sábado, 25 de febrero de 2012

LA ENCUESTITIS.

por Carlos Puig.

En el periodismo queremos saber quién ganará, quién perderá y por cuánto. En ese esfuerzo, relativamente nuevo en México, hemos visto de todo. Y como tantas otras cosas, cuando llegan las sobreutilizamos, las agotamos. No estaría mal un acuerdo entre medios y encuestadoras para presentar los resultados de una sola manera y evitar interpretaciones de buena y mala fe.
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La primera encuesta sobre una elección presidencial publicada en un medio de comunicación apareció en The Harrisburg Pennsylvania, el 24 de julio de 1824. Se interrogó a 504 personas en dos ciudades de Delaware. Andrew Jackson derrotó a John Quincy Adams 335 a 169. El periódico la publicó con ganas de obtener un “scoop”, una exclusiva. Adelantar quién sería presidente. De hecho, en Estados Unidos la industria de las encuestas presidenciales nació de la mano de los periódicos.
La cadena Hearst fue la primera que intentó en 1924 una encuesta realmente nacional que cubrió 43 estados y tenía un margen de error de 7 puntos. Cuatro años después redujo el margen a 3 puntos.
Nada tan impresionante, sin embargo, como laLiterary Digest, que en la elección de 1932 anunció que Roosevelt ganaría con 58.85 por ciento del voto popular. Roosevelt ganó con 59.14 por ciento.
Valga esta introducción para hacer un punto: hay una estrecha relación entre las encuestas electorales y el periodismo.
Las campañas hacen encuestas y estudios de opinión, por supuesto, pero los resultados que interesan al periódico son los que menos interesan al estratega, que necesita muchos más detalles, prefiere los por qué, los quién a los qué. La información detallada le permite tomar decisiones de táctica y estrategia.
En el periodismo queremos saber quién va a ganar, quién va a perder y por cuánto. Queremos, como querían hace casi 200 años en Pennsylvania, adelantar la información para nuestras audiencias.
En ese esfuerzo, relativamente nuevo en México, hemos visto de todo.
Y como tantas otras cosas en México, cuando llegan las sobreutilizamos, las agotamos, las exprimimos, las encumbramos, las denostamos.
Todo son las encuestas.
Al final presento un resumen de siete casas encuestadoras y aún faltan por lo menos tres que no han actualizado la información en las últimas semanas: Reforma, GCE, Demotecnia y BGC de Ulises Beltrán.
La buena noticia es que todo indica que la especialización cada vez hace que haya menos variación de casa encuestadora a casa encuestadora. Hasta en aquellos resultados donde se reparten indecisos hay coincidencia, con las diferencias del margen de error, en el rango de cada candidato.
No siempre es así. Las encuestadoras aún nos deben una explicación de porqué quedaron tan lejos de la realidad en la competencia interna panista, donde se anunciaban distancias enormes entre Vázquez Mota, Cordero y a un Santiago Creel competitivo.
En el concentrado de encuestas recientes, hay dos excepciones, la de Mercaei en relación a Josefina Vázquez Mota y la de Covarrubias respeto a la posición de López Obrador. Ambas son parte de una mala noticia. La de Mercaei fue pagada por el Partido Acción Nacional. La de Covarrubias fue pagada por un medio afín a AMLO, y Covarrubias tiene una amplia relación laboral con el PRD.
No soy un experto en encuestas y supongo que alguna explicación técnica tendrán las empresas sobre sus diferencias con las otras casas encuestadoras. Pero esos resultados sólo alientan la idea —repetida mil veces por AMLO— de que los estudios de opinión en tiempos electorales están hechos al gusto del cliente.
Y no sucede sólo con Mercaei y Covarrubias. La mayoría de las casas encuestadoras trabajan en algún momento para partidos y candidatos. Este martes, los estudiosos de la opinión pública se reunirán en su congreso anual. No estaría mal que hicieran un pacto que diera transparencia a los estudios y certidumbre a quienes leen o escuchan la información. Una sugerencia más: al menos en tiempos electorales lo que necesita es información clara, sin mucha complicación. No estaría mal un acuerdo entre medios y encuestadoras para presentar los resultados con o sin indecisos, pero en una sola manera. Evita interpretaciones de buena y mala fe.

Mitofsky*

Enrique Peña Nieto: 48
Josefina Vázquez Mota: 29
Andrés M. López Obrador: 21

Buendía y Laredo*
Enrique Peña Nieto: 48
Josefina Vázquez Mota: 32
Andrés M. López Obrador: 20

ISA*

Enrique Peña Nieto: 51
Josefina Vázquez Mota: 26
Andrés M. López Obrador: 21

Ipsos

Enrique Peña Nieto: 36
Josefina Vázquez Mota: 24
Andrés M. López Obrador: 16

Covarrubias y Asociados

Enrique Peña Nieto: 36
Josefina Vázquez Mota: 24
Andrés M. López Obrador: 24
Parametría
Enrique Peña Nieto: 36
Josefina Vázquez Mota: 20
Andrés M. López Obrador: 16

Mercaei

Enrique Peña Nieto: 34
Josefina Vázquez Mota: 29
Andrés M. López Obrador: 17
*Preferencias “efectivas”. Repartidos NC/Indecisos.
dudarazonable@milenio.com




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