lunes, 17 de septiembre de 2012

Lydia Cacho - Colombia y México: la lección

Lydia Cacho
Tal vez lo único que tienen en común Colombia y México, en términos de la narcoviolencia, es la persistente incursión del Departamento de Estado norteamericano para aumentar la crisis en dos países que proveen a la población de América del norte con cientos de toneladas de drogas cada año. De allí en fuera comparar los problemas, o intentar solucionarlos con el mismo esquema de Colombia y del General Naranjo es tan absurdo como imposible.

Como “La Violencia” fue bautizado el periodo colombiano (c. 1946-1965) en el que murieron más de doscientas mil personas. Durante estos años se enfrentaron las fuerzas del Estado, desde entonces en alianza con milicias paramilitares de derecha, contra la incipiente guerrilla comunista de la que derivaron cientos de grupos de bandoleros. En gran medida, las raíces de este conflicto remiten a la inequidad de oportunidades, y, principalmente, a la tenencia de las tierras. Hasta el día de hoy, Colombia es el único país latinoamericano que no ha llevado a cabo una reforma agraria general.


Denise Dresser - Candil de la calle

Denise Dresser
Una imagen vale más que mil palabras, y la de Enrique Peña Nieto anunciando su iniciativa en favor de la transparencia lo dice todo. La fotografía del evento ilustra la contradicción, muestra la tensión, evidencia lo que el PRI sigue siendo aunque prometa lo contrario. Detrás del Presidente electo están sentados dos íconos de la impunidad, dos indicadores de la pre-modernidad: Emilio Gamboa y José Emilio González, mejor conocido como “El Niño Verde”. El nuevo coordinador de los senadores priístas y su principal aliado parlamentario, convocados al acto en el cual se anuncia que el PRI combatirá la corrupción. Ambos sonríen. Ambos aplauden. Ambos representan la antítesis de lo que el nuevo gobierno ofrece y a pesar de ello su longevidad política está asegurada. Ambos apoyan al candil de la calle mientras garantizan la oscuridad en casa.


Ezra Shabot - Izquierda liberada

Ezra Shabot
Habiendo estado a un paso de ganar la presidencia de la república en el 2006, y remontando en 2012 la pérdida electoral de tres años atrás, la izquierda mexicana seguía atada a la dependencia política y existencial de un caudillo redentor, símbolo de un poder que parecía insustituible, pero que al mismo tiempo le impedía acceder a la silla presidencial. Surgida de la confluencia de dos corrientes políticas: el nacionalismo revolucionario priísta y la izquierda marxista en sus diversas facciones, la izquierda aglutinada en el Partido de la Revolución Democrática, no fue capaz de construir instituciones internas ajenas a la voluntad de sus caudillos. 

El padre fundador de este proyecto Cuauhtémoc Cárdenas, fue durante mucho tiempo el equivalente al presidente absoluto dentro del régimen priísta. El resolvía diferencias, establecía cuotas, y su voz era la última palabra a la hora de determinar candidaturas y nombramientos. Sus derrotas continuas en las elecciones de 1994 y 2000, acabaron con ese poder fundacional mismo que fue absorbido por otro caudillo que, al perfilarse como un candidato ganador para los comicios del 2006, se convirtió en el nuevo tlatoani con mayor poder incluso que el mismo Cárdenas. 


Leo Zuckermann - Calderón pone a prueba a Peña

Leo Zuckermann

La política mexicana pasa por una situación rarísima. Resulta que el Presidente que está a punto de salir ha enviado dos iniciativas preferentes al Congreso, iniciativas que pueden determinar, en mucho, el destino del Presidente que llegará.
Hay tres elementos en esta rareza política. Primero, un Ejecutivo que ya se va, cuyo partido perdió la elección, pero que está definiendo la agenda legislativa del país a unos cuantos días de dejar el poder. Segundo, una nueva Legislatura que apenas está tomando posesión, que ni siquiera ha conformado las comisiones legislativas, pero que, en treinta días, deberá dictaminar y votar dos reformas enviadas por el Ejecutivo que está a punto de irse. Tercero, hay un nuevo Ejecutivo que no ha tomado posesión por lo que no ha recibido formalmente los garrotes y zanahorias para negociar vis-à-vis con el Congreso entrante.
Es una situación absurda. Lo lógico sería que el nuevo presidente entrara al mismo tiempo que el nuevo Congreso para evitar que un gobierno saliente pusiera en jaque al entrante. Porque me queda claro que el presidente Calderón, al haber enviado una nueva reforma en materia laboral, está poniendo a prueba al presidente electo Peña, con el potencial de propinarle un duro golpe aún antes de tomar posesión. ¿Por qué?


