"Extraño a mis padres", ha declarado Benjamín Serment. Y esas cuatro
palabras han bastado para reabrir el debate sobre uno de los crímenes
sacudieron a la capital mexicana. El joven, de 22 años, está acusado de
ser el autor intelectual del homicidio de su padre, el cineasta León Serment,
y el de su madre, Adriana Rosique, unas semanas después. "Espero que
esto se resuelva, poder seguir con mi vida", pide durante una entrevista
desde la cárcel el presunto parricida. Pero ni el traje beige, ni los
barrotes, ni su mirada perdida y versión de hijo abandonado logran
convencer al espectador.
Durante una entrevista a la cadena mexicana Televisa, el presunto
parricida reconoce que no tenía una "buena relación con sus padres".
Pero habla de "pequeños problemas" y no de querer coser a puñaladas a
uno y colgar a la otra. El periodista Joaquín López Dóriga insiste:
"¿Alguna vez llegó al punto de querer matarlos?". "No, matar a alguien
me parece, no sólo un acto de barbarie, sino que también es...[hace una
pausa y cierra los ojos] Nadie puede juzgar", zanja finalmente el
acusado. Él permanecerá en prisión hasta que comience el juicio, por el
que enfrenta hasta 70 años de cárcel.
El pasado 27 de agosto todo el mundo creyó que al director de cine León Serment lo habían matado
al oponerse en un asalto en plena calle. Pero había datos que no
cuadraban. Doce puñaladas mortales eran muchas para un atracador. Su
hijo, Benjamín, presente en ese momento y "sometido" por los asaltantes,
no pidió ayuda cuando los soltaron, según las investigaciones de la
Fiscalía. Se fue a su casa, dejó al perro y regresó con su padre. La Fiscalía apunta a que el hijo "no prestó el debido auxilio" para salvarlo. Minutos más tarde, Benjamín llamó a su madre. Le dijo que había ocurrido una "tragedia", que su padre había muerto.
Tres semanas después apareció el cuerpo de una mujer colgando de una
cuerda, atada a la ventana de un segundo piso. Todo apuntaba a que
Adriana Rosique había sido superada por la tragedia de su esposo y se
había suicidado. Los investigadores no imaginaron, en un principio, que
la puerta de la casa la había dejado abierta Benjamín, que había entrado
a matarla la misma pareja que se encargó del asesinato de León Serment.
Según confiesa el propio Benjamín en la entrevista: conocía a los
asesinos. Su novia, Pamela, era amiga de hace años de Sarahi, una de las
presuntas autoras materiales del doble crimen. El otro acusado es su
novio, Alejandro. Lo que niega varias veces Benjamín es haber pagado
200.000 pesos (10.500 dólares) a la pareja para que matara a
sus padres. También niega el sospechoso encuentro que mantuvieron los
cuatro en una estación de metro días antes de los crímenes.
Benjamín cuenta en la entrevista que ha sido tratado por un
psiquiatra antes. Las malas relaciones con sus padres fueron provocadas
porque, según matiza, "ellos eran personas difíciles, no mostraban sus
sentimientos". "Yo solo quería desaparecer, distanciarme", añade.
Los motivos
que podría tener el hijo para matar a sus padres siguen siendo un
misterio. La hipótesis sobre el seguro de vida que cobraría tras la
muerte de ambos no está confirmada. Ante la pregunta, de "¿por qué lo
haría?" él sólo responde: "Si todo lo que declaran es cierto, ¿por qué
acompañé a mi padre a la calle? Yo no hubiera salido". Sobre la muerte
de su madre, no aclara nada más.
Leído en http://internacional.elpais.com/internacional/2016/10/12/mexico/1476307090_165973.html
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