Así es como encabeza el semanario británico “The Economist” el artículo
que dedica, en su más reciente edición, a lo que considera el nuevo
escándalo revelado por el periódico neoyorquino “The Wall Street
Journal” el jueves pasado: la compra de una residencia en exclusiva zona
de Malinalco, Estado de México, que hizo el secretario de Hacienda,
Luis Videgaray, con un crédito hipotecario no bancario que le otorgó la
inmobiliaria Higa, que es la misma que vendió a Angélica Rivera, con
facilidades similares, la llamada “casa blanca” de las Lomas, y de la
que es dueño Juan Armando Hinojosa, contratista al que Videgaray y Peña
Nieto le pagaron millonarias cantidades en el Estado de México (Viaducto
Elevado, Autopista Toluca-Naucalpan, Aeropuerto de Toluca) y que, al
parecer, es el favorito del gobierno federal (remodelación del hangar
presidencial mediante adjudicación directa).
“The Economist”, medio alineado a los intereses del neoliberalismo y que
apenas en marzo pasado elogiaba a Videgaray por la reforma que abrió el
petróleo mexicano a la inversión extranjera, opina que el caso
Videgaray fortalece la percepción de que Peña Nieto y su gobierno está
en medio de un conflicto de intereses violatorio de diversas
disposiciones legales.
Cuando se conoció el caso de la “casa blanca”, tanto el vocero del
gobierno, como la señora Angélica Rivera y el presidente mismo, alegaron
que no había tal conflicto de intereses porque la primera dama no es
una servidora pública.
Videgaray recurre a un argumento parecido: la casa la adquirió en
octubre de 2012 cuando no era funcionario público, lo que no es del todo
exacto. En esa época, en efecto, no estaba contratado por el gobierno
en turno, que era el de Felipe Calderón. Entonces, era jefe del equipo
de transición del presidente electo Peña Nieto y le tocó negociar,
obtener y repartir la jugosa partida, incluida en el presupuesto,
destinada a pagar y solventar los gastos del grupo político que tomaría
posesión de Los Pinos un par de meses después.
¿No se es servidor público desde el momento en que se maneja una partida del presupuesto?
Aceptemos, sin conceder, que Videgaray no lo era y que lo fue hasta dos
meses después, cuando tomó posesión como secretario de Hacienda. Él
mismo declaró que el crédito hipotecario que le hizo la empresa Bienes
Raíces H&G (Higa) lo obtuvo el 10 de octubre de 2012 para comprar la
casa valuada en 7.5 millones de pesos, y que, “por razones
financieras”, decidió liquidarlo con recursos propios el 31 de enero de
2014.
¿Le alcanza a un servidor público, así sea secretario de despacho,
liquidar con su sueldo de 14 meses un préstamo de 7.5 millones de
pesos?
Se ve difícil, pero aceptemos que, como dijo Videgaray, echó mano de los
ahorros de toda una vida de trabajo. ¿Por qué, entonces, el inmueble
aparece en su declaración patrimonial como una operación de contado sin
que así lo fuera? Él explica en la respuesta que difundió por escrito,
que a su declaración adjuntó la siguiente precisión: “… aparece como
operación de contado siendo en realidad de crédito (¿?), en razón de que
el formato no permite identificarlo cuando se trata de un contrato de
préstamo no bancario”.
Qué cosas, el secretario de Hacienda aceptando que mintió y recurriendo a los perniciosos créditos no bancarios.
De ninguna manera se ha deslindado el conflicto de interés ni con la
casa de Malinalco ni con la casa de las Lomas. La revelación de ambas
operaciones golpea en la línea de flotación al gobierno de Peña Nieto,
cuya credibilidad se hunde al igual que la de su hombre de mayor
confianza que es, además, el responsable de las cuentas nacionales. Es
grave, muy grave.
Las fallidas respuestas del gobierno incluyen el argumento de que estos
ataques son promovidos por los intereses afectados por las reformas
transformadoras. Cuesta trabajo creerlo porque esas reformas
transformadoras favorecen a los intereses que podrían promover tales
ataques. A menos que esos intereses quieran “bajarle el perfil” a
quienes, por ser los instrumentadores de las reformas, exijan mucho en
el “reparto del pastel”.
Leído en http://www.debate.com.mx/opinion/Una-hipoteca-turbia-20141215-0060.html
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