domingo, 25 de diciembre de 2011

Federico Berrueto - ¿Quién ganará el 2012?


Felipe Calderón cierra el año con buenos números, pero será difícil que Ernesto Cordero gane la candidatura, aunque cumple con la tarea de defender lo que ha hecho el PAN en el gobierno federal. La arena será mediática y en el territorio. Allí la situación favorece al PRI, aunque no en los mismos términos de los años pasados. La geografía del poder partidario ha cambiado.


Nada está definido. Diciembre de 2011. Foto: Omar Meneses
Lo ocurrido en el segundo semestre de 2011 es suficiente para concluir que nada está definido para 2012. No obstante que el PRI ganó todas las elecciones locales del último tramo, especialmente Estado de México y Michoacán, en muchos frentes la situación se le ha vuelto complicada. Heridas autoinfligidas han sido la constante: desde lo aparatoso hasta lo subyacente. La baja en las preferencias del PRI y de su candidato (aunque todavía con importante ventaja) no es reciente, viene después de la elección del Estado de México; su referente mayor ha sido la embestida del senador Manlio Fabio Beltrones, del PAN y del gobierno, de presentar a su ahora virtual candidato como el responsable de la parálisis legislativa en el Congreso federal y su ausencia de propuesta.
El PRI por su propia cuenta tiene dificultades. En el nivel nacional afectó la salida de Humberto Moreira; fue un golpe al conjunto del PRI y a sus mandatarios estatales. No es casual que Ernesto Cordero persista en significarle costos al PRI por su manera de gobernar, tampoco los señalamientos del Presidente por la supuesta falta de colaboración de los gobernadores en la lucha contra la violencia y el crimen.
López Obrador y la izquierda se han llevado la mejor parte. El giro de su candidato hacia la moderación ha sido exitoso, aunque no son pocos los que desconfían de su autenticidad. Marcelo Ebrard ha hecho todo para apuntalar a López Obrador. Aunque en el PRD las heridas y las divisiones son profundas, han sabido cerrar filas cuando inicia la contienda. En el PRI la situación es lo opuesto: el senador Beltrones declinó a participar y dejó al PRI sin un proceso competido y sus ventajas; el apoyo a Peña Nieto por el senador ha sido elusivo y sus afines fueron clave para la debacle de Humberto Moreira.
El PAN recoge los beneficios de haber optado por una elección competida. Sus aspirantes cuentan con beneficios considerables que les dan exposición y visibilidad. Es difícil un cambio significativo en la preferencia favorable a Josefina Vázquez Mota, quien ha crecido dentro y fuera del PAN, en la competencia interna y en la constitucional frente a Peña Nieto y López Obrador. Al socializarse los números en enero, es posible genere en el PAN una inercia de unidad en torno Josefina y que lleve a Cordero a una posición menos golpeadora.
El presidente Calderón cierra el año con buenos números. Su beligerancia hacia el PRI ha comprometido su imparcialidad. Será difícil que Ernesto Cordero gane la candidatura, aunque cumple con la tarea de defender lo que ha hecho el PAN en el gobierno federal. El PRI deberá cuidar los términos de su enfrentamiento con el Presidente. La ausencia de voceros legislativos es notoria y es donde debiera contenerse la intervención ilegítima del Presidente en los comicios. El Presidente es beneficiario de una baja en la crítica. Es difícil que así continúe, con los previsibles efectos.
La arena será mediática y en el territorio. Allí la situación favorece al PRI, aunque no en los mismos términos de los años pasados. La geografía del poder partidario ha cambiado: el tricolor muestra deterioro en zonas del norte, también en Veracruz, Oaxaca y Puebla. Por su parte, muestra fortaleza en el centro del país, Jalisco y Baja California. Son muchos los estados con elecciones locales concurrentes. De persistir la lógica del tricolor del Estado de México, Nayarit y Michoacán podría construir las bases para el triunfo.
Los tres grandes partidos son víctimas o beneficiarios de lo que hacen sus gobiernos locales. El PRD tiene importante fuerza donde ha hecho bien las cosas, significadamente el Distrito Federal, donde enfrenta la competencia del PRI y de Beatriz Paredes, una candidata de excelencia para la entidad. El PRD ha visto fuertes derrotas por mal gobierno como Zacatecas y Michoacán, cuyos ex gobernadores pretenden la impunidad que acompaña al cargo legislativo. En Guerrero y Oaxaca la situación es incierta, aunque mejor que en el pasado. El PAN ganaría en Guanajuato, pero su circunstancia está muy complicada con el PRI en Jalisco y Morelos. Todo puede ocurrir en Puebla y Sinaloa, estados gobernados por mandatarios con pasado priista postulados por coalición de PAN y PRD.
El desenlace de la elección resulta de tres planos: la competencia y las campañas mediáticas de los candidatos presidenciales, la fortaleza o debilidad de los gobiernos federal y locales, y las elecciones concurrentes. La lectura simplista y simplificadora de las encuestas de intención de voto conducen al engaño, no obstante la tentación de remitirse a éstas como instrumentos de diagnóstico predicción exactos. La volatilidad y el voto diferenciado son la constante, acrecentados por una elección concurrida. Hay electores inteligentes; desafío mayor para quienes buscan su voto o por quienes observan y comentan las elecciones

