domingo, 15 de enero de 2012

Jorge Volpi - La jaula de la lealtad



En la abúlica disputa que mantienen los precandidatos del PAN a la Presidencia -apenas removida por las toscas gracejadas de Ernesto Cordero-, sólo existe una cuestión clara y urgente, aunque ninguno de los contendientes se atreva a esbozarla: al día de hoy, resulta inimaginable que un partido que dejará como legado más de 50 mil muertes (60 mil, según la cuenta del semanario Zeta) derivadas de su política de combate al narcotráfico pueda repetir su triunfo sin un drástico cambio de timón.

Esta certeza, menospreciada por unos y silenciada por otros, se filtra en el discurso panista como un mancha grotesca, una monstruosa elipsis que contamina todos sus argumentos y propuestas, convirtiendo la precampaña en una farsa donde lo único que importa no sólo no puede decirse, sino ni siquiera pensarse. Este dilema, por ahora irresoluble, es la consecuencia extrema de una forma de entender el poder -un "estilo personal de gobernar", escribía Cosío Villegas en otro tiempo- asociado a la presencia cada vez más incómoda (aunque, otra vez, ningún panista quiera expresarlo) de Felipe Calderón.

Si el gobierno de Vicente Fox se caracterizó por el carácter variopinto y con frecuencia inmanejable de sus atrabiliarios integrantes -Jorge Castañeda, Adolfo Aguilar Zinser o el propio Santiago Creel-, desde el principio quedó claro que Calderón privilegiaría la lealtad por encima de cualquier otra virtud. Acosado por los gritos de fraude entonados por la izquierda y luego puesto contra las cuerdas por su propia decisión de declarar una "guerra contra el narco" (que ya no llama así), el segundo Presidente panista ha hecho lo imposible por vacunarse contra una posible traición de sus subordinados.

Si se revisan con cautela, todos los movimientos en su gabinete han estado sellados por esta maníaca obsesión por la lealtad. Como un Otelo de la política, esta inseguridad extrema ha terminado por paralizar las mejores acciones de su gobierno y por encadenar a sus colaboradores en un temor reverencial hacia su figura. En su entorno, la autocrítica se ha vuelto cada vez más escasa y la posibilidad de dar marcha atrás, una vez constatados sus fiascos, poco menos que imposible.

Los panistas se hallan, así, frente a una disyuntiva catastrófica: muchos de ellos perciben que la única forma de ganar las elecciones es reconociendo los yerros en la obcecada estrategia de su Presidente, pero saben que ese mismo Presidente todavía es un enemigo formidable para cualquiera que tenga el valor de cuestionarlo, ya no digamos de traicionarlo.

La elevación y la pervivencia de Ernesto Cordero como precandidato no obedece a otra razón. Si el círculo presidencial lo ha amparado y protegido, y continúa inyectándole recursos pese a las mínimas posibilidades que tendría frente a Peña Nieto y López Obrador, es porque sólo él garantiza una lealtad a toda prueba a Calderón. No sólo porque sea su amigo cercano, sino porque todo el capital político de Cordero descansa en el Presidente. En este sentido, más que un precandidato, Cordero se comporta como un rehén de la Presidencia.

Si bien se trata de una figura fascinante -los mejores personajes de novela son quienes abundan en contradicciones-, Santiago Creel no representa en la contienda sino una suerte de reivindicación de quien hace seis años ocupaba la posición que hoy detenta Cordero: la de heredero in pectore del Presidente en turno. De precandidato oficialista a precandidato independiente, Creel sabe que tiene poco que perder y por ello es quien aporta más ideas frescas y más talante crítico a la disputa panista.

Llegamos así a la figura más inquietante de la precampaña: Josefina Vázquez Mota. Cualquier panista lúcido sabe que, debido a las redes tejidas durante sus 12 años en el primer círculo de poder, su astucia política y su condición femenina -inevitable decirlo-, es la única que podría hacerle mella a Peña y a López Obrador. Sólo que, para el círculo calderonista, tiene un inconveniente insalvable: también es la única que podría, legítimamente, distanciarse de su antiguo jefe. Por ahora, ella ha preferido mostrarse prudente -acaso en exceso-, pero nada impide que, una vez convertida en candidata, termine por renovar la ominosa tradición que hasta hace poco cumplían los candidatos del PRI: asesinar (a veces no sólo simbólicamente) a su predecesor.

