En la apertura de la Plaza Mariana, contigua a la Basílica de Guadalupe, el presidente Felipe Calderón afirmó que los mexicanos somos guadalupanos sin importar fe o creencias y celebró que la libertad religiosa absoluta en el país no tiene vuelta atrás.
Anfitrión de la ceremonia, el cardenal Norberto Rivera, arzobispo primado de México, reunió a Calderón con el jefe de Gobierno del Distrito Federal, el perredista Marcelo Ebrard, por primera vez más allá de las sesiones del Consejo de Seguridad Nacional.Más en http://www.jornada.unam.mx/2011/10/13/politica/005n1pol
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