La divisa de los políticos es el poder y, para ejercerlo, hay que conquistarlo. Si eso implica faltar a la verdad, bienvenido
Leo ZuckermannI: Veo con preocupación que la mentira se ha apoderado de nuestra vida política —dice el idealista.
R: Eres ingenuo o pretendes serlo. Bien sabes que la mentira es vital, como la sangre, en la política —responde el realista.
I: Pero lo que estamos viendo en México es peor que la mentira. El mentiroso por lo menos sabe que está faltando a la verdad y, en este sentido, todavía le da cierto valor a ésta. Sin embargo, hoy los mentirosos ni siquiera tienen conciencia de que están engañando y, por tanto, desprecian aún más a la verdad. Toma el caso, por ejemplo, de los candidatos. Prometen el “oro y el moro” con tal de que los elijan. Luego llegan al poder y se dan cuenta de que gobernar es más complejo..
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