Jesús Silva-Herzog Márquez - El asomo del consensualista

Jesús Silva-Herzog Márquez
Enrique Peña Nieto abandonó las prioridades de su campaña tan pronto pasó la elección. Tres temas que apenas habían formado parte de su propuesta política desplazaron a los asuntos que insistentemente definió como el corazón de su oferta. Si el candidato se concentraba en la reforma económica y en cambios políticos para la eficacia, el Presidente electo se concentra en reformas cautelares: advertencias y restricciones a su propia coalición. Tres medidas se han subrayado hasta el momento: un órgano contra la corrupción, el fortalecimiento del instituto de la transparencia y la clarificación del vínculo entre poder y medios. Se trata evidentemente de la absorción de las banderas del adversario, un reconocimiento implícito a los críticos que temen el retorno del PRI como una restauración de los abusos, una vacuna que admite la propensión de ese grupo a ciertas enfermedades: opacidad, corrupción y connivencia con los medios.




Julio Hernández López - Astillero

Julio Hernández López

Verde 132
Puebla, hiperkafkiano| 
El delegado AMLO 
Obituario legislativo
Ya que el verde olivo fue el color regente de su macabro paso por la silla presidencial, a Felipe Calderón no debería haberle molestado la aligerada tonalidad que por suministro juvenil le acompañó la noche de sábado en el balcón más sobresaliente del Palacio Nacional a la hora de pronunciar un Grito pasado por agua, notablemente disminuido en cuanto a asistentes, blindado en términos de seguridad en proporción a la inseguridad pero también a las protestas previsibles, y desangelado y no sólo por ser el postrero de un Felipe que “ya está en un momento fuera de la realidad”, según diagnóstico de salud mental emitido por uno de sus correligionarios, el senador chihuahuense Javier Corral.



José Cárdenas - El último grito


El Presidente de la República ha dejado de ser protagonista de la agenda nacional. El que fija el rumbo del país hacia un nuevo destino es otro…

José Cárdenas
Mientras Felipe Calderón pega el último grito —bajo torrencial y significativo chubasco—, Enrique Peña Nieto se instala en el mullido sillón del poder.
Conforme se acerca el 1 de diciembre (faltan 75 días), el que entra crece y el que sale, desvanece.
Felipe Calderón nos quedó a deber: incumplió su promesa del empleo y mejores oportunidades —quedó corto con casi tres millones de nuevas plazas laborales, sin contar siete millones 200 mil ninis—. Tampoco logró el ansiado pacto nacional: el cambio democrático terminó en quimera… también el bienestar que auguraba la alternancia.
Gastó su capital político en combatir a los adversarios del régimen con radical obsesión. En materia de seguridad, si estábamos mal, acabamos peor: quedamos a nada del abismo.
En la última arenga patriótica desde el balcón central de Palacio, además del repetido ¡Viva México!, el Presidente de la República también hubiera podido gritar: ¡Vivan los 60 mil Muertos! —contando a los 17 de Tizapán, Jalisco y tres de Ciudad Hidalgo, Michoacán, apenas ayer—.


Ricardo Alemán - Borracho y cobarde… ¿qué sigue?

Ricardo Alemán
Durante casi todo el sexenio, el presidente Felipe Calderón debió cargar el “sambenito” de que era algo así como un “borrachín”.

Los adversarios políticos de Calderón, sus enemigos y malquerientes, usaron a placer la difamación y abusaron de su efecto destructivo contra el Presidente, hasta niveles de irresponsabilidad, como fue el caso de la señora Carmen Aristegui –entre otros–, que gustan de la victimización y del martirologio como herramientas dizque periodísticas.

