jueves, 24 de mayo de 2012

Hombre en China demanda a su esposa por fea y gana

Jiat Feng era un hombre felizmente casado. Finalmente llegó el momento tan esperado por la pareja y se convirtieron en padres de una niña. Sin embargo, Feng notó que la bebé no solo no mostraba parecido a ninguno de los dos, sino que a su juicio era físicamente poco agraciado. Tras exigir una explicación a su mujer, tras sospechar que el niño era producto de una infidelidad, su mujer le confeso que en realidad este se parecía mucho a ella… antes de gastar cien mil dólares en cirugía plástica. 
Feng tuvo acceso a fotografías de su esposa antes de someterse a las múltiples cirugías y confirmó que la ‘fealdad’ de la bebé había sido flagrantemente heredada por el lado materno. Ante esto el desilusionado esposo demandó a su mujer, alegando que era demasiado fea y que lo había timado al jamas confesarle que su sensual apariencia era producto de la habilidad de un medico y no de la generosa naturaleza. Autoridades locales de una ciudad al norte de China dimitieron en favor de Feng y ahora sera recompensado con ¢120,000 dólares.
Y si bien esta noticia puede resultar cómica, tampoco deja de llamar la atención como el marco legal de un país puede avalar algo tan relativo, y estereotipado, como la ‘fealdad’ física. Suponemos que es uno más de los muchos episodios en que la ‘justicia’ se auto-ridiculiza, pero esa es ya otra larga historia.

Nota original:
Chinese Man Sues Wife for being Ugly, and WinsPDFPrintE-mail
Tuesday, 28 February 2012
Northern Chinese resident Jian Feng divorced and sued his wife for $120,000 and won! The story goes that Mr. Feng was deeply in love with his beautiful wife until they had a baby girl. 

Feng was horrified at how ugly the baby was and demanded to know who his wife had cheated on him with because the baby resembled neither of the parents.

It was only then that his wife confessed that she had received intense plastic surgery to look radically different. Feng divorced and sued his wife under the terms that she had gotten him to marry her under false pretenses!
He won the amount he requested, $120,000 while his now divorced wife had spent $100,000 on extensive plastic surgeries by apparently very gifted South Korean surgeons.


Amazing World of Women

Meyer - ¡Vaya legado!

Quien venga atrás, que arree

No ha mucho, Felipe Calderón declaró que un legado de su sexenio será el haber iniciado una pospuesta batalla contra el crimen organizado (Reforma, 18 de mayo). Si legado es "cosa o conjunto de cosas que se dejan o transmiten a los sucesores", ni duda que el "conjunto de cosas" que el combate militar y policiaco a los cárteles de la droga, que puso en marcha pero no resolvió el sexenio que concluye, será un legado no sólo para quien asuma la Presidencia en diciembre sino para toda la sociedad mexicana. Se trata de una herencia envenenada.

Hace seis años Calderón, al momento mismo de tomar el poder, decidió correr y hacer correr a otros un gran riesgo: militarizar, como nunca antes, la lucha contra el narcotráfico pero sin tener un plan previo. Abrió así una auténtica Caja de Pandora. La apuesta fue encabezar un combate frontal contra los cárteles de la droga, confiando en que el Ejército impondría su superioridad numérica y técnica, derrotaría de manera contundente al adversario y la Presidencia cosecharía el triunfo. Sin embargo, no fue el caso. Ahora, 60 mil muertos más tarde, quien suceda a Calderón deberá tratar de controlar las consecuencias no previstas de esa política -la escalada en la brutalidad de la violencia criminal; la ilimitada capacidad de corrupción y la sorprendente resistencia de los cárteles frente al embate del gobierno- y sin contar con una estrategia para la entrada y salida de tamaño embrollo.

Poco antes de ser detenido por sospe- charse que tuvo ligas con una de las organizaciones del narcotráfico -la de los Beltrán Leyva-, el general de división (R) Tomás Ángeles Dauahare había concluido, en una reunión de expertos sobre seguridad nacional convocada por el PRI en San Luis Potosí el 9 de mayo, que frente al gran desafío de los cárteles de la droga, en México: "no tenemos estrategia de seguridad nacional". Desde su perspectiva y conocimiento directo de la situación, el militar dijo que el gobierno se ha pasado el sexenio apenas "dando brochazos" al problema, sin resolverlo y provocando el desgaste mutuo de las organizaciones criminales y de las fuerzas armadas del Estado (Proceso, 20 de mayo).