Carlos Ramírez Itinerario Político- Aristegui: presunta culpable Y AMLO, presunto culpable

Aristegui: presunta culpable
Y AMLO, presunto culpable


La historia que voy a contar comienza una noche en que la policía violó la Constitución. Jorge Ibargüengoitia, Dos crímenes (1979).

En un programa en el que violó todos los postulados de su propio código de ética, la conductora Carmen Aristegui orientó el asunto del retiro por orden judicial del documental Presunto culpable como una expresión de censura del gobierno federal.



Sin embargo, el caso narrado ocurrió a finales de 2005 en la ciudad de México y la conductora eludió, por su militancia lopezobradorista, la contextualización del conflicto.

-¿Quién era jefe de gobierno del DF en diciembre de 2005, cuando detuvieron ilegalmente a José Antonio Zúñiga bajo el cargo de homicidio? Alejandro Encinas como jefe gobernante capitalino interino por designación de López Obrador.

-¿Quién era responsable de la permanencia del viejo sistema judicial y penal priista en la ciudad de México? El expriista López Obrador como jefe de gobierno.

-¿Quién se comprometió a reformar los sistemas de impartición de justicia diseñados por el PRI? López Obrador.

-¿Quién era el procurador de Justicia del DF bajo cuyo mando se encontraban los judiciales acusados por el documental de torturar al presunto culpable y que siempre se vanaglorió de haber limpiado el Poder Judicial? Bernardo Bátiz Vázquez, hoy ministro de Justicia del gobierno legítimo de López Obrador.

-¿Quién es hoy el responsable del Poder Judicial capitalino que sigue manteniendo a Zúñiga como "presunto culpable" y que fue liberado por la orden de un juez y no por su inocencia? Marcelo Ebrard, jefe de gobierno del DF.

-¿Quién era magistrado del Tribunal Superior de Justicia del DF en diciembre de 2005 y meses posteriores y por tanto de alguna manera corresponsable del proceso judicial kafkiano que mantuvo preso a Zúñiga como presunto culpable? Édgar Elías Azar, hoy presidente del Tribunal Superior de Justicia del DF.

-¿Quién era el secretario de Seguridad Pública del DF en diciembre de 2005 y responsable de la patrulla preventiva que levantó a Zúñiga como presunto culpable? Joel Ortega Cuevas, sucesor de Ebrard y recomendado por Ebrard y más tarde secretario de Seguridad Pública del DF bajo el gobierno de Ebrard, hasta que renunció en 2008 por su responsabilidad en el caso News Divine.

En su programa de ayer jueves, Aristegui inclusive mantuvo, en un juego de tensión tipo periodismo paparazzi, que la Secretaría de Gobernación había ordenado el retiro del documental, pero sin aclarar que el asunto nada tenía que ver con una censura gubernamental: un familiar del asesinado promovió un amparo para suspender la exhibición del documental por haber usado su imagen sin su permiso.

Pero en el programa de Aristegui se invocó la libertad de expresión por encima de un proceso legal, se insinuó que Gobernación estaba de acuerdo con la censura y permitió acríticamente que el director y la productora acreditaran la decisión a hechos inexplicables, de carácter político y con la intención de fuerzas superiores desconocidas de sacarlo de la circulación. La conductora no profundizó en las responsabilidades de las autoridades del GDF.

La politización anticalderonista del retiro del documental impidió el ejercicio del periodismo de investigación. En 1993 el poeta y ensayista Gabriel Zaid le ganó una demanda a la revista Mira, propiedad del columnista Miguel Ángel Granados Chapa, por haber publicado sin su autorización una foto en un acto cultural público. En el caso del cantante Kalimba, los medios violaron la intimidad de una menor de edad al difundir su nombre y su imagen a pesar de las prohibiciones de ley. Recientemente hubo quejas de la funcionaria del GDF Elena Cepeda y del escritor Xavier Velasco por la publicación de imágenes en medios sin autorización y con cierta maldad al retratar gestos nada agradables.

