La selkie
Las hembras selkie pueden vivir un tiempo entre los humanos e incluso formar una familia con un hombre mortal, pero el llamado del mar es siempre más fuerte que sus vínculos terrestres...
Había una vez un pescador muy pobre que vivía en las desoladas islas del norte. Un día, mientras caminaba cerca de la costa, oyó voces, y tomando la precaución de esconderse detrás de las rocas, vio a dos hermosas mujeres de tez morena y cabello renegrido que, en un prado cercano, corrían desnudas intentando darse a la caza mutuamente.
Entonces, a sus pies descubrió dos pieles de foca y decidió levantar una de ellas para examinarla. Las mujeres, en ese mismo instante, interrumpieron su juego y, lanzando un chillido, corrieron a buscar su ropa de focas. Una de ellas tomó la piel que todavía yacía a los pies del pescador y, echándosela encima, rápidamente desapareció en el mar. La otra, al ver que el pescador tenía su piel entre las manos, comenzó a llorar, suplicándole con gestos al hombre que se la devolviera. Pero el pescador vivía solo y quería una esposa. Entonces, galantemente, cubrió con su chaqueta a la mujer y la llevó a su casa y escondió la piel de foca debajo del colchón.