No deja de ser aleccionador que el Estado mexicano no sea el único que se encuentra en esta situación. Hoy sabemos que cuando en 2008 el presidente norteamericano Barack Obama examinó con sus expertos el caso de la guerra contra el Talibán en Afganistán, también debió coincidir con la conclusión presentada entonces por el general Douglas Edward Lute: Estados Unidos se había metido a ese complicado problema en octubre de 2001 sin tener una estrategia, y el resultado es que hoy ya se ha decidido que a partir del 2013 dejará de combatir al Talibán porque esa guerra es costosa e inganable y que lo mejor es reembarcar a la fuerza expedicionaria (The New York Times, 19 de mayo). Desafortunadamente en México no podemos hacer algo similar: no podemos abandonarnos a nosotros mismos.



Los datos

Las cifras que acaba de presentar la encuestadora Latinobarómetro sobre las percepciones de los ciudadanos de 18 países de nuestra región, México incluido, en torno a su seguridad, pueden servir para juzgar el legado de Felipe Calderón en la materia y, a partir de los datos, empezar a repensar cómo rediseñar el futuro de tal manera que en el nuevo sexenio el esfuerzo tenga ya un objetivo claro, realista y aceptable para la opinión pública.

De acuerdo con el estudio "La Seguridad Ciudadana. El problema principal de América Latina", firmado por Marta Lagos y Lucía Dammert y presentado en Lima el 9 de mayo -coincidió con la reunión del PRI sobre seguridad en San Luis Potosí-, América Latina es la región más violenta del mundo -alberga al 9% de la población mundial pero registra el 27% de los homicidios- y también la más desigual -el 20% más rico de su población dispone del 57.8% del ingreso y el 20% más pobre de apenas el 2.9%. Es en esa correlación de variables donde está una de las raíces del mal, aunque las autoras no ahondan en el tema y se centran sólo en la naturaleza de las percepciones.

México no es el país más violento de la región más violenta del mundo, pero hace mucho que dejó de ser ese país relativamente pacífico que fue cuando su economía crecía de manera sistemática al 6% anual y su régimen autoritario mantenía bajo control al crimen organizado. Hoy, y según los datos de Naciones Unidas, por cada 100 mil habitantes, Honduras tiene 82.1 homicidios anuales, Venezuela 49, Guatemala 41, Brasil 22 y México, como Ecuador, 18.1. Si bien no estamos tan mal como nuestros vecinos inmediatos del sur, estamos muy lejos de otros países similares. Para el mismo número de habitantes Chile, por ejemplo, registra apenas 3.7 homicidios anuales, Vietnam 1.6 y China 1.1.

Pero una cosa son las estadísticas del dato duro y otra las percepciones. Y en política las percepciones son fundamentales. Si bien México no tiene la tasa de homicidios más alta de la región, sí tiene la más alta de "victimización" -proporción de personas que dicen que han sido víctimas de la delincuencia. En 2011, el 42% de los encuestados mexicanos respondieron afirmativamente a la pregunta "¿Ha sido Ud. o algún pariente asaltado, agredido o víctima de un delito en los últimos doce meses?", y más de la mitad dijo que ese delito había sido con violencia (p. 29). Es verdad que en 2000 la proporción de personas que en nuestro país se dijo víctima de un delito había sido mucho mayor -79%-, pero si bien la tasa de "victimización" ha disminuido a partir del inicio del siglo, resulta que justamente en los dos últimos años ha vuelto a subir y de manera pronunciada, pues pasó de 30% en 2009 a 42% en 2011. Vamos pues de regreso. Al concluir el sexenio calderonista el 39% de la población mexicana considera que el problema más importante al que se enfrenta el país no es el económico sino el de las fallas en la seguridad pública.

