jueves, 14 de junio de 2012

Foro Paralelo - Algo cercano al asco.

Desde que abrí el blog hasta hace unos días no había sentido la sensación cercana al asco.

Con la proximidad del día de la votación, en todos lados las personas se insultan, se agreden, se mienten, exageran hechos.

Entrar a Twitter es entrar a una trinchera donde si los twitts fueran balas, quedarían muy pocos twitteros vivos.

Entrar a los foros de los periódicos es similar.

Y todo por la defensa de uno u otro candidato.

En lo personal ningún candidato me representa ni tiene las propuestas que considero podrían ayudar a mejorar la situación actual, como por ejemplo la disminución del poder de los partidos políticos.

Dado que el voto en blanco y el voto nulo no tienen fuertes efectos electorales, tenía pensado votar por el que llegué a considerar el menos peor, no porque fuera el menos peor para mí. Si no porque, como le dije a una querida amiga al menos hay que darle una oportunidad al candidato de la coalición por la izquierda.

Si cumple lo que promete bien; y si no cumple, tal vez el país entre en una crisis de tal magnitud para que la sociedad se despierte del letargo.

Sin embargo, decidí cambiar mi voto por dos motivos: la sensación cercana al asco que me causó  en las redes sociales la guerra de todos contra todos en defensa de todos los candidatos,  y a la discución que se dió aquí sobre la octava casilla.

La casilla de candidato no registrado tiene al menos la intención de que si es efectiva puede afectar el registro de los partidos pequeños.

Contra la partidocracia es lo único que se puede usar.

Si piensan votar por algún candidato, al menos voten en la casilla de los partidos grandes para ayudar a eliminar a los minipartidos que son negocios familiares.



Ciro Gómez Leyva - La campaña se volvió una pesadilla, Enrique

Ciro Gómez Leyva
La campaña se ha vuelto una pesadilla, le digo a Enrique Peña Nieto 24 horas después de los hechos violentos en Tepeaca, Puebla.

—No —responde sereno—. En los últimos actos, en los últimos días, hemos tenido eventos donde un grupo de gente, algunos jóvenes, otros no tanto, han estado manifestándose en contra. Sin embargo, solo registro dos incidentes, no mayores. Las cosas no han pasado a mayores. Ha habido presencia para hostigar a quienes estamos ahí, pero no hemos caído en provocaciones.

—Ayer llegaron a tu camioneta, supongo que está blindada.

—Es un vehículo blindado. Lamento que se den esas expresiones. Hemos evitado tener cercanía con esos grupos. No vamos a caer en ninguna provocación.

—Ayer desbordaron tu círculo de seguridad.

—Fue muy rápido. Al verlos, evidentemente tratamos de tomar otra ruta, pero ya teníamos muchos carros atrás. Finalmente, manotearon la camioneta, dimos la vuelta y no pasó a mayores.

—¿Así, nada más?

—Sí. Yo insisto en que, en un escenario democrático de competencia, no se debe alentar de ninguna manera la violencia entre los mexicanos.

—La campaña sigue.

—Por supuesto, y no dudaría que se sigan suscitando estos eventos. Pero desde luego que seguimos adelante.

—Tu colaborador Jorge Carlos Ramírez Marín apunta a grupos de la izquierda.

—Parece algo orquestado, maquinado. Ha venido arreciando una campaña de encono y descalificación, especialmente desde la izquierda. Pareciera que estuvieran esperando una reacción de violencia de nuestra parte, pero eso no va a ocurrir.

—Estás muy tranquilo.

—Estoy tranquilo y la campaña sigue.

Leído en: http://www.milenio.com/cdb/doc/impreso/9150339

Sergio Aguayo - Rosa virginal.

Sergio Aguayo
Las elecciones se cierran, huele a conflicto y renace la discusión sobre la santidad de los árbitros electorales.

El 7 de junio el presidente del Instituto Federal Electoral, Leonardo Valdés Zurita, leyó un comunicado a nombre de todos los consejeros. Es un mensaje hiperoptimista: hemos disfrutado de una "competencia intensa, abierta, equilibrada y bajo reglas conocidas y avaladas por todos los contendientes" y vamos a las "urnas con plena libertad". Nada mancha el rosa virginal de un texto que no aborda aspectos tan desagradables como la compra y coacción del voto o la presencia del crimen organizado.

Omisiones incomprensibles porque en marzo Valdés Zurita reconoció en Querétaro que "la compra y coacción del voto sigue siendo un problema que debe de atenderse", aunque no dio cifras. El 16 de mayo el consejero Alfredo Figueroa fue preciso: 3 mil 940 secciones electorales están ubicadas en "zonas de alta inseguridad pública"; afecta a más de 5 millones de electores.

¿Se contaminará el 1o. de julio? Depende de la diferencia entre el primero y el segundo lugar. Con 14 puntos se olvidan las irregularidades; una elección cerrada es otro escenario. Este martes 12 de junio el Observatorio Universitario Electoral, integrado por académicos de la UNAM, la UAM y El Colegio de México, presentó una encuesta nacional levantada en 3 mil 480 domicilios de 600 secciones electorales. Según este sondeo -muy superior en representatividad-, realizado en la primera semana de junio por Berumen y Asociados, Josefina tiene 17.9%; AMLO, 27.3% y EPN, 33.4%. La pelea es entre dos con una diferencia de seis puntos y una décima.

Si el debate no revirtió las tendencias, Peña Nieto y López Obrador podrían emparejarse antes del "Día D". Eso desencadenaría la compra y coacción que ha florecido con la alternancia. Alianza Cívica la monitorea desde 1994. Aunque los universos empleados en cada elección son diferentes, la curva es clarísima: en la federal de 2003, 3% de los electores lo padecieron; en 2006, 7%; y en 2009, 27.7%. 

