lunes, 25 de julio de 2016

Claudia Altamirano - Zoológicos en México: el show debe terminar

Los animales en cautiverio en México habitan un centenar de zoológicos pensados para la conservación de las especies, pero que en la práctica sirven sólo para darles albergue -frecuentemente en condiciones indignas- y para entretenimiento humano. Los ejemplares ocupan espacios sucios, reducidos, muchas veces infecciosos; algunos lucen demasiado delgados, otros están mutilados y hasta 20% de ellos han sido confiscados por la autoridad en un intento por frenar el tráfico ilegal.

La fiscalía ambiental (Profepa) reveló esta semana algunos resultados de su programa de Inspección a Zoológicos durante el último año. La Profepa inspeccionó el estado de 20.739 aves, mamíferos y reptiles, de los cuales aseguró 4.186 de 58 zoológicos (más de la mitad de estos espacios) que no pudieron acreditar la legal procedencia de los ejemplares. De ellos, 133 (3%) fueron decomisados por malos tratos, lo que según la institución no consiste en lesiones o deterioro físico, pero las condiciones de su albergue “no cumplían con las medidas necesarias para garantizar el trato digno y respetuoso”.










Según la procuraduría, el peor de los casos que atestiguaron fue el del parque zoológico Ostimuri, del norteño Estado de Sonora, de donde confiscaron los 120 animales que lo habitaban por las afectaciones que dejó una inundación ocurrida hace un año. Sin embargo, la muerte de dos primates quedó fuera del registro, el orangután Jambi, en julio de 2015 y el chimpancé Lio, en marzo de este año, ambos en el zoológico más importante de México: Chapultepec.

Inmerso en el enorme bosque del mismo nombre -que es considerado el pulmón de la Ciudad de México- este zoológico está sumido también en una polémica por las constantes muertes de animales que ha registrado. En lo que va de 2016 lleva cuatro, la de Lio y otras tres en lo que va de julio: una leona que tenía un tumor maligno en un codo, un bisonte y el gorila Bantú, todos de especies en peligro de extinción.

Pero los fallecimientos no son el único problema en Chapultepec. En un recorrido realizado por EL PAÍS, fue fácilmente perceptible el daño de algunos de los animales de este zoológico, así como las fallas en las condiciones del lugar. El tigre de Siberia tiene la cola cortada; el papión sagrado tiene una malla electrificada para que no pueda escapar; el olor en el estanque de los hipopótamos, que es “normal” según la descripción a la entrada, es intolerable y dista mucho del estanque ubicado en el zoológico de San Juan de Aragón, donde el agua es verde e inodora; pero quizá la imagen más preocupante es la de los lobos, mexicano y canadiense. Ambos son especies en peligro y los ejemplares que tiene Chapultepec están casi en los huesos, con la piel descamada y la mirada perdida.

Esta es una de las especies que han sido más descuidadas en los zoológicos de la Ciudad de México, según una denuncia del Partido Ecologista ante el congreso local. En 2009, tres cachorros de lobo mexicano murieron y el personal lo notó dos días después, cuando hallaron los cuerpos descompuestos. En 2012, cuatro cachorros más murieron de inanición, “la madre decide no amamantar y los empleados determinan la causa de muerte de los lobos como natural, lo que no dicen es que los animales no fueron amamantados y cuando fueron encontrados estaban en estado de descomposición”, refiere el diputado priista Adrián Ruvalcaba, quien ha solicitado la comparecencia de la secretaria de Medio Ambiente de la Ciudad, Tanya Müller, para que explique la situación de estos centros en los primeros días de agosto.

Ruvalcaba dijo que, de manera particular, la Comisión de Administración Pública cuestionará a Müller sobre la utilización de los 90 millones de pesos que fueron asignados este año para los zoológicos, así como el destino de los recursos que reciben como seguro por la muerte de cada animal, que en el caso del gorila Bantú fue de cerca de un millón y medio de pesos (unos 79.000 dólares) y del bisonte 600.000 pesos (31.500 dólares).

El dinero de ese seguro debe utilizarse para el reemplazo del ejemplar o el mejoramiento de las condiciones del lugar, sin embargo, según el legislador local, se destina a otros rubros. “Se acaba de remodelar la oficina de la directora pero no hay dinero para los animales, para medicamentos, las jaulas, la higiene”, sentenció Ruvalcaba.

Los grupos ambientalistas han protestado por las muertes de los animales y han exigido el cierre del zoológico de Chapultepec. El alcalde Miguel Mancera descartó esta posibilidad pero anunció que podría convertirse en un parque ecológico, lo que dependerá de los resultados de necropsia de Bantú y la hembra de bisonte. La secretaria de Medio Ambiente confirmó que está analizando este nuevo esquema e informó que, por lo pronto, el Gobierno local decidió no adquirir más animales desde 2015.

Para la transformación del zoológico de Chapultepec de un centro de exhibición animal a uno de conservación, la secretaría está por firmar un convenio de colaboración con la organización Proyecto Gran Simio, según dijo su directora, Paulina Bermúdez. “Lo que hacen los zoológicos es preservación, no conservación. La investigación científica que hacen es sobre enfermedades que no existen en la vida libre”, explicó la animalista, quien ha exigido que estos centros dejen de ser un entretenimiento para los humanos y se conviertan en santuarios.

El zoológico de Chapultepec no es el único con problemas. El llamado ‘Club de los animalitos’, en el central Estado de Puebla, conservaba en congeladores 40 cadáveres de distintas especies y fue descubierto por la Profepa en 2015, por ejemplo. Pero Chapultepec es el más importante del país, según la misma institución, el más visitado y el que ha registrado más fallecimientos. La secretaría de Medio Ambiente de la capital (Sedema) no estuvo disponible para responder las preguntas de este diario.