Cuando Calderón asumió la Presidencia, de inmediato montó una campaña para convencer a la ciudadanía que nuestro problema principal era justamente el de la seguridad y que él lo resolvería gracias a su decisión de emplear a fondo la fuerza del Estado. Pues bien, las autoras del estudio en cuestión consideran que aquí hay una paradoja pues "en una sociedad democrática, el miedo al crimen instalado como problema público no favorece al poder público, sino que lo damnifica", sobre todo si desde el inicio prometió empeñarse en su solución y al final la percepción es que fracasó. Y es que a mayor temor, mayores las demandas por seguridad, y como consecuencia los gobiernos responderán con mayores medidas de control, reflejadas en su promesa de más policías y más cárceles. Pero esto no sólo no resuelve el problema sino que implica mayores gastos y, cuando el resultado no es el anunciado, como es el caso mexicano, entonces la legitimidad y la confianza en las instituciones públicas se erosiona y, finalmente, ese déficit de legitimidad repercute negativamente en la gobernabilidad (pp. 27 y 35). Parte de esta paradoja, y que no nada más es mexicana, es que mientras el 68% de los mexicanos dijeron sentirse más o menos seguro en su entorno inmediato, el 61% contestó afirmativamente a la pregunta de si consideraba que el vivir en México era cada día más inseguro. En fin, que si bien la gran violencia mexicana se concentra en un puñado de estados, es el país entero el que se percibe viviendo en la inseguridad (p. 43).

Calderón afirma que su legado es la lucha contra la inseguridad, pero apenas el 6% de los mexicanos consideran que específicamente es esa política del gobierno contra el narcotráfico la que más les ha beneficiado. Y sólo el 35% cree que el gobierno pueda finalmente resolver el problema del tráfico de drogas (únicamente Guatemala tiene un índice de confianza más bajo que el de México). En fin, las percepciones muestran que el supuesto gran legado de este sexenio no pareciera ser apreciado por el público.



Solalinde

Para cerrar el tema del calderonismo y la seguridad, está el caso del sacerdote Alejandro Solalinde, defensor indispensable e indiscutible de los derechos humanos de los migrantes centroamericanos en México, quien ha tenido que salir temporalmente del país por las reiteradas amenazas a su seguridad. Y el sacerdote denunció al ex gobernador priista de Oaxaca Ulises Ruiz, como una de las fuentes de esas amenazas (Reforma, 16 de mayo). En conclusión, es difícil aceptar la autoevaluación de Felipe Calderón en materia de seguridad, pero quien gane la elección de 2012 tendrá al tigre sujeto de la cola y fuera de la jaula.



Leído en http://www.reforma.com/editoriales/nacional/658/1315453/

Cárdenas - #Yarrington… flojito y cooperando



Tras conocerse que el ex gobernador de Tamaulipas aceptó 6.6 millones de dólares en sobornos de los cárteles del narcotráfico, el tema se convirtió en Trending Topic mundial.

Mientras, @TomasYarrington escribe en Twitter: “No he sido detenido. No enfrento ningún cargo criminal en Estados Unidos. Estoy muy tranquilo”. (¿?)

La PGR tenía razón. Por lo menos eso indica la fiscalía de Texas, que señala con el dedo al ex gobernador.

Algo había en las investigaciones filtradas a la prensa el pasado 30 de enero contra Eugenio Hernández Flores, el propio Yarrington y Manuel Cavazos… los tres últimos mandatarios tamaulipecos.

La falta de claridad de la Procuraduría federal y la falsa emisión de una orden para evitar que los tres políticos huyeran del país, habían dejado en offside a las autoridades mexicanas.

¡Otro michoacanazo!, ¡un tamaulipazo!, denunciaban indignados los priistas al vislumbrar otra sangrienta batalla de la guerra sucia… Pues resulta que no.

La diferencia es que, en lugar de la PGR, quienes acusan a Yarrington están en EU. Según la fiscalía texana, Tomás Yarrington era socio de Osiel Cárdenas. Le lavó millones de dólares comprando un condominio de 450 mil dólares, en Isla del Padre, y un rancho de 18 hectáreas en San Antonio.

Viniendo de allá, la versión del perverso golpe político acá, se esfuma, a menos que Washington tuviera interés en evitar el eventual triunfo de Enrique Peña Nieto… y como están las cosas, dejar pasar libre a Andrés Manuel López Obrador.

Por lo pronto, el equipo de Peña Nieto pinta su raya gruesa. Luis Videgaray afirma, tajante, que Yarrington, solo, deberá responder ante la ley… y tendrá que rascarse con sus propias uñas para librar la acusación de la justicia estadunidense. O sea, “flojito” y “cooperando”, porque el PRI no solapa impunidades… ¿verdad, señor Montiel? Para pronto el PRI anuncia la expulsión fast track del célebre tamaulipeco. Del tricolor depende el control de daños… y de panistas y perredistas sacarle más pus a la herida.

