El asunto de las encuestas ha tenido una lectura estratégica en Los Pinos con cuatro conclusiones parciales:
1.- Sacrificar a José Antonio Meade para pasarle votos al panista-perredista Ricardo Anaya --como ocurrió en el 2006 con Calderón-Madrazo-- implicaría la desaparición del PRI porque tendrían que quitarle al tricolor 12 de los 17 puntos, dejaría al PRI con 5%, habría debacle en votación de diputados y senadores y no le alcanzarían a Anaya para vencer a López Obrador.
2.- Por tanto, versiones confiables afirman que la decisión presidencial fue muy racional y no anímica anti Anaya: el presidente Peña prefiere que gane López Obrador a que desaparezca el PRI. Una votación menor a 10% llevaría al PRI a perder el apoyo de empresarios, aliados, militantes, medios y posiciones en cargos porque todos se pasarían al ganador y López Obrador podría acumular, en este juego de deslealtades acomodaticias normales, más del 50%.
1.- Sacrificar a José Antonio Meade para pasarle votos al panista-perredista Ricardo Anaya --como ocurrió en el 2006 con Calderón-Madrazo-- implicaría la desaparición del PRI porque tendrían que quitarle al tricolor 12 de los 17 puntos, dejaría al PRI con 5%, habría debacle en votación de diputados y senadores y no le alcanzarían a Anaya para vencer a López Obrador.
2.- Por tanto, versiones confiables afirman que la decisión presidencial fue muy racional y no anímica anti Anaya: el presidente Peña prefiere que gane López Obrador a que desaparezca el PRI. Una votación menor a 10% llevaría al PRI a perder el apoyo de empresarios, aliados, militantes, medios y posiciones en cargos porque todos se pasarían al ganador y López Obrador podría acumular, en este juego de deslealtades acomodaticias normales, más del 50%.