lunes, 16 de julio de 2012

Ciro Gómez Leyva - ¿Quién sería el candidato si se invalidara la elección?


Ciro Gómez Leyva

Si las pruebas y argumentos presentados por el frente de izquierdas convencieran al Tribunal Electoral de invalidar la elección presidencial, en algún momento de 2013 o 2014, millones de mexicanos irían de nuevo a las urnas. ¿Quién sería en ese caso el candidato de la izquierda?
El espíritu triunfalista que desataría la exitosa impugnación apuntaría por lógica a López Obrador. Pero se puede conjeturar también que siete de cada diez eventuales electores, que no votaron por él, se sentirían defraudados con el fallo del Tribunal y rechazarían al tabasqueño.
Marcelo Ebrard, por su parte, habría concluido la gestión de jefe de Gobierno del DF y podría, como ha dicho, iniciar la construcción de su candidatura a partir del 6 de diciembre.
Quizá no haya mejor argumento para los ebrardistas que la geografía del voto del 1 de julio. López Obrador superó a Enrique Peña Nieto en ocho entidades: una, la diminuta Tlaxcala; otra, Puebla, por 0.1 por ciento. Difícil pensar que Ebrard no arrasaría en el DF y no se pudiera embolsar Guerrero, Oaxaca, Morelos y, tal vez, Quintana Roo y Tabasco.
Peña Nieto, en cambio, derrotó a López Obrador en 24 entidades. En 22 de ellas, por más del promedio nacional de 6.5 por ciento (números cerrados): Hidalgo (8 por ciento), Estado de México (9), Nuevo León (11), Campeche y Michoacán (12), Sinaloa (13), Durango y Tamaulipas (14), Sonora, San Luis Potosí y Chiapas (15), Baja California Sur, Nayarit, Querétaro y Chihuahua (16), Jalisco (17), Colima y Aguascalientes (18), Coahuila (20), Yucatán (25), Guanajuato y Zacatecas (27).
Con ese mapa, ¿se volverían a jugar la candidatura en una encuesta? Y sólo sería una elección: la presidencial.


Entre RCTV y Soriana.


ANTECEDENTES.
chachalaca
Hace poco más de 6 años se transmitía en Televisión que AMLO era un peligro para México, se transmitieron dos spots, el de los ladrillos y el famoso “cállate chachalaca” en donde también se critica al eterno presidente Venezolano Hugo Chávez, esos spots fueron calificados como “guerra sucia”.

 

 RCTV apago sus transmisiones a finales de mayo del 2007 al no serle renovada la concesión de frecuencia estatal del gobierno venezolano, su pecado fue la de acusar al gobierno venezolano de autoritario y antidemocrático.

El Voto negativo : Reflexion de EduardoAntonio.

Reflexion de EduardoAntonio basado en la columna que se reproduce a continuacion.
¿Elecciones o contraelecciones?
CÁMARA HÚNGARA:Hugo García Michel, 2012-07-14 • AL FRENTE

Si algo caracterizó al reciente y aun inconcluso proceso electoral, sobre todo en lo que respecta a las candidaturas presidenciales, fue la tendencia a votar de manera negativa. Es decir que no se votó a favor de determinados candidatos, sino en su contra.
Todo comenzó cuando mucha gente no se decidía por cuál prospecto votar. El lugar común en las conversaciones era decir: “Pues, yo voy a votar por el menos malo”. De esa manera, cada quien empezó a tener a su menos peor.

Luego surgió el peculiar movimiento estudiantil que hoy conocemos como #YoSoy132, cuya principal razón de ser fue la de oponerse al candidato del PRI, Enrique Peña Nieto. Sus marchas, sus consignas, sus declaraciones han sido desde entonces contra EPN y no a favor de otro, aunque en el fondo todos sabemos que, para fines prácticos, apoyan a Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, navegan con la contradictoria bandera de apartidistas… y antipeñanietistas.

Pero del otro lado del espectro político también se votó en contra. Muchos electores le dieron un no rotundo a la actual administración y se negaron a votar por la aspirante del PAN, Josefina Vázquez Mota, en tanto que varios millones se aterrorizaron con la posibilidad de que AMLO pudiese ganar las elecciones y más que por el deseo de ver ganar a cualquiera de los otros tres candidatos, votaron por ellos o anularon su papeleta, con tal de que Andrés Manuel no llegara a la Presidencia.

Más ejemplos de esta visión en negativo: para deslegitimar el triunfo de Peña Nieto, algunos argumentan que 62 por ciento de los electores no votó por él. Cierto. Pero con esa misma lógica, 68 por ciento no votó por López Obrador y 75 por ciento no lo hizo por Vázquez Mota (para no hablar de que 98 por ciento no quiso a Gabriel Quadri).