–¿Si usted fuera Yarrington, estaría muy tranquilo?

MONJE LOCO: Por andar de hocicón y caliente con eso de la turba de anónimos cobardes embozados en la redes sociales, Marien Kaefer escribe con todo derecho y puntualidad. “Cómo dar crédito a sus palabras si lo que se está viviendo en este momento en México es un magnífico ejemplo de un pueblo que piensa libremente a pesar de tantas taras que se le son impuestas. Callado el pueblo (…) nunca había estado, lo que sucede ahora es que tiene los medios para manifestar su descontento, quizá algunos necesitan de ese anonimato, ud. sabe cómo ‘muere el pez por su boca’. Nunca lo había leído y no lo volveré a intentar. Es una pena que se excuse en su papel de periodista para creerse víctima, siendo que ud. y muchos otros son sólo los que teclean lo que otros dicen. Los libres pensadores y los que pese a no estar con vida ya, son los que han marcado los pasos que el pueblo sigue. Lo invito a no menospreciar al más anónimo de los anónimos ni a desconfiar de sus palabras. Son como ud. y como yo, personas que usan los medios que hasta hace muy poco eran sólo privilegios de los mismos de siempre (…)” El Monje Loco no va a responder… sólo debe respetar.

http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&seccion=opinion&cat=11&id_nota=836363

Ajenjo - Los jóvenes en La Estela de Luz.


Famosas últimas palabras: Quiero una acreditación del periódico para poder hacer crónicas y reportajes en la calle -le pedí en una ocasión a Luis Miguel González, director editorial de El Economista. Pretendo aprovechar que están los candidatos en campaña para asistir y reseñar alguno de sus actos -le dije-. No lo pensó mucho para responderme: Tienes derecho a la aburrición. (Este derecho se le olvidó a Peña Nieto incluirlo en su decálogo. La explicación que le encuentro a la medida es que si lo hubiera incluido el decálogo se hubiera convertido en oncenólogo o en undecimólogo o en otro neologismo de número ordinal con una unidad más pero con menos contundencia, más innovador pero menos bíblico).
Apenas ayer pude ir a la oficina del periódico a recoger mi credencial. Con ella en mi poder me entero que hoy -miércoles- hay un acto que ni mandado hacer para estrenarme como reportero -tal es el título que luzco en mi carnet periodístico. (También en él luzco una falsa sonrisa, pero eso no es mi culpa, sino de quien eligió la fotografía de entre las decenas que me tomaron con esa finalidad).
Muy temprano me informo que los estudiantes -#YoSoy132- convocan a una marcha de la Estela de Luz al Ángel de la Independencia. La distancia es corta, adecuada para mi edad. Además, el punto de partida es la controvertida obra que sólo he visto de pasada. Me ilusiona cubrir el evento.
Le pido permiso a mi jefa Arelí Quintero para que esta vez el contenido de mi colaboración sea una reseña del precitado acto.
Con mi grabadora de bolsillo y mi optimismo de principiante, llego con entusiasmo y anticipación a lo que, ahora me doy cuenta por qué, el pueblo ha bautizado como La Suavicrema. Construcción -no llega a monumento- con horrorosa forma de galleta. Apenas y buena para servir de anuncio a una farmacia en Las Vegas.

