Uno de los aspectos dignos de atención tras la fuga de “El Chapo” Guzmán ha sido la narrativa del gobierno del presidente Peña Nieto. Entre asombrado y deslumbrado, el gobierno que un día se empeñó en eliminar las imágenes e historias de violencia de los medios electrónicos, terminó construyendo una chapologética.
El jueves, en una extraordinaria entrevista con Adela Micha en Televisa, el comisionado nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido, se dijo y mostró sorprendido por lo que ocurrió. Cámara al hombro, recorrieron pasillos del penal de Almoloya (supongo que pronto será demolido), explicando cómo deben funcionar esclusas, cámaras de seguridad. Se metieron a la famosa celda 20 del módulo 1, donde Rubido detalló la fuga con puntualidad de académico en un aula de posgrado.
Su rostro era de derrota, pero hablaba de la “impredecible fuga” casi como un inigualable acto de magia. El túnel de 80 centímetros, el hoyo de 50 por 50… Colaba frases tipo “es una fuga que lastima a todos los mexicanos”, pero lo toral era una descriptiva que se postraba ante la inteligencia y habilidad de la exitosa operación.
La chapologética había comenzado el lunes 13 en la conferencia del secretario Osorio Chong, pues por lo escuchado sólo un genio clase Hannibal Lecter podría escapar de una cárcel tan bien evaluada y vigilada.
Siguieron numerosas visitas guiadas al museo de Almoloya. Se encartaron páginas en los diarios e insertaron spots en radio y televisión para ofrecer 60 millones de pesos de recompensa por un forajido formidable.
La procuradora Arely Gómez confirmó que Estados Unidos presionaba para extraditar a “El Chapo”. Cada que un funcionario hablaba, agigantaba la leyenda. Qué necesidad había de recrear una derrota gravísima.
El balance siete días después no parece ser el horizonte racional ni la recuperación de la credibilidad, sino el ridículo. Los mexicanos y el mundo se burlan de México.
Editoriales en los diarios y sitios internacionales, videos en la televisión de Taiwán, caricaturas de Alexsandro Palomo: México es un hazmerreír. Y a ello ha contribuido esa suerte de alabanza del gobierno. ¿Quién diseñó esta apología de la corrupción y la incompetencia; el encumbramiento de la leyenda del primer hombre que se fugó de un penal de alta seguridad en México, el único que se ha fugado de Almoloya y, por ende, el único que se ha fugado dos veces de cárceles extremas?
El presidente Peña Nieto dijo el viernes que sólo la captura reparará el agravio. Difícil. No lo creo. El daño institucional y de imagen está hecho. Por eso cuesta comprender la estrategia de hacer grande y notorio el fracaso. De exponerse a la burla y el menosprecio.
El nintendo del procurador Carpizo y el diamante del fiscal Montes fueron, literalmente, juegos de niños frente a la chapologética.
Leído en
http://www.vanguardia.com.mx/columnas-quellevoalgobiernoacrearlachapologetica-2353870.html
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