En todos estos casos hubo una invasión de la intimidad protegida por la ley. El periodismo, por tanto, debiera de acotarse a esas limitaciones. Pero el programa de Aristegui en 2006 difundió unas grabaciones del entonces gobernador Mario Marín que violaban la Constitución y que derivaron en una reforma constitucional para legalizar el espionaje político que restringió las libertades constitucionales.

Se trata de casos de periodismo paparazzi, de periodismo de tabloide, de escándalo. El documental "Presunto culpable" es un señalamiento severo de la corrupción en el sistema de impartición de justicia en el DF durante las gestiones perredistas. Pero ahora mismo en el sistema judicial perredista en el DF se sigue considerando a Zúñiga como "presunto culpable".

Es un caso del viejo modelo judicial priista vigente en las gestiones del PAN y el PRD en el poder. De ese sistema que condenó en 1969, vía el juez de consigna Eduardo Ferrer McGregor, a José Revueltas bajo el cargo de haber inducido en el 68 a la "autosugestión universitaria" (era autogestión) y por haber insultado al "señor Presidente" diciéndole Tlacatlecuhtli, creyendo que era una ofensa y en realidad era una caracterización similar a Tlatoani.

No hay, pues, por qué sorprenderse. Lo que llama la atención -y los medios han desviado la atención- es que Presunto culpable denuncia un caso de impunidad policiaca y judicial en el régimen perredista en el DF pero con la misma estructura jurídica que el priismo. Parafraseando a Narciso Bassols, en el viejo régimen las leyes se hicieron para controlar al adversario, no para promover la democracia. Y el sistema policiaco-judicial-penal perredista confirma que las cosas siguen igual que en los tiempos priistas.

http://www.losbarbarosdelnorte.com/html/modules.php?name=News&file=article&sid=2895

Nestor Ojeda - Políticos devaluados


El actual proceso electoral presidencial ha demostrado de nueva cuenta la forma en que la clase política se ha degradado y devaluado. Los candidatos de todos los partidos son un ejemplo de ello.
Desde los dislates de Enrique Peña Nieto y la hilarante república del amor de Andrés Manuel López Obrador, hasta los infructuosos esfuerzos de Josefina Vázquez Mota, Santiago Creel y Ernesto Cordero por desmarcarse de la impugnada estrategia anticrimen de Felipe Calderón, todos los aspirantes a la Presidencia muestran su falta de estatura para dirigir los destinos de México.
En realidad no se trata de casos aislados, sino del consistente declive de la clase política mexicana, lo cual no es cosa menor, pues la relevancia de la elección presidencial estriba no sólo en el reparto del poder político, los espacios de gobierno y el diseño de políticas públicas, sino en la influencia que ese hombre investido como titular del Ejecutivo tiene durante seis años en la sociedad mexicana, la cual en alguna medida se convierte en reflejo de quien ocupa la residencia de Los Pinos.
Se pueden tomar tres presidentes como casos emblemáticos. El sexenio de López Portillo, en el cual la corrupción, el dispendio y el abuso fueron la marca que dejó un presidente voluntarioso y megalómano, como lo fue don José, que construyó un gobierno de amigotes y familiares que con su frivolidad y ambición hicieron del exceso y la prepotencia el pan de cada día en el país.
Está el de Carlos Salinas de Gortari, cuya brillantez se extendió a un gabinete de jóvenes talentosos que impusieron la marca de la eficacia y la inteligencia a un gobierno que abrió las puertas de la modernidad económica a México y le dio instituciones como la CNDH y el IFE.
Y el gobierno de Vicente Fox, el hombre que paradójicamente sacó al PRI de Los Pinos y que con certeza absoluta puede ser visto como el burro que tocó la flauta, que integró un gobierno ineficaz con funcionarios y superfluos, los cuales comenzaron el desmantelamiento de las estructuras de inteligencia y seguridad mexicanas y minaron las instituciones democráticas que permitieron la llegada del PAN a la Presidencia al intervenir de manera descarada en el proceso presidencial de 2006.
Y por todo esto, pensar que Peña, López Obrador o alguno de los panistas ocupará la silla presidencial no le augura grandes beneficios a México en los próximos seis años

David Olguín - Los infieles (cuento de navidad)