Información de calidad
Bertrand y Jonhatan, estudiantes del Politécnico, son, sin que ellos lo sepan, mis padrinos de entrevistador. Me hacen saber que, aunque todo nació de la protesta en la Universidad Iberoamericana tras la visita del candidato priísta, Enrique Peña Nieto, el movimiento tiene como principal característica ser apartidista y una de sus demandas es exigir información de calidad a los medios de comunicación para poder emitir un voto informado.
Enfatizan que en #YoSoy132 -no les convence el sustantivo movimiento para nombrarlo- no apoya ninguna clase de proselitismo electoral. También son muy enfáticos en aclarar que, hasta ahora, no está liderado por nadie. Aunque para Bertrand, que estudia Arquitectura, muy pronto debe de haber un líder.
Trato de entrevistar a los policías encargados de guardar el orden del evento y me demuestran que le tienen más miedo a un micrófono -en este caso el de la grabadora que a una fusca: “No güerito -me dice uno por mis canas- otro día le contesto”. Pero yo nada más quiero que me digan si creen que los jóvenes se van a portar bien o qué. “Mire, mi jefe -¿su jefe? ¿Pues cuándo le di clases en la Academia o mande en su Brigada?- otro día le contesto. Pregúntele al comandante que es aquel de mero delante, el que está en la unidad”.
Un espontáneo -se le queman las habas por declarar algo en mi grabadora- Miguel López Solorio, michoacano residente en Xochimilco, de 68 años declara #YoSoy133 de la Universidad de la Vida me dice que La Suavicrema es el “Monumento a la Corrupción” y hace alarde se sus habilidades para los albures: “Estela de Juir -me dice que dijo el gobierno- y nos la dejó ir hasta el fondo, donde las arañas hacen su nido y los totopos tienen su salida”.
Camila Vallejo de petatiux
Veo un grupo compuesto por cuatro jóvenes, dos chicas y dos muchachos, y me dirijo a ellos, concretamente le pregunto a una de las chicas, usa anteojos y eso le da un aire de intelectual. Le pregunto sobre el motivo por el que están ahí. Para mi sorpresa, de manera un tanto cuanto autoritaria, me dice: “No puedo responder ahorita ninguna pregunta porque estamos ahorita con lo de animación. Espérate a las 6 -y enseguida dadivosa concede-, a las 6 le puedes preguntar a quien tú quieras”. Como el tono que emplea nuestra Camila Vallejo de lentes no me parece muy amable, brinco y le reclamo: Oye, ¿no te parece que en un movimiento que tiene entre sus objetivos el lograr una buena calidad informativa, negarte a contestar una pregunta para mi crónica es una contradicción? Ahí se dio cuenta de que traía una grabadora y con la mano me la tapo.
Además de que me informaron que el movimiento no tiene líderes, ¿por qué me tapas mi grabadora? Interviene uno de los jóvenes: “No, es que estamos arreglando una cuestión de logística. Pero tú estás en tu derecho”. Interrumpe Camila para decirme: Mira, lo que me quieras preguntar yo te lo contesto todo a las 6, ¿te late? “Ándale -le digo- nos vemos a las 6 aquí y mientras tanto voy a ver a quién entrevisto”. El chavo que me explicó lo de la logística me comenta: “Ah no, tú eres libre”. Nomás me faltaba que no -pienso-.
Me sorprende la madurez de dos chicas de la Ibero: Roxana y María, ésta con una playera que dice: “Atenco no se olvida”. Para mi sorpresa sabe lo ahí ocurrido hace seis años. Me explican su opinión, que el movimento al que les gusta le digan Unión Estudiantil no se inició en la Ibero.
Detonó ahí, pero ya se venía gestando desde hace dos o tres años. Me hablan de un país donde hay millones de personas que viven en pobreza extrema. “Nosotras estudiamos -enfatizan- y nuestra obligación al tener acceso a la educación es procurar que todo el país, no nada más los que podemos ir a una buena escuela, esté informado. Esta unión es contra los medios que nos adormecen y que nos creen imbéciles. Queremos democracia informativa. Me apantallan. Podría dedicar la columna sólo a lo que platique con ellas.
A las 6 busco a Camila Vallejo de petatiux y no la encuentro. A esa hora ya los alrededores de la Estela de la Luz (que se robaron, me dice un chavo) están colmados. Para mí que ya hay más de 5,000 personas y llega Javier Sicilia, líder del Movimiento Justicia con Libertad, lo recibió una aclamación, le dieron el micrófono, saludo a los presentes: “Ustedes son la esperanza de la nación. No sólo están protestando, sino están dando una lección de dignidad para el pueblo de México”. Como colofón a la arenga del poeta un grito unísono: “Yo si leo yo no veo Televisa”. Y en ese momento se me acabó la cinta de la grabadora.
Estética del movimiento
Justamente en El Economista de ayer, Fernando Aramburu comentaba que a las protestas juveniles les falta una estética. Ayer confirmé la razón que tiene el autor de Años lentos, la novela con la que ganó el VII Premio Tusquets.
Vi muy poca originalidad en gritos y cartelones. Mucha reiteración: “El que no brinque es Peña”. Buah. De gritos me gustó éste: “Queremos escuela, no esta puta Estela”. De cartelones: “Vengo a apoyar a los estudiantes que están luchando y haciendo lo que nosotros por huevones y valemadristas no hicimos”, sostenida por un sesentón. También me conmovió un volante con este texto: “Nuestra República y su prensa triunfarán o se hundirán juntas. Una prensa capaz, desinteresada y solidaria con la sociedad, intelectualmente entrenada para conocer lo que es correcto y con el valor para conquistarlo y defenderlo, conservará esa virtud pública sin la cual un gobierno popular es una farsa y una burla. En cambio, una prensa mercenaria, demagógica y corrupta producirá, con el tiempo, un pueblo tan vil como ella. El poder de modelar el futuro de la República está en las manos de los periodistas de las futuras generaciones”. Joseph Pulitzer (1847-1911)


Loret - Baratísimo


El Presidente Calderón, entre sorprendido e irónico, dijo desde Barbados que era paradójico que en México las protestas son contra otros actores, no contra él.