Hoy sabemos que el supuesto alcoholismo de Felipe Calderón fue un grosero invento, vengativo y al calor de la contienda presidencial de 2006 y que, sin embargo, acompañó para mal al Presidente a lo largo de todo o casi todo su sexenio. Y fue tal el efecto destructor de la calumnia que –a pesar de que el inventor de que Calderón era alcohólico, aclaró el engaño–, no son pocos los que siguen creyendo la difamación.


German Martínez - El último grito de Felipe

German Martínez
No tardan en subir y colgar la estampa del presidente Calderón en Palacio Nacional. La pintura del retratista Santiago Carbonell está lista. El sitio -en la Galería de Presidentes del lado sur-, está preparado y vacío. Tendrá a su derecha a Vicente Fox, y al lado izquierdo la puerta por donde se ingresa al Salón de Acuerdos, testigo mudo de la traición y aprehensión a Francisco I. Madero.

El Presidente cumplió el rito. Gritó lo que tenía que gritar; sin sorpresas, estridencias, ni añadidos. Afuera, bajo un aguacero, sólo medio Zócalo replicó las arengas presidenciales, la otra mitad estaba ocupada por escenarios y pantallas e impedían ver la Catedral. Dentro de la multitud, un centenar de jóvenes catecúmenos del apóstol de la deslealtad democrática, también exclamaban y “mentaban madres”. Hubieran querido ver salir en el balcón presidencial a Andrés Manuel López Obrador; quizá todavía no lo saben: les faltaron votos y les sobraron gritos.


Rubén Aguilar Valenzuela - Chávez vs. Capriles

Rubén Aguilar Valenzuela
El presidente Hugo Chávez intenta reelegirse, de manera ininterrumpida, por cuarta ocasión en la elección del próximo 7 de octubre en Venezuela. La oposición va por primera vez unida con el candidato Henrique Capriles, que fuera gobernador del capitalino Estado de Miranda, una de las plazas electorales más importantes del país. 

Dos de las últimas encuestas dan empate o proponen como ganador a Capriles, pero la mayoría continúa concediendo a Chávez una ventaja de por lo menos 10 puntos porcentuales. En todas las encuestas se cierra la distancia con la que arrancó el actual presidente. 


Raymundo Riva Palacio - La reforma que no se ve


Cuando Enrique Peña Nieto era candidato presidencial, los empresarios le pidieron una Secretaría de Pesca, y los rectores una Secretaría de Educación Superior. Algunos miembros de su equipo soñaron con una Secretaría del Interior que fusionara a Gobernación con Seguridad Pública Federal, y desaparecer Reforma Agraria y Energía. Imaginaban a Turismo como mera subsecretaría, y al IMSS y el ISSSTE bajo una sola cabeza. Algunas propuestas fueron descartadas de inmediato y otras quedaron bajo análisis. No hay decisión final sobre qué nace y qué muere, pero en camino viene la primera gran reforma a la administración pública desde el gobierno de Miguel de la Madrid.



Salvador García Soto - Lucha por la educación


Una disputa por el control de la educación está abierta en México. De un lado la cúpula política del sindicato magisterial, encabezada por Elba Esther Gordillo, y del otro la alianza de dos empresas privadas con intereses económicos en el tema educativo: Televisa y Kimberly Clark, la principal productora de contenidos mediáticos y la mayor empresa productora de papel y materiales escolares.

En medio de esa lucha está el Estado y un gobierno que claudicaron a su facultad constitucional de tutelar el derecho a la educación pública de calidad para los mexicanos y una niñez vista y tratada más como atractivo y jugoso mercando, que como un conglomerado sujeto de derechos.



Sanjuana Martínez - La sonrisa de Salinas

Sanjuana Martínez
Su rostro ha sido durante años la representación de repudio, hartazgo, protesta, inconformidad. Aún nos seguimos encontrando su máscara en manifestaciones, protestas, reivindicaciones de derechos maltratados, ultrajados. Su cara es sinónimo de corrupción, expolio, transa, sucios pactos, mafia… 

Nadie como él concentra en su efigie todos los males del mexicano: impunidad, antidemocracia, autoritarismo, saqueo, cinismo, perversión, indecencia, inmoralidad, enriquecimiento ilícito, relaciones criminales. 