Todos los partidos le entran al regalo o la presión. Lo hacen porque tienen más dinero (campañas cortas y spots gratis), porque la cultura ciudadana es laxa con la corrupción (para el pobre el voto es ingreso extra) y por esa impunidad permitida por árbitros con escaso compromiso (el caso de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales, Fepade, y del Tribunal Electoral lo abordaré en otro texto). En los últimos años aparece una imposición más siniestra. En Michoacán, en 2011, el crimen organizado obligó por la fuerza a comunidades a dar su voto a quienes ellos decían.

El próximo 1o. de julio, ¿qué porcentaje de la ciudadanía venderá su voto o lo emitirá bajo amenazas? No lo sé, pero el problema existe y como por todos lados aparecen testimonios, uno de los candidatos, AMLO, sacó a pasear la incómoda "f" de fraude. De inmediato surgió el coro condenatorio y reapareció la adoración de los árbitros electorales. Algunos lo hacen con maña, otros, como María Elena Morera de Causa en Común, le preguntan de buena fe a López Obrador si firmaría un compromiso para respetar las reglas, el árbitro y los resultados.

El planteamiento contiene el error, bastante frecuente por cierto, de confundir jerarquía con autoridad. No puede venerarse a quien tiene un cargo si no cumple con su tarea. El IFE es muy buen organizador de elecciones, pero ¿qué tanto ha hecho para darnos certidumbre democrática frenando, por ejemplo, la compra y coacción del voto? Entiendo que la Fepade es la institución responsable de investigar esa violación de la ley, pero hubiera ayudado que el IFE hiciera o auspiciara una investigación que nos permitiera tener ahora un mapa de la irregularidad. No lo ha hecho.

En las elecciones de 2009 el IFE financió, por medio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, una investigación de Alianza Cívica sobre compra y coacción. El organismo civil encontró que los tres distritos con mayor incidencia en las entidades investigadas son mexiquenses: Valle de Chalco con más 56.8%, Toluca con 42.3% y Ecatepec con 38%. El IFE ignoró el hallazgo y desconocemos lo que pasará en la tierra de Peña Nieto. Quienes ahora invocan la santidad de los árbitros electorales deberían considerar el historial del presunto beato.

El 1o. de julio se llena de nubarrones. Ese día todos los partidos y sus patrocinadores echarán el resto de su fuerza y recursos y buscarán comprar votos o torcerán el brazo a los votantes enturbiando la limpieza de los comicios. Generalmente se piensa en la izquierda como la promotora de la protesta pero ¿qué haría el PRI de Peña Nieto si queda a 0.56 décimas de López Obrador? Ya veremos de qué están hechos los árbitros, pero algo anda mal cuando el IFE se unifica en torno a un relato color rosa virginal. Las elecciones no son baile de quinceañera.

Colaboró Abraham Rojas M.

Leído en: http://www.sergioaguayo.org/html/columnas/Rosavirginal_130612.html

Arnoldo Cuellar - Peña Nieto: presagios ominiosos

Arnoldo Cuellar
La gran construcción de mercadotecnia que significó la colocación del entonces gobernador del Estado de México como el puntero de la carrera presidencial aún antes de comenzarla, no ha hecho sino perder aire a lo largo de toda la campaña electoral del 2012.

Enrique Peña Nieto ha mostrado que representa básicamente dos proyectos que al final se funden en uno solo: en primer lugar, una apuesta de gobierno de la élite empresarial del país encabezada por los monopolios de las telecomunicaciones; en segundo, el regreso del exilio de la misma clase política priísta que abandonó el poder en el 2000.

Al final del día se trata, más que de un proyecto político, de una complicidad.

La construcción previa de una imagen trabajada con grandes cantidades de dinero, y una planeación minuciosa se convirtió en un éxito en el terreno de la mercadotecnia política, logrando sobreponerse a la falta de virtudes del personaje y a la realización de un gobierno que en el mejor de los casos fue mediocre.

Sin embargo, lo que no se ha logrado superar, como lo muestra de forma cada vez más evidente la dinámica de la campaña electoral, es la falta de reflejos políticos y la carencia de discurso más allá de la retórica tradicional, que además suena aprendida.

Los estrategas y publicistas de Peña Nieto y la nomenclatura priísta ven con alivio como se llega la última parte de la campaña, empujando para aguantar la amenaza de desfonde de su candidato.

Les ayuda, desde luego, la pasividad de la mayor parte del electorado; la gran cobertura de medios en torno a Peña Nieto, apenas agujereada aquí y allá por las críticas de los movimientos emergentes juveniles; y, por encima de toda las cosas, la tremenda ineficacia de los candidatos opositores.

Una Josefina Vázquez Mota abandonada por su partido, lastrada por el gobierno de Felipe Calderón, dubitativa y temerosa en los dos primeros tercios de la campaña y carente de equipo propio, fue incapaz de subirse a la contienda y ahora sólo le queda rescatar los votos para una bancada decorosa en las próximas Cámaras.

Un Andrés Manuel López Obrador cansado, lento de respuestas, sin la chispa del 2006 y, además, pagando los pecados de sus equivocaciones de entonces, no ha logrado capitalizar el descontento con la manipulación priísta y se ha convertido prácticamente en el gran cancelador de la esperanza para continuar la accidentada transición mexicana, amenazada por la sombra de la restauración priísta.

Si, como todo indica, el PRI y sus socios en los medios de comunicación logran llevar a la recta final al exhausto Peña Nieto y hacerlo cruzar la meta en el primer lugar, lo que tendremos a partir del dos de julio será la sombra de un gobierno en reversa de la historia.

El primer conflicto sobrevendrá con la vieja clase política priísta donde, junto con la adoración al poder, quedan algunos notables resabios de nacionalismo y profesionalismo en el ejercicio del servicio público. Enrique Peña Nieto y su círculo cercano tendrán la tentación de centrar sus intentos de legitimación en los viejos políticos, con lo que se perderá, mal que bien, una reserva de experiencia.

