Imposible saber cuántas conciencias terminará por mover, pero a cuatro meses de iniciada la extravagancia electoral, creo que solo un spot ha tenido la fuerza expresiva para fijar una idea y repetirse como algo memorable: el de Héctor Bonilla-Morena-PRD, “El cambio verdadero está por venir”.
Bonilla y sus productores demostraron, por lo pronto, que se puede navegar en las aguas poco profundas de la ley electoral, siempre que haya un talento capaz de aniquilar la tristeza que brota cuando se restringe la imaginación.
El concepto es básico. Bonilla se presenta como un ciudadano “harto de la forma en que nos han gobernado siempre”. Toma únicamente siete de los 30 segundos para arremeter contra los que se quieren presentar con nueva cara y los que llevan 12 años desperdiciando la alternancia. De ahí enfila al clímax: “Somos millones los que podemos lograr un cambio verdadero, démosle la oportunidad a quien quiere gobernar con nosotros”.
Todo va sonando razonable, lógico, como si nos dijeran que los asteroides son el principal riesgo natural para la tierra.
He escuchado discusiones sobre si la versión de radio es mejor que la de televisión, críticas a la escenografía, denuestos a Bonilla. Pero se está hablando del spot, de la “falsa nueva cara” del PRI y los 12 años “dilapidados” por el PAN. Es buena propaganda política.
Y si, como anticipan las encuestas, Andrés Manuel López Obrador se rezaga en el tercer lugar, el mensaje de Bonilla será un dique muy molesto de librar cuando comience a escucharse el canto del voto útil.
Porque, a fin de cuentas, lo que Bonilla hace es protagonizar aquello que escribió Elías Canetti: una convicción nunca se acaba, hay que llevarla al abrevadero.
Leído en: http://www.vanguardia.com.mx/soyhectorbonilla-1228141-columna.html
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