De hecho, aunque ni ella ni nadie en el PAN tenga el valor de susurrarlo, ésta es la única manera como Vázquez Mota podría arrebatarle la ventaja de más de 20 puntos a su rival del PRI. En el momento en que no sólo exhiba su enemistad con Elba Esther Gordillo y todo lo que representa la líder sindical -la única panista que puede jactarse de enfrentarla-, sino que se decida a reconocer el fracaso total de la estrategia de Calderón frente al narco, estará mucho más cerca de convertirse en la primera presidenta de México.



Leído en http://www.reforma.com/editoriales/nacional/642/1282055/default.shtm

Alemán - ¿Qué hace intocable a Peña?



Ya no es noticia que, una vez conocida la primera tanda de encuestas presidenciales de 2012, Enrique Peña Nieto se mantiene como puntero absoluto de la contienda.

En todo caso, lo verdaderamente nuevo es que el virtual candidato presidencial del PRI parece vivir los mejores tiempos de su periplo rumbo a la casa presidencial; tiempos que convierten a Peña Nieto en un candidato que resiste todos los obuses enviados por sus adversarios.

En otras palabras, se puede decir que hoy, Peña Nieto es un presidenciable intocable, imbatible, a cuyo gallo “no le quitaron ni una pluma” las feroces andanadas mediáticas y de redes sociales que, en los meses de octubre, noviembre y diciembre, lanzaron sus adversarios. Pero vamos por partes.

¿Cuál fue la presión a la que sometieron los partidos de la izquierda y la derecha —además del gobierno federal—, a Enrique Peña Nieto, en los meses recientes?.

Todos contra Peña

Si recurrimos a un ejercicio elemental de memoria, sin duda que estaremos de acuerdo en que ningún partido y ningún candidato —además del PRI y del mexiquense, claro—, fue sometidos a la golpiza que enfrentaron el PRI y Peña Nieto, debido no sólo a la forma poco ortodoxa como llevó a la presidencia del PRI a Humberto Moreira, sino al escándalo por el inmoral endeudamiento en Coahuila.

Con una pizca de honestidad, tendremos que reconocer que ni el PAN ni el PRD —y menos sus candidatos presidenciales—, han sido sometidos a un golpeteo como el aplicado al PRI y a Peña Nieto, por el escándalo de Moreira y el despilfarro en Coahuila. Bueno, fue tal la paliza, que el bailarín, Humberto Moreira, debió dejar el cargo en medio de una penosa retirada.

Y en efecto, en su momento fue un gran escándalo, pero fue tan bien manejado el asunto por los estrategas de Peña Nieto que hoy, por cierto, ya nadie se acuerda del inmoral y nada ético endeudamiento de Coahuila.

Pero no fue todo, cuando aún no terminaba el sainete de Moreira y Coahuila, resulta que Peña Nieto se tropezó con sus propias limitaciones, cuando en la FIL de Guadalajara, dio pena ajena al no poder citar el título de tres libros, al hilo. Los malquerientes del mexiquense hicieron su agosto y, literalmente, convirtieron en festín mediático y de redes sociales el penoso tropiezo de Peña Nieto; resbalón que algunos ingeniosos calificaron como el “despeñadero”.

Por eso, muchos de los malquerientes del aspirante tricolor esperaban que, en las primeras encuestas de enero de 2012 —que en realidad son el punto de partida de la contienda presidencial—, la popularidad y aceptación de Peña Nieto naufragara luego de los “tres meses negros” que había enfrentado.

El efecto teflón

Sin embargo —y ante la sorpresa de muchos—, en todas las encuestas la popularidad de Peña Nieto prácticamente se mantuvo sin cambios; continúa como puntero absoluto de todos los presidenciables.

Y si bien en algunos casos bajó entre uno y tres puntos porcentuales —respecto de la medición inmediata anterior—, lo cierto es que esas variaciones se interpretan como el margen de error de las mediciones.

Y es que, nos guste o no, Peña Nieto aventaja por un margen de dos a uno a todos los presidenciables de todos los partidos —con poco más de 20 puntos porcentuales—, con la salvedad de que quien ocupa el segundo lugar en todas las encuestas, la señora Vázquez Mota, quien apenas se encuentra en el proceso de preselección del candidato del PAN, en tanto que el candidato de las llamadas izquierdas, Andrés Manuel López Obrador, aparece en un lejano tercer lugar, con poco más de 20 puntos porcentuales de desventaja.

¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué razón, Peña Nieto parece enfundado en la armadura de intocable? ¿Por qué ha sido inmune a escándalos y golpes que, en circunstancias similares, habrían tumbado a otros políticos de otros partidos? Para tratar de entender el fenómeno, ensayamos dos hipótesis.

Primero, que Peña Nieto vive —aún hoy— el clímax de un romance platónico con un amplio sector de electores, que lo ven como el mejor, el menos malo o el único con posibilidades para convertirse en presidente.

Pero lo cierto es que no estamos ante un inédito, Lo cierto es que se trata de un fenómeno que ya experimentaron —cada uno en su momento—, el panista Vicente Fox y el perredista Andrés Manuel López Obrador.

Igual que Fox y AMLO

Por eso, vale recordar que en los previos al año 2000, cuando en éste y otros espacios se cuestionaban las incapacidades, dislates y los “foxismos” de Fox, los enamorados del panista nos condenaban a la hoguera, dizque por traición a la patria.

Y es que desde antes que Fox se convirtiera en candidato y luego Presidente, era evidente su incapacidad para el ejercicio del poder. Pero criticar a Fox en esos años, era desatar la ira de sus adoradores.

Pero no fue todo. Resulta que seis años después, en los previos a 2006, abundaba el insulto, la ofensa y la amenaza —salida de los fanáticos de AMLO—, lanzada contra los periodistas que nos atrevíamos a criticar los delirios y las mentiras del candidato que entonces había sido endiosado por las grandes mayorías; Andrés Manuel López Obrador.

En esos años, cuestionar al tabasqueño era lo más parecido a cometer un “pecado de lesa democracia”, ya que esa crítica desataba la rabia, la intolerancia y las expresiones fascistas de los fanáticos lopistas. Y eso costó a los periodistas críticos, no sólo ser perseguidos, sino censurados y hasta echados de algunos medios. De ese tamaño fueron el fanatismo y la intolerancia.

Y viene a cuento el ejercicio memorioso, porque a los enamorados de un político, que además es candidato presidencial —como ocurrió con Fox, con López Obrador y como hoy ocurre con Peña Nieto—, poco les importa lo bueno o malo que haga o deje de hacer su preferido. Lo único que les importa a los seguidores y fanáticos, es mantener su fidelidad.

¿Y por qué esa convicción ciega y sorda?

Algunos especialistas de la conducta humana señalan que, la razón de ese amor político ciego, es porque ningún mortal, sea ciudadano y/o elector, es capaz de aceptar que se equivocó al seleccionar a su preferido, sea un político, un deportista o un amigo.

Y segundo, porque los ciudadanos quieren gobernantes eficaces y que ofrezcan algo distinto a lo que han tenido. Y en el caso de Peña Nieto, sus enamorados políticos creen que es distinto a los gobiernos del PAN, a las gestiones de la izquierda; partidos políticos que —por cierto—, fracasaron culturalmente.

¿Por qué fracasaron el PAN y el PRD?. Elemental, porque los electores, hoy prefieren el regreso del PRI. Al tiempo.

Berrueto - Ciudadanos versus políticos



Se ha abierto la puerta a destacados profesionistas para el Congreso. Ocasionalmente se han incorporado celebridades, nada para presumir, casi nunca periodistas, aunque sí uno que otro escritor. Algo habrá en la política que, al igual que en otros menesteres, una vez que cruzan la línea no hay retorno. Queda claro que los “ciudadanos” partidizados no regresan a lo suyo...