Quizá deberíamos preocuparnos por el hecho de que, salvo el voto duro, gran parte de los mexicanos no sufragamos a favor de alguien, sino en contra de otro. Los partidos tendrían que escoger a mejores candidatos para cambiar esa tendencia en las próximas elecciones. Si es que los tienen.
http://twitter.com/hualgami http://www.milenio.com/cdb/doc/impreso/9153120 

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Me presento nuevamente en éste buscado foro ciudadano, muy motivado por la inquietud de algunos destacados foristas, que nos hacen un llamado para participar, reactivarlo y evitar se diluya en el olvido.

 El tema obviamente tiene que ver con el asunto de las elecciones y en especial, con mi insistencia de que en nuestra democracia, tan maniatada y dosificada por la nefasta partidocracia, nos hace falta una herramienta con la cual los ciudadanos aspiremos al triunfo.

Del artículo escogido para centrar la atención de los interesados, procedo a resaltar las siguientes reflexiones:
-El articulista sostiene que muchos votantes ante la falta de un ideal, votaron “en contra”.
-Que del elenco tan pobre presentado por la partidocracia, millones de ciudadanos pensaron que lo mejor era decidir por el “menos peor”.
-Que los del movimiento #YoSoy132, se declararon abiertamente antidinos, pero ante la imposibilidad de votar en su contra, y de que los tildaron de pejistas, no hubo herramienta  para demostrar lo contario.


-Que muchos atemorizados, al igual que en el 2006, votaron supuestamente en  contra de AMLO, tachando a uno de los otros contendientes o de plano anulando la boleta. Me atrevo a agregar que muchos, muchos, ante la falta insisto de la opción que nos permitiera marcar la verdadera intención de nuestra decisión, optaron por no acudir a las urnas.

En cuanto a los números de los porcientos citados, yo me permito seguir insistiendo que la abstención sigue resultando la ganadora. Por ello, y sabiendo que solamente acudimos el casi 60 % de los casi 80 millones registrados, insisto en que el ganador suma 32 millones, que significa el casi empate con la suma de los sufragios logrados por los supuestos 1ero y 2do lugares. Triste, pero poco más del 20 % de los votadores, le han dado “mayoría” a quien nos va a administrar el país durante los 6 próximos años.

Y ya hemos llegado al punto. No mas emitir nuestra decisión por el “menos peor”, o por “cualquier otro” menos por “el temido”.

La mejor forma de apoyar al que mejores méritos y logros se le comprueben, es optar por apoyarlo votando por él.
La forma efectiva de evitar que un indeseable sea impuesto por los enemigos de la justicia, la seguridad, la transparencia, la legalidad, la salida de la pobreza de mas de la mitad de los habitantes, y demás querencias ausentes a pesar de la riqueza de nuestro país, es que en las boletas aparezca la posibilidad del “Voto Negativo” y que ya entonces, los de la mayoría, los de la abstención, pasen a la urna a descargar su descontento contra el partido/candidato que es inaceptable o temido por la minoría votante que sigue eligiendo por frustración.
Claro que como todo lo que nos pasa por causa de nuestros mediocres gobernantes, lo dice el articulista y le atina, llevamos el riesgo de que la suma de los votos negativos llegue a superar a los emitidos a favor del elenco!!!!!! Se volvería a presentar la sentencia de un recalcitrante corrupto admiradodino con su playera  CTM, que dijo: Un exceso de la democracia!!!!

Anímense a participar con sus propuestas ciudadanas y a presentar sus reflexiones sobre las columnas del foro. 

Saludos.

Jorge Javier Romero Badillo - ¿De qué estamos hablando cuando se habla de compra de votos?

El nuevo tópico, repetido como mantra por los activistas y por los políticos, es que para las elecciones del uno de julio hubo una compra masiva de votos. Con gran despliegue en las redes sociales se muestran supuestas pruebas y se ha convertido el asunto en el nuevo casus belli de López Obrador contra la legitimidad de la elección; por su parte, Calderón escupió para arriba cuando le dijo en entrevista a Leonardo Curzio que las autoridades electorales deberían rectificar y actuar en lo de la compra de votos, pues en todo caso se trata de un delito federal, que debe ser perseguido por la Procuraduría General de la República –a través de su fiscalía especializada– dependencia que curiosamente depende del ejecutivo, así que si no se ha actuado el que está en falta es el Presidente mismo. 


Pero si lo que se quiere es entrarle en serio al tema y analizar si la compra de votos pudo ser determinante en el resultado de la elección, entonces no basta con decir que hubo mucha compra, o que todo mundo sabe o que fue evidente. Es necesario hacer investigación empírica y mostrar las evidencias tanto del acto de compra mismo como de su impacto en el resultado electoral, tarea por lo demás nada fácil. 


