Diana Belástegui |
Tal para cual
Vicky quería, ante todo, ser hermosa. Creía que la belleza traía aparejado el amor y la admiración de hombres y mujeres. Cuando lo conoció creyó que su problema estaba solucionado. No era atractivo, pero servía para sus fines.
Marcelo tenía obsesión por la comida. Creía que la felicidad estaba en la saciedad. Cuando la conoció creyó que era tonta, pero servía para sus fines.
A ella le sobraba carne para ser perfecta y él era un antropófago declarado.
¡La pareja ideal en tiempos insanos!
Se casaron un mes de agosto. En enero ella tenía un treinta por ciento menos de tejido adiposo y unas cuantas cicatrices bien disimuladas y para octubre él tenía una muela rota por intentar masticar un fémur.
Hat otras formas, pero cada quién
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