Koko, la única gorila que era capaz de comunicarse a través del lenguaje de señas, ha muerto a los
46 años en su refugio protegido en las montañas de Santa Cruz, en California, Estados Unidos.
"Koko llegó a millones de personas como embajadora de todos los gorilas y
un icono de comunicación y empatía entre especies.
Ella fue amada y será profundamente extrañada", declaró en un
comunicado la Fundación Gorila, dedicada a la protección de esta especie
y responsable de la seguridad del animal.
Koko, que había nacido en el zoológico de San Francisco el 4 de julio de 1971,
tenía un "extraordinario dominio del lenguaje de señas y era la principal embajadora de su especie, en peligro de extinción".