La forma en la que el candidato priísta ha enfrentado el nada complicado escollo de la insurgencia juvenil y sus manifestaciones de incomodidad, con actitudes que oscilan de la huída a la confrontación sin echar mano nunca del diálogo, nos adelanta que su posible gobierno no tendrá entre sus prioridades la profundización de las reformas democráticas y sí, en cambio, que se intentará la cooptación y la mediatización de las visiones críticas.

La ausencia de un bagaje político propio, la inexistencia de un discurso personal y la carencia de una actitud de moderación y autocontención frente al poder, no nos permiten esperar una política de inclusión y de negociación para enfrentar las reformas que el país tiene pendientes.

La exasperación frente a las dificultades en la que a menudo se le ha visto caer al candidato tricolor, revelan nítidamente que nos encontramos frente a un hombre que ejerce el poder con tintes autoritarios, incluso ante sus cercanos, como en los peores momentos del pasado priísta.

La dinámica del cierre de las campañas permite suponer que México volverá a tener un gobierno dividido entre el Ejecutivo y el Congreso; como, además, los escenarios futuros hacen esperar complicaciones y turbulencias en temas como la seguridad y la economía, el escenario para que el regreso del PRI se parezca más al agobiado sexenio de Ernesto Zedillo que al fulgurante arranque de Carlos Salinas, se encuentra servido.

La diferencia será que Ernesto Zedillo, pese a todo, es un economista altamente calificado; en tanto que Carlos Salinas es un político rebuscado y brillante, además de un competente tecnócrata.

Ni lo uno ni lo otro se encuentran en el empaque glamoroso, aunque un tanto abollado a estas alturas, que nos ha entregado la conspiración mediático-política que construyó a Enrique Peña Nieto.

Así que, abrochémonos los cinturones.

arnoldocuellar@zonafranca.mx
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Salvador García Soto - AMLO, la duda.

Andrés Manuel López Obrador no sólo se convirtió en la revelación de la actual contienda electoral porque, contra todos los pronósticos y las actas de defunción anticipada que muchos le extendieron, hoy está no sólo vivo en la competencia por la Presidencia, sino que representa la principal amenaza para el largamente anunciado regreso del PRI a Los Pinos.

A la idea muy esparcida y avalada por numerosas encuestas de una ventaja aún amplia de Enrique Peña Nieto, que anticipa un triunfo casi holgado del priista -de entre seis y ocho puntos porcentuales, algo así como tres millones de votos- se le oponen otras encuestas que insisten, con la misma terquedad, en que esta elección se va a cerrar y que, en ese cierre que ya comenzó y que ubica a López Obrador desde a ocho puntos de distancia hasta un virtual empate técnico con Peña, todo puede ocurrir y no hay un ganador seguro.

En las valoraciones internas del equipo de López Obrador, la tendencia de cierre -que basan entre otros sondeos en el más reciente de Berumen y Asociados- están previendo que en la recta final, junto con la caída de Peña, el crecimiento de López Obrador y el repunte de Josefina Vázquez Mota después del debate, el escenario el 1 de julio sea de una votación dividida a tres tercios en donde cualquiera de los tres candidatos, incluida la panista, puede ganar.

Ese fue el sentido de las palabras del presidente Felipe Calderón en su conferencia de prensa del martes en Los Pinos, donde el mandatario afirma que la elección “aún no está decidida” y que todavía “cualquiera de los candidatos puede ganar”. Con ese diagnóstico coinciden plenamente en el cuartel lopezobradorista y por eso el mismo Andrés Manuel avaló las palabras del Presidente y hasta defendió “su derecho a la libre expresión”.

Por primera vez en seis años, de manera casi milagrosa, López Obrador y Felipe Calderón tienen una coincidencia y un propósito común: si el Presidente salió a darle respiración de boca a boca a Josefina y la metió de nuevo a la pelea, el mismo objetivo buscan ahora los estrategas lopezobradoristas, que no quieren que se desinfle Vázquez Mota porque en las actuales circunstancias les conviene que crezca la candidata del PAN y que la elección final se defina a tres tercios, y no por una pelea cerrada entre López Obrador y Peña.

Y ahí viene una segunda y sorprendente coincidencia entre Calderón y AMLO: el papel que jugarán en esta elección los jóvenes. El Presidente pidió no subestimar el voto de la población, especialmente de los jóvenes, como un factor que puede cambiar las intenciones de voto que registran las encuestas; y es precisamente en ese sector, el de los jóvenes, donde se concentrará la estrategia lopezobradorista en los 15 días que le restan a la elección.

La presencia de López Obrador en el debate de la #132, el 19 de junio, será una de las acciones con las que el candidato de las izquierdas busca “amarrar” el apoyo y el voto de ese sector que, si realmente sale a votar el 1 de julio, puede alterar cualquier tendencia. Y es que la clave de esta elección puede estar en el voto de los jóvenes; nunca más en la historia del país volverá a haber tantos jóvenes inscritos en el padrón y habilitados para votar con en los comicios del 1 de julio; esa cifra, de casi ocho millones de votantes jóvenes, tres millones que votan por primera vez, no se repetirá jamás.

Así llega Andrés Manuel López Obrador a la parte final de esta contienda, con una certeza y una gran duda para todos los mexicanos; la certeza es que no estaba muerto y que peleará hasta el final la Presidencia y la duda, la gran incógnita que hoy empieza a preocupar a muchos mexicanos es ¿qué va a hacer si, con todo y una elección cerrada no gana la votación y la diferencia final para el ganador -que sus estrategas estiman entre tres y cinco puntos- no le favorece, aceptará una apretada derrota o desatará un conflicto poselectoral?

sgarciasoto@hotmail.com | @sgarciasoto

Leído en: http://www.24-horas.mx/amlo-la-duda/

Raymundo Riva Palacios - 2012: modelos excluyentes.

Raymundo Riva Palacios
Enfilados en el último tramo de la campaña presidencial, el tema económico es mucho más profundo de lo que la mayoría puede imaginarse. El electorado, distraído en la retórica y los clichés, no ha reparado que lo que está en juego en las urnas es un proyecto de nación antagónico y excluyente entre los candidatos del PAN y el PRI, y el de la coalición de izquierda que encabeza el PRD, en la cara de un modelo económico que redefinirá el rumbo del país durante los próximos años.

