domingo, 24 de febrero de 2013

La hora del lobo

01/02/2013
La hora del lobo
Héctor de Mauleón ( Ver todos sus artículos )


Hay una versión que indica que el golpe militar del 9 de febrero de 1913 fue planeado en el Hotel Majestic, frente al jardín arbolado que desde tiempos de la emperatriz Carlota poblaba el Zócalo de frondas. Los agentes de la Reservada habían oído el rumor de que uno o varios planes se estaban urdiendo en la sombra, pero nadie imaginó que el enemigo estuviera ya del otro lado de la plaza.  




¨Sanchez Susarrey- En legítima defensa

Los grupos de autodefensa existen desde hace años. La mayoría están vinculados a usos y costumbres de comunidades indígenas. Si ahora han cobrado protagonismo es por razones evidentes

La historia es conocida y fue ampliamente difundida. Alejo Garza Tamez fue asesinado la madrugada del 14 de noviembre, de 2010, por un comando de 30 sicarios en su rancho a 15 kilómetros de Ciudad Victoria, Tamaulipas. Un día antes, esos mismos delincuentes le habían dado un plazo de 24 horas para que abandonara su propiedad y se las entregara.

En respuesta, don Alejo, de 77 años, pidió a sus trabajadores no presentarse a trabajar al día siguiente y, viejo cazador, se atrincheró solo en su casa con sus armas. Cuando el convoy de sicarios se presentó, alrededor de las cuatro de la madrugada, abrió fuego, eliminó a cuatro e hirió a otros dos.

Para ultimarlo, los sicarios utilizaron armas de alto poder y granadas. Ante la intensidad de la balacera, los presuntos Zetas abandonaron el lugar por temor a que se presentaran las Fuerzas Armadas, como de hecho ocurrió cuando posteriormente se apersonaron elementos de la Marina.

La historia de don Alejo plantea varias interrogantes: qué habría pasado si don Alejo hubiera vencido a sus atacantes. La respuesta es que las fuerzas federales y estatales hubieran indagado por el registro oficial de cada una de sus armas y, entre tanto, lo hubieran detenido.



Juan Villoro- La invención de la página

La cultura digital es un océano cuyos límites desconocemos. Con frecuencia se dice que estamos ante una transformación equivalente a la que Gutenberg trajo en el siglo XV con la imprenta de tipos móviles. Tal vez se trate de una renovación más profunda, comparable a la invención de la página, estudiada por Iván Illich en su libro En el viñedo del texto.

La historia de Illich (1926-2002) parece, en sí misma, un manuscrito misteriosamente descifrado. Sacerdote austriaco, estudió filosofía en alemán e italiano, y aprendió croata, hindi, latín, griego clásico, inglés, español y portugués. El campo de sus intereses compite con el de una biblioteca borgiana. Teólogo, historiador, pedagogo, economista, filólogo, medievalista, ecologista, educador sexual, utilizó sus saberes para desenmascarar los lugares comunes de la modernidad. En Cuernavaca fundó el CIF (Centro Intercultural de Formación), destinado al estudio y la transformación de América Latina. En 1980 fue llamado a Roma para responder 80 preguntas sobre sus heterodoxas actividades. Rompió con el Vaticano sin recusar su fe. Congruente con su crítica de la medicina industrial, que convierte la enfermedad en un padecimiento lucrativo, padeció el cáncer sin analgésicos, consolándose, como un sabio chino, con la meditación y el opio.