martes, 8 de noviembre de 2011

Carlos Marín: Manlio, graduado de estadista por Diego.


Arropado por tres ex candidatos a la Presidencia de la República en la presentación de su ensayo El futuro es hoy/ ¿Para qué queremos ganar?, Manlio Fabio Beltrones apechugó ayer el retruécano de Diego Fernández de Cevallos quien, en alusión obvia al priismo, previno contra el olvido y el riesgo de suponer que “estábamos mejor cuando estábamos peor…”.
Más por diablo que por viejo (como también Cuauhtémoc Cárdenas, Francisco Labastida y el propio Beltrones),El Jefe, sin embargo, respaldó la propuesta del senador para instaurar gobiernos de coalición.
¡Y vaya elogio!: el ensayo de Beltrones, afirmó, es resultado del trabajo “de un estadista”, digno de ser estudiado si se quiere resolver los problemas agobiantes del país.
Canceladas como tiene sus aspiraciones de poder político, el respetado y barbudo Fernández de Cevallos no tiene pelos en la lengua ni es demagogo: la sociedad mexicana, dijo, ha construido y tolerado a la clase política que la gobierna, lo cual se explica porque la propia sociedad, remató, “ha perdido valores éticos y cívicos…”.

Gracias a Zurupo que el día de ayer posteó la columna  de este periodista.

Ciro Gómez L.: Así daba López Obrador las órdenes a Navarrete


Dos virtudes tiene el libro De frente, del senador Carlos Navarrete: una prosa sencilla y atractiva, y capacidad para ordenar y narrar momentos de la historia reciente que uno imaginaría ocurrieron, pero, me parece, no habían sido documentados de esta manera.
Lo hace con la pírrica reforma de Pemex de 2008, el descongelamiento de la relación pública del PRD con el presidente Calderón y, de manera especial, con las dramáticas semanas del conflicto poselectoral de 2006.
Son episodios que, quiérase o no, giran en torno de Andrés Manuel López Obrador, con quien Navarrete ha tratado de ser muy delicado en De frente.
La noche previa a la toma de posesión de Felipe Calderón, cuenta Navarrete, entonces ya coordinador de los senadores del PRD, fue alertado por el coordinador de los diputados del partido, Javier González Garza, de que varios legisladores se habían pertrechado en el salón de plenos de San Lázaro con bombas lacrimógenas. López Obrador los presionaba para que el “espurio”, el “pelele”, no rindiera protesta.
“—Nos llegó el momento, Andrés. ¿Cómo quieres que lo impidamos? ¿Qué hacemos mañana? —le preguntó Javier”.
“—Ustedes saben, Javier —le contestó—. Yo lo único que quiero es que no haya normalidad mañana, que no sea un acto normal, porque en el país no hay normalidad política, el país está en la incertidumbre. Lo demás, ustedes decídanlo con los grupos parlamentarios”.
Así se daban las órdenes. Que no haya normalidad, porque con normalidad Calderón se afianza, sería frase de batalla de López Obrador en los siguientes meses. Navarrete la fue entendiendo a su manera. Hasta convertirse en un “traidor” a la causa del “presidente legítimo”.
Buena historia, buen libro.

Agredecimiento a Zurupo que  ayer posteó la columna del día de ayer de este periodista.

Ricardo Alemán: La banda de los cuatro



El escenario, el antiguo Colegio de Minería, en cuyo frontispicio pende reluciente el águila imperial, emblema que hizo suyo el proclamado presidente legítimo.

A la convocatoria llegaron puntuales tres ex candidatos presidenciales: Diego Fernández de Cevallos, Cuauhtémoc Cárdenas y Francisco Labastida, del PAN, del PRD y del PRI, respectivamente. Muchos años de historia de una clase política que recordó sus diferencias, exaltó las virtudes ajenas y hasta se dio el lujo de reconocer y reconciliar los equívocos del pasado.

Pero ayer, en Minería, no estaban los abanderados del PAN, del PRD y del PRI que fueron en el pasado Diego, Cárdenas y Labastida; no, estaban los políticos maduros, sensatos, lúcidos y capaces de anteponer sus diferencias ideológicas y, hasta sus rencillas, por una causa que, según el sentido común, debe ser “causa común”: la eficacia del Estado mexicano.

Allí estaba el primer candidato presidencial del PRI que fue derrotado en las urnas; el primer candidato surgido de ese partido que, ya fuera del  tricolor, compitió como abanderado por la izquierda. Y estaba el candidato presidencial del PAN, vencido por el último presidente del PRI que llegó al poder. Así de compleja era la composición.