Josefina Vázquez Mota y Enrique Peña Nieto tienen plataformas claramente distintas, pero en materia económica comparten el modelo que se implantó en México durante el gobierno de Miguel de la Madrid, y se consolidó en el de Carlos Salinas con el apoyo del PAN. Llamado en los 90 como el Consenso de Washington, impulsado por Washington y el FMI, exigía de América Latina disciplina presupuestaria y control del gasto público, liberalización financiera, privatizaciones y desregulación, con el fin de crecer.

El Consenso de Washington propició el crecimiento económico, pero ensanchó la desigualdad y provocó que cada vez un menor número de personas controlara la mayor parte de la riqueza. El modelo hizo crisis en la última década y hubo rebelión en la región. No fue el caso de México donde el modelo entró en contradicción, y fortaleció los monopolios en un clima de crecimiento mediocre en relación con otras naciones del área. Andrés Manuel López Obrador se encuentra en las antípodas de este modelo, y su propuesta económica responde más al viejo modelo centralista y keynsiano, que aunque terminó su ciclo de vida hace ya casi medio siglo, varios de sus componentes fueron recuperados en el mundo durante los últimos años.

Durante el último debate presidencial, todos los candidatos plantearon sus visiones económicas, aunque en forma muy general –por el formato de la discusión– y sin poder argumentar con claridad y profundidad cómo piensan hacerlo –por el poco tiempo disponible–. Vázquez Mota y Peña Nieto esbozaron las ideas generales planteadas desde hace tiempo por gobiernos panistas y priístas, que tienen que ver con las reformas laboral, fiscal y energética que apuesta por más estímulos al sector privado. 

López Obrador tiene una visión estatista, inspirado en Franklin D. Roosevelt, considerado uno de los mejores presidentes de Estados Unidos, quien para sacar a su país de la Gran Depresión, propuso su New Deal (Nuevo Pacto), un conjunto de reformas instrumentadas desde 1933, que incluía alivios para los pobres, recuperación de los niveles económicos y una reforma al sistema financiero para evitar otra recesión como la que vivían. López Obrador toma sus propuestas sociales de Roosevelt y del propio John Maynard Keynes, de quien adoptó la idea de crear, con rango constitucional, un Estado de Bienestar (Welfare State).

Los modelos no se hablan, y al no plantear los candidatos con claridad cómo harían lo que proponen, el mensaje sigue siendo de incertidumbre para algunos –por ejemplo los inversionistas extranjeros en el caso de López Obrador–, y de desesperanza para otros –como los grupos marginados a quienes no han tocado las palabras de Peña Nieto y Vázquez Mota–. La apuesta de López Obrador ha sido buscar legitimidad a partir de quienes instrumentarían el modelo, Rogelio Ramírez de la O en Hacienda, y Adolfo Hellmund en Energía. Sus adversarios no han hablado de gabinetes, pero si Vázquez Mota ganara la elección, probablemente mantendría al equipo actual. Si fuera Peña Nieto, en Hacienda se apuntan José Ángel Gurría, jefe de la OECD y ex secretario de Hacienda, y Santiago Levy, vicepresidente del BID, mientras que ubican a Pedro Aspe, ex secretario de Hacienda, en Pemex.

Los nombres pesan y tienen que ser analizados en sus méritos y capacidades. Pero antes está el modelo. A tres domingos de la elección, los electores deben exigir información más detallada y explicación de lo que tienen en la mente. Es vital saber exactamente qué piensan los candidatos sobre su bolsillo, su familia y el entorno, y qué es lo que quieren para el país durante el próximo sexenio, en el entendido de que al final de cuentas, en la urna juegan la economía familiar con el parapeto de políticas macroeconómicas.

Leído en: http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/2012-modelos-excluyentes

Lydia Cacho - Entre mujeristas te veas.

Lydia Cacho
No es lo mismo ser feminista que ser mujerista. Mientras las feministas entienden la diversidad como la base de la igualdad, las mujeristas intentan homogeneizar a todas las mujeres para exigir solidaridad. Ser feminista declarada (o de clóset como lo son millones), implica haber pasado por un proceso personal que la doctora Jean Shinoda explica como el “definirse a si mismas por las decisiones informadas y libres que toman cada día”. Y saben que tomar decisiones libres depende de herramientas a las que no todas las mujeres tienen acceso, aunque deberían de tenerlo.

Las feministas saben que la maternidad debe ser una elección, y que una mujer no puede definirse a sí misma por el mero hecho de tener un útero y ser capaz de reproducirse, por eso la maternidad elegida se convierte en un gozo y en una tarea de gran importancia, porque de ella depende criar seres humanos, hombres y mujeres, que reproduzcan los valores de la igualdad y paz, personas que sean capaces de negociar conflictos y de conocer y respetar las diferencias, de saber cuando es indispensable rebelarse ante personas y grupos que arrebatan libertades civiles e individuales, o contra aquellos que defienden la violencia como un instrumento de control social y personal. Las mujeristas en cambio, exigen la maternidad y el matrimonio como carta de presentación para validar a las otras, y sospechan de aquellas que no sigan los patrones de comportamiento tradicionalmente impuestos por la Iglesia y el patriarcado. A la vez excluyen a los hombres del proceso de crianza por considerarlos naturalmente inútiles.

Las mujeristas son esas empresarias o políticas que incursionan en el ejercicio del poder desde la exclusión de las otras, son en realidad sexistas y generalmente racistas y clasistas (y las hay en todas las clases sociales); hay lesbianas mujeristas que son profundamente homofóbicas, particularmente las que desde la política o el poder esconden su lesbianismo no por elección, sino por esa conveniencia manipuladora, típica del patriarcado. En cambio, las lesbianas feministas se auto-validan y son respetuosas, porque saben que su ejemplo ayuda a las más jóvenes a salir de la exclusión y el miedo, a saberse valiosas como individuas y a no dejarse violentar por un sistema machista que teme a la diversidad porque se nutre de la homogeneidad para mantener el estatus quo.

