La geografía benefició a Corea del Norte con más de 200 minerales de creciente importancia global para la industria más desarrollada tecnológicamente
Mientras el mundo atestigua la escalada retórica y el despliegue armamentista entre la República Popular Democrática de Corea (RPDC o Norcorea) y Occidente, corporaciones mineras estadunidenses, británicas, canadienses, chinas y de otras naciones renuevan sus contratos con Pyongyang para acceder a las llamadas tierras raras, el verdadero arsenal estratégico de aquel Estado.
Del control de esos minerales depende el futuro de la electrónica, las telecomunicaciones y la industria espacial, de ahí que disponer de esos 16 minerales —inestables y no siempre en estado puro— es el actual objetivo geopolítico de los protagonistas del añejo conflicto en la península coreana.