Pero, si no era suficiente, a los ex candidatos los convocó un precandidato presidencial priista que —debido a uno de los inentendibles alebrijes de la política mexicana— se puede quedar en la orilla de la carrera presidencial: Manlio Fabio Beltrones, el número dos en las preferencias del tricolor, pero el número uno en las propuestas de lo que algunos ya motejan como el “Estado mexicano moderno”.

Y es que las preocupaciones políticas del senador Beltrones van más allá de un partido, trascienden ideologías y, por eso, parece que calan hondo en los políticos que, por su experiencia, talento y talante, se niegan a ser del montón.


Beltrones presentó el ensayo El Futuro es Hoy. “¿Para qué queremos gobernar?”, que no es sino una variación del tema que lo ha ocupado durante meses y que poco a poco se abre camino entre los diferentes, antagónicos, y entre los irreconciliables. Nos referimos, claro, a la construcción de los llamados gobiernos de coalición que, sin ser la panacea, se han convertido en condición indispensable para —por un lado— volver eficiente al Estado mexicano y —por el otro— productiva la pluralidad que vivimos.

Más en  http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&id_nota=781449

Leo Zuckermann: AMLO: de la República mafiosa a la amorosa



Desde que se enteró que había perdido la elección presidencial de 2006, López Obrador se replegó a la izquierda. Para sobrevivir políticamente, se radicalizó. Regresó a su base más fiel. A su core business, dirían los consultores empresariales; a su “flanco más seguro”, los estrategas militares.

Hagamos un poco de memoria. AMLO desconoció los resultados de la más reciente elección presidencial. Mandó al diablo a las instituciones. Movilizó a sus simpatizantes más fieles. Tomó avenidas y calles de la Ciudad de México. Se plantó en el Zócalo capitalino y se proclamó “presidente legítimo”. Llamó “pelele” al candidato ganador. Explicó que la “mafia que controla el país” había impedido que llegara a la Presidencia. Incluso amenazó con que Calderón no tomaría posesión: que habría una crisis constitucional.

Muchos creyeron que AMLO había enloquecido. Otros argumentamos que se trataba de un repliegue racional para mantenerse políticamente vivo. Una táctica, desde luego, con un costo: la radicalización asustaría al electorado más centrista. A esos votantes, que son la mayoría, que detestan el conflicto político, el lenguaje arrebatado, las amenazas contra las instituciones, las manifestaciones y la toma de espacios públicos.
Adorado por la izquierda pero mal visto por el resto de los votantes. Ese sería el destino de la estrategia de radicalización de AMLO. Y así está hoy en las encuestas. Los izquierdistas lo idolatran; quieren que otra vez sea su candidato presidencial. No obstante, el tabasqueño concita más opiniones negativas que positivas en el electorado general. Y está muy lejos del 35% de la votación que recibió en 2006. Hoy cuenta con el 15-20% de las preferencias, de acuerdo con la encuesta de octubre de Consulta-Mitofsky.


AMLO lo sabe. Por eso llegó el tiempo de moderarse a fin de recuperar al electorado más centrista. Con la izquierda sola no le alcanza para ganar. Le apuesta, en este sentido, a la desmemoria de los votantes.
Ayer publicó un artículo nada menos que en Reforma, periódico al cual tildó en 2006 de “muy rastrero, muy simpatizante, y más que nada apoyador del PAN y de la derecha, y no de ahora sino de siempre”. Bueno, pues ahora publica en ese mismo diario su propuesta de “cómo transformar México”. Nada nuevo de sus planteamientos que viene haciendo desde hace muchos años. Cito algunas de sus propuestas: procurar la soberanía alimentaria, construir cinco refinerías, no permitir las prácticas monopólicas, crear un corredor industrial y comercial en el Istmo de Tehuantepec, estimular la industria de la construcción, construir nuevas carreteras, un aeropuerto en Tizayuca y trenes rápidos. Otorgar “pensión universal para los adultos mayores y discapacitados; atención médica y medicamentos gratuitos para quienes no cuenten con seguridad social; apoyos a madres solteras y educación pública gratuita y de calidad en todos los niveles escolares”.

Más en http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&id_nota=781446

El fantasma Fernando Palazuelos

EL DÍA DE AYER  EL FORISTA EduardoAntonio NOS PROPUSO ESTA COLUMNA   HOY LA REPRODUCIMOS COMPLETA Y NOS PIDE QUE LA SUBTITULLEMOS  ¿ASÍ O MÁS CLARO? (2)


El Presidente ha realizado innumerables acciones positivas para mejorar la situación de México, pero a la gente no le importa.