Una feminista nunca llamaría al electorado a votar por ella por ser mujer. Y no lo haría justamente porque se enfocaría en sus habilidades, conocimientos, preparación y convicciones para ganar por razones mucho más trascendentales y válidas que el haber nacido mujer. Las mujeristas aluden al género para resolver o enfrentar el sexismo que no saben confrontar, justo porque ellas también practican esa forma de discriminación hacia otras y no tienen argumentos sólidos para responder desde la congruencia. Las feministas saben que hay una gran diversidad de mujeres y buscan unirse a otras diferentes e iguales para ayudarse, crecer y fomentar la paz; defienden el derecho de las otras a ser libres pero no aceptan ni la sumisión ni el control sobre las vidas y sobre los cuerpos de las mujeres.

Las mujeristas que incursionan en la política utilizan un discurso pseudo feminista en el que aseguran que respetarán los derechos de las mujeres y acto seguido consultan con los patriarcas eclesiásticos cuáles son esos derechos y dónde deben ser acotados. Ellas aseguran que son buenas administradoras porque administran su hogar, afirman que todas las mujeres son buenas madres y amas de casa, aunque en el fondo saben que mienten, pero ese discurso las acerca al voto femenino de masas. Van contra la violencia hacia las mujeres pero no reivindican los derechos y libertades plenas que ayudarán a las que son víctimas a salir de esa condición y aprender a ejercer sus libertades. Los hombres mujeristas siempre comienzan sus frases con un “yo crecí rodeado de hermanas” como si la simple cercanía con el sexo opuesto los hiciera más igualitarios o menos machistas. Ellos se levantan de la mesa y acercan la silla a una mujer con una mano y con la otra firman por arrebatarle sus derechos sexuales y reproductivos.

Los hombres feministas en cambio, saben que hay otras formas de ser hombre; no replican el sexismo y la desigualdad, no pobretean a las mujeres por serlo, ni consideran que todas son iguales entre ellas, no las tratan como objetos sexuales, flores o pétalos sino como humanas fuertes y ciudadanas libres; tienen la clara convicción de que mujeres y hombres merecen los mismos derechos. Ellos, los hombres verdaderamente progresistas, son naturalmente feministas, por eso de manera habitual mencionan a las mujeres en su discurso cotidiano y cuando están en el poder promueven políticas públicas igualitarias. Ellos no tratan a las mujeres como “grupos vulnerables” porque son más de la mitad de la población. Y lo hacen porque sus convicciones están en la inclusión y no en la exclusión o la androcracia.

Ande, haga la prueba, escuche por veinte minutos a una candidata y a un candidato y sabrá si es mujerista y simplemente usa a las mujeres, o si en realidad hará lo mejor por ellas, que es lo mismo que promover la igualdad y la democracia.

@lydiacachosi

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Ricardo Rocha - En la recta final

Ricardo Rocha
Yo no sé ustedes, pero hasta antes de iniciar el segundo debate era lógico suponer que éste representaba, para los cuatro candidatos a la Presidencia, la última gran oportunidad de cada uno para exhibir y golpear a sus adversarios en un foro inédito para la democracia mexicana: los canales 2 y 13, los de mayor audiencia en todo el país. Por supuesto que a algunos les convenía afirmar y hasta procurar que el debate no modificaría preferencias y tendencias. Pero, para otros, era la dorada y tal vez última oportunidad de alcanzar y hasta rebasar a sus rivales en esta recta final hacia el 1 de julio. Suponíamos que ahora sí, sin eufemismos como el de la guerra sucia, sería una lucha despiadada por el inmenso poder que significa, en un país como éste, la Presidencia.

Pero hete aquí que terminado el debate, creo que para una buena parte de los mexicanos el sentimiento de los televidentes se sintetizó en una sola palabra: desilusión. Y es que, o se prepararon muy mal o los asesoraron peor o no entendieron que se trataba de una oportunidad única. El caso es que ni Josefina Vázquez Mota, ni Enrique Peña Nieto, ni Andrés Manuel López Obrador, ni Gabriel Quadri lograron generar un solo momento de emotividad que estremeciera a la mayor audiencia de la historia que se haya concitado jamás para un debate: ni una sola frase recordable, ni un solo mensaje conmovedor, ninguna propuesta audaz o imaginativa, ni una discusión apasionada sobre los grandes desafíos del país. En cambio, tuvimos a una Josefina golpeadora pero endeble y sobreactuada, un Gabriel provocador pero chiflado, un Andrés Manuel predecible y repetitivo y un Enrique que fue a lo suyo: administrar su ventaja.

Por ello, y más siento que luego del domingo, nos quedó a muchos una sensación de vacío en la carrera por la Presidencia. Pareciera que los discursos de los partidos están agotados y se advierte en los candidatos una especie de fastidio, una suerte de cansancio prematuro.

Tal vez por eso valga la pena voltear hacia el invitado inesperado en este proceso: #YoSoy132 que, por el contrario, aumenta su dinámica y su fortaleza pese a todos los intentos por desacreditarlo a partir del prejuicio de que los jóvenes son incapaces de organizarse, pero, eso sí, fácilmente manipulables. De ahí que ya corran las más disparatadas versiones sobre quién está detrás de este movimiento juvenil. Que por cierto se ha redefinido como apartidista pero antipeñista y no lopezobradorista. Las preguntas ahora son: hacia dónde va exactamente, cuáles serán sus alcances, seguirá creciendo a pesar de sus detractores, si continuará convocando a cada vez más miles en las calles, si se desinflará con las vacaciones escolares, si promoverá eficazmente el voto, si despertará a los indecisos y, finalmente, si será un factor que influya en algún sentido el 1 de julio.

