira, hoy presidente del PRI? ¿Cómo creerle a Peña de su intención reformista cuando los "enemigos" de estas reformas están dentro de su partido?

Peña contestó con un argumento interesante: es más fácil que un presidente priista convenza a estos grupos de la necesidad de estas reformas; el tenerlos dentro de casa puede ser más benéfico que costoso.

Citó el caso del PSOE en España: el hecho de que varios sindicatos pertenecieran a este partido facilitó reformas estructurales en ese país. Quizá se trate de una visión optimista, pero no es un mal argumento: que las reformas estructurales podrían destrabarse desde adentro de un partido que, hasta hoy, las ha obstaculizado por no estar en el gobierno sino en la oposición.

Twitter: @leozuckermann

Lo mismo en http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&seccion=opinion&cat=11&id_nota=787506

Cartón de hoy