jueves, 24 de mayo de 2012

Ajenjo - Los jóvenes en La Estela de Luz.


Famosas últimas palabras: Quiero una acreditación del periódico para poder hacer crónicas y reportajes en la calle -le pedí en una ocasión a Luis Miguel González, director editorial de El Economista. Pretendo aprovechar que están los candidatos en campaña para asistir y reseñar alguno de sus actos -le dije-. No lo pensó mucho para responderme: Tienes derecho a la aburrición. (Este derecho se le olvidó a Peña Nieto incluirlo en su decálogo. La explicación que le encuentro a la medida es que si lo hubiera incluido el decálogo se hubiera convertido en oncenólogo o en undecimólogo o en otro neologismo de número ordinal con una unidad más pero con menos contundencia, más innovador pero menos bíblico).
Apenas ayer pude ir a la oficina del periódico a recoger mi credencial. Con ella en mi poder me entero que hoy -miércoles- hay un acto que ni mandado hacer para estrenarme como reportero -tal es el título que luzco en mi carnet periodístico. (También en él luzco una falsa sonrisa, pero eso no es mi culpa, sino de quien eligió la fotografía de entre las decenas que me tomaron con esa finalidad).
Muy temprano me informo que los estudiantes -#YoSoy132- convocan a una marcha de la Estela de Luz al Ángel de la Independencia. La distancia es corta, adecuada para mi edad. Además, el punto de partida es la controvertida obra que sólo he visto de pasada. Me ilusiona cubrir el evento.
Le pido permiso a mi jefa Arelí Quintero para que esta vez el contenido de mi colaboración sea una reseña del precitado acto.
Con mi grabadora de bolsillo y mi optimismo de principiante, llego con entusiasmo y anticipación a lo que, ahora me doy cuenta por qué, el pueblo ha bautizado como La Suavicrema. Construcción -no llega a monumento- con horrorosa forma de galleta. Apenas y buena para servir de anuncio a una farmacia en Las Vegas.