Mientras tanto, navegamos en un mar de contradicciones: el “The New York Times” anticipa a Enrique Peña Nieto como “favorito invencible”, pero el mismo día de ayer, una encuesta auspiciada por académicos universitarios lo ubica –por primera vez en todo este largo proceso– por debajo de Andrés Manuel López Obrador; la diferencia es de apenas un pelo, 31.8 contra 30.9, pero establece ya un empate técnico a menos de 20 días de la elección. Lo malo es que el encuestador Berumen aclara que él no hizo las sumas y restas.

Por supuesto que lo más probable es que este sondeo de opinión pública sea rápidamente desacreditado por los priístas dado su origen en instituciones como la UNAM, la UAM y El Colegio de México, generalmente etiquetadas como de izquierda. También es seguro que aparecerán otras encuestas que insistan en darle a Peña Nieto una ventaja de 15 o más puntos sobre López Obrador y Vázquez Mota. En la recta final.

Leído en: http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/en-la-recta-final

Jorge Volpi - Lo impensable.

Jorge Volpi
Las negociaciones se han celebrado con el mayor sigilo: cualquier filtración podría quebrarlas por completo. A la casona en el sur de la ciudad han acudido sólo los más leales consejeros de los candidatos -ninguno de los cuales, por cierto, pertenece a la alta jerarquía de sus partidos. Los contactos informales se iniciaron poco después de la desastrosa presentación de Peña Nieto en la Universidad Iberoamericana y la consolidación del movimiento estudiantil. Tal vez si los jóvenes no se hubiesen atrevido a salir las calles y a unirse en un frente común contra el candidato del PRI la mera posibilidad de estas conversaciones hubiese sido imposible.

El riesgo, para los involucrados, ha sido muy alto. Los propios candidatos reconocen que sus partidos -y buena parte de sus seguidores- se sentirían traicionados pero, aun así, se han arriesgado a negociar. Aunque López Obrador fue quien al principio puso más obstáculos, al final, contradiciendo la tozudez que tantos le atribuyen, acabó por dar el sí. Vázquez Mota también albergaba resquemores, pero también acabó por dar luz verde a sus representantes. Los dos saben que, más allá de sus desavenencias, el resultado de estas pláticas podría darle un vuelco no sólo a la elección, sino a la historia reciente del país.

Tras dos semanas de frenéticos dimes y diretes, insultos y manotazos sobre la mesa, amenazas de ruptura y reconciliaciones in extremis, los negociadores redactan un borrador final. Nadie alberga demasiadas esperanzas: ¿quién podría imaginar que dos figuras tan distintas, tan opuestas, puedan llegar a ponerse de acuerdo sobre el futuro de la nación? Frente al borrador aprobado, López Obrador y Vázquez Mota expresan sus dudas. Resulta tan difícil imaginar políticos dispuestos a sacrificarse -a sacrificarse en verdad- por el bien común... Y sin embargo, en un abrumador golpe de timón, ambos estampan sus firmas en el documento.

El Pacto de la UNAM, como se le conoce por la vecindad de la casona con nuestra "máxima casa de estudios", no sólo implica un acuerdo electoral, sino un vasto programa de gobierno. Una arquitectura que, pese a los conflictos que de seguro acarreará en el futuro, los dos candidatos consideran equivalentes a los pactos de la Moncloa españoles: la reinvención democrática de México doce años después de haber expulsado al PRI de Los Pinos.

En el curso de una improvisada conferencia de prensa conjunta, previa al segundo debate, que toma por sorpresa al PRI, al Gobierno y a la sociedad en su conjunto, López Obrador y Vázquez Mota comparecen lado a lado ante las cámaras. La solemnidad y relevancia de la cita no se le escapan a nadie, y pronto la prensa internacional celebra el acuerdo como el día en que México cambió. Frente al pasmo y el estupor generalizados, los dos anuncian la alianza que habrá de unirlos y detallan el mecanismo empleado para llegar al acuerdo.

Conforme a los datos de cuatro casas encuestadoras propuestas por ambos candidatos -anuncian-, López Obrador se halla en un claro segundo lugar en las encuestas, por lo que se convertirá en candidato único de esta especie de auténtica concertación mexicana, tan distinta de la farsa propuesta por Peña Nieto. Vázquez Mota, por su parte, ocupará el cargo de secretaria de Gobernación y Jefa de Gabinete en caso de ganar las elecciones. El gobierno pactado entre ambos contará con los mejores hombres y mujeres de cada partido, y ya anuncian los nombres de Juan Ramón de la Fuente, Alonso Lujambio, Marcelo Ebrard, Santiago Creel y buen número de independientes. El objetivo principal del acuerdo, aclaran, no es impedir que el PRI regrese al poder, sino articular una refundación integral del Estado mexicano, establecida en los 50 puntos que dan a conocer a continuación.

Las reacciones no se hacen de esperar: el PRI y sus aliados mediáticos, tan expuestos en estas semanas, no tardan en denunciar el matrimonio contra natura de los antiguos rivales, el propio Gobierno federal muestra su rechazo, prominentes panistas e izquierdistas abandonan la alianza y anuncian su apoyo a Peña Nieto, pero el resto del país recibe la noticia con entusiasmo. La mayoría piensa que este Gobierno de Unidad Nacional es lo único que en verdad podría salvar a México. La seriedad y eficacia de Vázquez Mota constituirán un freno a las tendencias radicales y mesiánicas de López Obrador, mientras que la fuerza social de éste limará las aristas más conservadores de su nueva compañera.

El 1 de julio, a la medianoche, los resultados son contundentes: PRI-PVEM, 38.2% de los votos; la nueva Alianza por la Unidad Nacional, 56.3 %. Rodeados por sus colaboradores y miles de ciudadanos entusiastas, Vázquez Mota levanta la mano de López Obrador. Éste, a su vez, le agradece su apoyo y alaba su valentía. Ambos se comprometen a cumplir con los principios de su acuerdo y a trabajar mano a mano por el bien del país. ¿Un relato impensable? Tal vez. Pero, en este mundo imaginario, nadie duda de que es lo mejor que podría ocurrirle a México.

twitter: @jvolpi

Leído en: http://www.elboomeran.com/blog/12/blog-de-jorge-volpi/

Rafael Loret de Mola - ¿Por qué hay impunidad?

