viernes, 6 de diciembre de 2013

Martín Moreno - El Maldito petróleo

No es sólo la reforma en sí. Es cómo se van a gastar los dineros.

El asunto no es si habrá reforma energética. Se aprobará sin duda. El punto radica en qué clase de cambios se necesitan para sacar a Pemex de la bancarrota y a México de su tragedia petrolera.
Aún más: si se logra una reforma petrolera eficiente, nada nos garantiza que los recursos que se obtengan al mediano y largo plazos se inviertan en elevar la productividad y en reducir la pobreza. Los gobiernos del PRI y del PAN han preferido que miles de millones de pesos de Pemex sean engullidos por la burocracia, el sindicato y los negocios particulares —la corrupción, pues—, manteniendo intocables a los grandes lastres de la empresa petrolera.




Ni Fox ni Calderón ni Peña Nieto —hasta ahora— han tocado al líder sindical petrolero, Carlos Romero Deschamps, emblema de la corrupción y del despilfarro a costa del petróleo. Ninguna reforma será legítima si al multimillonario dirigente se le mantienen intocables sus privilegios.
No es sólo la reforma en sí. Es cómo se van a gastar los dineros petroleros.
No es sólo tener dinero, sino cómo programarlo.
Y el PRI, históricamente, ha sido un desastre en estos ejercicios.
Por lo pronto, ¿qué reforma petrolera necesita el país? (El columnista no es especialista en temas petroleros. Por ello consultamos a expertos):
1) Ni Pemex ni ninguna empresa mexicana tienen la tecnología para aprovechar los recursos que se hallan en fondos marinos. Partiendo de esta realidad, es necesaria la contratación de empresas extranjeras. Ni podemos ni sabemos extraerlos.
2) Por esa carencia en tecnología se encuentran “tapados” 20 mil pozos de los que se podrían extraer reservas petroleras para futuro. Están subutilizados. ¿Por qué se bloquearon? Durante el proceso de extracción, a sus paredes se adhirieron grasas y aceites que al no contarse con la tecnología adecuada, obstruyeron la entrada de esos pozos hoy desaprovechados.          
3) El petróleo “pesado” no es fácil de extraer del subsuelo, mucho menos para un país como México que carece de la tecnología. Cuesta dinero, y de ahí que sea imprescindible recurrir a empresas extranjeras. No hay de otra.
4) ¿En qué momento se jodió México con su industria petrolera? Un ejemplo: Noruega estaba en la misma circunstancia, sin tecnología suficiente para extraer el crudo. ¿Qué hizo? Contrató durante diez años a empresas extranjeras, aprendió de su tecnología, y cuando obtuvo los conocimientos suficientes, prescindió de ellas, aplicando dicha tecnología con recursos propios. Noruega nos dio una lección: aprende y aplica. Nosotros hicimos lo incorrecto: ni aprendimos y despilfarramos. El Instituto Mexicano del Petróleo (IMP) fue un fiasco. Brasil también nos dio una cátedra con Petrobras.
5)  Allí está la explotación interrumpida de los yacimientos en Cantarell, donde desde el sexenio de Fox se dejaron de producir alrededor de un millón de barriles diarios de petróleo. Se taparon los pozos por carecer de tecnología adecuada.
6) Se necesita tecnología extranjera. Ok. Pero cuidado con los nefastos contratos de riesgo compartido: si yo empresa foránea exploro en el subsuelo, encuentre o no encuentre crudo, tú gobierno me pagas mis gastos. Este es un abuso de las voraces petroleras: me pagas aunque no te entregue nada. Son prácticas leoninas.
7) La corrupción en Pemex hunde a la empresa. Son miles de millones de pesos los que se despilfarran, y en este renglón vergonzante la limpia debe pasar, por fuerza, por el STPRM que encabeza Romero Deschamps, el líder que, según algunos cálculos, recibe de Pemex 50 mil pesos por hora. ¿Por qué no se ha tocado a Romero? Sencillo: el sindicato ha sido, y es, soporte financiero-político del PRI.
8) Según el analista Samuel García, en México el litro de gasolina ya cuesta 9% más que en EU. Nada que agregar.
Hasta aquí las consideraciones petroleras.
Por lo demás, el entorno que rodea a la discusión de la reforma energética en el Senado se ha contaminado por burlas por parte de legisladores y columnistas.
El cerco en torno al Senado, las manifestaciones y los gritos en contra de una ley es parte, les guste o no, de cualquier práctica democrática. Más peligroso es el silencio que la protesta.
Pero algunos senadores se han mofado de los manifestantes.
Todos perdemos cuando legisladores desprecian la entrega de 1.6 millones de firmas en contra de la reforma energética. Algunos senadores ni siquiera serían capaces de reunir la décima parte. ¿Y la consulta ciudadana? ¡Qué horror! ¡Eso es en las democracias!
¿Y qué tal con las plumas que por sus rencores personales se burlan del movimiento en contra de la reforma? Para eso no es el periodismo. Así no.
Habrá que recordarles que la soberbia es el pecado de los estúpidos.
Twitter: @_martinmoreno


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