martes, 13 de diciembre de 2011

LOVREGA- El fracaso del PAN

EL FRACASO DEL PAN.

El fracaso de los gobiernos panistas es entendible porque los presidentes emanados de ese partido jamás comprendieron cual es el papel del Estado en la vida pública. En su torpeza, vislumbraron la acción de gobierno como la administración de los recursos públicos desde una óptica gerencial y obviaron que el estado representa el interés general, el bien común y la obligación de brindar seguridad y condiciones de desarrollo a sus gobernados.  Olvidaron también, que la legitimidad de un gobierno depende de la estricta observancia de la ley. La fuerza coercitiva del Estado nunca debe desbordar los límites que la Constitución y sus leyes establecen.

La dirigencia y la militancia panista desde la oposición, aspiró y luchó por obtener la Presidencia de la República, ese era su ideal. Olvido que cuando un ideal se alcanza y se concreta, inexorablemente deja de serlo. Es por ello que al quedar sin sustancia su causa y al verse obligado a enfrentar la realidad que implica la tarea de gobierno, perdió la fuerza, extravió el rumbo, y no supo conducir un sistema político que le resulto del todo ajeno. Olvido también, que mas allá de la obtención del poder existen otros ideales de mayor altura y trascendencia, abstracciones que deben materializarse en los hechos; justicia social, paz, oportunidades, igualdad, respeto, y muchas otras que son el basamento que rige la convivencia social. El PAN quería el poder pero no sus consecuencias.

Calderón rompió con los equilibrios que dan sustento a la frágil estabilidad política y social polarizando la vida pública. Desde su llegada, se dedico a combatir a sus opositores. Acusaciones, señalamientos y críticas  fueron la constante en su mandato. La magnitud de estas actitudes presagiaba el tamaño de la incompetencia. En el ocaso de su gobierno todos hemos sido victimas de  su condena.

Al carecer de una visión de Estado, tomo decisiones absurdas; declaró la guerra a la delincuencia sin preparación, ni proyecto. Margino lo que la ley establece y se arrogo el poder omnímodo de decidir sin consultar. Transformo la voluntad general en el interés particular de su propia arrogancia.

Sangre, barbarie, miedo, desempleo, pobreza, esa es la herencia de 11 años de ineptitud e incapacidad. Los números no mienten y las cifras aumentan. Cada día son más los mexicanos que se perciben un país más inseguro. A diario, cientos de mexicanos son arrojados a las redes del desempleo. La pobreza se incrementa. La desigualdad hace lo propio. El resultado; un pueblo engañado por voluntad de un pequeño grupo de mercaderes de la esperanza.

Ahora, el PAN amenaza con perpetuarse en el poder al estilo del partido que antes denostaba. Como el PRI, el presidente pretende imponer a su sucesor utilizando la simulación. Como antaño, utiliza todos los instrumentos del estado para conseguir ese propósito. No se da cuenta que muchos mexicanos estamos cansados de la mentira, de la corrupción, de la ineficacia, de la hipocresía y de la cerrazón. Suficientes mexicanos queremos libertad para elegir a quién habrá de gobernarnos sin que el presidente cargue los dados. Libertad para analizar las propuestas. Libertad para juzgar las personalidades, los aciertos y los errores de quienes aspiran a gobernarnos al margen de la infamia, la injuria y la calumnia. No queremos más guerras sucias. No queremos la inducción y la compra del voto. No queremos la descarada intromisión de los medios de comunicación que buscan favorecer a algunos y denostar a otros. No queremos la  descalificación anticipada de las elecciones con el pretexto de la intromisión del crimen organizado con el propósito de sembrar la duda y anular la elección. NO QUEREMOS MAS “PELIGROS PARA MEXICO”.

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