La Navidad te recuerda que eres amor. Así te lo enseñaron, pero tras cuarenta y tantas navidades las palabras pierden fuerza y sentido. Esta noche, sin embargo, hay algo extraordinario. ¿Añoranza? No precisamente, pero sí algo capaz de sacudir el polvo de objetos que en todo el año nadie toca. Como nunca, salvo en tu remota infancia, pareces presa de ese llamado a los cambios que flota en el aire decembrino. El espíritu de renovación también resucitó en ti porque todo se mueve aunque tú te creías agobiantemente quieto, sin más novedad que lo de siempre: las deudas, tus viejos enfermos, las cuentas del deber, la rutina. Pero esta noche la diferencia empieza por la casa misma: sacudida hasta su último rincón para recibir a todos. “Cómo han crecido tus hijos”. “Y los tuyos”. “Estás irreconocible”. En efecto, los niños crecen y, al juntarse los de varias familias, el primerío arma tal contento que todos recordarán esta noche. ¿Pero tú estásirreconocible? “Como que estás coloradito, mijo”, te dice la tía que afirma conocerte hasta en tus silencios. Supones que hay algo de eso, “pero no es el alcohol, tía”, y vuelves a pensar, no, querida tía, mientras los perros de la impaciencia ladran feroces en tu cabeza orillándote a la acción. Las once cuarenta: el crucificado, no el niño, está a punto de nacer y sí, tú estás irreconocible. Al menos para ti mismo. Tú, ajeno de ti, sacudido por una fuerza que, para empezar, quise definir como inquietud. ¿Pero la palabra euforia te describiría mejor? Estás endiosado, poseído, capaz de ser piedra de escándalo, pero aún todo carbura en tu interior y eso, la secrecía, te corroe el alma. Acaso adivinan colores distintos en tu cara, aunque no es rojo el color del deseo, ni sólo negro el de la angustia. Tú, por el contrario, te miras pálido en la esfera navideña. ¿Desesperación pues? Tampoco, estás impaciente pero una inverosímil esperanza te inunda. Hasta esos abrazos de familia que sólo se ve las caras una vez al año, despiertan tu asombro ante los cambios. ¿Extrañeza entonces? Al menos la constancia de que el tiempo se va y deja estragos. De hecho, los minutos pasan y el vaivén de emociones te deja inestable y con temor de que alguien huela tu desasosiego, a tal punto sudas. ¿Pero en realidad qué sientes? ¿Amor? No, si eres honesto, no. ¿Deseo simplemente? En la superficie, pero hay algo más hondo, algo que te haría capaz de traspasar límites, de pulsar, aunque fuera un instante, la cuerda que arruinara el concierto, o estirarla hasta que reviente para luego hacer añicos el instrumento mismo. Tal vez ahí habita lo verdaderamente irreconocible: ir más allá, dinamitar la arquitectura de los años y la estabilidad y las fotos de familia que adornan la casa y las navidades y promesas y toda esa reunión de lazos de sangre. ¿Pero por qué esta noche y con todos para atestiguarlo?

Los infieles se encarnaron con fe, tanta que aceptaron el reto: “nos hablamos a las doce en punto, pase lo que pase, estés donde estés y en lo que estés”. Lanzaron la moneda al aire y perdiste. El obligado a marcar el teléfono serías tú y ella, también rodeada de su esposo, sus hijos, su gente, la obligada a contestar. El tinglado de dos infieles es simple: uno dizque llama para felicitar a un amigo y la otra responde monosílabos. Casi un lugar común de tan vulgar y pedestre. Pero ustedes invocaron el incendio: se obligaron a una declaración importante en plena lucha de las manecillas del reloj, cuando están en pugna, mitad por mitad, a brazo partido. Tú tienes que declarar: “quiero coger contigo esta noche. Feliz Navidad”. Y ella tiene que responder: “Mi deseo es irme, fugarme para siempre, contigo”. Y dan las once cincuenta y cinco, pero no te mueves. “¿A dónde vas?”, crees oír. “Dejé el celular en el coche”. “¿Para qué lo quieres? Estamos a punto de brindar”, responderá tu esposa con inocencia, con la paz del cordero que renueva el mundo con su sola mirada. “Tienes que salir ya”, te dices angustiado porque no te atreves a hablar ahí, ante todos, mientras tu mano reposa en una humilde esfera transparente, con su paisajito interior, que adorna la mesa con el teléfono. Hay una promesa real y ya son las once cincuenta y seis y entonces te miras abrir la puerta del departamento y bajar corriendo la escalera hasta la calle. Se ven las ventanitas del edificio encendidas y el auto y un mono de nieve con la bufanda verde y la cara “coloradita” como la tuya. Ahí quieto, te miras paralizado en medio de la calle con un teléfono celular en la mano, rodeado del pequeño paisaje que encierra una esfera de ilusiones tan ilusorias como el tiempo. Y el mono de nieve marca el número y dan las once horas y cincuenta y nueve minutos mientras el teléfono llama y llama como la sirena de un buque en altamar, perdido en medio de la nada, y yo, al ver que tú no te atreves a hablar, que acaso también te piensas tan hecho de traiciones y promesas vanas, de una absoluta incapacidad para no jurar el nombre de Dios en vano, agito la esfera y la nieve cae y cae como los segundos, como la espera, como la mano de mi mujer que toma mi hombro y dice, al verme tan absorto ante la esfera con el paisajito en la nieve: “abraza a tus niños”.