Su control del sistema político mexicano ha sido tal, que no hay partido ni asociación delictuosa unida a la política, que se le resista. Por algo, la connotación de uno de sus múltiples apodos es: El Padrino. 




Alejandro Páez Varela - De rodillas ante el PRI

Alejandro Páez Varela
Habría preferido ponerle un título más coloquial a este texto. Uno que dijera lo que realmente está pasando: que el PRI tiene agarrado de los purititos güevos al PAN, como decimos de manera coloquial, y quisiera no ofender a alguien. La realidad es peor que esa frase poco elegante que usamos casi a diario. Y la realidad, son terribles noticias para los tiempos que se vienen y para la democracia misma. Trataré de explicarme a continuación.

Para no partir de la prehistoria, veamos un detalle de ayer. Gustavo Madero salió a defender la propuesta de Reforma Laboral enviada por Felipe Calderón al Congreso. Decía que si no se aprobaba, los sindicatos nunca se transparentarían. 




Jacobo Zabludovsky - Lágrimas de fierro

Jacobo Zabludovsky
El martes donamos al Museo Memoria y Tolerancia de la ciudad de México una obra plástica con su propia historia dentro de la otra, la de la matanza ignominiosa de millones de inocentes.

Al entregarla pronuncié algunas palabras: “El presidente Adolfo López Mateos visitó Polonia los días 1, 2 y 3 de abril de 1963. Tuve el honor de acompañarlo en un recorrido que abarcó desde la tumba del soldado desconocido polaco hasta el monumento a los mártires y héroes del gueto de Varsovia, donde hicimos guardia frente a una plaza destruida en que el reciente invierno había dejado manchas blancas. Me acerqué a un pequeño montículo de escombros, de ruinas, de basura y arranqué un alambre de púas”.


David García Martín - El trampolín de la política

David García Martín
Mientras el Gobierno de España sigue con su política de recortes y austeridad que afecta, sobre todo, a los ciudadanos con menos recursos, los altos cargos políticos conjugan de excelente manera el pluriempleo. A los sueldos por haber formado parte de la administración pública se suman los pingües contratos que adoptan con la empresa privada. 

Los ex presidentes del gobierno, Felipe González y José María Aznar, son dos ejemplos de cómo un cargo público puede aprovechar su paso por la política de manera magistral. El que fuera líder de la socialdemocracia española en los ochenta y noventa, además de los más de 70 mil euros que cobra por haber ejercido el cargo de presidente, recibe cerca de 120.000 euros anuales por estar en el consejo de administración de Gas Natural. Al otro lado, José María Aznar, el presidente de la burbuja inmobiliaria y la guerra de Irak, roza los 400.000 euros si pusiera sobre la mesa los beneficios que le proporciona sus servicios a Endesa y al magnate, de News Corporation, Rupert Murdoch. A pesar de la polémica, ninguno de los dos ex presidentes ha renunciado a su pensión vitalicia. 


Olga Sarrado Mur - El momento de los jóvenes

En España, el 23,7% de los adultos de entre 15 y 29 años ni estudian ni trabajan, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE). La mitad de los menores de 25 años está en paro. A estos jóvenes se les ha bautizado como Generación nini, un término que invita a la depresión. 

Tengo 24 años y soy periodista. Estoy dentro del grupo de riesgo, pero me niego a pertenecer a esa generación de la que hablan. La economía no atraviesa sus mejores momentos. La crisis ha destrozado las ambiciones y los sueños de millones de personas en nuestro país. Pero los jóvenes estamos ante una oportunidad única para transformarnos, reinventar nuestras profesiones, para experimentar y para crear sin miedo nada. 


Johnny Welch - La marioneta de trapo


Johnny Welch


La marioneta de trapo

· Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo, y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero, en definitiva pensaría todo lo que digo.

· Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.

· Dormiría poco y soñaría mas, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz.