El espectro del estancamiento persistente en la economía global sigue vivo. Esa incertidumbre se refleja en las últimas previsiones que el Fondo Monetario Internacional publica para todas las regiones del planeta. América Latina sufrirá así una contracción del 0,6% este año, dos décimas más severa de lo que predijo hace solo tres meses. La esperanza del organismo, en cualquier caso, sigue siendo que logre repuntar hasta alcanzar un crecimiento del 1,6% en 2017.
La recuperación está siendo por lo general precaria, como señala su consejero económico, Maurice Obstfeld. La proyección es que la economía global se expanda a un ritmo del 3,1% este año y del 3,4% el próximo, como ya anticipó en julio. La buena noticia es que el crecimiento de las economías emergentes y en desarrollo se acelerará por primera vez en seis años, hasta alcanzar un 4,2% en 2016 y de ahí subir al 4,6% en 2017. Pero el potencial a largo plazo es menor.
Como indica Obstfeld, el ritmo actual de expansión es aún bajo en todo el mundo, especialmente en el grupo de los países en desarrollo. “El crecimiento de estas economías continuará siendo desigual y generalmente débil”, advierte. Es cierto que las tensiones externas se moderaron gracias a las expectativas de bajos tipos de interés en las economías avanzadas. Pero hay múltiples piezas aún en movimiento que presionan a la baja de la actividad económica.
Estos desequilibrios afloran cuando se desmenuzan las tablas de América Latina país a país. El repunte para el año próximo en la región se explica porque las condiciones en la mayor potencia de la región empiezan a estabilizarse. Brasil se contraerá un 3,3% este año, como anticipó el pasado mes de julio. De ahí recuperará y retomará de nuevo la senda del crecimiento, para registrar una expansión del 0,5% en 2017, también similar a lo que indicó hace tres meses.
El FMI asume que la rebaja de la tensión y de la incertidumbre política tendrán un efecto positivo en la recuperación "gradual" de la economía brasileña, tras tocar fondo a final de este año. También observa que se recupera de los choques que sufrió por el desplome del precio de las materias primas. Pero los técnicos consideran imperativo reforzar la confianza para despegar del estancamiento, con medidas que incentiven la inversión.
Reformas estructurales
México, sin embargo, ve como su crecimiento se recorta cuatro décimas este año y tres para el que viene. El FMI calcula ahora una expansión del 2,1% para la segunda economía de la región este 2016, lo que representa una desaceleración respecto al 2,5% el pasado ejercicio. Se explica por el pobre rendimiento de las exportaciones en la primera mitad del año y el débil crecimiento de Estados Unidos. El rebote sería modesto, de solo de dos décimas, a un 2,3% en 2017 aunque a medio plazo podría llegar al 2,9% cuando las reformas estructurales empiecen a dar sus frutos.
Venezuela es de lejos el país con más problemas. Su economía se contraerá un 10% este año y otro 4,5% el próximo, que se sumarán al 6,2% que tuvo en negativo en el ejercicio 2015. En su caso no cambia nada respecto a la proyección de julio. La otra economía que está en recesión es la ecuatoriana, con una contracción del 2,3% en 2016 que se agravará cuatro décimas en 2017. En ambos países, su evolución dependerá del comportamiento de la energía.
Argentina, por su parte, acaba de iniciar un proceso de transición hacia otro marco de política económica. El coste de su aplicación, sin embargo, es mayor del esperado. Eso provocará que el rendimiento de su economía sea peor de lo previsto. Este año se contraerá un 1,8%, dos décimas más intensa que lo dicho en julio. El crecimiento, en cualquier caso, se irá reforzando hasta lograr una expansión del 2,7%, similar a la que tendrá Colombia.
Fortalecer el crecimiento
Como otros exportadores de materias primeras, la economía colombiana sufrirá una desaceleración, desde el 3,1% en 2015 al 2,2% este 2016. Es tres décimas menos de lo que se pronosticó en julio. Lo mismo sucede con Chile, cuyo crecimiento cae al 1,7% de un 2,3% el año pasado. Perú se desmarca del resto con un sólido crecimiento del 3,7% el presente ejercicio, que superará el 4% en 2017 gracias a la actividad en el sector minero y la inversión pública.