Desde hace tiempo el tema también se ha trasladado a los partidos. Así, por ejemplo, el PAN en 1985 abrió la puerta a José Francisco Paoli, una persona irrefutable por donde se le vea, y al abogado fiscalista Fauzi Hamdan, de quien se señaló en su periodo de senador, quizá sin razón, tráfico de influencia en asuntos de su especialidad. El caso del PRD ha sido distinto, más bien ha reclutado líderes sociales, dirigentes universitarios, representantes del movimiento urbano y priistas desafectos que llegaron a gobernar sus entidades: Pablo Salazar, Ricardo Monreal, Ángel Aguirre, Alfonso Sánchez Anaya o Leonel Cota.En la nomenclatura naturalizada por la costumbre, se ha hecho una división falaz entre políticos y ciudadanos. La genealogía de esta discutible designación se origina en la idea de señalar, identificar, a quien presuntamente estaría sometido al poder gubernamental o al PRI. Así, en los tempranos 90 se llegó nominar consejeros “ciudadanos”a los funcionarios que mandaban el órgano electoral. Pronto cambiaría el título, no la idea, de que no ser priista era garantía de imparcialidad, aunque no lo fuera, como lo prueban los muchos consejeros electorales que transitaron a la política partidaria, unos muy buenos, otros no tanto: Santiago Creel, Alonso Lujambio, Granados Chapa, Molinar Horcasitas, Jaime Cárdenas. Es una paradoja, pero no hubo consejeros promovidos por el PRI que hayan derivado a la política.
Los tres partidos han abierto la puerta a destacados profesionistas para el Congreso. Ocasionalmente se han incorporado celebridades, nada para presumir, casi nunca periodistas (por algo será), aunque sí uno que otro escritor. A la Secretaría de Educación y al servicio exterior, mucho honró al país la tradición del ogro filantrópico de incorporar nombres de la mayor excelencia en la cultura. Las mejores páginas del nacionalismo revolucionario se asocian a esta práctica perdida en el devenir.
Algo habrá en la política que al igual que en otros menesteres una vez que cruzan la línea no hay retorno. Queda claro que los “ciudadanos” partidizados no regresan a lo suyo. Hay excepciones: llama la atención la manera como el doctor Zedillo recuperó con autenticidad su vocación por la academia en su voluntario autoexilio. Por allí están algunos casos como el ex gobernador Víctor Manzanilla, quien con encomiable dignidad regresó a la cátedra en la UNAM. De Humberto Moreira se dice que su anhelo es regresar al aula. La realidad es que para casi todos la política es como una adicción que nunca cede. Al político lo retiran, no se retira, y allí está la nómina casi interminable de ex gobernadores en la búsqueda de una nueva oportunidad, por menor que sea.

Álvaro Cueva - El bebé de Peña Nieto



Los spots del PRI no son mensajes que coincidan con lo que cualquier televidente esperaría de una precampaña, son recordatorios de algo oscuro, apelan a lo irremediable, ni siquiera nos toman en cuenta.


Si los spots del PAN me dan náuseas, los del PRI me dan miedo. Son como satánicos. Uno los ve y se siente amenazado, mal.
¿Por qué? Porque no son mensajes que coincidan con lo que cualquier televidente esperaría de una precampaña, son recordatorios de algo oscuro, apelan a lo irremediable, ni siquiera nos toman en cuenta. Son material de estudio tanto a escala nacional como internacional.
Para que usted entienda lo que le trato de decir, vamos a recordar las imágenes y las palabras de sus anuncios más representativos.
El peor de todos es uno que es algo así como El bebé de Rosemary.
Sale un niño recién nacido tomado desde un ángulo como de película de terror donde lo único que falta es un perro rottweiler sentado a su lado y una enfermera exclamando: “Ha llegado el Anticristo”.
La cámara se va alejando lentamente de él mientras una voz afirma:
“Éste es un mexicano nuevecito. Nació hace unos días. En los próximos seis años necesitará que los cuiden, que lo protejan, que le den una buena educación y un país del que se sienta orgulloso.
La pregunta es: ¿quién se va a comprometer con él y con todos los mexicanos que están naciendo para darles todo esto, todo lo que se merecen.
Éstas son las grandes preguntas de México y el PRI las a va responder gobernando. PRI, comprometidos con México.”
¿Sí se da cuenta de lo que nos está diciendo este mensaje? Es horrible.
El PRI no se está pintando como un partido político, se está pintando como nuestro padre, como la mano todopoderosa que nos va a cuidar, que nos va a proteger y, lo peor de todo, que nos va a educar.
¿A cuidar cómo? ¿Como se cuidó a las víctimas de los feminicidios en el Estado de México? ¿A proteger cómo? ¿Cómo se protegió al estado de Nuevo León de la presencia del crimen organizado?
¿A educarnos cómo? ¿Como para que al final ni siquiera seamos capaces de recordar un solo libro que nos haya marcado a lo largo de nuestra vida?
No sé usted, pero yo estoy entre aterrado y molesto. Para estos señores, usted y yo no somos una sociedad madura capaz de salir adelante, de tomar decisiones y de elegir nuestro destino.
No, somos niños abandonados (porque al parecer el bebé de este anuncio no tiene ni padre ni madre), manipulables (porque a tan corta edad ni siquiera nos pueden acusar de ignorantes) y que necesitan que les resuelvan la existencia.
El PRI lo está diciendo literalmente: “para darles todo”. ¿Qué es todo? ¡Quién sabe! ¿Cómo nos lo van a dar? ¡Nadie sabe, nadie supo!
Pero el caso es que ni a usted ni a mí nos tienen que dar ganas de mover un solo dedo porque para eso vamos a tener a nuestro papito lindo que nos va a dar nuestra comidita en la boquita.
Y luego viene una frase como de Apocalipsis maya: “lo que se merecen”.
¡Dios! ¿Qué será lo que el PRI piensa que nos merecemos? ¡Qué miedo!
¿Ahora entiende cuando le digo que esto es una amenaza? Cualquier anuncio, de cualquier precampaña, de cualquier partido, nos prepara para elegir, parte del supuesto de que habrá elecciones, nos prepara para votar.
Los spots del PRI no, nos preparan para darles la bienvenida. Ellos, después de todo, “van a resolver gobernando”.
Ojo, dice gobernando, sólo gobernando, no compitiendo, consultando, atendiendo. Ellos ya están en Los Pinos y no precisamente haciéndolo bien.
Más en http://impreso.milenio.com/node/9095118