Y puso la atención sobre un hecho innegable: la dinámica de los candidatos presidenciales se ha acomodado de tal manera que la campaña le está saliendo baratísima al Presidente.

El principal y más tenaz crítico de Felipe Calderón durante los últimos cinco años decidió cambiar de villano y ahora su discurso y el de sus seguidores se centra en Enrique Peña Nieto, a quien, involuntariamente, le dan trato de presidente.

Por cálculo electoral, López Obrador presentó el “copete corrupto” y guardó el “pelele”. Los medios “independientes” guardaron los “espurios” y enfocaron sus baterías hacia el “candidato de la televisión”, en perfecta sincronía con la estrategia electoral del aspirante de las izquierdas.

La candidata del panismo en el poder decidió aceptar la tregua que en los hechos ofrecía el lopezobradorismo y centró su estrategia en sumarse a la crítica a Peña Nieto, con la intención de restarle puntos. Con tanta disciplina siguió el guión que a fuerza de no tocar al candidato que durante todo un sexenio los llamó corruptos y defraudadores, en lugar de afianzarse como segundo lugar en la contienda vio cómo crecía el tercero y comenzaba a rebasarla.

Y el puntero priista, convencido también de su estrategia que marca que la gente ya no quiere polarización y pleitos interminables entre legítimos y usurpadores, pese a ser el candidato de la oposición decidió no hacer campaña negativa, no ocuparse del Presidente ni de su partido y dedicarse a proponer “unidad” a los mexicanos. Respondió a ataques aparentemente coordinados de sus perseguidores en las encuestas, pero no fue a la ofensiva contra el gobierno. Cuando le estallaron las protestas estudiantiles, era demasiado tarde para tratar de echarle el reflector al gobernante saliente.

Sí es un fenómeno raro que el desempeño de un gobierno, sobre todo uno en el que se ha registrado un número de muertos extraordinario bajo cualquier parámetro, en el que el “presidente del empleo” quedó en promesa y en el que el número de por sí elevado de pobres creció,  prácticamente no figure como tema en la campaña presidencial.

Pero es de esperarse que, terminada la competencia electoral y todavía con cinco meses que le quedarán antes de dejar el cargo, no pocos grupos que se sienten agraviados por su gobierno le dediquen una despedida mucho menos tranquila.

Saciamorbos

Decenas de reporteros y fotoperiodistas que cubren habitualmente la campaña de López Obrador quedaron sorprendidos cuando se publicó que un hombre armado había intentado acercarse al candidato durante un acto en Ecatepec. Les llamó la atención que ninguno de ellos lo vio, nadie le tomó una foto, no se detectó ningún achuchón entre la gente a la hora de su detención y las autoridades locales rechazaron lo divulgado por el equipo del aspirante en el sentido de que el individuo había sido puesto a su disposición.


Ricardo Alemán - La estupidez llamada "equidad informativa"


Cargando a cuestas una profunda ignorancia del tema, tanto el candidato Andrés Manuel López Obrador como estudiantes de la UIA, el ITAM, la Anáhuac, e l Tec y la UNAM, exigen que los medios, en general, y que las televisoras, en particular, se comprometan con la "equidad informativa".

Más aún, la "equidad informativa" es uno de los reclamos preferidos de AMLO, quien la invoca a la menor provocación. ¿Pero alguna vez han escuchado que AMLO explique el significado de la apantallante consigna? Nunca. ¿Por qué? Porque, en rigor, se trata de una chabacana aspiración engañabobos.

El pasado viernes, un puñado de estudiantes de las más reputadas universidades privadas y públicas se plantaron y exigieron frente a Televisa la multicitada "equidad informativa". Y, como Obrador, los universitarios tampoco explicaron su significado. Y no lo hicieron porque la "equidad informativa" es un mito.