Son dos, al menos, los aspectos del tema en torno a los cuáles vale la pena indagar. El primero es qué tan extendida es la práctica; el segundo es qué tan eficaz resulta. Lo malo es que existen pocos estudios al respecto y en el momento actual, más que investigación seria, lo que se está haciendo es propaganda. De hecho, el único trabajo comprensivo que conozco sobre el efecto electoral real de las prácticas clientelistas en un proceso electoral es el llevado a cabo por Elena del Pozo y Ricardo Aparicio de la FLACSO sobre las elecciones federales de 2000. Después ha habido otros, como uno realizado por FUNDAR respecto de algunas elecciones locales, en las que frecuentemente se ha aducido la compra y la coacción del voto como argumento para pedir su nulidad, pero sólo ahora, cuando clamar fraude en las urnas tenía nulas posibilidades de ser eficaz, se ha despertado el fantasma de la compra como el elemento central de impugnación del resultado electoral nacional. 


Sobre la extensión del fenómeno, en el análisis que hice para el Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo de la investigación de del Pozo y Aparicio (http://seminarioprotecciondeprogramas.org.mx/ponencias/Conference_Paper_Jorge_Javier_Romero.pdf) concluía que la eficacia de la estrategia clientelista es mayor en aquellos ámbitos en los que es más probable controlar el comportamiento electoral de los individuos y donde perviven las relaciones de protección y dominación de carácter personal. En las comunidades pequeñas o en los barrios marginales, donde existe un conocimiento personalizado, puede ser que el compromiso moral o la posibilidad real de represalia hagan más probable la reciprocidad del intercambio; así, la estrategia clientelista, en la medida en que se ha desarrollado el voto secreto y la autonomía de los organismos electorales, ha dejado de ser una estrategia preponderante, como lo fue durante los años del nacimiento de la competencia electoral, para convertirse en una estrategia focalizada, más utilizada en las elecciones locales sobre todo en las municipales, pero también en las de gobernadores de los estados con mayor marginación que en los comicios federales. 


De acuerdo con el estudio de Del Pozo y Aparicio todos los partidos incurren en las prácticas clientelistas y de compra del voto, aunque era más frecuente su utilización como estrategia por parte del PRI y del PRD. En 2000, si bien el PRI optó en el  en amplias zonas por una estrategia clientelista de movilización electoral, esta no fue suficiente para evitar su derrota. Y en aquel año se trataba todavía del partido oficial, con mucha mayor capacidad para presionar a los electores que ahora. 


El estudio citado también concluye que si bien la oferta clientelista existe, sobre todo en la medida en que los políticos pueden echar mano de los ingentes recursos que ésta implica cuando se pretende que tenga cierto grado de eficacia, el lado de la demanda se ha modificado. Subsisten individuos y comunidades que exigen que los políticos les “den algo” a cambio de su voto, pero también se ha extendido la percepción de que si los candidatos ofrecen hay que aceptar, aunque a la hora de la elección el voto es secreto, estrategia promovida por el propio López Obrador. Esta visión, un tanto más cínica, contrasta con los reductos en los cuales la obligación recíproca implica un compromiso moral que debe ser cumplido. 


Así, aparece el segundo problema, que es el de la eficacia de la estrategia y su costo. Sobre esto, vale la pena echarle un vistazo al artículo de Alberto Simpser, de la Universidad de Chicago (https://www.dropbox.com/s/4q5ecphoe7z5t91/Simpser%20-%20Compra%20de%20voto%20en%20la%20eleccion%20de%202012%20-%207.9.2012.pdf), quien calcula en 2240 millones de pesos la cantidad necesaria para comprar 3.2 millones de votos en el supuesto de que cada intento de  compra resultara efectivo, cosa poco probable, pues estudios realizados en Argentina calculan en 16% la efectividad de la estrategia, es decir, de cada cien electores pagados, sólo 16 votan por el partido que les pagó. Pongamos que los votantes mexicanos son el doble de proclives a vender su voto que los argentinos; la eficacia de la estrategia sería del 32%, es decir que para conseguir tres millones de votos comprados se hubiera requerido de unos 6500 millones de pesos. De haber sido así el dinero se hubiera visto salir por las coladeras. Y eso suponiendo que todos los votos comprados hubieran sido a personas que de otra manera no hubieran votado por el PRI, entre otros supuestos necesarios. 


Sin duda es de esperarse que la FEPADE actúe en los casos en los que se pruebe que se incurrió en esta práctica delictuosa, cosa poco probable dada la poca eficacia demostrada por el organismo, pero tratar de justificar la derrota con base en la idea de que Peña y el PRI compraron la elección es sólo un subterfugio para evitar la autocrítica y mantener en pie de guerra a la hueste.

Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/13-07-2012/8149. Si está pensando en usarlo, debe considerar que está protegido por la Ley. Si lo cita, diga la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. SINEMBARGO.MX

Zamarripa - Giro

No estamos en el atascamiento, pero sí mucho se le parece. Los funcionarios salientes cierran expedientes a toda prisa y con los mejores ánimos de huir de la rendición de cuentas. Un examen magisterial es dispensado como los mentores "barcos". La Maestra cierra el sexenio con su enemiga abatida, sometiendo al médico que atiende las urgencias educativas sin instrumental y sin recetas, y con la manija de las decisiones legislativas en su poder. Una gripe aviar que ha puesto en el desastre a los avicultores ni siquiera tiene suministro de aspirinas. Muerto el pollo se acabó Ferrari. (Y Mayorga. ¿Quién?).

El Presidente Felipe Calderón azuza y se despide. Cuestiona la compra de votos, pero no instruye a sus subordinados (PGR, Hacienda, Sedesol, Sagarpa) a esclarecerla sino que anima al cierre de expedientes. No teme ir a La Haya, pero no sabe qué hacer con la Ley de Víctimas justamente en el tema de las responsabilidades del Estado frente a los desahuciados.

El Gobierno ya no quiere gobernar, pero no tiene relevo. Depende de la decisión de un Tribunal mientras que los malestares callejeros aturden.

La protesta postelectoral corre por dos planos que parecieran complementarios pero tienen el riesgo de, esos sí, anularse. La impugnación presentada ante las instancias electorales demorará en deliberación mediática y pública 50 días en la apuesta final a la invalidez de los comicios con una fase intermedia: la deslegitimación de un triunfo cada vez con más sabores de trampa.

La protesta callejera, oscilante, incierta, comienza a tocar los filos de los machetes. De la creatividad al dogma. Del Twitter al panfleto. ¿Es ésa la expresión de la ola social que repudia la compra del voto y las elecciones decididas desde los poderes fácticos? Sí y no. La expresión de opinión pública, de molestia social, de exigencia de cambio de formas de hacer política rebasa los campamentos radicales y una impugnación legal. Está instalada en redes sociales, mucho más plurales, en nichos académicos, entre vecinos y comunidades, en la discusión de hogares y en la liberación del prejuicio partidista.

Por eso, las protestas se pueden anular. Porque corre el gran riesgo de ahogar a una expresión social y política genuinamente amplia donde convergen desde quienes no quieren la llegada de Enrique Peña a la Presidencia hasta quienes lo aceptan, pero reclaman el cambio de condiciones de las contiendas. Pero sobre todo, reclaman el cambio de reglas en la política para que participen sin taxativas los ciudadanos y no sólo los partidos y los poderes fácticos.

La impugnación jurídica corre una ruta y tiene un término. La impugnación de las organizaciones que van desde el #YoSoy132 hasta el SME corre otra pista. Pero el sustrato es una genuina inconformidad –que seguro comparten hasta priistas– de que la política y las elecciones deben tener reglas diferentes.

Peña ganó una elección con ribetes de compra de voto, con intervención descarada de los poderes fácticos –televisoras– desde mucho antes de la formalidad legal del proceso y en medio de una contienda de inequidad con el uso del dinero.

El origen de la fractura política deriva de un modelo de competencia donde los poderes fácticos dominan el campo de la vida pública. Las elecciones ocurren a partir del pacto entre candidatos y televisoras, y el trámite en las urnas constituye la firma del convenio. Políticos y ciudadanos acuden condicionados al voto y su recuento.

Ahí reside el punto central del atascamiento. La política no es libre sino coaccionada; se debe al dinero y no a las propuestas o las ideas. Entrevera intereses y negocios y excluye los anhelos ciudadanos.

Las voracidades triunfantes llevan prisa por colocar en la agenda parlamentaria de septiembre la aprobación de "alguna" de las reformas "estructurales" pospuestas: laboral, hacendaria o energética.

Para aprobar las reformas el "nuevo" PRI necesita de sus aliados clave, el Panal y el PVEM o dicho en español: la cacica Gordillo y las televisoras. El poder de la corrupción y del dinero.

Lo que debe ponerse en la agenda inmediata es la aprobación de las nuevas reglas para hacer política en el país, donde no impere el dinero como norma y los factores decisorios sean los votos libres de los ciudadanos y no la influencia extralegal de las televisoras. El fondo del reclamo de #YoSoy132 es que la política se subordina a la manipulación televisiva, desdeña la opinión expresada en otros foros, socava las iniciativas ciudadanas y desprecia el debate y el voto razonado.