Rafael Loret de Mola
Existe un puñado de políticos a quienes nadie se atreve siquiera a tocar y se protege incluso desde distintas instancias partidistas. En Yucatán se recuerda que el extinto cacique, Víctor Cervera, comenzó su asunción al convertirse en el único “priísta” que ganó en la jurisdicción de Mérida, en 1967, cuando todos los demás fueron arrollados por el PAN. Desde entonces, hubo una extraña conexión entre el PAN y el cerverismo, poco investigada pero excepcionalmente rendidora... hasta la fecha cuando gobierna la sobrina de Víctor sin otro mérito que el árbol genealógico. Y, sin embargo, el personaje, lejos de ser un ejemplo, fue señalado como el gran “padrino” del sureste y quien dio cobijo, durante dos años, al ex gobernador de Quintaba Roo, Mario Villanueva Madrid, en uno de sus ranchos en el territorio del Mayab. Pese a tal evidencia, irrefutable, no se levantó un solo dedo de la justicia para el debido seguimiento jurídico, no político... y así hasta su muerte en 2005.

Otro caso relevante fue el de Carlos Hank González, a quien se consideró el mayor de los empresarios-políticos de su generación, capaz de asimilar una fortuna desde sus inicios como profesor rural y no sólo eso: pudo beneficiarse tanto dentro que a la sombra del poder sin que nadie indagara sus posibles conexiones non santas, incluyendo la posibilidad de que tuviera contactos con alguna de las mafias del narcotráfico. Lo cierto es que fortuna, inmensa, era inocultable y con ella sirvió de mecenas incluso al ex presidente José López Portillo quien, acaso, le permitió actuar con manos libres cuando comenzaban a consolidarse las interrelaciones de ciertos políticos y los “capos” que iban fortaleciéndose hasta alcanzas su primer “boom” –ahora vivimos el segundo- en el sexenio de Miguel de la Madrid, otro célebre fallecido a quien jamás se tocó en vida pese a las múltiples vertientes de sus negocios sucios y de sus inversiones en el exterior, sobre todo en los paraísos fiscales, que él negó hasta el último día de su vida lo mismo que debió rectificar sus sonoras declaraciones acerca de su sucesor, Carlos Salinas y la legitimidad del mandato de éste. No pasó del escándalo porque el hijo de Don Miguel negoció, a muy altas cumbres, el silencio de su padre alegando lagunas mentales. Tal, al parecer, era preferible a poner en riesgo a la familia entera. Peor que en las sicilianas dedicadas al crimen organizado.

Quedan vivos varios elementos a quienes se protege con desmesura, incluso más después de la primera alternancia, en 2000, cuando torpemente creímos que, al fin, la basura histórica sería removida de los falsos nichos. Era lo menos que podía esperarse cuando Vicente Fox ganó la Presidencia con un discurso a favor del cambio y en contra de la corrupción institucionalizada; pero, insisto, ni siquiera molestó a los grandes privilegiados del establishment. ¿Por qué?

Dos casos son especialmente notables como hemos anotado en estas líneas. Veamos:

1.- Emilio Gamboa Patrón, en ruta hacia una senaduría como parte de las compensaciones al grupo de Manlio Fabio Beltrones -¿qué hubiéramos esperado de ser él quien hubiese ganado la candidatura presidencial del PRI?-, ha sido acusado de las mayores aberraciones políticas y morales, incluyendo su contacto con la red de pederastas de Cancún y con el “ejemplar” Kamel Nacif Borge, el conocido “rey de la mezclilla” y quien, además, destruyó la imagen del ex gobernador poblano Mario Marín Torres, “el precioso”, quien cometió un atropello incalificable contra la periodista Lydia Cacho, mi admirada amiga a quien tuve la fortuna de conocer hace dos décadas o un poco más en Cancún, con tal de blindar a la ignominiosa red de abusadores de niños y niñas. Gamboa fue nombrado once veces en el expediente sobre cuanto pasó a la sombra del pederasta Jean Succar Kuri, con testimonios irrefutables de las víctimas; pese a ello y las dimensiones del escándalo, Gamboa ni siquiera debió dar alguna explicación al respecto como jamás ha explicado cuál era el fondo de su relación personal con Miguel de la Madrid en el auge de la conocida “cofradía de la mano caída”.

2.- El otro es Manuel Bartlett Díaz, cuya carrera y actuaciones en el poder federal y al frente del gobierno poblano son más que conocidas... negativamente. Fue él, por ejemplo, el protagonista siniestro, ubicado en el gobierno mexicano, de la seria “La Guerra de las Drogas” en la cadena estadounidense ABC con un raiting millonario de espectadores. No dijo una sola palabra. Por cierto, cuando otra colega a la que quiero mucho, Flor Berenguer, le preguntó si era cierto que, por las acusaciones de la DEA no podía entrar a los Estados Unidos, ufano declaró:

 --Mentira. Por supuesto que puedo; en todo caso lo difícil sería salir de allí.

El sarcasmo, a menara de confesión de parte, ni siquiera conmovió a los órganos encargados de hacer justicia en una nación en donde a los políticos de alto nivel sólo se les persigue por decisión presidencial Y no sólo hablamos del PRI: allí está también Juan Molinar Horcasitas, ex director del IMSS y consejero actual del panismo –cuya única posibilidad de ganar los comicios de julio próximo es la aplicación de la vieja alquimia, pero más elaborada-, cuya responsabilidad en el caso de los niños quemados en la guardería ABC de Hermosillo es indiscutible, lo mismo que la del ex gobernador Eduardo Mours, el poderoso empresario que quiso comprarse un gobierno y lo logró con absoluta desfachatez.