Estamos a menos de nueve meses de la elección presidencial. Más allá del candidato que resulte ganador, ¿qué esperamos los ciudadanos que suceda en 2012?
La agenda del presidente Calderón está enfocada en el combate al narcotráfico. El Presidente ha realizado innumerables acciones positivas para mejorar la situación de México, pero a la gente no le importa. Simplemente no toman en cuenta los logros que han beneficiado a México.
¿Por qué? Porque la gente vive insegura, va a trabajar asustada, ha sido víctima del crimen organizado o narcotráfico de alguna u otra manera, o conoce a alguien cercano que lo haya sido.
El presidente Calderón logró la cobertura universal de salud gracias al Seguro Popular. Esta es una noticia que debería hacer que los mexicanos aplaudiéramos al gobierno. No me extraña que los mexicanos no sientan el avance en áreas del gobierno como lo son una relativa estabilidad económica, o un sistema más democrático y transparente que el de hace 12 años.
La cobertura universal de salud o el buen manejo de la economía no interfieren en nuestro día a día con la misma magnitud con la que lo hace la inseguridad.
Por ello, el primer punto en la agenda del Presidente es la lucha contra el crimen organizado. Sin embargo, si su mandato terminara hoy, la mayoría de los mexicanos se sentirían decepcionados con los resultados. Lo único que puede es demostrarnos, en los pocos meses restantes, que sí se ha realizado un avance que se podría traducir en el enjuiciamiento y encarcelamiento de altos funcionarios del gobierno.
Es probable que todavía tenga un as bajo la manga y se lo esté reservando para cuando el momento sea el indicado. Pero nadie puede saber con seguridad.
A la gente no le preocupa tanto si el próximo Presidente tendrá una buena propuesta económica, o si construirá muchas carreteras. La principal  preocupación es por supuesto la seguridad. La forma en la que el próximo Presidente aborde este tema será de mucha importancia, lo que hace que me pregunte: ¿Qué esperan que suceda en 2012?  ¿Acaso esperan que cambie el partido gobernante?, ¿que se negocie con los narcotraficantes?, ¿que se deje de combatir al crimen organizado?
Los mexicanos debemos pensar en el futuro del país y el peso que tendrá nuestro voto. El próximo sexenio será una etapa de suma importancia para conseguir la paz y la tranquilidad que tanto nos hace falta.
Mi humilde opinión, ¿Cuál es la suya?
                fpalazuelos1@hotmail.com

¿Cómo transformar a México? Andrés Manuel López Obrador

EL DÍA DE AYER EL FORISTA RamnR  PROPUSO  ESTA COLUMNA. HOY LA PUBLICAMOS COMPLETA Y LE AGRADECEMOS SU PROPUESTA.




En síntesis, expongo nuestra propuesta. La falta de empleo, junto con la inseguridad, son los dos principales problemas de México. Ambos males se alimentan mutuamente: porque no hay empleos, se produce inseguridad, y sin seguridad no se pueden abrir fuentes de trabajo. Por eso planteamos romper esta dualidad perversa -desempleo e inseguridad-, reactivando con urgencia la economía y creando empleos.

De 1983 a la fecha, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) ha sido en promedio de 2.3% y el per cápita de 0.4% anual, una de las tasas más bajas del mundo. Y, como es obvio, sin crecimiento económico no hay empleos. En los últimos 15 años, por ejemplo, se han generado anualmente 500 mil empleos formales en promedio, cuando se han requerido un millón 200 mil. En otras palabras: cada año, 700 mil mexicanos han tenido que emigrar, buscarse la vida en la economía informal o tomar el camino de las conductas antisociales.



¿De dónde saldrán los recursos para financiar el desarrollo?

El propósito es crecer sin endeudamiento, inflación ni aumento de impuestos. Esto se puede lograr elevando la honestidad a rango supremo. La honestidad es la mayor riqueza de las naciones y, en nuestro país, este valor se ha venido degradando cada vez más. Por lo tanto, la propuesta consiste en hacer realidad la honestidad y, con este imperativo ético, recuperar recursos que hoy se van por el caño de la corrupción; aplicar un plan de austeridad y abolir privilegios fiscales. Con estas tres medidas se podrían liberar hasta 800 mil millones de pesos al año para el desarrollo y el bienestar de la población.



¿Cuáles serán los proyectos y las acciones para sacar a México de la decadencia?

En materia económica, planteamos: rescatar al campo y procurar la soberanía alimentaria; sembrar un millón de hectáreas de árboles maderables en el sureste del país; construir cinco refinerías y evitar las cuantiosas importaciones de combustibles; no permitir las prácticas monopólicas y alentar la libre competencia; impulsar el desarrollo de la pequeña y mediana empresa, con energéticos y créditos baratos; aplicar una política nacional de ciencia y tecnología y destinar recursos suficientes para la investigación y fomento de energías alternativas; cuidar los recursos naturales, herencia de las nuevas generaciones; crear un corredor industrial y comercial en el Istmo de Tehuantepec, aprovechando la ubicación estratégica de esta franja del territorio nacional para unir al Pacífico con el Atlántico.

