Otra vez Navidad
Llegaba la Navidad y como era costumbre todos empezaban a hacer los preparativos, como adornar sus casas, preparar comida, y reuniones familiares y con vecinos. Esto causaba gran emoción en los niños y eran los que más participaban excepto Luky, que para él eso no tenía sentido. Las experiencias que tenÍa de la Navidad era que su padre bebía toda la temporada, su madre discutía con él y su padre hasta que se encerraba a llorar toda la ‘’Noche Buena’’.
En cuanto a sus amigos le molestaba profundamente ver como presumían con sus regalos…
Al atender la llamada de sus vecinos, que lo invitaban a elaborar el árbol de Navidad, comenzó a hacerse un par de preguntas de camino al parque:
- ¿Para qué celebran la navidad?, ¿acaso si fue en esta época? ¡No lo creo, Dios no nació con nuestro calendario! Y el nombre de ¿Navidad? Por más que escuche a las personas explicando su significado, no le encuentro sentido.
- ¿Santa Claus? ¡Sólo existe en las películas!
De tanto cuestionarse decidió regresar a su casa, no tenía porqué acudir a hacer algo en lo que él no creía.
- ¡Pero si yo no creo en esto!, ¿por qué no abriles los ojos a los demás?
Así fue como planeo ir de noche al parque y destruir todo lo que habían hecho sus vecinos y en seguida a las casas para lograr exterminar todo eso.
- ¿Luky, que haces aquí?
- ¿Tú no deberías estar durmiendo, Tafia?
- ¡No mírate! como un ladrón en mi casa, y empacando los regalos del árbol para llevártelos.
- ¿Me vas a delatar? hazlo no me importa. -Dijo Luky saliendo por la ventana como un ladroncillo.
- ¡Espera, espera! - decía Tafia corriendo detrás.
- ¿Dime, que te pasa?
- He tenido que soportarlos por mucho tiempo, pero ya es hora de parar.
- ¡Soportar! -dijo muy molesta. -Siempre te hemos invitado, llamado y tolerado tu incredibilidad.
- ¡No pues gracias, me hacías un gran favor!
- ¡Óyeme bien! porque va a ser la última vez que lo diga.
- Ju – vacilo Luky sin sospechar que esas palabras resumirían su aptitud.
– Nos lo soportas; porque lo que hacemos contigo, quisieras que lo hicieran tus padres.
– Como te atreves!- dijo Luky tomándola de las manos con fuerza.
– No tenemos la culpa, cada quien asume una postura ante las cosas.
– Perdón. -Dijo soltándola con lágrimas en sus ojos. - Quería hacer que por lo menos una vez no tuvieran regalos ni reuniones absurdas.
– ¡Ah, como tú! -susurró Tafia dándole un abrazo.
– ¿Cómo puedes abrazarme después de lo que hice?
– No hay que guardar rencor en tu corazón.
– Yo -dijo dando la espalda, se sentía apenado.
– Y no has hecho nada, vas a dejar todo como estaba.
– ¿Yo? -pensó – Como no admitirlo estaba descubierto.
– Adiós, y te espero en mi casa para celebrar.
– No, eso si no me lo pidas ¡No volveré a celebrar algo que no tiene sentido para mi!
Termino exhausto de tanto arreglar, por fortuna no había ido a mas casas si no a la de Tafia y al parque.
En la noche recibió un regalo de Tafia; al destaparlo vio un espejo y una nota que decía:
– Tú decides la postura ante las cosas, si no tienes una unión familiar, tienes a unos amigos que te recibirán con afecto.
Miro toda la noche el regalo – ¿Por qué un espejo? -dijo mirándose, por sorpresa no se veía como un niño sino como un anciano; con la mirada triste y a su alrededor solo.
Del susto tiró el espejo, pero se dio cuenta que si tomaba esta aptitud ante las cosas así sería cuando estuviera viejo.
FIN
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