Bantú, el mártir de la causa animal

La muerte del gorila Bantú a principios de julio prendió fuego al añejo problema del abandono y maltrato animal. El primate falleció por la presunta negligencia en su manejo al ser trasladado al occidental Estado de Jalisco para su reproducción con dos hembras, lo que encendió la inconformidad de los animalistas y ha ido destapando desde entonces las irregularidades en el tratamiento a los ejemplares. El zoológico de Chapultepec ha sido severamente cuestionado las últimas semanas por esta muerte y la del bisonte, que se suman a las de Lío y Jambi, otros primates cuya vida terminó en circunstancias dudosas.

“Yo les advertí de las condiciones antihigiénicas de Jambi”, señala María Elena Hoyo, exdirectora del zoológico de Chapultepec que vio nacer y crió al orangután. “No tenían ni focos infrarrojos en su lugar, los trabajadores me decían que se moría de frío”.

Jambi murió –según los resultados de la necropsia que el Gobierno clasificó y después liberó- por una infección causada por la bacteria leptospira, que se encuentra en aguas contaminadas por la orina de roedores. De acuerdo con Hoyo, para enfermar por esta bacteria es necesario exponerse a ella mucho tiempo, lo cual indica que el agua en el albergue de orangután no era saneada con suficiente frecuencia.

Lío, por su parte, murió por una insuficiencia cardiorespiratoria, pero una visitante del zoológico denunció que el animal convulsionó y el personal no acudió a atenderlo durante unos 20 minutos, aunque ella dio aviso a las autoridades.

Bantú era el último gorila macho en México, lo cual significaría que si la Sedema ya no adquiere más animales, cuando las hembras mueran, se acabará la especie en este país, confirmó la directora de Proyecto Gran Simio. Aunque de haber sido posible la reproducción, las crías tendrían que vivir siempre en un zoológico, como sus padres. “Si se hubiera logrado el hijo de Bantú no habría terminado en África”, dijo Paulina Bermúdez.



Un ejemplar de lobo mexicano en el zoológico de Chapultepec luce muy delgado, con el pelo descuidado y lo que parece una infección en el rostro.

El elefante del zoológico de San Juan de Aragón tiene en el lomo unos zurcos de color verdoso en la piel. La autoridad local no estuvo disponible para explicar esta situación.

Visitantes del zoológico de San Juan de Aragón, al norte de la Ciudad de México, toman fotografías del lobo marino de California. Los defensores de los derechos animales exigen que no sean utilizados para el entretenimiento humano, pues muchos son sometidos a condiciones dañinas para poder ser expuestos, y sufren de estrés con los gritos de los visitantes.

El zoológico de San Juan de Aragón tiene un área llamada 'Antiguo zoológico' que se encuentra en remodelación pero los animales siguen allí, en condiciones dañinas para su salud o integridad.

Los hipopótamos del zoológico de Chapultepec están en un estanque que despide un olor intolerable para los visitantes. La descripción del animal, ubicada ante el estanque, afirma que el olor y el color del agua es normal porque estos animales necesitan lodo para su piel, pero el estanque de San Juan de Aragón luce mucho más limpio e inodoro.

El zoológico de San Juan de Aragón tiene un área llamada 'Antiguo zoológico' que se encuentra en remodelación pero los animales siguen allí, en condiciones dañinas para su salud o integridad.

El tigre de Siberia ubicado en el zoológico de Chapultepec tiene la cola cortada. Las autoridades locales no estuvieron disponibles para explicar esta situación.

Los zoológicos de Chapultepec y de San Juan de Aragón reciben todos los días decenas de visitantes que acuden a mirar a los animales.

El papión sagrado del zoológico de Chapultepec tiene una malla electrificada en su espacio para evitar que se escape.

El papión sagrado tiene zonas del lomo sin pelo, lo que podría ser producto de un acicalamiento excesivo entre los dos ejemplares, por el estrés, según explicó la directora del Proyecto Gran Simio, Paulina Bermúdez.

Una visitante del zoológico de San Juan de Aragón tomó en 2015 esta imagen del lobo mexicano

La exdiectora del zoológico de Chapultepec hasta 1997, María Elena Hoyo, ingresó en 2015 a estas instalaciones para revisar las condiciones en que murió el orangután Jambi, en julio de ese año, y tomó fotografías para documentarlo. Esta imagen es de las rejas que resguardan a los animales, entre su zona de descanso y el pasillo de manejo.

Imagen de las instalaciones eléctricas en el zoológico de Chapultepec, capturada por la exdirectora María Elena Hoyo.

El área de preparación de alimentos para los primates era ocupada como "cuarto de estar" para el trabajador del área, según la exdirectora del zoológico de Chapultepec. Esta zona "no sólo debería haber estado despejada y limpia, sino incluso sanitizada", dijo María Elena Hoyo.

Tablero de controles en las instalaciones del zoológico de Chapultepec.

Esta imagen corresponde a los hidrantes, "cuyas mangueras no fueron renovadas pese a contar con instalaciones eléctricas bajo condiciones de alto riesgo", denunció la exdirectora del zoológico de Chapultepec. Tampoco hay un extintor.

Esta imagen es de las paredes del recinto interior del zoológico de Chapultepec, que están filtradas por la humedad, "con el daño que ello puede causar en los pulmones de estos primates, que al igual que nosotros pueden sufrir las malas o incluso letales consecuencias de vivir bajo condiciones carentes en materia sanitaria y de humedad", advirtió Hoyo.

Leído en  http://internacional.elpais.com/internacional/2016/07/24/mexico/1469313398_092806.html




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