Asimismo, se estimulará la industria de la construcción para reactivar pronto la economía y crear puestos de trabajo. Se propone: un programa de un millón de acciones de mejoramiento, ampliación y construcción de vivienda; desarrollo urbano e introducción de servicios públicos en colonias populares del Valle de México, en ciudades fronterizas y en las periferias de las urbes más pobladas del país; nuevas carreteras, sobre todo en el sur-sureste; atender a 362 municipios (15% de los 2,456 que existen) que no cuentan con caminos pavimentados; un nuevo aeropuerto en Tizayuca, Hidalgo; trenes rápidos o de gran velocidad de la Ciudad de México hacia la frontera con Estados Unidos, así como el tren turístico y cultural de la ruta maya: Cancún-Chichén Itzá-Mérida- Uxmal-Campeche-Palenque.

Estos proyectos requieren alrededor de 300 mil millones de pesos anuales. La tasa de inversión de la economía aumentaría de 20 a 22.5% del PIB y, con la participación social y privada, que es posible anticipar, la inversión de la economía llegaría a 25% del PIB. Con ello, la tasa potencial de crecimiento económico se elevaría del 2.5% actual a 6%, de forma sostenida, con lo cual se generarían un millón 200 mil empleos cada año.



Programa emergente de atención a los jóvenes

Todo el plan de desarrollo descrito permitirá reactivar la economía y crear empleos. Sin embargo, existe un rezago de millones de desocupados, sobre todo jóvenes, a quienes se les incorporará de manera urgente al trabajo y al estudio. Algo parecido a lo que hizo el presidente Roosevelt de Estados Unidos, durante la Gran Depresión que se originó en 1929. Entre otras medidas, creó las condiciones para hacer realidad el derecho de todos al empleo. El programa nuestro se llamará Jóvenes Construyendo el Futuro. Se irá casa por casa apuntando, integrando a los jóvenes a la actividad productiva. En poco tiempo, se atenderá a 7 millones de muchachas y muchachos que actualmente no tienen oportunidad de estudiar ni trabajar.



Establecimiento del Estado de Bienestar

Nuestro propósito es combatir la desigualdad para tener una sociedad más humana y evitar la frustración y las trágicas tensiones que provoca. Con esta idea central se promoverá el desarrollo social en dos vertientes: por un lado, como ya lo explicamos, se impulsará el crecimiento económico y la creación de empleos para mejorar los ingresos de la gente y la calidad de vida. Pero en tanto se alcanza ese nivel de desarrollo, y dada la situación de pobreza extrema en el país, es urgente sentar las bases del Estado de Bienestar, que contemple, cuando menos, las siguientes medidas: pensión universal para los adultos mayores y discapacitados; atención médica y medicamentos gratuitos para quienes no cuenten con seguridad social; apoyos a madres solteras y educación pública gratuita y de calidad en todos los niveles escolares. No se rechazará a los jóvenes que quieran estudiar. También, se fomentará la formación artística y cultural, el deporte y el esparcimiento.



¿Cómo garantizar la tranquilidad y la seguridad pública?

Estamos preparados y decididos a resolver la actual crisis de inseguridad y de violencia. Lo haremos, no solo con criterios policíacos, como se ha hecho hasta ahora, con los resultados que conocemos, sino bajo el principio de que la paz y la tranquilidad son frutos de la justicia. La solución de fondo, la más eficaz y la más humana, pasa por combatir el desempleo, la pobreza, la desintegración familiar, la pérdida de valores y la ausencia de alternativas para los jóvenes.

Esta nueva política será complementada con las siguientes decisiones: no se perseguirá a una banda para proteger a otra, se aplicará la ley por parejo; todas las dependencias y niveles de gobierno trabajarán coordinadamente; el Presidente de la República tendrá reuniones diarias con el gabinete de seguridad; se desterrará la corrupción de los cuerpos policíacos, profesionalizando y mejorando los ingresos de los agentes de las corporaciones; se protegerán los derechos humanos; se le seguirá la pista al dinero y se buscará con el gobierno de Estados Unidos una nueva relación bilateral fincada en la cooperación para el desarrollo y no en la cooperación militar.

Por último, estamos conscientes que la crisis actual no es solo por falta de bienes materiales, sino también por la pérdida de valores. De ahí que sea indispensable auspiciar una nueva corriente de pensamiento para alcanzar un ideal moral, cuyos preceptos exalten el amor a las familias, al prójimo, a la naturaleza y a la patria.

En suma, convocamos a todos los mexicanos a construir una sociedad mejor y con grandeza espiritual: una república amorosa.



Leído en http://www.reforma.com/editoriales/nacional/632/1263929/