El día que las armas callaron


EL DÍA QUE LAS ARMAS CALLARON
En diciembre de 1914, a sólo cinco meses de iniciada la Primera Guerra Mundial,
soldados alemanes, franceses y británicos detuvieron espontáneamente las
hostilidades para cantar villancicos. Casi como un milagro, “La Tregua de
Navidad” convirtió a los enemigos en camaradas que durante varios días
compartieron comida y regalos, y jugaron al fútbol. El episodio, conocido como
“la pequeña paz de la gran guerra” se extendió a muchas trincheras hasta 1915.
Gobiernos y medios de comunicación de la época eclipsaron este movimiento
pacífico, que algunos historiadores creen, de haber continuado, pudo haber
detenido esa guerra que mató a más de 16 millones de personas
Por: Cristina Ávila-Zesatti    Fecha:  diciembre 24, 2011 - 00:12  |






Dicen los historiadores que aquella fue la última guerra de trincheras. La
Primera Gran Guerra se llamó así porque su campo de batalla llegó a ocupar más
de la mitad del planeta, donde ejércitos de 32 países se enfrentaron entre el 28
de julio de 1914 y el 4 de agosto de 1918.
Fue el conflicto más sangriento de su tiempo. Su fatal saldo: más de 10 millones
de soldados y 6 mil 500 millones civiles que perdieron la vida, y discapacitados
que se contaron por miles.
Los combatientes principales (Alemania, Austria, Francia Rusia y Gran Bretaña)
se equivocaron cuando predijeron una contienda rápida. A lo largo de cinco años
se calcula que cada día morían 6 mil hombres en los diversos frentes repartidos
por el mundo, especialmente en territorio europeo… y así fue el panorama durante
más de mil 400 días ininterrumpidos de combates.

La magia de una canción
Hoy, a tan sólo siete años de distancia de cumplirse un siglo del fin de ese
conflicto –el 11 de noviembre de 1918– que cambió para siempre la configuración
política, militar y económica del mundo, los informes sobre su origen y su
desenlace son exhaustivos.
De esa primera batalla global, donde soldados de territorios tan distantes y
dispares de Europa, como India, Sudáfrica, Japón, Nueva Zelanda, Estados Unidos
y Canadá, se unieron a las hostilidades, lo sabemos casi todo… casi todo sobre
la guerra… pero ciertamente muy poco sobre la paz.
Porque ese conflicto planetario tuvo una “insurrección pacifista” nacida ni más
ni menos que de los mismos soldados, y sucedió en la noche de Navidad de 1914.
Un suceso que se antoja mágico y que suena a cuento, pero que fue real, a pesar
de que los gobiernos y los medios de comunicación de la época intentaron
eclipsar la historia, conocida como “La tregua de Navidad” o “La tregua de Khaki
Chum” –en alusión a las vestimentas militares de la tropa–.

Noche de Paz
En esa última guerra de trincheras, los soldados de uno y otro bando solían
estar separados por apenas unos metros. No sólo podían intuirse, sino que podían
perfectamente verse…  y oírse.
Y quizá porque la vida posee más significado de cara a la muerte, aquella
Nochebuena de 1914 esa cercanía obró el milagro: las armas callaron y los
hombres cantaron.
“Todo ocurrió espontáneamente, en forma muy misteriosa. Un espíritu más fuerte
que el de la guerra prevaleció aquella noche”, recordaría años más tarde Leslie
Walkington, un fusilero de 17 años, citado en el libro de Malcolm Brown &
Shirley Seaton, Christmas Truce (Pan Grand Strategy Series).
No es fácil cantar de paz en medio del temor y, sin embargo, varios artículos y
libros que rescataron aquella experiencia cuentan cómo los villancicos navideños
lograron hermanar a los enemigos: ingleses, franceses y alemanes que se
enfrentaban en un paraje de Bélgica.
Stanley Weintraub, autor de Noche de Paz, la increíble historia de la tregua de
1914, (1) recoge en su libro diversas fuentes que confirman esta historia.
El título no es gratuito, puesto que los testimonios recuerdan que los soldados
alemanes, comenzaron a cantar Stille Nacht (Noche de Paz). El bando de los
aliados, separados de la trinchera germana por no más de 60 metros respondió:
también cesó el fuego y acompañó los villancicos con sus instrumentos, para
luego cantar a su vez melodías en su lengua.
La música, dicen, es en sí mismo un “idioma de paz”… un idioma que, esa noche,
en alianza con la fecha navideña, terminó por borrar no sólo la distancia
física, sino la que imponían los uniformes y las insignias que aquellos
soldados.


