Actualmente las redes sociales han cobrado una fuerza
inusitada que se va acrecentando día a día; tal es el caso de Twitter, un
medio donde con tan solo 140 caracteres se puede escribir desde banalidades hasta
temas de verdadera trascendencia.
La libertad de expresión en esta red social se puede ver
coartada de manera abrupta. En esta ocasión, me enfocaré en temas de política,
donde los ánimos se ‘calientan’ y es común ver que cuando no se está de acuerdo
con las ideas radicales de los
seguidores de un político (AMLO o EPN), se desatan agresiones, insultos y amenazas; y en casos
más severos, la unión de grupos de radicales para “SPAMEAR” cuentas ‘indeseadas’
y ‘tirarlas’. Yo fui ‘víctima’ hace unos meses de estas agresiones, cuando al
enviar ligas de artículos que hablaban sobre Andrés Manuel López Obrador,
fui amenazada por sus fieles seguidores,
quienes en tan solo unas horas, lograron que Twitter ‘desapareciera’ mi cuenta.
Este ejemplo refleja la intolerancia por
parte de personas que sacan a relucir sus frustraciones a través de este medio,
sin considerar que ante todo, el RESPETO hacia las ideas políticas de los demás
debe prevalecer, sin importar la
diversidad de tendencias.
Debemos reflexionar y detener estos exabruptos, pues de lo
contrario podría darse el caso de “autocensurarnos” por temor a ser agredidos…
Mi pregunta es: ¿Hasta dónde debemos permitir que la
intolerancia se anteponga a nuestro libre derecho a expresarnos?
Mi reflexión se deriva del artículo escrito por uno de los tuiteros más aguerridos de Twitter, (Milo, a quien pueden ubicar como @emerihz), cuya inteligencia para sortear a este tipo de personas, es única.
Helena.
“¡Esos Malditos tuiteros!”
Mucho se ha hablado y elogiado sobre el carácter “libre” de
las redes sociales como facebook y Twitter, pero lo cierto es que existe la
censura y ésta viene de los propios usuarios, personas que comparten intereses
comunes y se organizan para buscar y hostilizar a los que no comulgan con sus
ideas, preferentemente políticas, algo que yo he llamado genéricamente
“Campañas del Terror”.
Yo como usuario asiduo de Twitter puedo dar mi testimonio
sobre tales comportamientos, para lo que he aseverado anteriormente me baso en
la evidencia escrita por dichas personas, no en rumores ni chismes. La gente
que describo, en muchos casos, únicamente utiliza su contacto en Twitter para
liberar todo el odio que los caracteriza, ya no se trata de libertad de
expresión, es el abuso de este derecho acompañado de una determinación total
para reprimir la crítica adversa y exterminarla por medio del hostigamiento
constante, la rutina de las campañas del terror.
Uno podría considerar la hipótesis de «ustedes (mis amigos y
yo) son los que provocan», a esto yo replico que la diferencia está en que
nosotros –para quienes Twitter es un
medio de distracción, usamos el mismo derecho de escribir y decir lo que se nos
pegue la gana, la diferencia está en que no vamos a buscar extraños para
agredirlos.
Ahora, para estos grupos radicales existen temas tabú sobre
los cuales hacer el chiste más inocente implica sufrir las consecuencias de
atreverse a tocar lo intocable, eso desde mi punto de vista los hace
repugnantes en demasía, pues, como se dice de forma corriente, «se llevan y no
se aguantan». A su vez he leído una infinidad de comentarios burlones, además
de escritos en el lenguaje más soez sobre el ex presidente Calderón, Lujambio,
etcétera... Esa actitud de atacar con tanta ira a los que no están dentro de
sus simpatías y ofenderse al punto de la indignación absoluta sólo indica una
cosa, fanáticos con doble moral, a modo, gusto y conveniencia a sus intereses
mezquinos.
Un ejemplo perfecto de esta moral torcida y la rabia que
conlleva se dio con el evento del primero de diciembre, para los radicales de
izquierda es permisible hablar del «glorioso principio de la primavera
mexicana» (sic) o que «la revolución ha comenzado» (sic) pero es totalmente
reprobable hacer algún comentario sobre Uriel Sandoval que no sea para lamentar
su tragedia o utilizar su accidente como incentivo de lucha y resistencia al
«malvado gobierno impuesto» (sic). Particularmente en lo que a mí se
refiere, he recibido cualquier cantidad
de adjetivos peyorativos y mentadas de madre por aplicar mi sátira pesada a los
temas intocables de estos extremistas; como cuando parodié la canción Chilanga
Banda y la volví “La Chilanga Banda de Uriel Sandoval" o por uno de mis
tuits más celebrados donde criticaba con humor la irresponsable acción del
porro de la tercera edad, ePIGmenio Ibarra, al declarar que una persona había
muerto.
La censura existe, las redes sociales no son lo que se
proclama con tanto fervor utópico... De cualquiera forma por las cosas que
mencioné y otras más, mis amigos y yo, junto con otros que no conocemos pero
opinan como nosotros, nos hemos ganado a pulso con mucho orgullo y no menos
lisonja por parte de estos extremistas-radicales-locos-fanáticos varios
apelativos honoríficos, mi favorito, “¡esos malditos tuiteros!”
Milo @emerihz
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