El FMI considera que el tipo de cambio es la primera línea de defensa que tienen estas economías para afrontar la incertidumbre global. El paso de las fuertes depreciaciones a la inflación está siendo relativamente limitado. Las medidas de tipo fiscal, sin embargo, dan poco margen. La prioridad pasa por orientar las políticas hacia sectores que permitan reforzar el crecimiento potencial. "Es un bueno momento para invertir en infraestructuras y educación", concluye Obstfeld.Como indica Obstfeld, el ritmo actual de expansión es aún bajo en todo el mundo, especialmente en el grupo de los países en desarrollo. “El crecimiento de estas economías continuará siendo desigual y generalmente débil”, advierte. Es cierto que las tensiones externas se moderaron gracias a las expectativas de bajos tipos de interés en las economías avanzadas. Pero hay múltiples piezas aún en movimiento que presionan a la baja de la actividad económica.
Estos desequilibrios afloran cuando se desmenuzan las tablas de América Latina país a país. El repunte para el año próximo en la región se explica porque las condiciones en la mayor potencia de la región empiezan a estabilizarse. Brasil se contraerá un 3,3% este año, como anticipó el pasado mes de julio. De ahí recuperará y retomará de nuevo la senda del crecimiento, para registrar una expansión del 0,5% en 2017, también similar a lo que indicó hace tres meses.
El FMI asume que la rebaja de la tensión y de la incertidumbre política tendrán un efecto positivo en la recuperación "gradual" de la economía brasileña, tras tocar fondo a final de este año. También observa que se recupera de los choques que sufrió por el desplome del precio de las materias primas. Pero los técnicos consideran imperativo reforzar la confianza para despegar del estancamiento, con medidas que incentiven la inversión.
Reformas estructurales
México, sin embargo, ve como su crecimiento se recorta cuatro décimas este año y tres para el que viene. El FMI calcula ahora una expansión del 2,1% para la segunda economía de la región este 2016, lo que representa una desaceleración respecto al 2,5% el pasado ejercicio. Se explica por el pobre rendimiento de las exportaciones en la primera mitad del año y el débil crecimiento de Estados Unidos. El rebote sería modesto, de solo de dos décimas, a un 2,3% en 2017 aunque a medio plazo podría llegar al 2,9% cuando las reformas estructurales empiecen a dar sus frutos.
Venezuela es de lejos el país con más problemas. Su economía se contraerá un 10% este año y otro 4,5% el próximo, que se sumarán al 6,2% que tuvo en negativo en el ejercicio 2015. En su caso no cambia nada respecto a la proyección de julio. La otra economía que está en recesión es la ecuatoriana, con una contracción del 2,3% en 2016 que se agravará cuatro décimas en 2017. En ambos países, su evolución dependerá del comportamiento de la energía.
Argentina, por su parte, acaba de iniciar un proceso de transición hacia otro marco de política económica. El coste de su aplicación, sin embargo, es mayor del esperado. Eso provocará que el rendimiento de su economía sea peor de lo previsto. Este año se contraerá un 1,8%, dos décimas más intensa que lo dicho en julio. El crecimiento, en cualquier caso, se irá reforzando hasta lograr una expansión del 2,7%, similar a la que tendrá Colombia.
Fortalecer el crecimiento
Como otros exportadores de materias primeras, la economía colombiana sufrirá una desaceleración, desde el 3,1% en 2015 al 2,2% este 2016. Es tres décimas menos de lo que se pronosticó en julio. Lo mismo sucede con Chile, cuyo crecimiento cae al 1,7% de un 2,3% el año pasado. Perú se desmarca del resto con un sólido crecimiento del 3,7% el presente ejercicio, que superará el 4% en 2017 gracias a la actividad en el sector minero y la inversión pública.
