Arnoldo Cuellar. |
No sólo fue en Nuevo León donde quedaron exhibidas algunas de las complicidades del dirigente nacional panista Gustavo Madero con políticos involucrados en la protección a negocios al borde de la legalidad, como lo mostró el caso de Fernando Larrazabal. En Guanajuato se vio otra punta de esa madeja.
El senador panista Luis Alberto Villarreal García, quien antes de ocupar ese cargo fue alcalde del municipio de Allende, cuya cabecera es la ciudad turística por excelencia de San Miguel de Allende, recibió, al igual que Larrazabal un lugar de privilegio en las listas plurinominales del PAN para la próxima Legislatura Federal.
No importó que en los meses pasados allá quedado exhibida la vinculación de Villarreal con una cadena de casinos, Grupo Win de México, que opera casas de apuesta en León y Guadalajara.
Una serie de trabajos periodísticos del portal Web Zona Franca exhibió en septiembre pasado, a raíz de los trágicos acontecimientos del casino Royale en Monterrey donde un ataque premeditado de sicarios provocó al menos 53 muertes, la vinculación de dos familiares directos del senador Villarreal con el casino Grand, propiedad de Grupo Win y el único con sus permisos municipales en regla. Se trataba de su hermano, Ricardo Villarreal García; y su primo, Víctor Adrián Anguiano Villarreal.
Villarreal optó por negar su participación y la de su hermano, aceptando sólo que su primo, de 30 años de edad, era el presidente de la sociedad anónima dueña del casino, junto con el empresario queretano Samuel Lejtik Vargas, amigo de la infancia del senador Villarreal.
Sin embargo, el trabajo reporteril de Zona Franca logró acreditar la existencia de varias hipotecas de terrenos del lujoso fraccionamiento Los Garambullos, de San Miguel Allende, propiedad de Ricardo Villarreal García, como soporte económico de las transacciones mediante las cuales se abrió el casino, se garantizaron los contratos de exclusividad de venta de bebidas y se adquirieron los equipos y la tecnología para operar el centro de apuestas.
Hay que subrayar que el casino Grand era el único de León que operaba con mesas de juego en vivo, donde se podía participar en partidas de Texas Holding, una variedad de póker, Black Jack y ruleta. Esas características lo habían convertido en el sitio más exitoso en su género en la ciudad de León, pues su competencia sólo contaba con apuestas deportivas y máquinas tragamonedas de juegos de azar.
Tras las investigaciones de Zona Franca y la reacción nacional por el atentado contra el casino Royale, que generó investigaciones sobre los permisos con los que operaban muchos centros de apuestas, Grand retiró su zona de juego en vivo.
De la conmoción producida por estas notas se hizo cargo un grupo de senadores, compañeros de Luis Alberto Villarreal, quienes le solicitaron a su coordinador, José González Morfín, que se pidieran explicaciones al legislador guanajuatense. Sin embargo, el líder panista Gustavo Madero, de quien Villarreal se dice amigo personal, cortó el tema por lo sano, según testimonios de algunos de los involucrados.
Sin aclarar ningún ángulo de su vinculación familiar con el negocio de los casinos, Villarreal se sumó a la campaña de Ernesto Cordero a nivel nacional y a la de José Ángel Córdova como aspirante al gobierno de Guanajuato.
Ambos proyectos políticos se frustraron cuando el 5 de febrero ganó Josefina Vázquez Mota la precampaña presidencial, mientras que Miguel Márquez se alzaba con el triunfo en Guanajuato.
Sin embargo, ni el hecho de llevar a cuestas dos derrotas, ni su participación en el escándalo de la vinculación de políticos en el negocio del juego, fueron impedimento para que Gustavo Madero le concediera a su amigo Villarreal la inclusión en la lista de candidatos a la diputación federal por la vía plurinominal, ocupando el primer lugar de la segunda circunscripción, lo que constituye todo un privilegio.
El senador sanmiguelense aprovechó la negativa de José Ángel Córdova a recibir ese premio de consolación para subirse al carro de los ganadores sin ningún recato.
Sin embargo, debe señalarse que el panismo de Guanajuato, aliviado por la derrota de Córdova Villalobos, que significaba una amenaza para el grupo hegemónico que ha detentado el poder por dos sexenios y que es identificado con el Yunque, ha visto como un mal menor la posición de Villarreal, por lo que no se han presentado las inconformidades visibles en otras entidades.
En cambio, la ultraderecha guanajuatense sí parece muy indignada y al borde de la rebelión por el mandato del Tribunal Electoral Federal de que se respete la cuota de género en las candidaturas al Congreso de la Unión.
De 13 distritos con los que cuenta la entidad, sólo dos mujeres ganaron comicios internos en el PAN, por lo que ahora deberán sustituir a por lo menos 4 de los aspirantes ganadores para designar mujeres. Esa circunstancia puede soliviantar más a los panistas guanajuatenses que las complicidades entre el dirigente nacional Gustavo Madero y sus amigos protectores de casinos.
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