Josefina exige fiscalizar gastos de precampañas


Josefina Vázquez Mota, aspirante a la candidatura presidencial del PAN, aseguró que para cumplirle a los ciudadanos el IFE debe actuar a cabalidad en sus atribuciones respecto a la fuente de recursos que los partidos han obtenido para financiar las precampañas electorales.  
En conferencia de prensa, la aspirante pidió al IFE esclarecer la fuente de los recursos de los otros partidos: “No deja de llamar la atención lo que está sucediendo en otros partidos y hay que esperar que la autoridad intervenga y nos ayude a saber las fuentes de financiamiento”.
Con relación a los gastos de los precandidatos panistas, Vázquez Mota aseguró que en su caso ha sido una precampaña muy austera con los 10 millones de pesos que el partido les ha asignado y con el apoyo de los comités estatales y de diputados federales de ese partido político.

Ganar el Congreso no es indispensable: AMLO


Asegura que “todas maneras se van a llevar a cabo los cambios, porque muchas cosas dependen de la decisión del Ejecutivo, no se requiere modificar leyes, no se requiere aprobación del Legislativo”.



Promete que eliminará los gastos médicos privados para los altos funcionarios.
Promete que eliminará los gastos médicos privados para los altos funcionarios. Foto: Jorge Carballo
Andrés Manuel López Obrador confió en que aun si la izquierda no gana la mayoría en el Congreso, él ganará las elecciones Presidenciales y hará las reformas desde el Ejecutivo.
“De todas maneras se van a llevar a cabo los cambios, las reformas, porque muchas cosas dependen de la decisión del titular del Ejecutivo, no se requieren modificaciones a las leyes, no se requiere aprobación del Legislativo, son facultades presidenciales.”
Anticipó que de ganar promoverá que la corrupción sea tipificada como delito grave, porque “es un cáncer” que afecta al país.
“Actualmente no está tipificado como un delito la corrupción política, es increíble, la vamos a mandar la iniciativa de ley.”
Entrevistado tras encabezar un mitin en Copainalá en la zona zoque de Chiapas, el aspirante presidencial sostuvo que “la gente va a buscar el cambio y va a facilitar las cosas, para realizar las reformas”, y por eso, “en el caso que no se tuviese mayoría sí se pueden hacer las reformas que se requieren sin necesidad de reformar leyes”.
El tabasqueño refirió, por ejemplo, que es facultad del Ejecutivo presentar el Presupuesto y, de ganar, incluirá el ajuste al gasto destinado al salario de los altos funcionarios.
“Ahí se va a establecer que va haber ahorro, por ejemplo, ya no aparecerán los gastos médicos privados para altos funcionarios. Es decir se va a reducir gasto corriente y va haber más gasto en inversión publica, entonces para eso no se requiere del Congreso, sí es facultad exclusiva de la Cámara de Diputados aprobar el Presupuesto, pero el Ejecutivo es el que envía el Presupuesto”.

Más en http://impreso.milenio.com/node/9095109

Cartón de hoy - Ley del Gel