Por todo eso, además por los rastros de la amnesia tan frecuente, Manuel Bartlett puede autodenominarse izquierdista luego de haber reprimido a los líderes del Frente Democrático Nacional, antes y después de los sucios comicios de 1988. Así pretendió vender, al usurpador Salinas, la Presidencia misma a cambio de la Secretaría de Educación -¡qué terrible ignominia!- y del gobierno de Puebla, pese a su origen tabasqueño –su padre, Manuel Bartlett Bautista debió huir de Villahermosa, siendo gobernador, vestido de mujer para no ser linchado-, y la deformación terrible en su formación política. Cualquiera, al borde del Grijalva, se acuerda de aquellos turbios antecedentes que seguramente marcaron, mental y moralmente, al engendro.

¿Puede discutirse su intervención en los asesinatos de periodistas célebres durante el régimen delamadridiano? No fue uno ni dos sino setenta y cuatro víctimas a las que se difamó, para colmo, presentándolos como borrachos, homosexuales o infieles en cacería de hembras casadas, para darle giros pasionales a los crímenes referidos. Y pare eso, no hubo quien pudiera ni pueda con Bartlett, campeón del cinismo político. Y podría extenderme mucho, muchísimo más.

El colmo está a la vista ahora: es candidato a senador por la izquierda, con el apoyo de Andrés Manuel López Obrador –quien sólo finge amnesia cuando lo requiere-, ¡sin haber renunciado al PRI y sin que la dirigencia de este partido, como debiera hacerlo por evidentes razones, lo haya expulsado! No podría imaginar traición mayor que competir por otros partidos ajenos al suyo y ser tolerado por ello por cuantos tienen la obligación de preservar la moral política de su instituto.

¿Acaso la invulnerabilidad de estos personajes es la primera gran conexión que explica el por qué de la violencia y sus vaivenes... en ausencia de gobierno?

Debate

La familia Mouriño vuelve a sonreír. Sin merma de su patrimonio, tras el extraño “accidente” a aéreo en el que perdió la vida Juan Camilo, a quien Calderón veía como su gran “delfín” pese a las dificultades legales generadas por su origen gallego-madrileño, cuando defendía con vehemencia los intereses hispanos en México y estaba a punto de cerrar trato para el ingreso de la petrolera Repsol al mercado mexicano; curiosamente, tras la desaparición del personaje, las acciones de Repsol cayeron en treinta por cierto, mientras Calderón se reunía con empresarios estadounidense del ramo, fuera de México por supuesto. ¿Somos mal pensados? La experiencia nos ha convertido en escépticos.

Pero el patriarca, Carlos Mouriño Atanes, padre de Juan Camilo a quien veló y lloró en la intimidad adoctrinando a los suyos para evitar que dijeran el menor reproche y aceptaran la versión oficial tan cuesta arriba, está de plácemes: su equipo de fútbol “Celta” de Vigo, casi en los límites entre Galicia y Portugal, luego de cinco años, volvió a la primera división española y podrá competir con el Real Madrid y el Barsa, con las consiguientes derramas económicas. Buenos dividendos acarrea el silencio y la lealtad con el sistema, en México y España.

No se olvide que Mouriño Atanes, nacido en 1943, albergó la esperanza d “hacer presidente” de México a su hijo... aunque fuera sin cumplir los requisitos legales sobre la nacionalidad. Con ello se hubiera consumado, sin duda, la reconquista ibérica con cuanto ello significa para las actuales generaciones de mexicanos a quienes se paga en peso lo que en España se paga en euros por los mismos trabajos; de allí el ahorro de los consorcios hispanos en nuestro país que amplían ganancias y cubren agujeros... con el dinero de los mexicanos. ¡Enhorabuena, señor Calderón!¡Enhorabuena señor Mouriño!

La Anécdota

A los periodistas que tuvieron a sus cargos los reportajes sobre la caída del Jeat Lear en donde viajaba Juan Camilo, no les queda la menor duda de una cosa:

--Esto no fue accidente... de haberlo sido, por las turbulencias provocadas por un avión que precedía al del funcionario, ya se habría enjuiciado a los técnicos y operadores de tal avión y del aeropuerto. 

--Entonces, ¿de qué estamos hablando? –he preguntado cien veces-.

--Lo que pasa es que no hay ninguna pista, ningún rastro, como ara presumir la posibilidad de un atentado...

Y de allí no hemos pasado en más de tres años.

Leído en: http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/por-que-hay-impunidad

Marcos Denevi - El Dios de las moscas.

Marcos Denevi
(1922-1998)

El Dios de las moscas

Las moscas imaginaron a su dios. Era otra mosca. El dios de las moscas era una mosca, ya verde, ya negra y dorada, ya rosa, ya blanca, ya purpúrea, una mosca inverosímil, una mosca bellísima, una mosca monstruosa, una mosca terrible, una mosca benévola, una mosca vengativa, una mosca justiciera, una mosca joven, una mosca vieja, pero siempre una mosca.

Algunos aumentaban su tamaño hasta volverla enorme como un buey, otros la ideaban tan microscópica que no se la veía. En algunas religiones carecía de alas (), en otras tenía infinitas alas. Aquí disponía de antenas como cuernos, allá los ojos le comían toda la cabeza. Para unos zumbaba constantemente, para otros era muda pero se hacía entender lo mismo.

Y para todos, cuando las moscas morían, los conducía en vuelo arrebatado hasta el paraíso. Y el paraíso era un trozo de carroña, hediondo y putrefacto, que las almas de las moscas muertas devoraban por toda la eternidad y que no se consumía nunca, pues aquella celestial bazofia continuamente renacía y se renovaba bajo el enjambre de las moscas. De las buenas. Porque también había moscas malas y para éstas había un infierno. El infierno de las moscas condenadas era un sitio sin excrementos, sin desperdicios, sin basura, sin hedor, sin nada de nada, un sitio limpio y reluciente y para colmo iluminado por una luz deslumbradora, es decir, un lugar abominable.

Leído en: http://www4.loscuentos.net/cuentos/link/299/29964/

Recordar para decidir.


Primer debate presidencial  06/05/2012



 


Segundo debate presidencial 10/06/2012