Ahora bien, en un proceso electoral como el que vivimos, el reclamo de "equidad informativa" parece saludable y hasta urgente. Es decir, que a cada candidato y cada partido se le dé la difusión que, en estricta equidad, merece. Y bajo esa lógica —y a partir de la preferencia ciudadana y el interés de los votantes por cada partido y cada candidato—, el PRI y su candidato debían tener casi 50% del tiempo disponible en los medios para las campañas. Al PAN y las izquierdas les correspondería por ahí de 20% del tiempo a cada uno, en tanto que al Panal y los votantes indefinidos el resto del ciento por ciento.

En rigor, ese es un principio fundamental de equidad. Y es tan certero y tan aceptado que, por ejemplo, las prerrogativas y la distribución de spots para los partidos se basan en una progresión de equidad similar. Por eso, y a partir del anterior principio, debemos reconocer que tienen toda la razón AMLO y los estudiantes que reclaman "equidad informativa" en el proceso electoral. ¿Por qué?

Porque hoy en los informativos de las televisoras y emisiones de radio —sean públicas o privadas— se otorga a cada uno de los candidatos y partidos el mismo tiempo en medios y en los informativos. Pero si de rigor se trata, la forma en que hoy se reparte la información electoral es, por decirlo suave, una grosera agresión a la equidad. ¿Por qué? Porque es groseramente inequitativo el tiempo que se le da en medios al candidato Quadri, respecto al tiempo de AMLO y de JVM; pero también es groseramente inequitativo el tiempo que se les da en medios a los candidatos de la derecha y las izquierdas, frente al tiempo que se da a EPN.

En otras palabras, resulta que si la democracia electoral mexicana fuera rigurosa en cuanto a la "equidad informativa", el segundo, tercero y cuarto lugares de la contienda verían reducidos considerablemente sus espacios informativos en medios, en tanto que el puntero en la contienda duplicaría el actual tiempo de exposición. Por eso la pregunta. ¿Esa es la equidad que reclaman? Es claro que no, hablan desde la ignorancia, en donde sólo vale su propia interpretación de "equidad informativa". Es decir, todo para ellos.

Ahora bien, AMLO y los protestantes y manifestantes reclaman que los medios informen, en general, de manera equitativa. ¿Cómo imaginan la información equitativa? Partamos de una premisa expresada por los protestantes: "Que informen lo que nos interesa a todos". Si fuera así, un diario o un noticiero de tele o de radio debía dar tantas versiones de un hecho, como lectores, escuchas o audiencias tiene, ya que el interés de cada quien es propio. Y eso, por donde se le quiera ver, es una estupidez.

Por eso los medios —a lo largo de la historia y en todo el mundo— resolvieron el dilema con los principios rectores del periodismo. Es decir, que un periodista entrenado recolecta la información, la selecciona, jerarquiza, redacta y la presenta, bajo premisas éticas y de valor informativo. Así, el criterio de lo más importante para el mayor número de lectores, escuchas o audiencias, queda a juicio del periodista profesional. Y queda al gusto de la audiencia consumir tal o cual oferta informativa.

Es una soberana estupidez pretender que sean los medios los que decidan qué leemos, escuchamos o vemos los ciudadanos, a partir de un supuesto criterio de equidad. Eso se llama censura. Y eso es lo que reclaman AMLO y los estudiantes marchantes. En rigor, la selección de lo que leemos, escuchamos y vemos queda, o debe quedar, en la decisión de los ciudadanos, que contamos con muchas ofertas informativas, privadas y públicas. Y si aún así nada de eso nos gusta, entonces cambiemos las leyes y, claro, la preparación universitaria de los periodistas. Pero esa no es tarea de los medios.

Twitter: @RicardoAlemanMx

Leído en: http://www.ricardoaleman.com.mx/index.php/itinerario-politico/2012/mayo/2728-la-estupidez-llamada-qequidad-informativaq-

James Finn Garner - Caperucita roja políticamente correcta.

James Finn Garner

Caperucita roja políticamente correcta.

“Érase una vez una persona de corta edad llamada Caperucita Roja que vivía con su madre en la linde de un bosque. Un día, su madre le pidió que llevase una cesta con fruta fresca y agua mineral a casa de su abuela, pero no porque lo considerara una labor propia de mujeres, atención, sino porque ello representa un acto generoso que contribuía a afianzar la sensación de comunidad. Además, su abuela no estaba enferma; antes bien, gozaba de completa salud física y mental y era perfectamente capaz de cuidar de sí misma como persona adulta y madura que era.

