14 Dic. 13
Satisfecho el desahogo de acusar a quienes aprobaron la reforma energética, la izquierda está obligada a preguntarse: ¿y nosotros dónde estamos? Una respuesta seria a esa cuestión exige un ejercicio de profunda autocrítica. Puede la izquierda practicarlo o no, pero no puede ignorar un hecho: está en apuros.
La lamentable afección cardiaca que postró a Andrés Manuel López Obrador haciéndolo participar hasta donde la salud lo permitía y la reactivación de Cuauhtémoc Cárdenas como salvavidas del perredismo revela la fragilidad y la debilidad de la izquierda. Algo ha hecho mal esa corriente política.