Algunos fósiles de las 40 ballenas que encontraron en Atacama (Chile). INSTITUTO SMITHSONIAN |
Hace más de cinco millones de años, en el territorio que hoy conocemos como el desierto de Atacama (Chile), 40 ballenas rorcuales murieron envenenadas por algas tóxicas y acabaron varadas en tierra. Ésta es la conclusión a la que ha llegado un equipo de científicos chilenos y estadounidenses, tras realizar un exhaustivo análisis de este impresionante 'cementerio' de cetáceos.
El estudio de la descomposición de estas ballenas sugiere quemurieron rápidamente en el agua tras ingerir las algas nocivas. Después, las olas arrastraron sus cuerpos hacia el lugar del hallazgo, bautizado como Cerro Ballena. Gracias al análisis de los fósiles y de los sedimentos depositados sobre ellos, se calcula que la 'sepultura' de cetáceos se formó a finales del Mioceno, hace más de cinco millones de años.
A pesar de que los huesos de los mamíferos marinos sobresalían del terreno y se podían ver a simple vista, fue en el año 2011 cuando los científicos de la Universidad Nacional de Chile, en Santiago, y del Instituto Smithsonian, en Washington, tuvieron la oportunidad de estudiar estos espectaculares fósiles por primera vez. Aprovechando que la ampliación de la carretera Panamericana, desde Alaska hasta Argentina, se estaba llevando a cabo en ese mismo lugar, las obras se paralizaron para que los investigadores pudieran excavar a 20 metros de profundidad.
El análisis se tuvo que realizar contrarreloj, ya que tan sólo tuvieron dos semanas para estudiar in situ los esqueletos, antes de que continuaran las obras de la ampliación de la carretera. «Para mí, es increíble que a lo largo de 240 metros de carretera cortada nos las arreglásemos para estudiar a estas joyas del mundo marino que habitaron la Sudamérica en el Mioceno», asegura Nicholas Pyenson , paleontólogo del Museo Nacional de Historia del Instituto Smithsonian, en declaraciones a la BBC.
Durante la paralización de las obras, el equipo científico realizó filmaciones detalladas de los animales fosilizados, e incluso realizaron modelos en 3D de los esqueletos. Después, pusieron a salvo los huesos para continuar sus investigaciones en los laboratorios. Tras analizar las imágenes y a pesar de que once de estos ejemplares no se han podido clasificar, comprobaron que en el 'cementerio' había 40 cetáceos en perfecto estado de conservación. En su estudio, recién publicado en la revista Royal Society, los científicos detallan que los esqueletos no presentan lesiones ni signos de depredación, ya que vararon en una región casi desértica.
Los científicos estudiaron los fósiles 'in situ' aprovechando la ampliación de la carretera Panamericana I NSTITUTO SMITHSONIAN |
Junto a estos cetáceos también habían esqueletos de especies desaparecidas como la llamada ballena morsa, una especie de delfín cuyo rostro se parecía al de una morsa, e incluso perezosos acuáticos.
Para explicar el varamiento masivo de ballenas, los autores de la investigación proponen que las toxinas generadas por algas nocivas acabaron con estos grandes cetáceos. Lo más probable, en su opinión, es que la proliferación de estas algas y la liberación de toxinas envenenaran a los animales marinos de los que se alimentaban las ballenas. Tras el envenenamiento, los cetáceos murieron rápidamente en el mar y después las olas arrastraron sus cadáveres flotantes a la costa, donde quedaron sepultados.
Los científicos también comprobaron que las 40 ballenas quedaronenterradas a cuatros niveles distintos; es decir, sus muertes no se produjeron a la vez sino que en realidad hubo cuatro varamientos distintos, separados por miles de años. A lo largo del tiempo, se llegaron a acumular los sedimentos que las dejaron sepultadas.
Con relación al origen del envenenamiento, los autores del estudio creen que algunos minerales que contienen hierro y viajan por las aguas que recorren la costa occidental de Sudamérica provocan la proliferación de algas nocivas.
El Cerro Ballena se considera uno de los yacimientos de fósiles marinos más importantes del mundo. Los científicos creen que todavía quedan centenares de animales bajo la arena del desierto que podrían desenterrarse. De hecho, la Universidad de Chile pretende instalar un centro de investigación en Atacama para continuar explorando esta mina de criaturas prehistóricas.
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