Paz: el mejor regalo entre los regalos
Para la primera Navidad en el frente, tanto los aliados como los alemanes habían
recibido de sus respectivos gobiernos paquetes con chocolate, cigarros, botellas
de alcohol, cartas de sus familiares y, del lado teutón, hasta unos pequeños
árboles de navideños que la tropa colocó a lo largo de su trinchera.
Sin saberlo, los dirigentes políticos y militares estaban alimentando así lo que
sucedería aquella Noche de Paz, pues una vez terminada la tanda de villancicos,
el espíritu navideño iría aún más lejos: los soldados de uno y otro bando
comenzaron a aventurarse en la llamada “tierra de nadie”, la zona entre
trincheras donde muchos de sus compañeros yacían muertos.
Los sobrevivientes de esa tregua de Navidad escribieron cartas a sus familias y
describieron la experiencia como mágica. Y lo fue, puesto que los llamados
“enemigos” bebieron y comieron juntos, compartieron cigarrillos, intercambiaron
fotografías, se contaron sus vidas y se dieron los regalos que unos y otros
tenían a la mano: vino, cigarrillos, botones de sus uniformes, chocolate, unos
pocos dulces… en fin, aquello que los gobiernos enfrentados habían enviado para
animar a sus soldados, terminó como un obsequio en manos de sus supuestos
enemigos… era la noche de Navidad.
“Como ni nosotros ni ellos nos entendíamos en el idioma, comenzamos a hacernos
entender por medio de señas y signos (…) todo el mundo parecía agradable. Y aquí
estábamos, riendo y conversando con los hombres a quienes apenas unas horas
antes, estábamos intentando matar”, recordaba el oficial inglés John Ferguson.
El inaudito suceso llegó a oídos de los superiores de aquellos soldados que de
pronto se habían convertido en amigos.
Las cartas enviadas desde las trincheras llegaron a unos pocos diarios locales,
aunque de los grandes periódicos, sólo el Daily Mirrow de Londres se atrevió a
publicarla: “Armisticio extraordinario”. “Británicos y alemanes estrechan las
manos”, decía el titular del rotativo que salió a las calles a principios de
enero del año siguiente.
Y a pesar de los esfuerzos de los altos mandos por detener la confraternización
de quienes se supone deberían odiarse, aquel episodio se extendió en territorio
y en tiempo.
En más de una trinchera, la paz entre las tropas continuó hasta pasado el Año
Nuevo y algunos de quienes vivieron para contar la realidad de aquel “cuento de
Navidad” recuerdan que en muchos frentes los soldados se obstinaron por no hacer
la guerra hasta bien entrado el mes de febrero de 1915.
Alfred Anderson, un oficial escocés que presenció el armisticio espontáneo de
Ypres, en Bélgica, murió apenas en 2005 a la edad de 109 años.
No sólo era el ciudadano británico de más edad, sino que fue el último
sobreviviente de la “Tregua de Navidad” y, hasta el día de su muerte, recordó
los hechos con nostalgia: “Aquella mañana había un silencio de muerte. De
pronto, dejó de sonar el ruido de la guerra”, repetía Anderson a quien quisiera
oírlo.


