Oaxaca lleva meses incendiada por la insurrección de los maestros contra la Reforma Educativa y en los últimos días la escalada de violencia se elevó. Este fin de semana un grupo de profesores de la Sección 22 irrumpieron en la toma de posesión del nuevo líderes estatal del PRI y arrojaron a los asistentes piedras y proyectiles, que llevó a la policía a disparar gases lacrimógenos. Días antes, los maestros bloquearon calles en la capital y carreteras federales con casi 200 camiones que secuestraron, para exigir la liberación de 162 normalistas que en la víspera fueron detenidos por actos vandálicos y quema de vehículos.
La violencia en Oaxaca, que en estas últimas semanas se ha reflejado poco en la opinión pública, ha subido de intensidad en la antesala de que inicie en mayo la negociación salarial con el magisterio, donde la disidencia despliega su estrategia anual de presión-negociación-presión, confrontación y receso. Las dos primeras se prolongaron todo 2013 con campamentos y marchas en la ciudad de México, y en la última, es lo que están haciendo ahora mismo en Oaxaca, ejecutan actos quirúrgicos de violencia contra las instituciones.
No es novedad que cada año la Sección 22 realice este tipo de presión política por estas fechas. Tampoco que desde que se inició el proceso de la Reforma Educativa, la beligerancia de la Coordinadora de los maestros que encabeza esa sección oaxaqueña –que aglutina el 70% de su membresía-, haya sido permanente. Lo que es inusual es que los maestros en rebeldía cuentan con un nuevo activo, el gobernador Gabino Cué, que ha engañado al gobierno federal. Le mintió al secretario de Educación, Emilio Chuayffet, y se ha burlado del subsecretario de Gobernación, Luis Miranda, responsable de llevar la negociación política con los maestros, al hacerles creer que está implementando la Reforma Educativa en el estado. Pero lo descubrieron.
El gobierno federal recibió datos concretos del timo del gobernador. De acuerdo con un informe de inteligencia, tras los actos vandálicos que realizaron decenas de normalistas en el Instituto Estatal de Educación Pública en Oaxaca para exigir plazas automáticas en el magisterio, el gobernador dijo a los líderes de los maestros que “el grado de violencia fue excesivo, por lo que se indagará si detrás de los estudiantes se encuentra un grupo que trata de desestabilizar la imagen del magisterio, de la Sección 22, de losnormalistas y del estado”.
La interpretación en la ciudad de México fue que ofreció protección legal a la parte más beligerante del magisterio, aunque el discurso público sea lo contrario. El informe de inteligencia despertó la alerta en el gobierno por otra frase: “Aunque el gobierno ha sido tolerante, no permitirá más actos que dañen la imagen del magisterio y del proceso de la construcción de una nueva Ley Estatal de Educación, donde Oaxaca puede ser ejemplo a nivel nacional”. Esta afirmación fue la confirmación del engaño, que entra directamente en confrontación con el gobierno federal.
El 9 de diciembre pasado, el gobernador firmó con el secretario Chuayffet un convenio marco de Coordinación para la Implementación de la Reforma Educativa y el Desarrollo del Sector Educación. En ese documento de 12 páginas se establecen los principios relevantes de la Reforma Educativa y se explican los pasos que cada parte, el gobierno federal y el estatal, debe tomar para llevarla a cabo en forma plena. La Secretaría de Educación Pública firmó 14 compromisos en lo particular, y el gobierno de Oaxaca 17, además de 32 adicionales en conjunto para instrumentar la Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, la Ley General del Servicio Profesional Docente y las reformas y adiciones a la Ley General de Educación. Ley Estatal de Educación de Oaxaca, que planteó Cué, no está plasmada en ese convenio marco. No existe.
El gobernador Cué rompió el pacto federal con ese compromiso con los maestros de la Sección 22 y pretende un acto inconstitucional. Ninguna ley estatal está por encima de la Constitución, que es lo que pretende. Oaxaca es el estado más rezagado en la implementación de la Reforma Educativa -85% de los maestros, por ejemplo, perdieron el ciclo escolar, y la evaluación de los profesores no se ha podido realizar-, y en el gobierno federal responsabilizan al gobernador de ello. Ahora tienen evidencia de que no es sólo un tema de incompetencia y debilidad, como habían creído, sino de rebeldía.
¿Qué sigue? Existen varias posibilidades, como que le recorten el presupuesto para obligarlo a actuar conforme a ley, o dada la cadena de mentiras que lo hace un actor nada confiable, que las fuerzas políticas se activen para buscar su destitución y proceder a unjuicio político. El gobierno federal no ha tomado una decisión final, pero la tolerancia se agotó.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
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Leído en http://www.ejecentral.com.mx/las-mentiras-del-gobernador/
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