Información de calidad
Bertrand y Jonhatan, estudiantes del Politécnico, son, sin que ellos lo sepan, mis padrinos de entrevistador. Me hacen saber que, aunque todo nació de la protesta en la Universidad Iberoamericana tras la visita del candidato priísta, Enrique Peña Nieto, el movimiento tiene como principal característica ser apartidista y una de sus demandas es exigir información de calidad a los medios de comunicación para poder emitir un voto informado.
Enfatizan que en #YoSoy132 -no les convence el sustantivo movimiento para nombrarlo- no apoya ninguna clase de proselitismo electoral. También son muy enfáticos en aclarar que, hasta ahora, no está liderado por nadie. Aunque para Bertrand, que estudia Arquitectura, muy pronto debe de haber un líder.
Trato de entrevistar a los policías encargados de guardar el orden del evento y me demuestran que le tienen más miedo a un micrófono -en este caso el de la grabadora que a una fusca: “No güerito -me dice uno por mis canas- otro día le contesto”. Pero yo nada más quiero que me digan si creen que los jóvenes se van a portar bien o qué. “Mire, mi jefe -¿su jefe? ¿Pues cuándo le di clases en la Academia o mande en su Brigada?- otro día le contesto. Pregúntele al comandante que es aquel de mero delante, el que está en la unidad”.
Un espontáneo -se le queman las habas por declarar algo en mi grabadora- Miguel López Solorio, michoacano residente en Xochimilco, de 68 años declara #YoSoy133 de la Universidad de la Vida me dice que La Suavicrema es el “Monumento a la Corrupción” y hace alarde se sus habilidades para los albures: “Estela de Juir -me dice que dijo el gobierno- y nos la dejó ir hasta el fondo, donde las arañas hacen su nido y los totopos tienen su salida”.
Camila Vallejo de petatiux
Veo un grupo compuesto por cuatro jóvenes, dos chicas y dos muchachos, y me dirijo a ellos, concretamente le pregunto a una de las chicas, usa anteojos y eso le da un aire de intelectual. Le pregunto sobre el motivo por el que están ahí. Para mi sorpresa, de manera un tanto cuanto autoritaria, me dice: “No puedo responder ahorita ninguna pregunta porque estamos ahorita con lo de animación. Espérate a las 6 -y enseguida dadivosa concede-, a las 6 le puedes preguntar a quien tú quieras”. Como el tono que emplea nuestra Camila Vallejo de lentes no me parece muy amable, brinco y le reclamo: Oye, ¿no te parece que en un movimiento que tiene entre sus objetivos el lograr una buena calidad informativa, negarte a contestar una pregunta para mi crónica es una contradicción? Ahí se dio cuenta de que traía una grabadora y con la mano me la tapo.
Además de que me informaron que el movimiento no tiene líderes, ¿por qué me tapas mi grabadora? Interviene uno de los jóvenes: “No, es que estamos arreglando una cuestión de logística. Pero tú estás en tu derecho”. Interrumpe Camila para decirme: Mira, lo que me quieras preguntar yo te lo contesto todo a las 6, ¿te late? “Ándale -le digo- nos vemos a las 6 aquí y mientras tanto voy a ver a quién entrevisto”. El chavo que me explicó lo de la logística me comenta: “Ah no, tú eres libre”. Nomás me faltaba que no -pienso-.
Me sorprende la madurez de dos chicas de la Ibero: Roxana y María, ésta con una playera que dice: “Atenco no se olvida”. Para mi sorpresa sabe lo ahí ocurrido hace seis años. Me explican su opinión, que el movimento al que les gusta le digan Unión Estudiantil no se inició en la Ibero.
Detonó ahí, pero ya se venía gestando desde hace dos o tres años. Me hablan de un país donde hay millones de personas que viven en pobreza extrema. “Nosotras estudiamos -enfatizan- y nuestra obligación al tener acceso a la educación es procurar que todo el país, no nada más los que podemos ir a una buena escuela, esté informado. Esta unión es contra los medios que nos adormecen y que nos creen imbéciles. Queremos democracia informativa. Me apantallan. Podría dedicar la columna sólo a lo que platique con ellas.
A las 6 busco a Camila Vallejo de petatiux y no la encuentro. A esa hora ya los alrededores de la Estela de la Luz (que se robaron, me dice un chavo) están colmados. Para mí que ya hay más de 5,000 personas y llega Javier Sicilia, líder del Movimiento Justicia con Libertad, lo recibió una aclamación, le dieron el micrófono, saludo a los presentes: “Ustedes son la esperanza de la nación. No sólo están protestando, sino están dando una lección de dignidad para el pueblo de México”. Como colofón a la arenga del poeta un grito unísono: “Yo si leo yo no veo Televisa”. Y en ese momento se me acabó la cinta de la grabadora.
Estética del movimiento
Justamente en El Economista de ayer, Fernando Aramburu comentaba que a las protestas juveniles les falta una estética. Ayer confirmé la razón que tiene el autor de Años lentos, la novela con la que ganó el VII Premio Tusquets.
Vi muy poca originalidad en gritos y cartelones. Mucha reiteración: “El que no brinque es Peña”. Buah. De gritos me gustó éste: “Queremos escuela, no esta puta Estela”. De cartelones: “Vengo a apoyar a los estudiantes que están luchando y haciendo lo que nosotros por huevones y valemadristas no hicimos”, sostenida por un sesentón. También me conmovió un volante con este texto: “Nuestra República y su prensa triunfarán o se hundirán juntas. Una prensa capaz, desinteresada y solidaria con la sociedad, intelectualmente entrenada para conocer lo que es correcto y con el valor para conquistarlo y defenderlo, conservará esa virtud pública sin la cual un gobierno popular es una farsa y una burla. En cambio, una prensa mercenaria, demagógica y corrupta producirá, con el tiempo, un pueblo tan vil como ella. El poder de modelar el futuro de la República está en las manos de los periodistas de las futuras generaciones”. Joseph Pulitzer (1847-1911)


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, sean civilizados.