viernes, 17 de febrero de 2012

LA SINCERIDAD DEL MEJOR ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR.

por Ciro Gómez Leyva.


No me gustó la forma en que surgió la nota de “si pierdo, ahora sí me voy a la chingada”. Pero era una buena nota y había que desplegarla. Quienes quieran ver en esto otro ejemplo de la malignidad de Milenio contra Andrés Manuel López Obrador tendrán parque para atiborrarse. Ni hablar. Así es este negocio.
No me detengo en la superficial discusión de si “irse a la chingada” es irse al carajo o a una finca en Tabasco. Lo fundamental de la grabación recuperada por Lorena López radica en tres confesiones que revelan la lucidez actual y sinceridad de Andrés Manuel López Obrador. Y se entiende que en público tenga que decir más o menos lo contrario.
Primera, confiesa que se está jugando el resto. Es lógico. Y reconfortante. Creo que el “me voy a la chingada” equivale a un entregaré la estafeta a quienes traigan más brío y mejor circunstancia.
Segunda, cree en las encuestas, sabe que sus negativos son altos. Es lógico. La grabación revela lo que parecía evidente: su transmutación en candidato del amor está moldeada por un diseño de campaña. López Obrador no es un loco mesiánico: ejecuta con disciplina una partitura para reparar su imagen y ser más competitivo.
Tercera, acepta que está cansado. Es lógico. Nadie ha bregado más que él. Lo ha hecho sin las comodidades de sus adversarios. Y a pesar de la fatiga, ahí está, al pie del cañón, como soldado raso. Se vaya o no a la chingada, dejará un ejemplo de entereza difícil de superar.
Los pejistas están enojados con el episodio de la chingada, pero creo que la grabación termina por descubrir al mejor Andrés Manuel. Uno con humor, sinceridad y ganas de seguir viviendo ante un eventual fracaso.
Un buen personaje.

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