Ni la efervescencia social que vive el país, ni las expresiones de
hartazgo y repudio de la sociedad a la clase política, ni los grupos
radicales y la actividad guerrillera que tiene en vilo a los habitantes
de Guerrero, Oaxaca y Chiapas, ni los escándalos y la crisis de
credibilidad del Presidente y su gobierno, parecieron importarles a los
partidos políticos en el Senado que, la noche del lunes, ante la
dificultad de lograr acuerdos, decidieron bajar la cortina e irse de
vacaciones sin resolver temas legislativos urgentes como el aumento al
salario mínimo, la reforma política del DF y la elección de los nuevos
fiscales anticorrupción y de delitos electorales.