La tierra de todos
En las trincheras, los hombres habían dejado de creer que sus contrincantes eran
“unos bárbaros”, y pasada la Navidad habían dejado a un lado los fusiles para
jugar partidos amistosos de fútbol en los helados campos de esa zona llamada
“tierra de nadie”, convertida en esos pacíficos días en “tierra de todos”.
Pero antes de jugar, los soldados se habían dado a la tarea de sepultar a los
compañeros caídos de uno y otro bando, presentando honores y condolencias a los
compatriotas de las víctimas.
Algunas reseñas de la época afirman que en aquel paraje de Bélgica donde comenzó
la “Tregua de Navidad”, para la ceremonia de entierro se habría leído el Salmo
23 de la Biblia, como una suerte de  salvoconducto religioso común, tanto para
los creyentes católicos, como para los protestantes.
El episodio, que más tarde sería conocido como “la pequeña paz de la gran
guerra”, no fue tolerado por los altos mando militares ni por los gobiernos de
los países contendientes, que habían gastado millones en propaganda y en armas.
Bajo amenaza de corte marcial, Alemania, Francia e Inglaterra obligaron a sus
soldados a reanudar las hostilidades. Interceptaron las cartas enviadas desde el
frente y presionaron a los medios informativos para detener cualquier publicidad
a ese “levantamiento pacífico” nacido en el corazón de quienes hacían
físicamente posible la guerra: los soldados rasos.
Y aún si es verdad que la paz, por su fragilidad, es más difícil de hacer que la
guerra misma, lo cierto es que tuvieron que hacerse verdaderos esfuerzos para
que los hombres que habían confraternizado volvieran a atacarse.
Los combatientes se negaron a disparar a sus ahora amigos y muchos tuvieron que
ser trasladados de compañía. Otros tantos, intentaron ingeniárselas para que sus
contrarios no murieran,  aún cuando los oficiales superiores los obligaban a
disparar.
Si las armas tenían que volver a hablar, aquellos soldados quisieron que por lo
menos no volvieran a matar; hacían disparos al aire o tiros erráticos que, a
pesar de la corta distancia que los separaba, fallaban en dar en el blanco de
sus otrora enemigos.
En su libro Noche de Paz, Stanley Weintraub rescata el texto de un mensaje
enviado desde las tropas alemanas a la trinchera franco-británica.
Fechado el 30 de diciembre de 1914, poco después de que fueron forzados a
terminar aquella “Tregua de Navidad” y acompañado de algunos cigarrillos como
regalo, el envío decía:
“Estimados camaradas: Siento mucho informarles que tenemos terminantemente
prohibido salir a encontrarnos con ustedes, pero seguimos siendo sus compañeros.
En caso de que nos veamos obligados a disparar, lo haremos muy alto.
Ofreciéndoles algunos cigarrillos, quedamos sinceramente de ustedes”
Finalmente, la ofensiva se reanudó y la guerra continuó con su conocido y mortal
paso. Los dirigentes políticos y militares se aseguraron de aplastar “cualquier
intento de tregua” en los años subsiguientes.
La Primera Guerra Mundial, que en aquel diciembre de 1914, ya había cobrado la
vida de medio millón de personas en apenas cinco meses de combates, vivió
realmente una “insurrección pacífica”, que algunos historiadores consideran que,
de haber continuado, habría podido detener la maquinaria ofensiva de los
gobiernos que se enfrentaron durante cinco mortales años.
En diciembre de 1915, algunos oficiales intentaron repetir el alto al fuego
navideño, pero la cercana vigilancia de los mandos superiores lo impidió.
Después de ese año, los países contendientes ordenaron intensificar sus ataques
al enemigo durante la semana de Navidad y Año Nuevo con fuertes bombardeos y
asaltos constantes, para cerciorarse de que ninguna intentona pacífica se
abriera nuevamente paso entre las tropas.


Como de película, pero la paz fue real
En 2005, el mismo año en que moría en Escocia Alfred Anderson, el último
sobreviviente de la “Tregua de Navidad”, el director francés Christopher Carion
llevó al cine esta hazaña con su película “Joyeux Noël” (Feliz Navidad), que fue
candidata a llevarse el Oscar como mejor filme extranjero
Años antes, en 1983, el ex Beatle Paul McCartney grabó la canción “Pipes of
Peace” (Pipas de la Paz) inspirada en “La Tregua de Khaki Chum” o “Tregua de
Navidad”.
A la postre, esta historia sirve quizá para recordarnos que son los gobiernos y
la alta política militar quienes envían a los hombres a unas guerras que los
dirigentes jamás librarán cuerpo a cuerpo.
Y quienes están en el frente, bajo el influjo de esa propaganda guerrera, suelen
olvidarse de que en realidad el enemigo no es más que un igual, vestido acaso
con uniforme diferente…
Actualmente, algunas tácticas militares aconsejan a los soldados que durante el
cruce de un puente no lo hagan con pasos acompasados, pues se ha comprobado que
la energía de un mismo ritmo prolongado y de un grupo numeroso, puede ser capaz
de cimbrar y hasta de romper algunas estructuras.
¿Podría esto aplicarse de modo contrario, lograr que los ejércitos del mundo
acompasaran algún día el ritmo para tender puentes y construir estructuras
distintas?
Es una metáfora, pero historias que parecen sacadas de un cuento, como la
“Tregua de Navidad” de 1914 nos invitan a creer a veces es posible invertir el
curso de los acontecimientos, y que la paz es una opción viable aún en medio de
la peor guerra.