El FMI considera que el tipo de cambio es la primera línea de defensa que tienen estas economías para afrontar la incertidumbre global. El paso de las fuertes depreciaciones a la inflación está siendo relativamente limitado. Las medidas de tipo fiscal, sin embargo, dan poco margen. La prioridad pasa por orientar las políticas hacia sectores que permitan reforzar el crecimiento potencial. "Es un bueno momento para invertir en infraestructuras y educación", concluye Obstfeld.Como indica Obstfeld, el ritmo actual de expansión es aún bajo en todo el mundo, especialmente en el grupo de los países en desarrollo. “El crecimiento de estas economías continuará siendo desigual y generalmente débil”, advierte. Es cierto que las tensiones externas se moderaron gracias a las expectativas de bajos tipos de interés en las economías avanzadas. Pero hay múltiples piezas aún en movimiento que presionan a la baja de la actividad económica.
Estos desequilibrios afloran cuando se desmenuzan las tablas de América Latina país a país. El repunte para el año próximo en la región se explica porque las condiciones en la mayor potencia de la región empiezan a estabilizarse. Brasil se contraerá un 3,3% este año, como anticipó el pasado mes de julio. De ahí recuperará y retomará de nuevo la senda del crecimiento, para registrar una expansión del 0,5% en 2017, también similar a lo que indicó hace tres meses.
El FMI asume que la rebaja de la tensión y de la incertidumbre política tendrán un efecto positivo en la recuperación "gradual" de la economía brasileña, tras tocar fondo a final de este año. También observa que se recupera de los choques que sufrió por el desplome del precio de las materias primas. Pero los técnicos consideran imperativo reforzar la confianza para despegar del estancamiento, con medidas que incentiven la inversión.
Reformas estructurales
México, sin embargo, ve como su crecimiento se recorta cuatro décimas este año y tres para el que viene. El FMI calcula ahora una expansión del 2,1% para la segunda economía de la región este 2016, lo que representa una desaceleración respecto al 2,5% el pasado ejercicio. Se explica por el pobre rendimiento de las exportaciones en la primera mitad del año y el débil crecimiento de Estados Unidos. El rebote sería modesto, de solo de dos décimas, a un 2,3% en 2017 aunque a medio plazo podría llegar al 2,9% cuando las reformas estructurales empiecen a dar sus frutos.
Venezuela es de lejos el país con más problemas. Su economía se contraerá un 10% este año y otro 4,5% el próximo, que se sumarán al 6,2% que tuvo en negativo en el ejercicio 2015. En su caso no cambia nada respecto a la proyección de julio. La otra economía que está en recesión es la ecuatoriana, con una contracción del 2,3% en 2016 que se agravará cuatro décimas en 2017. En ambos países, su evolución dependerá del comportamiento de la energía.
Argentina, por su parte, acaba de iniciar un proceso de transición hacia otro marco de política económica. El coste de su aplicación, sin embargo, es mayor del esperado. Eso provocará que el rendimiento de su economía sea peor de lo previsto. Este año se contraerá un 1,8%, dos décimas más intensa que lo dicho en julio. El crecimiento, en cualquier caso, se irá reforzando hasta lograr una expansión del 2,7%, similar a la que tendrá Colombia.
Fortalecer el crecimiento
Como otros exportadores de materias primeras, la economía colombiana sufrirá una desaceleración, desde el 3,1% en 2015 al 2,2% este 2016. Es tres décimas menos de lo que se pronosticó en julio. Lo mismo sucede con Chile, cuyo crecimiento cae al 1,7% de un 2,3% el año pasado. Perú se desmarca del resto con un sólido crecimiento del 3,7% el presente ejercicio, que superará el 4% en 2017 gracias a la actividad en el sector minero y la inversión pública.
El FMI considera que el tipo de cambio es la primera línea de defensa que tienen estas economías para afrontar la incertidumbre global. El paso de las fuertes depreciaciones a la inflación está siendo relativamente limitado. Las medidas de tipo fiscal, sin embargo, dan poco margen. La prioridad pasa por orientar las políticas hacia sectores que permitan reforzar el crecimiento potencial. "Es un bueno momento para invertir en infraestructuras y educación", concluye Obstfeld.
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Leído en http://economia.elpais.com/economia/2016/10/04/actualidad/1475533541_780363.html
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