viernes, 9 de octubre de 2015

Ciro Gómez Leyva - Vamos a calar al joven Nuño

Una de las mejores noticias para el presidente Peña Nieto en las últimas semanas debe ser el debut que ha tenido su exjefe de Oficina transformado en secretario de Educación Pública. Si septiembre fue un muy buen mes para Aurelio Nuño, octubre no lo está siendo menos.

Y es que más allá de los reflectores y el afortunado road show por las escuelas y los medios, Nuño ha asumido también un papel que su antecesor Emilio Chuayffet no pudo o quiso desempeñar: el de vocero y defensor público de la reforma educativa, contra quien sea, en la circunstancia que sea.






Raymundo Riva Palacio - Los fantasmas del ejército

El secretario de la Defensa sigue muy enojado. Por tercera vez en las últimas semanas, el general Salvador Cienfuegos aireó la molestia del alto mando y la tropa, y recurrió a los medios para defender al Ejército contra las acusaciones de que son violadores de los derechos humanos. En una larga entrevista que concedió a Televisa defendió a los elementos del Batallón 27 de Infantería, con sede en Iguala, donde la noche del 26 de septiembre del año pasado desaparecieron 43 normalistas de Ayotzinapa, capturados por la policía municipal y entregados al grupo criminal Guerreros Unidos. Su verdad, sin embargo, es a medias.

El general alegó que los soldados ni siquiera estaban en Iguala hasta después, dijo, que habían pasado los hechos violentos. El general estableció que los militares regresaron a su cuartel cerca de las 10 y media de la noche y no realizaron acciones de seguridad pública. Personal del Batallón 27 de Infantería tenía presencia en la sala de control del C-4, el sistema de televisión de circuito cerrado que utiliza la policía. Asimismo, sabían lo que pasaba y una célula de Inteligencia militar había seguido a los normalistas desde su salida de la normal en Tixtla. Por tanto, conocían que los hechos se prolongaron mucho más allá de lo que admitió el secretario.







Juan Villoro - ¡Música, maestro!

En su libro Pelando la cebolla, Günter Grass habla del fin de la Segunda Guerra Mundial, cuando su generación contempló el devastado paisaje de la paz con una mezcla de alivio y desolación. Recién salido de la adolescencia, Grass se encontró en un campo de prisioneros donde mató las horas de hambruna imaginando guisos todavía futuros. En ese sitio precario, ocurrió un curioso acto de supervivencia. Los derrotados integraron una orquesta. Un día, Bach sonó en el campo. La redención había comenzado.


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Sergio Sarmiento - Flora y el manicomio

"En un mundo loco, sólo los locos son sanos".

Akira Kurosawa

Flora Garza Barragán, una mujer de 76 años de edad con ojos de un azul profundo, me mira detenidamente y habla con lucidez: "Primero me quisieron convencer de meterme en un asilo de ancianos. Pero no tengo por qué estar en un asilo.





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Eduardo Ruiz Healy - Premio Nobel de la Paz, buen pretexto

El papa Francisco; la canciller alemana Angela Merkel; el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos; el secretario de Estado de los EU, John Kerry, y el ministro de Exteriores de Irán, Javad Zarif, son los favoritos para ganar el Premio Nobel de la Paz 2015. Vaya paradoja. Entre los ganadores de este premio recordamos a Barack Obama, en 2009, quien al frente del Ejército estadunidense ha librado guerras en Medio Oriente; a la Unión Europea, en 2012, cuyas reglas han dejado miles de personas en la pobreza; o, en 1994, a Yasir Arafat, señalado terrorista.

Otros nombres difundidos por agencias de noticias para obtener el Nobel son el médico congoleño Denis Mukwege y un sacerdote católico de nombre Abba Mussie Zerai.








Marguerite Duras – El cortador de aguas

Marguerite Duras  ( 1914 - 1996 )

El cortador de aguas

Era un día de verano, hace unos años, en un pueblo del este de Francia, tres años tal vez, o cuatro años, por la tarde. Un empleado de las Aguas vino a cortar el agua de una gente que estaba un poco marginada, que era un poco diferente de los demás, digamos atrasada. Vivía en una estación desalojada -el T.G.V. pasaba por la región- que el municipio les había dejado. El hombre hacía pequeños trabajos en casa de la gente del pueblo. Y debían contar con el auxilio de la alcaldía. Tenían dos hijos, de cuatro años y de un año y medio.

Por delante de su casa, muy cerca, pasaba esta línea del T.G.V. Eran personas que no podían pagar su recibo de gas ni de electricidad, ni de agua. Vivían en una gran pobreza. Y un día, apareció un hombre para cortar el agua en la estación donde vivían. Él vio a la mujer silenciosa. El marido no estaba allí. La mujer un poco atrasada con un niño de cuatro años y uno pequeño de un año y medio.

El empleado aparentemente era un hombre como todos los hombres. A este hombre le llamé el Cortador del agua. Él vio que era pleno verano. Sabía que era un verano muy caluroso, puesto que lo vivía. Vio al niño de un año y medio. Se le había ordenado que cortara el agua, y lo hizo. Respetó su empleo del tiempo: cortó el agua. Dejó a la mujer sin agua para bañar a los niños, y para darles de beber.