El Fuego |
Llegará el día en que después de aprovechar el espacio,
los vientos, las mareas y la gravedad;
aprovecharemos para Dios las
energías del amor.
Y ese día por segunda vez en la historia del mundo,
Canta el espíritu del fuego
Surjo de pronto
entre dos cosas
enfrentadas, frotadas
rápidamente y con violencia.
Dicen de mí que ardo.
Me llaman fée
o feu
o fuego,
me llaman llama.
Toman mi nombre
y llaman fée a sus espíritus.
Soy pura consunción.
Voy en tumulto de las cosas
a las moléculas de la atmósfera:
¡Ah, sí: encaminarse a la extinción!
¡Qué alivio saber que naceré de nuevo!
En mí se encarna la revolución.
Estoy del todo madura
en el momento
del nacimiento.
Soy ya un rincón de calor peligroso
en el momento
del nacimiento.
No sólo eso:
Me pierdo a cada instante,
y no hay imagen mía
que pueda en un momento
atraparme del todo.
Como la gente misma es ilusión
no ve de mí más que una ilusión.
Soy la misma embriaguez transparente.
Me caso con la mujer llamada oxígeno
y cantando una canción de amor eterno
al instante me esfumo en el aire delgado.
Soy el fuego.
Soy el espíritu.
Makoto Ooka
versión de Aurelio Aslain
“Fuegos”
Cada persona brilla con luz propia
entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales.
Hay fuegos grandes y fuegos chicos
y fuegos de todos los colores.
Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento,
y hay gente de fuego loco, que llena el aire de chispas.
Algunos fuegos, fuegos bobos,
no alumbran ni queman;
pero arden la vida con tantas ganas
que no se puede mirarlos sin parpadear,
y quien se acerca, se enciende.
Eduardo Galeano
De “El libro de los abrazos”
El fuego
En la madera que se resuelve en chispa y llamarada
luego en silencio y humo que se pierde
miraste deshacerse con sigiloso estruendo tu vida
Y te preguntas si habrá dado calor
si conoció alguna de las formas del fuego
si llegó a a rder e iluminar con su llama
De otra manera todo habrá sido en vano
Humo y ceniza no serán perdonados
pues no pudieron contra la oscuridad
—tal leña que arde en una estancia desierta
o en una cueva que sólo habitan los muertos
José Emilio Pacheco
De: Islas a la deriva
XXIV
Dos rojas lenguas de fuego...
Dos rojas lenguas de fuego
que, a un mismo tronco enlazadas,
se aproximan, y al besarse
forman una sola llama;
dos notas que del laúd
a un tiempo la mano arranca,
y en el espacio se encuentran
y armoniosas se abrazan;
dos olas que vienen juntas
a morir sobre una playa
y que al romper se coronan
con un penacho de plata;
dos jirones de vapor
que del lago se levantan
y al juntarse allá en el cielo
forman una nube blanca;
dos ideas que al par brotan,
dos besos que a un tiempo estallan,
dos ecos que se confunden,
eso son nuestras dos almas.
Gustavo adolfo bécquer
Fuego mudo
A veces el silencio
convoca algarabías
parodias de coraje
espejismos de duende
tangos a contrapelo
desconsoladas rabias
pregones de la muerte
sed y hambre de vos
pero otras veces es
solamente silencio
soledad como un roble
desierto sin oasis
nave desarbolada
tristeza que gotea
alrededor de escombros
fuego mudo
Mario Benedetti
Fuego y hielo
El mundo acabará, dicen, presa del fuego;
otros afirman que vencerá el hielo.
Por lo que yo sé acerca del deseo,
doy la razón a los que hablan de fuego.
Mas si el mundo tuviera que sucumbir dos veces,
pienso que sé bastante sobre el odio
para afirmar que la ruina sería
quizás tan grande,
y bastaría.
Robert Frost
Es hielo abrasador, es fuego helado
Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.
Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde, con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.
Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero parasismo;
enfermedad que crece si es curada.
Este es el Niño Amor, este es su abismo:
¡mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!
Francisco de Quevedo y Villegas
Chacarera del fuego
Fueguito que vas quemando
sangre quieta de la leña
dame el calor que me falta
para desvelar mi pena
Estirate amigo viejo
no me pidas más madera
que me queda la guitarra
con seis cuerdas compañeras
Acompáñame despacio
no hay pa’ que darnos prisa
que en las brasas del infierno
yo también seré ceniza
Caricias a fuego lento
en to’ el trigo de tu pan
cuando ya no quede nadie
solito te apagarás
Fueguito que vas bailando
canciones y melodías
desde el horizonte llamas
llegan las traen del día
Con quebracho o algarrobo
con ciprés o palo santo
entibiando vas la noche
y vas crujiendo en el llanto
Fueguito que vas quemando
cartas grises de nostalgia
déjame cantar tu canto
y embriagarme de tu magia
Caricias a fuego lento
en to’ el trigo de tu pan
cuando ya no quede nadie
solito te apagarás
Alberto Rojo
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