Leído en http://www.sinembargo.mx/24-12-2011/101326

Enrique Serna - Pussylánimes (Cuento)

La prueba de fuego para cualquier enamorado joven que empieza a tener una relación estable llega cuando su novia, por buenas o malas razones, quiere alejarlo de la palomilla que lo sonsaca a irse de parranda: o la obedece como un perro faldero y acepta someterse a un proceso de reeducación, o se mantiene fiel a sus amigos a riesgo de terminar con ella. Esta decisión tiene gran importancia en la formación del carácter, pues el joven jaloneado por afectos antagónicos no solo debe elegir un modo de vida, sino definir su personalidad futura. Como el alejamiento de la palomilla es una exigencia autoritaria de su novia, puede sentir que cedería demasiado en caso de complacerla. El miedo a perder la identidad, a dejar de ser uno mismo, aleja a muchos varones de las hembras posesivas. Pero también es cierto –y quizá esto le sirva de consuelo a quien haya doblado las manos en una situación parecida– que solo conoce su verdadero yo el amante que se entrega hasta la ignominia.
Desde el punto de vista del misticismo erótico, rendirse a la dulce tirana no significa perder autenticidad, sino ascender auna escala superior de la existencia. Así lo proclamó el poeta novohispano Luis de Sandoval Zapata en su soneto Riesgo de un galán en metáfora de mariposa:

   No retire tu espíritu cobarde
el vuelo de la luz donde te ardías;
abrásate en el riesgo que buscabas.
   Dichosamente entre sus lumbres arde:
porque al dejar de ser lo que vivías,
te empezaste a volver en lo que amabas.

Pero la sociedad chamusca de un modo más cruel a los hombres que se rinden por completo a la mujer y abandonan por ella a sus amigos de toda la vida, pues no los condena a una muerte sublime, sino a la muerte civil. El supremo tribunal machista que se forma espontáneamente para juzgar estos casos en cada núcleo de amigos vilipendia con saña a los desertores de sus filas, quizá para protegerse de una desbandada total. En México llamamosmandilón al varón domado, por lo común a espaldas del aludido. Más que un débil de carácter, el mandilón es un hombre subyugado por el atractivo femenino, pero el vasallaje romántico no tiene encanto alguno a los ojos de los fanfarrones que se ufanan de imponer condiciones a sus mujeres. En España, el hombre que no manda en casa recibe el mote de calzonazos, y los franceses lo llaman le gentil toutou, nombres que indican, respectivamente, falta de pantalones y sumisión canina. Las tres palabras deberían desaparecer, no por un prurito de corrección política, sino por falta de precisión: insultan lo que no saben definir, como sucede a menudo con las descalificaciones burdas. Pero la lengua de Shakespeare sí encontró la palabra justa para nombrar al enamorado sin albedrío: pussy-whipped (azotado con la vagina). Tal vez pueda sonar soez a los pudibundos y sobre todo a las feministas dogmáticas, pero describe a la perfección el gozoso tormento del amante resignado a la esclavitud por miedo a perder la felicidad sexual. ¿O es comprensible que un hombre sacrifique la dignidad y el orgullo por la mujer amada sin un fuerte incentivo compensatorio?
Rara vez una palabra consigue reflejar con tal claridad el contexto sociocultural que la engendró. El matriarcado ha sido siempre una institución poderosa en los países anglosajones, particularmente en Estados Unidos, lo que explica el éxito arrollador de Sarah Palin y Michele Bachmann, las líderes conservadoras del Tea Party, cuyo atractivo erótico ha contribuido, sin duda, a llevarlas al candelero. El poder ejercido en el seno de la familia por “esos seres bondadosos y siniestros que son las madres y esposas norteamericanas”, como las llamó Octavio Paz, ha irrumpido comoun vendaval en la arena política del imperio. El fascismo sexy tiene grandes posibilidades de éxito porque apela directamente a la libido de los votantes puritanos y reproduce la relación ama-esclavo que los humilla y excita desde la infancia. Con razón estas damas de hierro han seducido a millones de electores: solo les falta un neglillé de vinilo y un látigo con púas para incrementar las poluciones nocturnas de su clientela política. Desde los tiempos de los primeros colonos de Nueva Inglaterra, la mamá regañona y devota que reza el padrenuestro antes de la cena ha despertado deseos incestuosos en los blancos protestantes y tarde o temprano esa fijación tenía que ser explotada con fines políticos. ¿Puede un país entero contraer el perfil psicológico de lospussy-whipped? Lo sabremos en las próximas elecciones.
Pero como las palabras compuestas no se ajustan bien al genio de nuestra lengua, y necesitamos con urgencia un nombre preciso para designar al hombre que cede la soberanía de su alma cuando su amada le truena los dedos, propongo a la Real Academia sustituirlo por el neologismo pussylánime, que también puede adaptarse al inglés con una pequeña variante: pussylanimous. Basta de mandilones y calzonazos. Si se extiende el uso de esta palabra vindicativa, la mansedumbre galante que ha concitado tantos denuestos inmerecidos quedará ennoblecida por el fuego de la pasión. ~

Even If I Don't (Official Video)