La confrontación del candidato López Obrador con la élite más poderosa del sector empresarial lo llevó a la derrota antes de ganar las elecciones.
La reunión del martes de López Obrador con el Consejo Mexicano de Negocios fue promovida por el empresario salinista Alfonso Romo como jefe de gabinete de López Obrador. Y la razón fue muy simple: las acusaciones de “traficantes de influencias” y “rapaces” de López Obrador a los miembros del CMN pintaron al tabasqueño como un político autoritario, dictatorial, necio y estatista y ahuyentaron las inversiones.
En lugar de una estrategia política para neutralizar a los empresarios con razones y suma de esfuerzos y desde el poder asumido, López Obrador los insultó como candidato. Y Romo le demostró al candidato de Morena que el Estado, la economía y el próximo presidente necesitan más a los empresarios que éstos a aquél.
La reunión del martes de López Obrador con el Consejo Mexicano de Negocios fue promovida por el empresario salinista Alfonso Romo como jefe de gabinete de López Obrador. Y la razón fue muy simple: las acusaciones de “traficantes de influencias” y “rapaces” de López Obrador a los miembros del CMN pintaron al tabasqueño como un político autoritario, dictatorial, necio y estatista y ahuyentaron las inversiones.
En lugar de una estrategia política para neutralizar a los empresarios con razones y suma de esfuerzos y desde el poder asumido, López Obrador los insultó como candidato. Y Romo le demostró al candidato de Morena que el Estado, la economía y el próximo presidente necesitan más a los empresarios que éstos a aquél.