Hay un extraordinario ambiente y momento para dar ese giro en las reglas de la política en beneficio de los ciudadanos.

El impulso mostrado el 1 de julio con gran votación, decisión de pluralidad, exigencia de razonamiento político, decisiones de contrapesos y la exigencia de nuevas formas de dirimir la política no puede ser frustrado con el ahondamiento de la misma política excluyente


Fuente: http://www.elnorte.com/editoriales/nacional/698/1395876/default.shtm

San Juana Martínez - PAN, testaferro del PRI

A los votantes del PAN debería de importarles la entrega de nuestra democracia que Josefina Vázquez Mota y Gustavo Madero pretenden consumar con el PRI.

No es la primera vez que el PAN negocia un fraude electoral con el PRI. Hizo lo mismo hace 24 años cuando avaló la presidencia cuestionada de Carlos Salinas de Gortari a pesar de las serios cuestionamientos de un fraude electoral perpetrado con la famosa “caída del sistema” de Manuel Bartlett. El PAN fue capaz de sacrificar a su candidato Manuel J. Clouthier.

La cúpula dirigente ignoró la movilización ciudadana encabezada por Maquío junto a Cuauhtémoc Cárdenas y doña Rosario Ibarra de Piedra para protestar por el fraude electoral. El candidato presidencial del PAN lo dijo: “El sistema de cómputo se cayó porque los representantes de los partidos de oposición en dicho sistema descubrieron un banco de datos ya con resultados, apenas dos horas después de concluida oficialmente la jornada electoral”.

Maquío, a quien conocí y he admirado siempre por su integridad y compromiso con la democracia –una lucha que continúan sus hijos Tatiana, Rebeca y Manuel–, denunció la ruptura de la legalidad y creó un movimiento de resistencia civil para exigir la repetición de las elecciones. Maquío era un hombre valiente y enfrentó la ira de la escolta de Miguel de la Madrid que incluso llegó a cortar cartucho en su cara. Exigió la apertura de los paquetes electorales e impugnó las elecciones: “¿Valdrá la pena negarse a la revisión de los paquetes a costa de la legitimación y autoridad moral del próximo gobierno?”.

Al final, el PAN ratificó los resultados electorales que permitieron la presidencia de Salinas de Gortari, uno de los sujetos más dañinos para nuestra débil democracia. Maquío siguió luchando y realizó una huelga de hambre, del 15 al 22 de diciembre de 1988, en protesta por las denuncias de fraude electoral.

Quienes criticaron el gabinete alternativo de Andrés Manuel López Obrador surgido luego de las elecciones del 2006, deberían recordar que fue Maquío quien el 12 de febrero de 1989 presentó a su gabinete en la sombra para vigilar las acciones gubernamentales del Presidente ilegítimo. Allí quedó la foto tomando protesta de Diego Fernández de Cevallos, Jesús González Schmall, Fernando Canales Clariond, Francisco Villarreal Torres, Rogelio Sada Zambrano, María Elena Álvarez Bernal, Vicente Fox, Carlos Castillo Peraza, Luis Felipe Bravo Mena, María Elena Álvarez Bernal y Moisés Canale Rodríguez. ¿Cuántos de los miembros de este gabinete alternativo han traicionado después los principios democráticos?

El PAN negoció con el PRI la “legitimidad” de la presidencia de Salinas de Gortari, pudo pactar su entrada al poder doce años después y benefició a los elites empresariales y de la Iglesia católica con reformas cocinadas en la sombra. No le importó la digna lucha de Maquío, la movilización ciudadana, ni la protesta social encabezada por su más grande líder.

En estas elecciones seriamente cuestionadas por el fraude, el PAN repite historia de manera vergonzosa. Acepta negociar en la sombra con el PRI y en este momento se reparte el botín del Estado, un negocio próspero que nutre a los villanos, traidores y zopilotes del sucio sistema político que los mexicanos seguimos padeciendo injustamente.

Por eso, Josefina ¿diferente? se apresuró a aceptar su derrota con el dos por ciento de los votos computados, por eso Madero se adelantó a declarar que el PAN no iba a impugnar las elecciones, por eso el PAN reconoció como “presidente” a Enrique Peña Nieto, por eso los panistas guardan un silencio ominoso ante las evidencias de fraude electoral.

Los votantes del PAN deben preguntarse en la intimidad de su conciencia moral si esta actitud poselectoral repetitiva del partido que eligieron es ética y decente. Deben preguntarse si los panistas honrados como Maquío avalarían dicha aberración, deben tener la nobleza para aceptar el error y sumarse a la resistencia civil pacífica que en su momento encabezó el gran Manuel Clouthier y que ahora defiende Andrés Manuel López Obrador. Aquí no se trata de colores o partidos, se trata del futuro de México, de evitar la imposición de un candidato seriamente cuestionado por el fraude.

La anulación de las elecciones es un derecho de los mexicanos consagrado en la Constitución. Merecemos unas nuevas elecciones marcadas por la equidad y la limpieza, por la certeza de los resultados. No podemos aceptar la suciedad de unos comicios que se vendieron a través del hambre y la miseria de millones de ciudadanos sumidos en esa condición por un gobierno indigno.

Felipe Calderón fue el gran operador de la negociación con el PRI de Peña Nieto. Ambos se pusieron de acuerdo para repartirse el despojo de la riqueza de este país, ambos formaron parte del teatro de la noche electoral; uno saliendo prematuramente a declararlo ganador y el otro levantando tímidamente el brazo triunfador manchado por el fraude.

La resistencia civil pacífica es necesaria ante el atropello del expolio del sufragio efectivo que nunca será sufragio con efectivo. Más allá de la responsabilidad de Monex, Soriana y el PRI, está la responsabilidad del PAN, un partido que se suma a la ignominia de “negociar” las componendas del poder y convertirse en el PRIAN.

No permitamos una vez más la imposición. Participemos en la protesta desde nuestro lugar, formemos parte de la resistencia. Luchemos hasta el final.

Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/16-07-2012/8201. Si está pensando en usarlo, debe considerar que está protegido por la Ley. Si lo cita, diga la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. SINEMBARGO.MX

Editoriales de The Economist y El País.

Este fin de semana, los periódicos The Economist y El País publicaron sendos editoriales sobre Andrés Manuel López Obrador.  Para aquellos que les interese, aquí los publicamos.

THE ECONOMIST 



Counted out

López Obrador, sore loser



AFTER recounting more than half the ballots at the request of Andrés Manuel López Obrador, Mexico’s electoral authority confirmed the original result of the July 1st presidential election. Mr López Obrador (31.6%) lost to Enrique Peña Nieto (38.2%) of the Institutional Revolutionary Party (PRI).
Despite the clear margin, Mr López Obrador wants the election annulled by the Electoral Tribunal. (He finds no fault with the congressional and gubernatorial races held on the same day, presumably because his left-wing coalition did well in them.) He claims that the PRI bought votes in return for supermarket gift-cards; the PRI says these were given out under a public programme, not for votes. The National Action Party, which came third, has made some belated complaints but accepts the result.
Presidents from Barack Obama to Hugo Chávez (who backed Mr López Obrador in his protest against a narrower defeat in 2006) have recognised Mr Peña’s victory. A protest “mega-march” in Mexico City on July 7th attracted half as many people as anti-PRI marches before the election. Mr López Obrador will go on claiming fraud, but without more evidence, he will not get far.


Fuente: http://www.economist.com/node/21558611?zid=309&ah=80dcf288b8561b012f603b9fd9577f0e


EL PAÍS


Obrador es un lastre


Es muy improbable que prospere el recurso de la izquierda mexicana, aglutinada en torno al derrotado Andrés López Obrador, para invalidar las recientes elecciones presidenciales, argumentando la compra y manipulación de millones de votos por el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Los siete puntos de ventaja (más de tres millones de sufragios) del presidente electo y candidato del resucitado PRI, Enrique Peña Nieto, representan presumiblemente para las autoridades electorales, que tienen hasta septiembre para pronunciarse, un argumento contundente sobre un proceso en el que no hay evidencia de irregularidades a gran escala.
Sin duda, las protestas callejeras expresan la insatisfacción de muchos mexicanos con el regreso al poder del PRI, que mantuvo durante siete décadas el control absoluto del país, hasta su defunción electoral en 2000. Pero ese inquietante retorno de un partido íntimamente asociado a la corrupción —aunque con una mayoría insuficiente que le obligará a pactar con otras formaciones para sacar adelante sus proyectos— no puede ocultar el hecho de que el populista Obrador ha sido siempre un mal perdedor.
Lo es ahora, aun cuando curiosamente no haya denunciado los resultados de las elecciones al Congreso —celebradas también el 1 de julio y en idénticas circunstancias que las presidenciales—, quizá porque su coalición izquierdista se ha convertido en la segunda fuerza del nuevo Parlamento. Y lo fue en 2006, de manera totalmente impresentable, cuando perdió por menos de un punto la jefatura del Estado ante Felipe Calderón; entonces se declaró presidente legítimo y encabezó durante meses una desestabilizadora protesta callejera en la capital del país.
La izquierda mexicana viene fracasando desde 1988 en su intento de alcanzar la presidencia. Para los correligionarios de López Obrador parece llegado el momento de preguntarse si les conviene como líder un hombre dos veces derrotado, con tendencia al victimismo conspiratorio y cuyo estilo abrasivo y anquilosado le ha enajenado una parte de su voto natural. Obrador es un lastre. En su propio partido, el PRD, hay dirigentes —Marcelo Ebrard, jefe del Gobierno del Distrito Federal, o su sucesor, Miguel Ángel Mancera, entre otros—, pragmáticos y dialogantes, que no suscitan el rechazo de los electores y están en mucha mayor sintonía con las realidades del México de hoy.

Riva Palacio - 2018: López Obrador, apuntado


La movilización de Andrés Manuel López Obrador por el resultado de la elección presidencial comenzó. Esta semana detallará su Plan por la Defensa de la Democracia y la Dignidad, y llevará por el país un documento de adhesiones a la impugnación por el resultado electoral. La batalla es política y por la opinión pública, pues la parte legal para invalidar la victoria de Enrique  Peña Nieto, saben él y su equipo, con la documentación actualmente en su poder, será casi imposible lograrla.

Las pruebas de que se violaron los principios constitucionales para una elección libre y justa son el plan del sindicato de maestros, “Operativo Ágora”, para obtener cinco millones de votos para Peña Nieto, que asegura López Obrador fueron “comprados”; la acusación contra Monex de ser una estructura financiera paralela  del PRI, desechada ya por los órganos electorales, y que según la periodista Carmen Aristegui, cercana a López Obrador, no hay pistas aún que conecten al PRI; y contra Soriana por monederos electrónicos supuestamente para uso electoral, y decenas de denuncias en las redes sociales sin haber sido verificados.

Peña Nieto y la impugnación presidencial son en realidad una coartada. López Obrador necesita un enemigo que le dé viabilidad política seis años y aspirar a la Presidencia en 2018. El ex candidato presidencial imagina el recorrido, y ya lo habló con algunos de los suyos. La protesta es y ha sido en su vida el motor de su avance. Impugnó las elecciones municipales en Tabasco en 1981 y realizó su primer Éxodo por la Democracia. Tras perder la elección por la gubernatura en Tabasco de 1994, hizo su segundo Éxodo por la Democracia en 1995. En 2007, tras perder la elección presidencial de 2006, se fue a Oaxaca y de ahí a recorrer todo el país.

Esos periodos de alejamiento, para el único político que es capaz de irse al desierto y regresar con mayor fuerza, son su hábitat natural. López Obrador necesita el oxígeno de la impugnación presidencial para acudir a la cita aplazada por varios años: el final de la izquierda como la conocemos, y el resurgimiento de uno o varios partidos con esa ideología. López Obrador, aunque es un activo de la izquierda, ya no cabe en varios grupos de la izquierda. Por ejemplo en el que controla al PRD, la corriente de Los Chuchos, que hoy encabeza Jesús Zambrano y que tiene un gobernador electo totalmente suyo, Graco Ramírez en Morelos, y una alianza en el Distrito Federal con el jefe de gobierno Marcelo Ebrard.

Ramírez pidió públicamente a López Obrador que reconozca el resultado de la elección, y avaló la victoria de Peña Nieto en las urnas. Ebrard guarda una posición más prudente, pero su principal asesor y próximo senador, Manuel Camacho, buscó a Peña Nieto en los últimos días. La izquierda se está reacomodando y no toda piensa en la alianza con López Obrador. Ebrard quiererefundar al PRD, pero no podrá hacerlo al terminar su cargo en diciembre, porque las elecciones para nuevo dirigente serán hasta 2014, y con fuera que alcanzaron Los Chuchos en la última elección, no se ve cómo puedan regalarle el control del partido.

Ebrard sólo tiene la posibilidad de vigencia en la medida que controle una de las cámaras y reciba el apoyo político de su sucesor, Miguel Ángel Mancera, que aunque no tiene grupo en de la izquierda, fueron él y Camacho quienes lo llevaron a la candidatura. López Obrador también necesita llegar al 2014, cuando se abra el  registro de nuevos partidos. Hoy tiene aMorena -que en varias partes del país es el PRD-, y la subordinación del Partido del Trabajo y el Movimiento Ciudadano, la placenta de su nueva vida.

La impugnación de López Obrador agudizó las contradicciones en la izquierda, a quien desea tomar una vez más como surehén. Su avance no está sólo en los  tribunales electorales ni en la ruidosa oposición a Peña Nieto, sino en la propia izquierda, que ha vivido más de una década bajo su cautiverio y que hasta hoy no se han decidido a romper con él y probar si pueden o no vivir sin López Obrador.

Jorge Moch - De un señor muy puerco


Jorge Moch
(1966)

De un señor muy puerco

El señor muy puerco ajusta sonrisa, maquillaje y corbata, revisa en el monitor su encuadre. Se gusta siempre. Se ama. Carraspea, observa de reojo, pero siempre atento a cámara, al floor manager, que lleva la cuenta (¿cuántas veces, querido Yo, hemos hecho esto?, ¿cuántos años de fértil experiencia tenemos?):  “en tres, dos, un…”,  y el señor muy puerco, rutilante como lucero de la tarde, se lanza a lo suyo. Da las buenas noches, se vuelve ameno, interesante, poseedor eterno de La Verdad. Está contento, y ese tirón casi imperceptible de las comisuras no lo delata del todo pero permite verlo de manera casi subliminal:  inocula una vaga noción de bienestar. El señor muy puerco juguetea con el aforismo de Gertrude Stein y se dice satisfecho porque sus patrones estarán satisfechos porque el patrón de todos ellos satisfecho estará. Es noche para celebrar, aunque sea una celebración anticipada. Su discurso oculta, en los dobleces de noticias prefabricadas, inferencias que dispara a blancos específicos: saetas entre renglones, dardos implícitos: en los ademanes, en el esbozo de sonrisa que desmiente su gravedad presunta, en la materia y el contenido de lo que postula e imprime en millones de cabezas de vaca que rumian, ahora mismo y en vivo, para seguirle inflando el ego, el torrente verbal que entrega a cuadro. Bendita fibra óptica. Benditos satélites. Pero los venablos más poderosos son de lo que calla, la deliberada omisión de lo que no se debe decir, lo que no se debe recontar, lo que no se debe informar a nadie. En parte, y el señor muy puerco esto lo sabe muy bien, porque la omnisciente firma a la que le entrega dignidad, vida y prestigio diarios precisamente forma parte de todo eso que no se debe contar. En parte porque la pesada lápida del silencio, entretener al respetable, diferir su atención a otras cosas, otros asuntos, otros rumbos es un imperativo de la Gran Operación de la que el patrón de sus patrones está tan al pendiente, de la que dependen tantas cosas, tantos jugosos contratos, tantas futuras adquisiciones, pero sobre todo la preservación del natural estado de las cosas sin cuyo concierto él mismo, el señor muy puerco, difícilmente tendría acceso a las cúpulas, ni una cuenta bancaria que se respete, ni el exquisito pero adictivamente placentero regusto del poder en el paladar cada noche, como ahora mismo que, según él, hace historia en lugar de retorcerla. Y saborea.


No para en mientes. Pondera cómo algunos hacen gala de sumisión y endurece gesto y palabras cuando se refiere a los inconformes. Repetirá hasta la saciedad, porque el canon del servilismo así lo exige, que el proceso electoral ha sido limpio. Tiene a mano una resma de pruebas en contrario, pero el señor muy puerco, con su mejor cara de señor muy serio, nunca las va a mencionar. Y si lo hace será para pulverizar las pruebas de las porquerías del patrón de sus patrones, para atomizar la protesta social, para decir, en fin, que apenas se trata de incidentes menores, de pequeñeces sin importancia, aunque en la resma se cuente de gente muerta, de gente amenazada, de gente golpeada; aunque conste en video y en fotografías el extravío de urnas electorales en Tijuana, del robo de otras urnas a mano armada en Tuxtla Gutiérrez, de la injerencia de soldados en las casillas para intimidar a los votantes en un rincón de Chiapas, de que en Colima quemaron urnas y papelería electoral, de que en Arandas, antes de las elecciones, se sorprendió a gente que manipulaba paquetes electorales, de que en Veracruz un ejército de “mapaches” estuvo repartiendo dinero…


No: el señor muy puerco lleva en el oficio muchos años. Ante las evidencias de comicios viciados él hablará a buche lleno de “una jornada ejemplar”. Repetirá la frase tanto como se lo manden. Tanto como sea necesario para que la mastique le gente. La regurgite. La vuelva a masticar. Sabe lo que debe callar. Que lo que no se informa podría transformar el país, redistribuir la riqueza, evitar cochupos y chanchullos que son excelente plataforma de inversión para sus patrones. No. El señor muy puerco se quiere demasiado a sí mismo como para querer a su país. Le viene bien el orden de las cosas, porque se sabe privilegiado y poseedor de una sinecura, de contactos eficientes, de una posición desde la que puede contemplar, a veces con un fugaz matiz de conmiseración, al descamisado peladaje que abajo, allá abajo, muy abajo, prende la televisión todas las noches y, en arrobado, inexplicable silencio, lo idolatra.


Leído en: http://www.jornada.unam.mx/2012/07/08/sem-moch.html