Así, Caperucita Roja cogió su cesta y emprendió el camino a través del bosque. Muchas personas creían que el bosque era un lugar siniestro y peligroso, por lo que jamás se aventuraban en él. Caperucita Roja, por el contrario, poseía la suficiente confianza en su incipiente sexualidad como para evitar verse intimidada por una imaginería tan obviamente freudiana. De camino a casa de su abuela, Caperucita Roja se vio abordada por un lobo que le preguntó qué llevaba en la cesta.

- Un saludable tentempié para mi abuela quien, sin duda alguna, es perfectamente capaz de cuidar de sí misma como persona adulta y madura que es -respondió.

- No sé si sabes, querida -dijo el lobo-, que es peligroso para una niña pequeña recorrer sola estos bosques.

Respondió Caperucita:
- Encuentro esa observación sexista y en extremo insultante, pero haré caso omiso de ella debido a tu tradicional condición de proscrito social y a la perspectiva existencial (en tu caso propia y globalmente válida) que la angustia que tal condición te produce te ha llevado a desarrollar. Y ahora, si me perdonas, debo continuar mi camino.

Caperucita Roja enfiló nuevamente el sendero. Pero el lobo, liberado por su condición de segregado social de esa esclava dependencia del pensamiento lineal tan propia de Occidente, conocía una ruta más rápida para llegar a casa de la abuela. Tras irrumpir bruscamente en ella, devoró a la anciana, adoptando con ello una línea de conducta completamente válida para cualquier carnívoro. A continuación, inmune a las rígidas nociones tradicionales de lo masculino y lo femenino, se puso el camisón de la abuela y se acurrucó en el lecho.

Caperucita Roja entró en la cabaña y dijo:
- Abuela, te he traído algunas chucherías bajas en calorías y en sodio en reconocimiento a tu papel de sabia y generosa matriarca.

- Acércate más, criatura, para que pueda verte -dijo suavemente el lobo desde el lecho.

- ¡Oh! -repuso Caperucita. Había olvidado que visualmente eres tan limitada como un topo. - Pero, abuela, ¡qué ojos tan grandes tienes!

- Han visto mucho y han perdonado mucho, querida.

- Y, abuela, ¡qué nariz tan grande tienes! (relativamente hablando, claro está, y, a su modo, indudablemente atractiva).

- Y… ¡abuela, qué dientes tan grandes tienes! Respondió el lobo: - Soy feliz de ser quien soy y lo que soy…

Y, saltando de la cama, aferró a Caperucita Roja con sus garras, dispuesto a devorarla.

Caperucita gritó; no como resultado de la aparente tendencia del lobo hacia el travestismo, sino por la deliberada invasión que había realizado de su espacio personal. Sus gritos llegaron a oídos de un operario de la industria maderera (o técnicos en combustibles vegetales, como él mismo prefería considerarse) que pasaba por allí.

Al entrar en la cabaña, advirtió el revuelo y trató de intervenir. Pero apenas había alzado su hacha cuando tanto el lobo como Caperucita Roja se detuvieron simultáneamente…

- ¿Puede saberse con exactitud qué cree usted que está haciendo? -inquirió Caperucita.

El operario maderero parpadeó e intentó responder, pero las palabras no acudían a sus labios.

- ¡Se cree acaso que puede irrumpir aquí como un Neandertalense cualquiera y delegar su capacidad de reflexión en el arma que lleva consigo!

-prosiguió Caperucita. ¡Sexista! ¡Racista! ¿Cómo se atreve a dar por hecho que las mujeres y los lobos no son capaces de resolver sus propias diferencias sin la ayuda de un hombre.

Al oír el apasionado discurso de Caperucita, la abuela saltó de la panza del lobo, arrebató el hacha al operario maderero y le cortó la cabeza.

Concluida la odisea, Caperucita, la abuela y el lobo creyeron experimentar cierta afinidad en sus objetivos, decidieron instaurar una forma alternativa de comunidad basada en la cooperación y el respeto mutuos y, juntos, vivieron felices en los bosques para siempre.

Leído en: http://algundiaenalgunaparte.wordpress.com/2008/03/29/caperucita-roja-politicamente-correcta/


Cartones de hoy